Christian Felber: "Hay que cambiar la competencia por la contribución al bien común"
El
padre de un movimiento que se propone corregir los fines del
capitalismo dice que el éxito económico debe medirse por indicadores
cualitativos
DOMINGO 07 DE ENERO DE 2018
El
austríaco Christian Felber, creador del concepto de Economía del Bien
Común (EBC) -una propuesta de desarrollo social y económico alternativo
al neoliberalismo en la que priman los valores humanos y la ética- está
convencido de que el capitalismo "puso patas para arriba la economía" y
plantea un modelo basado en la sostenibilidad, la solidaridad, la
cooperación y el reparto equitativo de la riqueza. "El éxito económico
ya no se mide con indicadores monetarios, sino cualitativos", dice.
Disertó
en una conferencia organizada en esta ciudad por la Universidad Siglo
21 y la Fundación Mediterránea y, además, avanzó con autoridades para
poner en marcha el primer municipio EBC de la Argentina y para que,
desde el Estado, se impulse a las empresas que privilegien el bien común
con prácticas ecológicas, democráticas y solidarias.
La
propuesta implica cambiar el afán de lucro y la competencia por la
contribución al bien común y la cooperación. "Hay una contradicción
entre los comportamientos y los valores en los mercados capitalistas
globalizados como el egoísmo, la desconsideración o la
irresponsabilidad, por un lado, y aquellos cruciales para los vínculos
humanos, como la honestidad, la confianza, la empatía, la tolerancia, la
cooperación y el compartir", dice Felber. El balance del bien común
abarca 17 indicadores positivos y 16 criterios negativos; las empresas
deben rendir cuentas de temas como el sentido del bien o servicio que
ofrecen; si satisfacen necesidades reales; cómo son las condiciones
laborales; qué efectos ecológicos generan; cómo se tratan los residuos;
si la firma trata de igual forma a hombres y mujeres en todos los
aspectos; cómo se reparten los beneficios; quién toma las decisiones. El
objetivo es que cuanto mejor sea el resultado del balance del bien
común, más ventajas legales tengan. El rol del Estado -según Felber- es
premiarlas. Y explica: "Los productos más éticos permanecerán en los
mercados y aquellos que no cumplan con los valores de la sociedad
desaparecerán. Por fin veremos la congruencia entre las leyes del
mercado y los valores de la sociedad".
En diálogo con LA NACION,
enfatizó que su idea lanzada en 2010 "avanzó mucho" y lo "sigue
haciendo, en un movimiento autogenerado". Convencido de que la economía
hoy "olvidó" la ética, insiste en que "se dieron vueltas las cosas", ya
que el objetivo no puede ser la exaltación del capital.
-¿Cuánto se expandió la idea de la economía del bien común desde que la planteó?
-Al
lanzarla, despertó tal interés que avanzamos en la aventura de ponerla
en práctica sin tener una estrategia; la única herramienta práctica que
teníamos era para las empresas. El movimiento se creó a sí mismo, se
fueron instrumentando infinitas herramientas para todos los agentes. Es
un fenómeno de autocreación.
-¿Cuáles son las herramientas?
-Por
ejemplo, en el mundo hay 500 organizaciones -el 90% son privadas- que
aceptaron la forma de medición de la EBC. También se sumaron municipios
que aplican el balance y promueven prácticas que recuperan los valores
humanos, la confianza, la honestidad, la responsabilidad y la
cooperación. Priorizan a las empresas que están en esa línea en la
contratación pública y ponen en marcha incubadoras municipales éticas.
Hay 200 proyectos de investigación en distintas universidades, una
cátedra en Valencia y una maestría en Austria; la Universidad de
Barcelona realizó su balance de la EBC, y trabajamos con las Naciones
Unidas para reescribir las currículas de las escuelas de negocios.
-¿Puede escalarse este modelo o se adapta mejor a pequeñas comunidades?
-La
visión nació en regiones alemanas, austríacas y españolas, pero puede
aplicarse en cualquier lado. En Valencia, el ayuntamiento ya promueve
los balances de la EBC y hay un registro autónomo para empresas
auditadas, con el fin de incentivarlas con impuestos diferenciales,
contrataciones y financiación. En Austria hemos creado un banco con 6000
cooperativistas; es una bolsa regional. Casi diariamente nace una nueva
idea. Hicimos 50 pasos desde que emergimos y le agregaremos 950 más
antes de que sea el modelo predominante.
-En sociedades con niveles más altos de pobreza que los europeos y con necesidades más urgentes, ¿ve el mismo potencial?
-Igual.
La clave es el aprecio por la ética. Es un modelo que crece desde
abajo, nunca desde el Parlamento o desde el Ejecutivo. En Europa tenemos
lo mismo, de la contaminación a la corrupción; son una parte de la
sociedad, pero hay otra que tiene conciencia del bien común. Se puede
trabajar en forma paralela a los problemas de la macroeconomía.
Apostamos por el crecimiento lento, orgánico y paralelo, desde muchos
núcleos hasta que tengan posibilidad de influir en todo el país.
-También se habla mucho de la "economía de la felicidad". ¿Se emparenta con la EBC?
-En
todos los casos se trata de enfocarse a lo que tiene valor, a la
felicidad, a la buena vida y a hacerlo medible en cada empresa, en cada
inversión y proyecto. Hay que reemplazar el PBI por el producto del bien
común, contemplar desde la sanidad del medio ambiente, la paz y la
estabilidad de la democracia. Las empresas más éticas serán las más
exitosas, mientras que las más desconsideradas fracasarán. Las leyes del
mercado por fin estarán en concordancia con los valores de la sociedad.
-Dice que el modelo crece desde abajo, pero que el Estado lo debe incentivar. Pero, ¿cómo?
-Con
leyes y regulaciones debe apoyar este sistema y no las actividades o
mecanismos opuestos; debe impulsar y premiar a las empresas éticas y
sostenibles, y así serán el sistema prevalente. Si no se hace ese
camino, esas compañías pueden ser una anécdota efímera.
-Insiste en que la gente pide un nuevo orden económico . Si existe esa conciencia, ¿qué impide el cambio?
-Votan
por presidentes y partidos que no mejoran, que no avanzan hacia ese
objetivo. Hay que avanzar en una democracia soberana en la que se puedan
votar programas y soluciones a problemas; ese esquema se tiene que
estrenar a nivel más local. Vemos que ya hay referéndums que van hacia
ese dirección. El reconocimiento de que el sistema ya no sirve y de que
hace falta otro es solamente el primer paso de muchos, es el inicio de
un largo viaje de transformación. El egoísmo y el daño a las relaciones
no son un programa genético del ser humano, sino un programa político de
los mercados que se puede cambiar. Proponemos modificar el afán de
lucro y la competencia por la contribución al bien común y la
cooperación como coordenadas magistrales de los mercados libres.
Mini bio
Profesión: Economista y escritor
Edad: 45 años
Trayectoria: Es profesor universitario, especialista en temas de sustentabilidad e iniciador del movimiento de la Economía del Bien Común
http://www.lanacion.com.ar/2098285-christian-felber-hay-que-cambiar-la-competencia-por-la-contribucion-al-bien-comun
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