La economía no es circular sino entrópica
Joan Martínez Alier*
Un eslogan político que se oye
en China y también en la Unión Europea es que la economía debería ser
circular. Los activistas que luchan contra la avalancha y el desperdicio
de la basura doméstica, a veces usan el eslogan
residuo cero, zero waste, que se parece un poco a ese eslogan oficial. Es decir, hay que disminuir los residuos y hay que reciclar los que se producen. ¿Quién podría estar en contra?
¿Cómo funcionaría una economía circular? Por ejemplo, entra aluminio
en la economía procedente de la minería de bauxita, el proceso consume
mucha electricidad y deja un barro rojo tóxico. Ya no más: vamos a
reciclar todo el aluminio que producimos y usamos, reciclar todas las
latas y todos los marcos de ventana, además los vamos a hacer más
finitos e igual de resistentes. Se acabó la minería de bauxita. Se gasta
además –suponemos– menos energía para reciclar que para producir el
aluminio. ¡Qué bien!
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Como ha escrito Jesús Ramos Martín, bajo la ilusión de la economía
circular, parecería que el crecimiento puede continuar de manera
ilimitada, pues reciclaremos los residuos y los convertiremos en nuevos
recursos. Por si fuera poco, si cada vez somos más eficientes en el uso
de recursos, vamos a necesitar menos cantidad de los mismos. Pero ahí
aparece una paradoja (la Paradoja de Jevons): la mayor eficiencia
abarata el costo, y por tanto puede llevar a un mayor uso.
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Además, veamos algunas cifras sobre el uso mundial de materiales y la
falsa ilusión de una economía circular. ¿Cómo funciona realmente la
economía mundial? Un artículo reciente de Willi Haas y sus colegas
vieneses en el Journal of Industrial Ecology da algunas cifras.
Recuerden que la población mundial es de algo más de 7 mil millones.
Todas las cifras que siguen están también en miles de millones de
toneladas (o lo que es lo mismo, gigatoneladas, GT), de manera que vemos
que el uso de materiales por persona y año es de alrededor de ocho
toneladas en promedio –pero en la India es solamente cuatro, y en
Estados Unidos más de 20. Ese uso de materiales por año se divide en las
siguientes categorías:
Doce GT de combustibles fósiles (petróleo, gas, carbón) que en su
casi totalidad van para ser quemados en la producción de electricidad o
consumo doméstico, o en el transporte, es decir se usan como fuentes de
energía. Son como fotosíntesis
embotelladahace millones de años, la
descorchamosy allá se va. No se puede quemar dos veces. El calor se disipa, por la segunda ley de la termodinámica o ley de la entropía.
Diecinueve GT de biomasa, para muchos usos distintos, la alimentación
del ganado o directamente la alimentación humana (un kilogramo al día,
más o menos), la producción de pasta de papel (eventualmente, una parte
del papel es reciclado), la producción de madera para construcción, y la
mayor parte de madera para quemar. Gracias a la fotosíntesis, esa
biomasa se produce cada año otra vez, gracias a la energía solar y al
agua, pero no se recicla más que en una pequeña parte. Además, los
nutrientes (fósforo, potasio, nitrógeno) no regresan a los campos, en
general. Mientras en algunos lugares faltan, en otros son producidos en
exceso, llevan a la eutrofización de los cursos de agua por el exceso de
nutrientes, o contaminan la napa freática con nitritos.
Veintidós GT de materiales de construcción, arenas y gravas para
cementos. Esa extracción suele dañar el ambiente, pero además esos
materiales apenas se reciclan. Aumenta el stock acumulado en
los edificios, autopistas. Se puede discutir si se podría reciclar en
mayor parte, y tal vez una economía sin crecimiento podría usar
únicamente viejos materiales de construcción reciclados para reponer
infraestructuras y rehabilitar viviendas. Estamos muy lejos de esta
situación, no sólo porque la economía mundial todavía crece sino porque
resulta seguramente más caro el reciclaje que la nueva extracción.
Por último, el cuarto sumando, a nivel mundial, es 4.5 GT de
materiales metalíferos (de lo cuales la mayor parte se convierte en
escorias y relaves), ingresando en la economía en promedio menos de una
GT de metales ya concentrados y refinados. Algunos son de más fácil
reciclaje que otros.
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En conjunto, lo que se recicla actualmente en el mundo no es más de 6
por ciento de los materiales extraídos. Estamos lejísimos de una
economía circular. Una economía que funcionara exclusivamente con
energías renovables también sería entrópica, sin duda, pero dependería
del flujo continuo de energía solar. Tal vez consiguiera reciclar todos
los materiales, llevando a cero la extracción nueva. Estamos muy lejos
de esta situación.
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*ICTA-Universitat Autònoma de Barcelona
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Más De La Red
Joan Martínez Alier: El “desarrollo sostenible” es un engaño
El experto que se ha dedicado al estudio de los conflictos ambientales fue invitado por el ITESO para presentar la conferencia “Conflictos ambientales y movimientos por la justicia ambiental”, en la Casa ITESO Clavigero, en Guadalajara / Jalisco.
“(La primera ministra de Noruega) Puso de moda la palabra ‘desarrollo sostenible’, la cual ha ido evolucionando la palabra, incluso llegó ahora a ‘crecimiento verde’. Yo para decir claramente lo que pienso, creo que estas expresiones son contradictorias –no lo creo yo, lo dice mucha gente- y cada vez más, se ve esta contradicción”, subrayó.
Cuando las economías de los países crecen, se genera un impacto en los ecosistemas, aún así las naciones pregonen que lo hacen en forma sostenible, dijo Joan Martínez, quien durante su exposición machacó una y otra vez que el crecimiento “verde” es en realidad una falsedad.
“Yo creo que decir esto del ‘desarrollo sostenible’ o ‘crecimiento verde’ es engañar a la gente. Veo todavía una expresión que parece más técnica de ‘economía circular’, porque la economía no es circular, sino es entrópica”, aseveró.
Incluso, el conferencista pidió a los asistentes que analicen la postura del presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, quien aseguró que si hoy en México se extraen 1.5 millones de barriles de petróleo al día, y la meta es que el próximo sexenio se llegue, a tres millones de barriles de crudo y eso va a generar mayor contaminación.
Ante activistas, académicos y estudiantes, Joan Martínez Alier desenmascaró a quienes hablan ahora de la ‘economía circular’, como sinónimo de que se reutilizan los materiales o la energía, cuando eso tampoco es cierto.
El especialista sostuvo que la economía deteriora la naturaleza y prueba de ello es los ciudadanos que protestan por ello. Dio a conocer que en este momento en México hay 500 conflictos a raíz de desastres ambientales.
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