dimecres, 13 de febrer del 2019

Bien Común, Responsabilidad Social, y B Corps. ¿Avanzan igual hacia la sostenibilidad? Marta Avesani Economía del bien común y RSE: ¿Juegan en la misma liga?

Bien Común, Responsabilidad Social, y B Corps. ¿Avanzan igual hacia la sostenibilidad? Entrevista a Marta Avesani

25 agosto 2016
Marta Avesani, Master en Sustainable Territorial Development, ha presentado recientemente en las universidades Paris– Panthéon Sorbonne, la de Padova (Italia), la Katholieke Universiteit Leuven (Belgica) y la Universidade Catolica Dom Bosco (Brasil), su tesis sobre la Sostenibilidad Global del Mundo Empresarial, identificando las particularidades que caracterizan un auténtico modelo de negocio, basado en la Economía del Bien Común. Además, Marta es miembro de la EBC Internacional y ha participado en la última Asamblea de Delegados

Marta destaca el modelo de la Economía del Bien Común como el único con las características necesarias para conducir una empresa en la reflexión y en la acción orientada a la verdadera sostenibilidad. Su trabajo se apoya en el reciente concepto de “True Business Sustainability”, un modelo teórico de sostenibilidad empresarial ideado por Katrin Muff, Decana de la Business School Lausanne de Suiza y su colega Thomas Dyllick.
En esta entrevista nos acercamos a los fundamentos teóricos y conclusiones de su trabajo y qué aportan estas teorías a la sostenibilidad.
Marta, ¿En qué consiste el modelo de “True Business Sustainability”, de Katrin Muff y Thomas Dyllick? ¿Qué relación tiene con la Teoría del Bien Común?
El modelo teórico de la True Business Sustainability (Verdadera Sostenibilidad de Empresa) define a la empresa como una organización orientada a resolver problemas globales y a servir a las necesidades universales creando un valor positivo para el bien común. Esto significa que el enfoque principal no es la empresa sino la sociedad y sus desafíos globales. En consecuencia la empresa redefine las estrategias, el modelo de empresa y el valor que crea en función de los desafíos de sostenibilidad a los que quiere contestar. El enfoque cambia de la reducción del impacto negativo de la empresa a la creación de un impacto positivo en áreas criticas para la sociedad y el planeta.
La relación entre el modelo teórico de la True Business Sustainability y la teoría del Bien Común se traduce en una empresa que no tiene como objetivo la maximización del beneficio económico para unos pocos sino el ponerse al servicio de la sociedad y del planeta (del bien común) contribuyendo a la resolución de problemas específicos o satisfaciendo necesidades humanas. Esto no significa que la empresa no debe ganar dinero, sino que el dinero se presenta únicamente como un medio de intercambio en vez de como un objetivo final de la forma de hacer empresa con una lógica de acumulación.

Se ha achacado a la Teoría del Bien Común que es un modelo teórico que casa mal con las cifras macro y micro de las empresas y que por otra parte, no aporta modelos metodológicos nuevos distintos a los de la RSC. ¿Qué opina?
La Economía del Bien Común nace del economista austriaco Christian Felber. El Balance del Bien Común que he analizado en mi tesis comparándolo con otros modelos de balance de sostenibilidad (como el GRI y el Corporate Sustainable Assessment de Robeco SAM) nace de la relación entre Felber y un grupo de emprendedores, es algo creado por parte de los emprendedores para las empresas. Esto significa que el modelo no está lejos de la realidad.
Muchos estudios demuestran que invertir en la sociedad y en el medio ambiente por parte de una empresa lleva a un beneficio económico mayor en el largo plazo.
Además, la agencia multinacional de consultoría empresarial KPMG International, en su documento “Expect the Unexpected” (2012), ha evidenciado 10 fuerzas que representan un desafío para nuestro mundo y que, si no son abordadas con urgencia, podrían minar la vida humana y al medio ambiente en los próximos 20 años. La agencia afirma que estas fuerzas, por ejemplo el cambio climático o la escasez de recursos, si no son abordadas causarán también problemas a las empresas que son, al mismo tiempo, en parte responsables de estos desafíos
La teoría del Bien Común tiene poco que ver con la Responsabilidad Social Corporativa.
La Responsabilidad Social Corporativa no va a cambiar el corazón de la empresa (el business model, los objetivos, la misión, el modo de producción, …) y se presenta como algo añadido para que la empresa pueda crear valor también para sus stakeholders. De esta forma es posible que una empresa, a través de sus acciones de RSC, cree valor positivo por un lado, y a la vez continúe creando valor negativo por otro lado.
La economía del Bien Común, al igual que el modelo True Business Sustainability, invita la empresa a cambiar de perspectiva: de un enfoque de maximización del beneficio económico para los emprendedores y los inversores externos a repensar la empresa en su totalidad de manera que ella sea la respuesta a una necesidad humana o a un problema local o global. Esta respuesta está integrada en el business model y en los objetivos de la empresa. Además, la empresa no solamente crea valor positivo para la sociedad con su producto o servicio sino también evita crear externalidades negativas sociales y medioambientales en los procesos productivos.

¿Cómo “vendería” el modelo del Bien común a un empresario?
Comprendo que la motivación ética frecuentemente no es suficiente para convencer a un empresario de la necesidad de cambiar el modelo empresarial. Sin embargo, creo que los argumentos más interesante para un empresario son:
  • Los beneficios de imagen de la inversión en el bien común frente a la creciente conciencia de los ciudadanos sobre los temas de la calidad, del medio ambiente y de las cuestiones sociales.
  • Invertir en el bien común significa invertir en la sostenibilidad de la empresa en el largo plazo. De hecho, muchas grandes empresas ya han reconocido que la explotación de los recursos naturales y humanos, aunque rentable en el corto plazo, constituye una amenaza en el largo plazo y que la empresa depende de las buenas condiciones del medio ambiente y de la sociedad.

  • El modelo del Bien Común se basa sobre la cooperación y las relaciones de confianza entre los diferentes actores involucrados (clientes, financiadores, proveedores, trabajadores, generaciones futuras y medio ambiente). La teoría de los juegos ha demostrado ampliamente que la cooperación gana sobre la competición De hecho las innovaciones más grandes se logran en periodos de paz, armonía y colaboración entre los diferentes stakeholders.

¿Cómo se está articulando el modelo del Bien Común a nivel internacional? ¿Es libre o es necesario certificarse? ¿Es un proceso de consultoría más?
Los materiales útiles para la redacción del balance del Bien Común se pueden descargar gratuitamente de las páginas web nacionales e internacionales del movimiento de la Economía del Bien Común. El balance puede ser utilizado a diferentes niveles: en autonomía para una reflexión interna sobre lo que ya es bueno y lo que se puede mejorar en la empresa, para una reflexión interna con la ayuda de un consultor del Bien Común remunerado, para una reflexión interna y una comunicación al exterior del compromiso de la empresa sobre el Bien Común, de sus éxitos y nuevos objetivos de mejora. El mismo proceso puede ser seguido utilizando la peer-review. Eso significa que diferentes empresas reflexionan juntas sobre estos temas y pueden compartir sus buenas prácticas y sugerencias. La peer-review es muy útil para las empresas más pequeñas que difícilmente tienen recursos humanos y económicos para dedicarse a esto tipo de reflexión y que, de esta forma, pueden unir fuerzas.

A nivel metodológico, ¿nos podría explicar el triple balance?
El triple balance (en inglés “Triple Bottom Line”) ha sido creado por John Elkington, un experto en RSC y en desarrollo sustentable en 1997. El concepto nace de la necesidad de una nueva definición de valor agregado que vaya más allá del valor económico y que incluya los costos y los beneficios medioambientales y sociales que la empresa lleva a la sociedad. Esta idea es conocida también como “3P”, que significa “People, Planet, Profit” (Personas, Planeta, Beneficio), o estrategia “win-win-win”, combina juntos los intereses sociales, medioambientales y económicos invitando las empresas a manejarlos juntos dándole igual importancia.
El modelo del triple balance ha sido criticado por algunos autores en la literatura académica Gray & Milne (2002) sugieren que en caso de compromiso entre los tres diferentes intereses, el aspecto económico es considerado más importante que el social y el medioambiental. Estos aspectos son considerados importantes únicamente en la medida de su habilidad para llevar beneficio económico a la empresa. Sin embargo, otros autores subrayan que la sostenibilidad económica en una empresa debería siempre ser priorizada ya que si una empresa no es capaz de quedarse en el mercado no puede ni siquiera contribuir al bienestar social exterior (Labuschagne et al. 2003).
Sin embargo, creo que la crítica más interesante y concreta viene de dos autores,  McDonough & Braungart (2002), que afirman que el triple balance es una medida “ex post”, es decir que el triple balance propone una estrategia para minimizar los impactos negativos de una empresa. Pero minimizar no corresponde a anular. La critica de estos autores se traduce en un modelo alternativo llamado “Triple Top Line”. Según este modelo los impactos negativos pueden ser anulados construyendo el proceso y los productos o servicios de manera sostenible desde el principio.
En consecuencia, aunque el mérito del triple balance es el introducir los aspectos social y medioambiental como intereses de la empresa, el riesgo es similar al de la RSC, es decir, crear acciones añadidas que no toman parte en el “core business” de la empresa y que no la transforman a fondo. Una empresa puede tener impactos negativos y tratar de minimizarlos en un segundo momento. Al contrario, veo una similitud entre el modelo “Triple Top Line” y la teoría del Bien Común. Al igual que en el Balance del Bien Común, se sugieren también cambios profundos y radicales en los objetivos, en la oferta de bienes y servicios de la empresa con la finalidad de crear una empresa que sirve al Bien Común sin impactos negativos.

¿Cómo se podría “elevar” esta metodología a nivel macroeconómico, con los indicadores de bienestar social?
Creo que la conexión entre la Economía del Bien Común y el bienestar social se traduce en la utilización de modelos cooperativos en lugar de competitivos. De hecho, a nivel psicológico, la cooperación procura relaciones satisfactorias, confianza entre las personas, una disminución de los conflictos sociales y medioambientales y el logro de objetivos comunes. Al contrario, la competición significa que alguien gana y alguien pierde. El sentimiento de quien pierde es la frustración. La competición se alimenta con el miedo. Estos sentimientos negativos no procuran felicidad y bienestar social.
El Balance del Bien Común exhorta a la cooperación entre todos los stakeholders y a la creación de relaciones de largo plazo y de confianza.

¿Está relacionado este movimiento con las B Corp? ¿Qué opina del proceso de certificación de estas empresas?
Creo que la Economía del Bien Común y el movimiento B Corp tienen algunas similitudes y algunas diferencias.
Ambos movimientos ven la empresa como una organización al servicio de la sociedad y llamada a responder a los desafíos sociales y medioambientales de nuestro mundo. Además, ambos movimientos consideran esencial un trabajo que incluya todos los stakeholders ya que somos todos interdependientes y responsables los unos de los otros. Muchas áreas de reflexión propuestas en el Balance del Bien Común y en el B Corp Impact Assessment son las mismas.
Sin embargo, hay también algunas diferencias sustanciales. Primero, el movimiento B Corp se presenta exclusivamente como movimiento que interesa a las empresas. El movimiento B Corp ve las empresas como una fuerza capaz de crear bienestar para todos. La Economía del Bien Común ve las empresas como actores importantes para un cambio radical, pero el balance del bien común no se dirige únicamente a las empresas sino también a las asociaciones, a las familias, a los municipios… y a cada ser humano. Cada uno de nosotros tiene un impacto sobre la sociedad y el medio ambiente a través de sus relaciones y de su modo de consumo. En consecuencia, la Economía del Bien Común se presenta como movimiento de personas antes que de empresas, un movimiento que camina en la dirección de un cambio que es antes que nada un cambio personal y de estilo de vida, y luego también un cambio económico que incluye todas las organizaciones de nuestra sociedad.

Finalmente, Marta, a su juicio, ¿la sostenibilidad se sustenta más en experiencias de éxito o de fracaso?
Creo que la sostenibilidad representa una gran ocasión de cambio en la manera de hacer negocios, en el modelo económico y de consumo. La idea de sostenibilidad invita a cada habitante de nuestro planeta, de forma individual y en el interior de las organizaciones, a reflexionar sobre su propio impacto y sobre la interdependencia entre todos los seres humanos y entre el ser humano y el medio ambiente.
El riesgo de fracaso es grande porque somos interdependientes. Esto significa que pocos individuos con un estilo de vida de altísimo impacto o pocas grandes empresas con una política de sostenibilidad distante de la “True Business Sustainability”, es decir orientada únicamente a la imagen sin un cambio profundo en el “core business” de la empresa, son suficientes para debilitar el esfuerzo de quien quiere caminar en la dirección de una verdadera sostenibilidad.
La sostenibilidad es una sostenibilidad global, no es posible hablar de experiencias de éxito. Si una empresa trabaja bien en la dirección de la verdadera sostenibilidad y otras empresas no hacen el mismo camino, el riesgo para el planeta y las generaciones futuras seguirá siendo muy alto. Aunque nuestro mundo esté lleno de muros y fronteras, el planeta no tiene muros (barreras).

https://www.agorarsc.org/11628-2/
https://www.agorarsc.org/economia-del-bien-comun-y-rse-juegan-en-la-misma-liga/
https://transicionebc.blogspot.com/2018/05/la-economia-del-bien-comun-jean-tirole.html
http://podcastdelbiencomun.blogspot.com.es/



Antes o después de leer este artículo se sugiere la lectura de una entrevista a Marta Avesani, publicada en AgoraRSC: Bien Común, Responsabilidad Social, y B Corps. ¿Avanzan igual hacia la sostenibilidad?  De más está decir que son posiciones contrapuestas, así el lector se podrá formar su propia idea.


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2.Economía del bien común y RSE: ¿Juegan en la misma liga?

Seguro que mis lectores no se habían percatado.  Escribo sobre casi de todo lo que tiene que ver con la RSE pero hasta ahora había resistido escribir sobre la Economía del Bien Común, EBC.  Sinceramente porque no creía que el asunto valía la pena y ahora que he terminado el artículo estoy todavía más convencido.  Pero para poder opinar con criterio hay que saber de lo que se habla, por ello lo he estudiado más a fondo.  Espero que la discusión que sigue pueda contribuir un poco a mejorar su comprensión y aclarar su potencial contribución al bienestar de la sociedad y su relación con la RSE, y de paso estimular una discusión (aunque, como en caso del estímulo a la RSE, la indiferencia de las partes interesadas lo hace improbable). [1]
I.                Una fábula
Empecemos con mi versión de una fábula, no muy conocida pero que es muy ilustrativa de la EBC:
Se encontraban tres náufragos en una isla desierta, con solo arena y algunos árboles y desechos de arbustos, cuando de pronto las olas traen una gran lata de atún.  El problema es como abrirla.  El físico sugiere calentarla a alto fuego esperando que el diferencial de temperatura interna y externa permita abrir una grieta en la lata. El ingeniero químico propone enterrarla en la arena, cubierta en parte por el agua salada ya que siendo el sello de la tapa de un metal diferente al de la lata, con el agua salada se producirá una microcorriente eléctrica que corroerá el borde y al presionarla se podrá abrir la lata.  A lo que el economista dice:  Yo tengo una solución más sencilla: supongamos que tenemos un abrelatas…………..  Parece que al final el físico y al ingeniero desistieron de abrir la lata y se comieron al economista (transparencia: soy ingeniero químico, disculpas con los economistas).
II.              ¿Qué es la Economía del Bien Común?
Supongamos, supongamos, supongamos…
Según el autor de la inciativa: “La Economía del Bien Común se define como un sistema económico alternativo apartidista, que propone construir en base a los valores humanos universales que fomentan el Bien Común. Situamos nuestro foco de acción en la cooperación y no en la competencia, en el bien común y no en el afán de lucro.”…… “La dignidad humana, la solidaridad, la sostenibilidad ecológica, la justicia social, la transparencia  y la participación democrática son elementos sustanciales para ello” . Esta declaración es laudable y refleja principios de aceptación generalmente universal (por lo menos en Occidente), aunque difíciles de implementar en la práctica. Pero como punto de partida no debería haber objeciones. El problema es cómo se traducen en la práctica.
El lector interesado puede consultar el libro que dio origen al concepto, La economía del bien común por el economista austríaco Christian Felber, autor muy prolífico de más de 10 libros traducidos a varios idiomas, y fundador de Economy for the Common Good, desde donde promueve la EBC.  El lector que solo tiene curiosidad se puede limitar al sitio economiadelbiencomun.org, aunque lamentablemente este sitio y el de la iniciativa en inglés contienen muy pocos detalles sobre lo que es la ECB. También se puede escuchar un resumen en la charla TEDx de Christian Felber (el que está de cabeza es el autor).

 El portal de la Economía Solidaria (independiente de la ECB) incluye un buen resumen de 20 puntos centrales, que resumimos a continuación, incluyendo solo 12 que consideramos los más relevantes, con algún comentario: 
1. La economía del bien común se basa en los mismos valores que hacen florecer nuestras relaciones: confianza, cooperación, aprecio, democracia, solidaridad. Hasta ahora, bien.
2. El marco legal económico experimenta un giro radical, cambiando las reglas del juego de afán de lucro y competencia por cooperación y contribución al bien común. ¿Cómo se hace para cambiar el marco legal en todos los países simultáneamente para no quedar en desventaja y evitar la competencia que según la EBC no es deseable? ¿Cómo se hace la transición del sistema actual al sistema ideal? ¿Cómo reacciona el mercado actual durante la transición?
3. El éxito económico no es medido por indicadores monetarios como el beneficio financiero o el BIP, sino con el balance del bien común (a nivel de empresas) y el producto del bien común (a nivel de sistema). Y los sueldos y demás gastos, ¿se pagan con el bien común?
4. Las empresas con buenos balances del bien común disfrutarán de ventajas legales: tasas de impuestos reducidas, aranceles ventajosos, créditos baratos, privilegios en compra pública y a la hora de reparto de programas de investigación, etc. Si cambia el marco jurídico presumiblemente se cambia para todas las empresas. ¿Pueden coexistir empresas de la EBC con empresas de la economía actual en el nuevo marco jurídico?
5. El balance financiero será el balance secundario. El beneficio financiero pasa de ser fin a ser medio. Éste sirve sólo para aumentar el ‘nuevo’ fin empresarial: Aportación al bien común.  Las empresas del Cuarto Sector hacen un balance entre ambos objetivos (ver Cuarto Sector: Hacia una mayor Responsabilidad Social Empresarial), pero no se puede priorizar el segundo a costa del primero:  Si la empresa no es rentable deja de existir.
8. Las diferencias de ingresos y patrimonios serán limitadas: Ingresos máximos de por ejemplo 20 veces el salario mínimo. Propiedades que no excederán p. ej. los 10 millones de euros, el derecho de cesión y herencia, 500.000 euros por persona, en empresas familiares a 10 millones de euros por hijo. El excedente sobre estos límites será repartido a través de un “fondo de generaciones” como “Dote democrático” a las siguientes generaciones. Sin comentarios.
9. En grandes empresas a partir de un elevado número de empleados (por ejemplo, más de 250) los derechos de decisión y propiedad pasan parcial y progresivamente a los empleados y ciudadanos. Y, ¿qué hacemos con los accionistas y dueños actuales que son los que aportan el dinero? ¿donan la propiedad a los empleados y ciudadanos? ¿Cómo se aumentará el capital en estas empresas para financiar su crecimiento o períodos de pérdidas? (esta fue la razón del colapso de la Cajas de Ahorro en España).
11. Un bien democrático importante es el banco democrático. Sus servicios consisten en depósitos de ahorro garantizados, cuentas corrientes gratuitas, créditos de interés reducido y créditos de riesgo con plusvalía social y ecológica. El Estado se financia primordialmente a través de créditos sin interés del Banco Central. Los mercados financieros en la forma actual ya no existen.  Un desconocimiento total de las funciones del sistema financiero y del papel del Banco Central en la regulación y promoción de los mercados y la economía.
14. El crecimiento económico deja de ser un fin. Un nuevo objetivo será la reducción de la huella ecológica de personas privadas, empresas y naciones, hacia un nivel globalmente sostenible y justo. menos llevar una vida en dignidad. ¿Qué impacto tiene esto sobre el empleo y la reducción de la pobreza?
15. El horario de trabajo retribuido se verá reducido escalonadamente hacia la marca, deseada por mayoría de 30 a 33 horas semanales. Puede contribuir a la creación de empleo, pero también a la reducción de los ingresos familiares.
16. Cada décimo año en la profesión es un “año sabático” que será financiado a través de un salario mínimo incondicional. Interesante vivir un año con el sueldo mínimo.
19. Para afianzar en los niños los valores de la economía del bien común y poderlos practicar, el sistema de educación debería estar orientado igualmente hacia el bien común. Interesante, sin olvidar estimular la iniciativa, responsabilidad y creatividad individual.
El lector se puede formar su propia idea de la factibilidad práctica de estas ideas. El título del libro en inglés que propuso la ECB es muy indicativo, Change Everything, así de sencillo, cámbialo todo.
En la ambición de la idea de ser completa incluye todo tipo de acciones, que deben lograse simultáneamente.  Mezcla acciones que están a nivel de empresas con acciones a nivel de la economía en general, en buena parte en manos de la sociedad y en particular de políticos y gobernantes.  La EBC transciende las empresas ya que está fundamentada en acciones que están fuera de su control, algunas de las cuales son tan radicales que sería imposible lograr consenso.  Quien mucho abarca poco aprieta. Por querer ser completo se salta del mundo de lo razonable, aunque imperfecto, al mundo de la utopía.
III.            Logros según los promotores
a.      Aceptación
Alegan los siguientes logros (además de la institucionalidad comentada abajo), pero nótese que no se habla de resultados o de impacto: 2000 empresas se han adherido (no hay nombres), tres bancos han hecho el Balance del Bien Común, la Universidad de Barcelona ha presentado una cátedra en EBC, una escuela técnica planea un máster en EBC, docenas de comunidades se han acoplado y la EBC se ha introducido en dos programas de gobiernos locales en Alemania.
Uno de los logros que alegan que es digno de comentar, por la importancia que le dan, es la producción de un “dictamen de iniciativa” en el 2015 por la Comisión Económica y Social Europea, CESE, que es un órgano consultivo de la Unión Europea compuesto por 350 personas, representantes de tres grupos: empresarios, trabajadores y sociedad civil (emite entre 160 y 190 opiniones y reportes al año).  El dictamen propone la creación del “Mercado Ético Europeo” que medidas que incluyen etiquetado ético, compra pública ética, comercio interior ético, comercio exterior ético, emprendedores por el bien común, consumo ético, banca ética y bolsas de valores del bien común.  Es ilustrativo del rigor del dictamen que para realzar la EBC dicen que es “un enfoque holístico cuyos conceptos están cerca de los valores fundamentales de la Economía Social, la Economía Circular, la Economía Participativa, la Economía de la Funcionalidad, la Economía Basada en los Recursos y la Economía Azul”. ¿¿Cuántas economías se necesitan???   También es ilustrativo que en sus logros dicen que la “Comisión Europea tiene intención de incorporar la Economía del Bien Común en el derecho europeo”.  Esto es indicativo de una gran ilusión cercana al delirio.  No hay evidencia de que el dictamen haya tenido efecto alguno.
b.     Institucionalidad
Comentaremos brevemente la institucionalidad que respalda el movimiento de la EBC porque ayuda a entender su motivación y expectativas. Se define a sí misma como un “movimiento” y por ende se basa en la captación de adeptos.  No ha transcendido más allá de un pequeño grupo de personas e instituciones que buscan cosas nuevas para enriquecer sus actividades (es sintomático que en España son miembros de la Asociación respectiva tres municipios: Sevilla, Orendaín (200 hab.) y Miranda de Azán (420 hab.)). Es más parecido a un movimiento ideológico, basado en una idea y un líder en contraste con el “movimiento de la RSE” que es completamente abierto, sin lideres autonombrados, con evolución basada en la experimentación, buenas prácticas, convencimiento propio, sin necesidad de adhesión ni membresía.
Dicen que en todo el mundo han surgido 150 grupos locales que se denominan “campos de energía” (¡¿?!)  que son un colectivo asociativo que en cada localidad colabora en la realización de los objetivos de las respectivas asociaciones nacionales, que se han creado en 21 países, incluyendo 12 europeos.  En Iberoamérica el movimiento se ha extendido con una asociación en España, la Asociación Federal (¿?) Española para el Fomento de la Economía del Bien Común AFEF-EBC (la palabra “federal” refleja el origen germánico del movimiento), con grupos locales en 19 provincias, y hay asociaciones en 5 ciudades de Argentina, en Brasil, Colombia, Chile, México y Perú.
IV.            ¿Ha comparación entre el ECB y la RSE?
De la discusión precedente debe haber quedado claro que la ECB es un concepto más amplio que la RSE, aunque tienen áreas de superposición.  La EBC pretende fomentar el mejoramiento de la sociedad a través de actuaciones a nivel de la economía como un todo, las políticas públicas, la institucionalidad de la economía, el sistema jurídico, entre otras acciones, y propugnar un cambio de objetivos para las empresas, de pasar del objetivo primario de obtener resultados financieros a otro primario de contribuir al bien común.  El foco es la economía y de paso uno de sus integrantes claves, las empresas.  ¿Es factible “cambiarlo todo”?).
La RSE por otra parte no tiene como objetivo primario el mejoramiento de la sociedad, su foco es la empresa y la contribución que esta puede hacer para logar esta mejora.  El entorno económico-jurídico es exógeno, se opera en el contexto existente, aunque ello no obsta para que las empresas, sobre todo a nivel de colectivo, estimulen el mejoramiento del entorno económico para poder cumplir mejor su función.  Pero toma por un hecho que es el sector público el que tiene responsabilidad primaria por ese entorno.  
La RSE no llega tan lejos, a pedir que las empresas cambien sus objetivos financieros por objetivos de bien común.  Se limita a exigir que las empresas asuman su responsabilidad ante la sociedad tanto por sus impactos pasados, presentes y futuros que tuvo, tenga y tendrá, como por los que quiere tener para contribuir a mejorar la sociedad.  Propugna que los objetivos financieros no se opongan a los del bien común. En un nivel un poco superior de RSE (por ejemplo, empresas con fines de beneficios), se propugna un balance entre ambos pero nunca la primacía del bien común sobre los resultados financieros.  Hay conciencia de que la prioridad es ser una empresa financieramente sostenible para poder ser social y ambientalmente sostenible.  Son los resultados financieros los que permiten a las empresas contribuir a la sociedad.
Si la EBC es un concepto más amplio, de mayores beneficios sociales, ¿Por qué no se adopta?  Es que el problema no es teórico, es real, se debe poder implementar y la EBC es utópica en muchos sentidos, empezando por quien es responsable de hacerlo. En la RSE se sabe quienes son los responsables de actuar, en tanto que en la EBC, aparte de lo correspondiente a las empresas, nadie es responsable.  ¿Quién toma la iniciativa? ¿A quién corresponde cambiar el marco jurídico, las instituciones, las políticas públicas, etc.?  ¿Porque lo van a querer hacer? ¿Cuáles son los incentivos?  ¿Hay consenso en hacerlo?  Habrá ganadores y perdedores con el cambio ¿Qué acciones toman los perdedores? ¿A quién exigimos responsabilidad por la implantación de la EBC?
Que la implementación de la RSE deja mucho que desear no hay duda, pero es factible, tiene impacto.  No es tan ambiciosa como la EBC pero es efectiva, dentro de sus limitaciones.  Y antes de movernos hacia ideas utópicas nos convine trabajar en fortalecer las que son factibles.   “Lo mejor es enemigo de lo bueno”.
V.               En resumen
La EBC tiene ideas laudables y se basa en la idea de que si se quiere lograr algo hay que apuntar mucho más arriba.  Como dijo Arnold Toynbee (historiador, 1889-1975): “La mejor manera de lograr un objetivo no es buscar lograrlo, si no lograr uno más ambicioso”.  Pero debemos encararlo con los recursos disponibles y de conformidad con la realidad a la que se enfrenta.  Si no se tiene un grado de realismo, lo que se obtiene es frustración. 
Se quiere llegar de una orilla (situación actual) a la otra (situación ideal) que están separadas por un abismo.  Si no reconoces la existencia del abismo te estrellas en el camino. Si se conoce y reconoce se buscarán rutas alternativas, a lo mejor más lentas pero en la dirección correcta y a lo mejor a un nivel inferior al ideal.  Esta es conceptualmente la gran diferencia entre la ECB y la RSE.  La primera no reconoce el abismo, está obsesionada con llegar a la otra orilla.  La segunda, la RSE, está plenamente consciente de ello y sabe que el camino es arduo, que hay oposición, obstáculos, indiferencia, pero trata de mover a las empresas, algunas más rápido, algunas con mayor profundización, cada quién como puede con lo que puede, pero se conoce el objetivo y se afronta sin ilusiones (en el sentido de “iluso” no en el sentido de esperanza, que esta si se tiene).
Supongamos, supongamos, supongamos que todos somos buenos, que el mundo es perfecto, que los gobernantes son honestos, que hay consenso entre los partidos políticos sobre lo que conviene a la sociedad, que las empresas tienen como objetivo primario el bienestar de la sociedad, que todos nos ponemos manos a la obra.  
Supongamos que la economía del bien común es la solución.  Supongamos que tenemos un abrelatas…………… o nos comemos al economista.
http://cumpetere.blogspot.com/2018/03/economia-del-bien-comun-y-rse-juegan-en.html

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