Bien Común, Responsabilidad Social, y B Corps. ¿Avanzan igual hacia la sostenibilidad? Entrevista a Marta Avesani
25 agosto 2016
Marta Avesani, Master en Sustainable Territorial Development, ha
presentado recientemente en las universidades Paris– Panthéon Sorbonne,
la de Padova (Italia), la Katholieke Universiteit Leuven (Belgica) y la
Universidade Catolica Dom Bosco (Brasil), su tesis sobre la Sostenibilidad Global del Mundo Empresarial,
identificando las particularidades que caracterizan un auténtico modelo
de negocio, basado en la Economía del Bien Común. Además, Marta es
miembro de la EBC Internacional y ha participado en la última Asamblea
de Delegados
Marta destaca el modelo de la Economía del Bien Común como el único
con las características necesarias para conducir una empresa en la
reflexión y en la acción orientada a la verdadera sostenibilidad. Su
trabajo se apoya en el reciente concepto de “True Business
Sustainability”, un modelo teórico de sostenibilidad empresarial ideado
por Katrin Muff, Decana de la Business School Lausanne de Suiza y su
colega Thomas Dyllick.
En esta entrevista nos acercamos a los fundamentos teóricos y
conclusiones de su trabajo y qué aportan estas teorías a la
sostenibilidad.
Marta, ¿En qué consiste el modelo de “True Business Sustainability”, de Katrin Muff y Thomas Dyllick? ¿Qué relación tiene con la Teoría del Bien Común?
El modelo teórico de la True Business Sustainability
(Verdadera Sostenibilidad de Empresa) define a la empresa como una
organización orientada a resolver problemas globales y a servir a las
necesidades universales creando un valor positivo para el bien común.
Esto significa que el enfoque principal no es la empresa sino la
sociedad y sus desafíos globales. En consecuencia la empresa redefine
las estrategias, el modelo de empresa y el valor que crea en función de
los desafíos de sostenibilidad a los que quiere contestar. El enfoque
cambia de la reducción del impacto negativo de la empresa a la creación
de un impacto positivo en áreas criticas para la sociedad y el planeta.
La relación entre el modelo teórico de la True Business
Sustainability y la teoría del Bien Común se traduce en una empresa que
no tiene como objetivo la maximización del beneficio económico para unos
pocos sino el ponerse al servicio de la sociedad y del planeta (del
bien común) contribuyendo a la resolución de problemas específicos o
satisfaciendo necesidades humanas. Esto no significa que la empresa no
debe ganar dinero, sino que el dinero se presenta únicamente como un
medio de intercambio en vez de como un objetivo final de la forma de
hacer empresa con una lógica de acumulación.
Se ha achacado a la Teoría del Bien Común que es un modelo
teórico que casa mal con las cifras macro y micro de las empresas y que
por otra parte, no aporta modelos metodológicos nuevos distintos a los
de la RSC. ¿Qué opina?
La Economía del Bien Común nace del economista austriaco Christian
Felber. El Balance del Bien Común que he analizado en mi tesis
comparándolo con otros modelos de balance de sostenibilidad (como el GRI
y el Corporate Sustainable Assessment de Robeco SAM) nace de la
relación entre Felber y un grupo de emprendedores, es algo creado por
parte de los emprendedores para las empresas. Esto significa que el
modelo no está lejos de la realidad.
Muchos estudios demuestran que invertir en la sociedad y en el medio
ambiente por parte de una empresa lleva a un beneficio económico mayor
en el largo plazo.
Además, la agencia multinacional de consultoría empresarial KPMG International,
en su documento “Expect the Unexpected” (2012), ha evidenciado 10
fuerzas que representan un desafío para nuestro mundo y que, si no son
abordadas con urgencia, podrían minar la vida humana y al medio ambiente
en los próximos 20 años. La agencia afirma que estas fuerzas, por
ejemplo el cambio climático o la escasez de recursos, si no son
abordadas causarán también problemas a las empresas que son, al mismo
tiempo, en parte responsables de estos desafíos
La teoría del Bien Común tiene poco que ver con la Responsabilidad Social Corporativa.
La Responsabilidad Social Corporativa no va a cambiar el corazón de
la empresa (el business model, los objetivos, la misión, el modo de
producción, …) y se presenta como algo añadido para que la empresa pueda
crear valor también para sus stakeholders. De esta forma es posible que
una empresa, a través de sus acciones de RSC, cree valor positivo por
un lado, y a la vez continúe creando valor negativo por otro lado.
La economía del Bien Común, al igual que el modelo True Business
Sustainability, invita la empresa a cambiar de perspectiva: de un
enfoque de maximización del beneficio económico para los emprendedores y
los inversores externos a repensar la empresa en su totalidad de manera
que ella sea la respuesta a una necesidad humana o a un problema local o
global. Esta respuesta está integrada en el business model y en los
objetivos de la empresa. Además, la empresa no solamente crea valor
positivo para la sociedad con su producto o servicio sino también evita
crear externalidades negativas sociales y medioambientales en los
procesos productivos.
¿Cómo “vendería” el modelo del Bien común a un empresario?
Comprendo que la motivación ética frecuentemente no es suficiente
para convencer a un empresario de la necesidad de cambiar el modelo
empresarial. Sin embargo, creo que los argumentos más interesante para
un empresario son:
- Los beneficios de imagen de la inversión en el bien común frente a
la creciente conciencia de los ciudadanos sobre los temas de la calidad,
del medio ambiente y de las cuestiones sociales.
- Invertir en el bien común significa invertir en la sostenibilidad de
la empresa en el largo plazo. De hecho, muchas grandes empresas ya han
reconocido que la explotación de los recursos naturales y humanos,
aunque rentable en el corto plazo, constituye una amenaza en el largo
plazo y que la empresa depende de las buenas condiciones del medio
ambiente y de la sociedad.
-
El modelo del Bien Común se basa sobre la cooperación y
las relaciones de confianza entre los diferentes actores involucrados
(clientes, financiadores, proveedores, trabajadores, generaciones
futuras y medio ambiente). La teoría de los juegos ha demostrado
ampliamente que la cooperación gana sobre la competición De hecho las
innovaciones más grandes se logran en periodos de paz, armonía y
colaboración entre los diferentes stakeholders.
¿Cómo se está articulando el modelo del Bien Común a nivel
internacional? ¿Es libre o es necesario certificarse? ¿Es un proceso de
consultoría más?
Los materiales útiles para la redacción del balance del Bien Común se
pueden descargar gratuitamente de las páginas web nacionales e
internacionales del movimiento de la Economía del Bien Común. El balance
puede ser utilizado a diferentes niveles: en autonomía para una
reflexión interna sobre lo que ya es bueno y lo que se puede mejorar en
la empresa, para una reflexión interna con la ayuda de un consultor del
Bien Común remunerado, para una reflexión interna y una comunicación al
exterior del compromiso de la empresa sobre el Bien Común, de sus éxitos
y nuevos objetivos de mejora. El mismo proceso puede ser seguido
utilizando la peer-review. Eso significa que diferentes
empresas reflexionan juntas sobre estos temas y pueden compartir sus
buenas prácticas y sugerencias. La peer-review es muy útil para las
empresas más pequeñas que difícilmente tienen recursos humanos y
económicos para dedicarse a esto tipo de reflexión y que, de esta forma,
pueden unir fuerzas.
A nivel metodológico, ¿nos podría explicar el triple balance?
El triple balance (en inglés “Triple Bottom Line”) ha sido creado por
John Elkington, un experto en RSC y en desarrollo sustentable en 1997.
El concepto nace de la necesidad de una nueva definición de valor
agregado que vaya más allá del valor económico y que incluya los costos y
los beneficios medioambientales y sociales que la empresa lleva a la
sociedad. Esta idea es conocida también como “3P”, que significa
“People, Planet, Profit” (Personas, Planeta, Beneficio), o estrategia
“win-win-win”, combina juntos los intereses sociales, medioambientales y
económicos invitando las empresas a manejarlos juntos dándole igual
importancia.
El modelo del triple balance ha sido criticado por algunos autores en
la literatura académica Gray & Milne (2002) sugieren que en caso de
compromiso entre los tres diferentes intereses, el aspecto económico es
considerado más importante que el social y el medioambiental. Estos
aspectos son considerados importantes únicamente en la medida de su
habilidad para llevar beneficio económico a la empresa. Sin embargo,
otros autores subrayan que la sostenibilidad económica en una empresa
debería siempre ser priorizada ya que si una empresa no es capaz de
quedarse en el mercado no puede ni siquiera contribuir al bienestar
social exterior (Labuschagne et al. 2003).
Sin embargo, creo que la crítica más interesante y concreta viene de
dos autores, McDonough & Braungart (2002), que afirman que el
triple balance es una medida “ex post”, es decir que el triple balance
propone una estrategia para minimizar los impactos negativos de una
empresa. Pero minimizar no corresponde a anular. La critica de estos
autores se traduce en un modelo alternativo llamado “Triple Top Line”.
Según este modelo los impactos negativos pueden ser anulados
construyendo el proceso y los productos o servicios de manera sostenible
desde el principio.
En consecuencia, aunque el mérito del triple balance es el introducir
los aspectos social y medioambiental como intereses de la empresa, el
riesgo es similar al de la RSC, es decir, crear acciones añadidas que no
toman parte en el “core business” de la empresa y que no la transforman
a fondo. Una empresa puede tener impactos negativos y tratar de
minimizarlos en un segundo momento. Al contrario, veo una similitud
entre el modelo “Triple Top Line” y la teoría del Bien Común. Al igual
que en el Balance del Bien Común, se sugieren también cambios profundos y
radicales en los objetivos, en la oferta de bienes y servicios de la
empresa con la finalidad de crear una empresa que sirve al Bien Común
sin impactos negativos.
¿Cómo se podría “elevar” esta metodología a nivel macroeconómico, con los indicadores de bienestar social?
Creo que la conexión entre la Economía del Bien Común y
el bienestar social se traduce en la utilización de modelos cooperativos
en lugar de competitivos. De hecho, a nivel psicológico, la cooperación
procura relaciones satisfactorias, confianza entre las personas, una
disminución de los conflictos sociales y medioambientales y el logro de
objetivos comunes. Al contrario, la competición significa que alguien
gana y alguien pierde. El sentimiento de quien pierde es la frustración.
La competición se alimenta con el miedo. Estos sentimientos negativos
no procuran felicidad y bienestar social.
El Balance del Bien Común exhorta a la cooperación entre todos los
stakeholders y a la creación de relaciones de largo plazo y de
confianza.
¿Está relacionado este movimiento con las B Corp? ¿Qué opina del proceso de certificación de estas empresas?
Creo que la Economía del Bien Común y el movimiento B Corp tienen algunas similitudes y algunas diferencias.
Ambos movimientos ven la empresa como una organización al servicio de
la sociedad y llamada a responder a los desafíos sociales y
medioambientales de nuestro mundo. Además, ambos movimientos consideran
esencial un trabajo que incluya todos los stakeholders ya que somos
todos interdependientes y responsables los unos de los otros. Muchas
áreas de reflexión propuestas en el Balance del Bien Común y en el B
Corp Impact Assessment son las mismas.
Sin embargo, hay también algunas diferencias sustanciales. Primero, el movimiento B Corp
se presenta exclusivamente como movimiento que interesa a las empresas.
El movimiento B Corp ve las empresas como una fuerza capaz de crear
bienestar para todos. La Economía del Bien Común ve las empresas como
actores importantes para un cambio radical, pero el balance del bien
común no se dirige únicamente a las empresas sino también a las
asociaciones, a las familias, a los municipios… y a cada ser humano.
Cada uno de nosotros tiene un impacto sobre la sociedad y el medio
ambiente a través de sus relaciones y de su modo de consumo. En
consecuencia, la Economía del Bien Común se presenta como movimiento de
personas antes que de empresas, un movimiento que camina en la dirección
de un cambio que es antes que nada un cambio personal y de estilo de
vida, y luego también un cambio económico que incluye todas las
organizaciones de nuestra sociedad.
Finalmente, Marta, a su juicio, ¿la sostenibilidad se sustenta más en experiencias de éxito o de fracaso?
Creo que la sostenibilidad representa una gran ocasión de cambio en
la manera de hacer negocios, en el modelo económico y de consumo. La
idea de sostenibilidad invita a cada habitante de nuestro planeta, de
forma individual y en el interior de las organizaciones, a reflexionar
sobre su propio impacto y sobre la interdependencia entre todos los
seres humanos y entre el ser humano y el medio ambiente.
El riesgo de fracaso es grande porque somos interdependientes. Esto
significa que pocos individuos con un estilo de vida de altísimo impacto
o pocas grandes empresas con una política de sostenibilidad distante de
la “True Business Sustainability”, es decir orientada únicamente a la
imagen sin un cambio profundo en el “core business” de la empresa, son
suficientes para debilitar el esfuerzo de quien quiere caminar en la
dirección de una verdadera sostenibilidad.
La sostenibilidad es una sostenibilidad global, no es posible hablar
de experiencias de éxito. Si una empresa trabaja bien en la dirección de
la verdadera sostenibilidad y otras empresas no hacen el mismo camino,
el riesgo para el planeta y las generaciones futuras seguirá siendo muy
alto. Aunque nuestro mundo esté lleno de muros y fronteras, el planeta
no tiene muros (barreras).
https://www.agorarsc.org/11628-2/
https://www.agorarsc.org/economia-del-bien-comun-y-rse-juegan-en-la-misma-liga/
https://transicionebc.blogspot.com/2018/05/la-economia-del-bien-comun-jean-tirole.html
http://podcastdelbiencomun.blogspot.com.es/
Posted by
ANTONIO VIVES
-
2.Economía del bien común y RSE: ¿Juegan en la misma liga?
Posted by
ANTONIO VIVES
Seguro que mis
lectores no se habían percatado. Escribo
sobre casi de todo lo que tiene que ver con la RSE pero hasta ahora había
resistido escribir sobre la Economía del
Bien Común, EBC. Sinceramente porque
no creía que el asunto valía la pena
y ahora que he terminado el artículo estoy
todavía más convencido. Pero para
poder opinar con criterio hay que saber de lo que se habla, por ello lo he
estudiado más a fondo. Espero que la
discusión que sigue pueda contribuir un poco a mejorar su comprensión y aclarar
su potencial contribución al bienestar de la sociedad y su relación con la RSE,
y de paso estimular una discusión (aunque, como en caso del estímulo a la RSE,
la indiferencia de las partes interesadas lo hace improbable). [1]
I.
Una fábula
Empecemos con mi
versión de una fábula, no muy conocida pero que es muy ilustrativa de la EBC:
Se encontraban tres náufragos en una isla desierta, con
solo arena y algunos árboles y desechos de arbustos, cuando de pronto las olas
traen una gran lata de atún. El problema
es como abrirla. El físico sugiere calentarla a alto fuego esperando que el diferencial
de temperatura interna y externa permita abrir una grieta en la lata. El ingeniero químico propone enterrarla en
la arena, cubierta en parte por el agua salada ya que siendo el sello de la
tapa de un metal diferente al de la lata, con el agua salada se producirá una
microcorriente eléctrica que corroerá el borde y al presionarla se podrá abrir
la lata. A lo que el economista dice: Yo tengo una solución más sencilla: supongamos que tenemos un
abrelatas………….. Parece que al final el
físico y al ingeniero desistieron de abrir la lata y se comieron al economista
(transparencia: soy ingeniero químico, disculpas con los economistas).
II.
¿Qué es la Economía del Bien Común?
Supongamos,
supongamos, supongamos…
Según el autor de
la inciativa: “La Economía del Bien Común se define como un sistema económico
alternativo apartidista, que propone construir en base a los valores humanos
universales que fomentan el Bien Común. Situamos nuestro foco de acción en la
cooperación y no en la competencia, en el bien común y no en el afán de lucro.”……
“La dignidad humana, la solidaridad, la
sostenibilidad ecológica, la justicia social, la transparencia y la participación democrática son elementos
sustanciales para ello” . Esta declaración es laudable y refleja
principios de aceptación generalmente universal (por lo menos en Occidente),
aunque difíciles de implementar en la práctica. Pero como punto de partida no debería haber objeciones. El problema es cómo
se traducen en la práctica.
El portal de la Economía Solidaria (independiente de la ECB) incluye un buen
resumen de 20 puntos centrales, que resumimos a continuación, incluyendo solo 12
que consideramos los más relevantes, con algún comentario:
1. La economía del bien común se basa en
los mismos valores que hacen florecer
nuestras relaciones: confianza, cooperación, aprecio, democracia,
solidaridad. Hasta ahora,
bien.
2. El marco legal económico experimenta un
giro radical, cambiando las reglas del
juego de afán de lucro y competencia por cooperación y contribución al bien
común. ¿Cómo se hace
para cambiar el marco legal en todos los países simultáneamente para no quedar
en desventaja y evitar la competencia que según la EBC no es deseable? ¿Cómo se
hace la transición del sistema actual al sistema ideal? ¿Cómo reacciona el
mercado actual durante la transición?
3. El
éxito económico no es medido por indicadores monetarios como el beneficio
financiero o el BIP, sino con el balance del bien común (a nivel de empresas) y
el producto del bien común (a nivel de sistema). Y los sueldos y demás gastos, ¿se pagan con el
bien común?
4. Las empresas con buenos balances del
bien común disfrutarán de ventajas
legales: tasas de impuestos reducidas, aranceles ventajosos, créditos
baratos, privilegios en compra pública y a la hora de reparto de programas de
investigación, etc. Si
cambia el marco jurídico presumiblemente se cambia para todas las empresas.
¿Pueden coexistir empresas de la EBC con empresas de la economía actual en el
nuevo marco jurídico?
5. El balance financiero será el balance
secundario. El beneficio financiero pasa
de ser fin a ser medio. Éste sirve sólo para aumentar el ‘nuevo’ fin
empresarial: Aportación al bien común. Las
empresas del Cuarto Sector hacen un balance entre ambos objetivos (ver Cuarto
Sector: Hacia una mayor Responsabilidad Social Empresarial), pero no se puede priorizar el segundo a
costa del primero: Si la empresa no es
rentable deja de existir.
8. Las diferencias de ingresos y patrimonios
serán limitadas: Ingresos máximos de por ejemplo 20 veces el salario mínimo.
Propiedades que no excederán p. ej. los 10 millones de euros, el derecho de
cesión y herencia, 500.000 euros por persona, en empresas familiares a 10
millones de euros por hijo. El excedente sobre estos límites será repartido a
través de un “fondo de generaciones”
como “Dote democrático” a las siguientes generaciones. Sin comentarios.
9. En grandes empresas a partir de un
elevado número de empleados (por ejemplo, más de 250) los derechos de decisión y propiedad pasan parcial y progresivamente a
los empleados y ciudadanos. Y, ¿qué hacemos con los accionistas y dueños actuales que son los que
aportan el dinero? ¿donan la propiedad a los empleados y ciudadanos? ¿Cómo se aumentará
el capital en estas empresas para financiar su crecimiento o períodos de
pérdidas? (esta fue la razón del colapso de la Cajas de Ahorro en España).
11. Un bien democrático importante es el banco democrático. Sus servicios
consisten en depósitos de ahorro garantizados, cuentas corrientes gratuitas,
créditos de interés reducido y créditos de riesgo con plusvalía social y
ecológica. El Estado se financia
primordialmente a través de créditos sin interés del Banco Central. Los
mercados financieros en la forma actual ya no existen. Un
desconocimiento total de las funciones del sistema financiero y del papel del
Banco Central en la regulación y promoción de los mercados y la economía.
14. El crecimiento económico deja de ser
un fin. Un nuevo objetivo será la
reducción de la huella ecológica de personas privadas, empresas y naciones,
hacia un nivel globalmente sostenible y justo. menos llevar una vida en
dignidad. ¿Qué impacto
tiene esto sobre el empleo y la reducción de la pobreza?
15. El
horario de trabajo retribuido se verá reducido escalonadamente hacia la
marca, deseada por mayoría de 30 a 33 horas semanales. Puede contribuir a la creación de empleo,
pero también a la reducción de los ingresos familiares.
16. Cada
décimo año en la profesión es un “año sabático” que será financiado a
través de un salario mínimo incondicional. Interesante vivir un año con el sueldo mínimo.
19. Para afianzar en los niños los valores
de la economía del bien común y poderlos practicar, el sistema de educación debería estar orientado igualmente hacia el
bien común. Interesante,
sin olvidar estimular la iniciativa, responsabilidad y creatividad individual.
El lector se
puede formar su propia idea de la factibilidad práctica de estas ideas. El
título del libro en inglés que propuso la ECB es muy indicativo, Change Everything, así de
sencillo, cámbialo todo.
En la ambición de
la idea de ser completa incluye todo tipo de acciones, que deben lograse
simultáneamente. Mezcla acciones que están
a nivel de empresas con acciones a nivel de la economía en general, en buena
parte en manos de la sociedad y en particular de políticos y gobernantes. La EBC
transciende las empresas ya que está fundamentada en acciones que están fuera
de su control, algunas de las cuales son tan radicales que sería imposible
lograr consenso. Quien mucho abarca poco
aprieta. Por querer ser completo se salta del mundo de lo razonable, aunque
imperfecto, al mundo de la utopía.
III.
Logros según los promotores
a.
Aceptación
Alegan los siguientes logros (además de la institucionalidad comentada
abajo), pero nótese que no se habla de resultados o de impacto: 2000 empresas
se han adherido (no hay nombres), tres bancos han hecho el Balance del Bien
Común, la Universidad de Barcelona ha presentado una cátedra en EBC, una escuela
técnica planea un máster en EBC, docenas de comunidades se han acoplado y la
EBC se ha introducido en dos programas de gobiernos locales en Alemania.
Uno de los logros
que alegan que es digno de comentar, por la importancia que le dan, es la producción de un “dictamen de iniciativa” en el 2015 por la Comisión Económica y Social Europea, CESE, que es un órgano consultivo de la Unión
Europea compuesto por 350 personas, representantes de tres grupos: empresarios,
trabajadores y sociedad civil (emite entre 160 y 190 opiniones y reportes al
año). El dictamen propone la creación del “Mercado Ético Europeo” que
medidas que incluyen etiquetado ético, compra pública ética, comercio interior
ético, comercio exterior ético, emprendedores por el bien común, consumo ético,
banca ética y bolsas de valores del bien común. Es ilustrativo del rigor del dictamen que para
realzar la EBC dicen que es “un enfoque
holístico cuyos conceptos están cerca de los valores fundamentales de la
Economía Social, la Economía Circular, la Economía Participativa, la Economía
de la Funcionalidad, la Economía Basada en los Recursos y la Economía Azul”.
¿¿Cuántas economías se necesitan??? También es ilustrativo que en sus logros dicen que la “Comisión Europea tiene intención de
incorporar la Economía del Bien Común en el derecho europeo”. Esto es indicativo de una gran ilusión cercana
al delirio. No hay evidencia de que
el dictamen haya tenido efecto alguno.
b.
Institucionalidad
Comentaremos
brevemente la institucionalidad que
respalda el movimiento de la EBC porque ayuda a entender su motivación y
expectativas. Se define a sí misma como un “movimiento” y por ende se basa en
la captación de adeptos. No ha
transcendido más allá de un pequeño grupo de personas e instituciones que
buscan cosas nuevas para enriquecer sus actividades (es sintomático que en
España son miembros de la Asociación respectiva tres municipios: Sevilla,
Orendaín (200 hab.) y Miranda de Azán (420 hab.)). Es más parecido a un movimiento ideológico, basado en una idea y un
líder en contraste con el “movimiento de la RSE” que es completamente abierto,
sin lideres autonombrados, con evolución basada en la experimentación, buenas
prácticas, convencimiento propio, sin necesidad de adhesión ni membresía.
Dicen que en todo
el mundo han surgido 150 grupos locales que se denominan “campos de energía” (¡¿?!) que
son un colectivo asociativo que en cada localidad colabora en la realización de
los objetivos de las respectivas asociaciones nacionales, que se han creado en 21
países, incluyendo 12 europeos. En
Iberoamérica el movimiento se ha extendido con una asociación en España, la Asociación Federal (¿?) Española para el
Fomento de la Economía del Bien Común AFEF-EBC (la palabra “federal” refleja el origen germánico
del movimiento), con grupos locales en 19 provincias, y hay asociaciones en 5
ciudades de Argentina, en Brasil, Colombia, Chile, México y Perú.
IV.
¿Ha comparación entre el ECB y la RSE?
De la discusión precedente
debe haber quedado claro que la ECB es
un concepto más amplio que la RSE, aunque tienen áreas de superposición. La EBC pretende fomentar el mejoramiento de
la sociedad a través de actuaciones a nivel de la economía como un todo, las políticas públicas,
la institucionalidad de la economía, el sistema jurídico, entre otras acciones,
y propugnar un cambio de objetivos para las empresas, de pasar del objetivo
primario de obtener resultados financieros a otro primario de contribuir al
bien común. El foco es la economía y de paso uno de sus integrantes claves, las
empresas. ¿Es factible “cambiarlo todo”?).
La RSE por otra parte no tiene como objetivo
primario el mejoramiento de la sociedad, su foco es la empresa y la contribución
que esta puede hacer para logar esta mejora.
El entorno económico-jurídico es exógeno, se opera en el contexto
existente, aunque ello no
obsta para que las empresas, sobre todo a nivel de colectivo, estimulen el
mejoramiento del entorno económico para poder cumplir mejor su función. Pero toma por un hecho que es el sector público el que tiene
responsabilidad primaria por ese entorno.
La RSE no llega tan lejos, a pedir que las
empresas cambien sus objetivos financieros por objetivos de bien común.
Se limita a exigir que las empresas asuman su responsabilidad ante la
sociedad tanto por sus impactos pasados, presentes y futuros que tuvo, tenga y
tendrá, como por los que quiere tener para contribuir a mejorar la
sociedad. Propugna que los objetivos financieros no se opongan a los del bien
común. En un nivel un poco superior de RSE (por ejemplo, empresas con fines de beneficios), se propugna un balance entre ambos pero
nunca la primacía del bien común sobre los resultados financieros. Hay conciencia de que la prioridad es ser una
empresa financieramente sostenible para poder ser social y ambientalmente
sostenible. Son los resultados financieros los que permiten a las empresas contribuir
a la sociedad.
Si la EBC es un
concepto más amplio, de mayores beneficios sociales, ¿Por qué no se adopta? Es que el
problema no es teórico, es real, se debe poder implementar y la EBC es utópica
en muchos sentidos, empezando por
quien es responsable de hacerlo. En la RSE se sabe quienes son los responsables
de actuar, en tanto que en la EBC, aparte de lo correspondiente a las empresas,
nadie es responsable. ¿Quién toma la
iniciativa? ¿A quién corresponde cambiar el marco jurídico, las instituciones,
las políticas públicas, etc.? ¿Porque lo
van a querer hacer? ¿Cuáles son los incentivos? ¿Hay consenso en hacerlo? Habrá ganadores y perdedores con el cambio
¿Qué acciones toman los perdedores? ¿A quién
exigimos responsabilidad por la implantación de la EBC?
Que la implementación de la RSE deja mucho que desear
no hay duda, pero es factible, tiene impacto. No es tan
ambiciosa como la EBC pero es efectiva, dentro de sus limitaciones. Y antes de movernos hacia ideas utópicas nos
convine trabajar en fortalecer las que son factibles. “Lo
mejor es enemigo de lo bueno”.
V.
En resumen
La EBC tiene
ideas laudables y se basa en la idea de que si se quiere lograr algo hay que
apuntar mucho más arriba. Como dijo
Arnold Toynbee (historiador, 1889-1975): “La
mejor manera de lograr un objetivo no es buscar lograrlo, si no lograr uno más
ambicioso”. Pero debemos encararlo
con los recursos disponibles y de conformidad con la realidad a la que se
enfrenta. Si no se tiene un grado de realismo, lo que se obtiene es frustración.
Se quiere llegar de una orilla (situación actual)
a la otra (situación ideal) que están separadas por un abismo. Si no reconoces la existencia del abismo te
estrellas en el camino.
Si se conoce y reconoce se buscarán rutas alternativas, a lo mejor más lentas
pero en la dirección correcta y a lo mejor a un nivel inferior al ideal. Esta
es conceptualmente la gran diferencia entre la ECB y la RSE. La primera no reconoce el abismo, está
obsesionada con llegar a la otra orilla.
La segunda, la RSE, está plenamente consciente de ello y sabe que el
camino es arduo, que hay oposición, obstáculos, indiferencia, pero trata de
mover a las empresas, algunas más rápido, algunas con mayor profundización,
cada quién como puede con lo que puede, pero se conoce el objetivo y se afronta
sin ilusiones (en el sentido de “iluso” no en el sentido de esperanza, que esta
si se tiene).
Supongamos, supongamos, supongamos que todos somos
buenos, que el mundo es perfecto, que los gobernantes son honestos, que hay
consenso entre los partidos políticos sobre lo que conviene a la sociedad, que
las empresas tienen como objetivo primario el bienestar de la sociedad, que
todos nos ponemos manos a la obra.
Supongamos que la economía del bien común es la
solución. Supongamos que tenemos un
abrelatas…………… o nos comemos al economista.
http://cumpetere.blogspot.com/2018/03/economia-del-bien-comun-y-rse-juegan-en.html