dimecres, 28 de desembre del 2016

Horta-Guinardo-Barcelona, Distrito pionero de la EBC

Durante 2016, el distrito de Horta-Guinardó ha impulsado una análisis de toda su actividad bajo los parámetros del Balance del Bien Común, que mide las actividades de las organizaciones cruzando valores como la solidaridad, la participación o la sostenibilidad ecológica, con agentes vinculados a una actividad como los proveedores, los trabajadores, la ciudadanía o los financiadores. Muchas empresas en todo Europa ya lo están poniendo en práctica y la administración pública, con su esencia de servicio público y atención ciudadana, converge en esta pauta de medida para encontrar líneas de mejora en el sistema de gestión y desarrollos de sus proyectos y servicios.
Horta-Guinardó ha sido el primer distrito de Barcelona en llevarlo a cabo. Lo hemos hecho de manera participada con una equipo de 20/25 trabajadores, prácticamente un 30% de nuestra plantilla, y de este trabajo se han aprobado 130 acciones de mejora. Para 2017, hemos programado iniciar 19 proyectos de mejora. En la presentación que se acompaña está el detalle de toda esta tarea.
http://media-edg.barcelona.cat/wp-content/uploads/2016/12/05152704/Balan%C3%A7-B%C3%A9-Com%C3%BA-HG-2016.pdf



http://lameva.barcelona.cat/horta-guinardo/ca/noticia/hortaguinardze-pioner-de-leconomia-del-bzs-comz

Horta-Guinardó, pioner de l'economia del bé comú

Durant aquest any 2016, el districte d’Horta-Guinardó ha impulsat una anàlisis de tota la seva activitat sota els paràmetres del balanç del bé comú, que mesura les activitats de les organitzacions creuant valors com la solidaritat, la participació o la sostenibilitat ecològica, amb agents vinculats a una activitat com els proveïdors, els treballadors, la ciutadania o els finançadors. Moltes empreses arreu d’Europa ja ho estan posant en pràctica i la administració pública, amb la seva essència de servei públic i atenció ciutadana, convergeix en aquesta pauta de mesuració per trobar línies de millora en el sistema de gestió i desenvolupaments dels seus projectes i serveis.
Horta-Guinardó ha estat el primer districte de Barcelona en dur-lo a terme. Ho hem fet de manera participada amb una equip de 20/25 treballadors, pràcticament un 30% de la nostra plantilla, i d’aquesta feina s’han aprovat 130 accions de millora. Pel 2017, hem programat iniciar 19 projectes de millora. En la presentació que s’acompanya hi és el detall de tota aquesta tasca. 
http://media-edg.barcelona.cat/wp-content/uploads/2016/12/05152704/Balan%C3%A7-B%C3%A9-Com%C3%BA-HG-2016.pdf

El Districte d’Horta-Guinardó de Barcelona, pioner de l'economia del bé comú

El Districte de Barcelona ha analitzat la seva gestió a partir dels principis de l’Economia del Bé Comú, identificant més de 130 accions de millora.


EBC_Horta
Durant l’any 2016, el districte d’Horta-Guinardó ha impulsat una anàlisi de tota l'activitat que s'hi desenvolupa, sota els paràmetres del balanç del bé comú, que mesura les activitats de les organitzacions creuant valors com la solidaritat, la participació o la sostenibilitat ecològica, amb agents vinculats a una activitat com els proveïdors, els treballadors, els inversors o la ciutadania. Moltes empreses arreu d’Europa ja ho estan posant en pràctica i l'administració pública, amb la seva essència de servei públic i atenció ciutadana, convergeix en aquesta pauta de mesura per trobar línies de millora en el sistema de gestió i desenvolupament dels seus projectes i serveis.
Horta-Guinardó ha estat el primer districte de Barcelona en dur-ho a terme. Ho ha fet de manera participada amb una equip de 25 persones treballadores, pràcticament el 30% de la plantilla, i d’aquest procés s’han identificat i aprovat 130 accions de millora.
De cara a l’any 2017, s’han prioritzat 19 accions de millora que han de permetre millorar la gestió del Districte i oferir uns serveis a la ciutadania més alineats amb els principis de l’Economia del Bé Comú.
L'Economia del Bé Comú (EBC), promoguda per Christian Felber, és un model socioeconòmic que pretén reorientar el model econòmic actual, basat en la maximització del benefici individual, i enfocar-lo al servei del bé comú.


dimecres, 21 de desembre del 2016

EBC, en busca de un nuevo paradigma económico

La Economía del Bien Común: en busca de un nuevo paradigma económico


http://nuevarevolucion.es/la-economia-del-bien-comun-busca-nuevo-paradigma-economico/

El fracaso del sistema comunista, al menos en su implantación en los llamados países del socialismo real, y el desengaño del sistema capitalista con sus crisis económicas y excesos de poder de mercado, abren la vía a nuevos sistemas alternativos. La Socialdemocracia europea y la Tercera Vía han sido intentos por buscar un nuevo paradigma económico y social alternativo al comunismo y al capitalismo que han acabado en fracaso o que no han tenido el impacto suficiente. Por otra parte, dentro del propio sistema capitalista han surgido modelos que han intentado suavizar o paliar parte de los efectos devastadores del capitalismo como la Economía Social, el Tercer Sector, la Economía Solidaria, la Economía Sostenible, la Teoría del Decrecimiento o la Responsabilidad Social Empresarial, entre otros. Los efectos de todos estos modelos han sido parciales y locales, de manera que no han resuelto las graves contradicciones que genera el sistema capitalista y las desigualdades económicas y sociales han seguido aumentando de manera constante a lo largo del tiempo. El Estado del Bienestar, uno de los mayores logros sociales en Europa, se está desmantelando a pasos agigantados, mientras las grandes corporaciones financieras internacionales siguen ganando poder de mercado y también político.

Ante el panorama descrito, se hace necesario encontrar un nuevo modelo económico y social alternativo al capitalismo, que a la vez sea capaz de garantizar la democracia y la libertad. “Quien está contra el capitalismo, no ha de estar necesariamente a favor del comunismo”. La crisis del 2008 ha tenido de positivo que ha abierto nuevas posibilidades de economía crítica y alternativa en la sociedad, rompiendo así el modelo neoliberal de pensamiento único. Los movimientos de protesta como el 15M han favorecido cambios sociales y económicos, de manera que la sociedad civil está ofreciendo alternativas viables a los problemas del capitalismo. El uso de las redes sociales y de las tecnologías de la información y la comunicación ha ayudado a implementar nuevas formas económicas más justas, equitativas y solidarias como la economía colaborativa, la economía circular y la banca ética y social, entre otras. Hay, por tanto, un movimiento de protesta anticapitalista que se está traduciendo en acciones reales concretas y viables, pero que a la vez están en peligro de ser absorbidas por el capitalismo corporativo y financiero, como ya ha sucedido en otros momentos históricos. La economía colaborativa puede acabar en manos de las grandes empresas tecnológicas y las finanzas éticas y solidarias en manos de los grandes grupos bancarios internacionales.
Para impedir que esto suceda, sería necesario consolidar un modelo económico y social alternativo sólido y aglutinador de todas estas tendencias. El sociólogo y activista político austríaco Christian Felber publica en el año 2008 el libro Nuevos valores para la economía, en el que plantea las bases para un sistema alternativo al capitalismo y al comunismo; y con el apoyo de un grupo de empresarios austríacos es capaz de describir un nuevo modelo económico y social denominado Economía del Bien Común (EBC) y que publica en un libro en el año 2010. El movimiento comienza a andar el 1 de octubre de 2010 y un año después (el 5 de octubre de 2011), se presentan los resultados correspondientes a los balances del bien común de las primeras 100 empresas pioneras. Los principios legales de la EBC residen en las Constituciones o leyes básicas de los Estados, donde se destaca que la actividad económica ha de servir los intereses generales y el bien común o bien público. Esto significa que el fin último de la EBC es el de hacer que se cumpla el principio del bien común y el interés general recogido en la Constitución. En la actualidad, el movimiento de la EBC está implantado en Europa, América del Norte y Latinoamérica y en cerca de 2 mil empresas de unos 30 países.
Los valores de la EBC son los principios básicos y universales de los derechos humanos:  la dignidad humana, la solidaridad, la sostenibilidad ecológica, la justicia social, la transparencia y la participación democrática. Según este modelo, la economía ha de estar al servicio de las personas y el dinero y el capital no han de ser un fin en sí mismo si no un instrumento. Para ello, las reglas de juego básicas del capitalismo, esto es, el afán de lucro y la competencia, se han de sustituir por la contribución al bien común y la cooperación. El fin último ha de ser la felicidad de las personas, por lo que los indicadores clásicos de la economía, el Producto Interior Bruto (PIB) de los Estados y el Balance financiero de las empresas, ya no son útiles. La EBC propone como indicadores adecuados el Producto del Bien Común (PBC) y el Balance del Bien Común (BBC). El PBC sirve para medir el crecimiento de un país, incluyendo dentro del mismo aspectos como la cohesión social, la solidaridad, la participación, la calidad de la democracia, la política medioambiental, el justo reparto de los beneficios, la igualdad de género, la igualdad salarial, etc., valores que no recoge el PIB A nivel macroeconómico. La EBC propone que el crecimiento económico no sea un fin en sí mismo si no un medio para alcanzar los fines del bien común, que son reducir la huella ecológica y conseguir la sostenibilidad del territorio. Se proponen como medidas concretas la reducción de la jornada laboral (entre 30 y 33 horas semanales), una cooperación monetaria global para el comercio mundial, el uso de monedas regionales como complemento de la moneda nacional (para evitar la especulación del dinero), la creación de una zona del comercio justo (Zona del Bien Común), la creación de un Banco Central Democrático controlado por la ciudadanía, el establecimiento de límites a los ingresos (máximo de 10 veces el salario mínimo) y los patrimonios y la aprobación de ventajas legales para todas aquellas empresas que cumplan con los criterios del  Balance del Bien Común, entre otros aspectos. También se propone completar la democracia representativa con la democracia directa y participativa, de manera que la ciudadanía pueda participar de forma directa en las decisiones que les afectan y controlar también directamente a sus representantes políticos.
A nivel microeconómico, la EBC propone el Balance del Bien Común (BBC) como el instrumento adecuado para medir el éxito de una empresa. En este sentido, el éxito empresarial ya no depende de su capacidad para generar beneficios económicos y financieros, si no de su impacto social, esto es, del beneficio que la empresa puede generar en la sociedad y en general en sus grupos de interés. Para dar un paso más allá de la Responsabilidad Social Empresarial clásica, el movimiento de la EBC propone que el BBC cumpla con ocho metacriterios: universal, medible en puntos neutrales, comparable entre empresas, comprensible para todas las partes interesadas, público, auditado de forma externa, obligatorio y con consecuencias legales. Cuanto mejor el resultado, más bajos los impuestos, aranceles, intereses, etc. según el lema “con ética al éxito”. El balance financiero de la empresa será un instrumento para conseguir el beneficio social. La herramienta adecuada y necesaria para la realización del Balance del Bien Común será la Matriz del Bien Común,  a través de la cual se consigue interrelacionar los valores universales de la dignidad humana, solidaridad, sostenibilidad ecológica, justicia social y democracia con los grupos de interés o de contacto (empleados, proveedores, clientes, financiadores, soberanía, generaciones futuras y naturaleza). Esto genera 17 valores de intersección que a través de su cuantificación numérica (puntos obtenidos) permite medir el grado de aporte de la empresa al Bien Común. Los 17 indicadores que incluye la Matriz son: gestión ética de los suministros, gestión ética de las finanzas, calidad del puesto de trabajo e igualdad, reparto justo del volumen de trabajo, promoción del comportamiento ecológico de las personas empleadas, reparto justo de la renta, democracia interna y transparencia, venta ética, solidaridad con otras empresas, concepción ecológica de productos y servicios, concepción social de productos y servicios, aumento de los estándares ecológicos y sociales sectoriales, efecto social y significado del producto/servicio, aportación a la comunidad, reducción de efectos ecológicos, minimización del reparto de ganancias a externos y transparencia social y participación en la toma de decisiones. Además, se valoran también una serie de criterios negativos, que lo que hacen es restar puntos, como el quebrantamiento o incumplimiento de las normas de trabajo de la OIT y de los derechos de las personas, productos indignos para el ser humano (armas, centrales nucleares, tecnologías genéticas y bienes de lujo), suministro y cooperación con empresas que lastiman la dignidad humana, compra hostil, patente defensiva, precio dumping, gran impacto medioambiental a ecosistemas, incumplimiento grave de especificaciones medioambientales, obsolescencia programada, remuneración desigual a hombres y mujeres, reducción de los puestos de trabajo o desplazamiento de la ubicación pese a tener ganancias, filiales en paraísos fiscales, interés de capital propio superior al 10%, no revelación de todas las participaciones o filiales, impedimento de un comité de empresa y no publicación de los flujos de filiales a lobbies.
Con toda esta información hemos querido dar a conocer un nuevo modelo económico y social que surge al albor de la última crisis económica (la iniciada en 2008) y que mediante una visión holística, intenta integrar las diferentes acciones que desde una visión crítica y alternativa han ido surgiendo desde la propia sociedad civil (de abajo hacia arriba) durante los últimos años y como respuesta a los efectos de la crisis. La EBC representa un nuevo modelo alternativo al capitalismo que podría convertirse en el nuevo paradigma económico a seguir. Sus principios, valores y normas no son nuevos, no inventa nada, si no que lo que hace es aprovechar los valores surgidos de la revolución industrial del Siglo XIX y que durante más de 100 años han regido el funcionamiento de las empresas de la Economía Social y de las Cooperativas. Sin embargo, su aportación, su valor añadido, es que lo hace desde un planteamiento global, que incluye tanto el ámbito macro como micro de la economía, y desde un enfoque universal (mundial), por lo que se suma a los procesos de globalización pero desde una perspectiva positiva en favor de las personas y no del capital. Por tanto, la EBC puede ser la verdadera palanca del cambio económico y social que tanto necesitamos.
No obstante, hemos de ser conscientes que se trata de un movimiento aún incipiente, de apenas seis años de vida, y de una implantación todavía muy limitada, lo que hace muy difícil una valoración real de su grado de impacto y de repercusión. Además, las dimensiones y variables que se proponen cuantificar tanto en el Producto del Bien Común como en el Balance del Bien Común son de muy difícil medición. De hecho, el principal inconveniente de la EBC es la falta de indicadores sistemáticos y contrastados para medir las variables que se proponen. Precisamente, esta es una de las principales preocupaciones de sus seguidores y de hecho el propio movimiento reconoce que se trata de un proceso abierto y dinámico, de manera que éste se irá concretando en la medida en que vaya avanzando. También hemos de ser conscientes de que la EBC no plantea una revolución en sí mismo, si no que de hecho es un modelo que se implanta dentro de la economía de mercado, que no cuestiona el mercado, si no las reglas con que se rige el mercado (competencia y afán de lucro). Desde mi punto de vista, una de sus aportaciones más destacadas es querer trasladar a las empresas de capitales los valores que rigen el comportamiento de las empresas sociales, premiando dicho comportamiento con ventajas legales. En este sentido, con la implantación de la EBC se consigue que las empresas aumenten su compromiso con la sociedad en general y con cada uno de sus grupos de interés en particular. Por tanto, aunque no supone una revolución en sentido global, sí que plantea las bases para una revolución a través de pequeños pasos y avances, lo que puede ser precisamente una garantía para su éxito. Valoremos pues en sus justos términos este nuevo modelo y démosle una oportunidad. No tenemos nada que perder pero sí mucho que ganar.


Catedrático de Economía de la Empresa de la Universitat de Valencia. Director del Máster Universitario en Economía Social (Cooperativas y Entidades no Lucrativas). Ha sido Director del Instituto de Investigación en Economía Social, Cooperativismo y Emprendimiento de 2010 a 2016. Autor de libros como "¿Es posible un mundo sin bancos?. La revolución de las finanzas éticas y solidarias" y "La banca que necesitamos. De la crisis bancaria a la banca ética: una alternativa socialmente responsable".

 


 

 Grupo impulsor de la AEFEBC (copresidencia asociación 2014-2016 Alberto Pardos, Ramón Morata,  Alberto LLucián)

 

 

dimarts, 22 de novembre del 2016

L'economia social i solidària en el segle XXI: un concepte en evolució. Cooperatives, B corporations i economia del bé comú Vanessa Campos-i-Climent

L'economia social i solidària en el segle XXI: un concepte en evolució. Cooperatives, B corporations i economia del bé comú
Resum
Totes les formes d'organització social que han existit al llarg de la història de la humanitat han satisfet les necessitats de les persones que hi formaven part de diferent manera. És a dir, han donat resposta a les tres qüestions essencials que es planteja la ciència econòmica: «què s'ha de produir?» «com s'ha de produir?» i «per a qui s'ha de produir?». L'únic tret, però, que han compartit les diferents formes d'organització social és que la unitat bàsica de producció dels béns i serveis és l'empresa. Per tant la manera en què es prenen les decisions dintre de les empreses, el joc de poder que determina quins interessos es prioritzen en cada moment, resulta clau per a entendre com es dona resposta a aquestes tres qüestions abans esmentades. Quan es planteja la necessitat d'un canvi cap a una economia que posi les persones en primer lloc, el que ens hauríem de plantejar és si hi ha una altra manera de fer empresa. Per això, en aquest article, es fa una revisió a les formes empresarials anomenades crítiques, que es basen en el qüestionament del principi capitalista segons el qual el principal objectiu de les empreses ha de ser generar com més diners millor. Revisarem i compararem què són i com sorgeixen aquestes formes empresarials crítiques: des de les cooperatives, passant per les societats laborals, les B Corp i l'economia del bé comú.
economia social i solidària;  cooperatives;  societats laborals;  B Corp;  economia del bé comú; 
Abstract
All forms of social organization that have existed throughout human history have satisfied human needs in diferent ways. That is, they have given different answers to the three basic questions considered by Economics: "what to produce?", "how to produce it?" and "for whom to produce it?" The only trait that all forms of social organization have in common is their consideration of enterprises as the basic unit of production for goods and services.

Therefore, the way decisions are made in firms – the power game forever determining which interests are given priority over others – is key to understanding how the three above-mentioned questions are resolved. As such, faced with various proposals calling for an enconomy that prioritizes people over capital, we need to consider alternative ways in which business can operate.

In light of the above, this paper reviews the wide range of business models that criticize or question the principal of investor-owned firms, ie organizations whose main goal is not to make a profit whatever the cost. The paper provides an overview and comparison detailing the origins of such business models, which include co-operatives, labour-managed firms, B Corps, and Economy for the common good.
social and solidarity economy;  co-operatives;  labour-managed firms;  B Corp;  Economy for the common good; 

Introducció
El concepte d'economia social neix a l'Anglaterra del segle xix. És la resposta que els obrers de la indústria tèxtil donen a les seves condicions de vida pèssimes. Les primeres manifestacions de l'economia social es donen a Rochdale el 1844, on els coneguts com a «Pioners de Rochdale» formaren una cooperativa de consumidors que els permetia abastir-se de queviures i parament de la llar a uns preus significativament inferiors als del mercat. Per tant, es tracta d'una resposta col·lectiva articulada des de la societat civil per a donar solució als problemes reals de la societat civil. Es tractava del plantejament d'un model econòmic alternatiu a l'economia capitalista i a l'economia marxista.
Més endavant, en el anys seixanta del segle xx, a l'Estat espanyol comença a gestar-se el model de les societats laborals. Aquest model d'empresa, que implica una forma jurídica que combina la lògica cooperativista amb la lògica d'una societat capitalista, es va desenvolupar de manera considerable durant els anys setanta i va arribar a tenir, per primera vegada, reconeixement legal amb la Llei de societats anònimes laborals de 25 d'abril de 1986 i posteriorment amb la Llei de societats laborals de 24 de març de 1997.
La realitat de les empreses socials és més recent. Aquestes no tenen una forma jurídica determinada, sinó que per ser classificades com a tal han de ser organitzacions els objectius de les quals tinguin una naturalesa doble: d'una banda economicofinancera i de l'altra banda social. Les empreses socials són molt nombroses i estan molt desenvolupades als països anglosaxons i al nord i al centre d'Europa. Les empreses socials més nombroses a l'Estat espanyol són les empreses d'inserció, les quals tenen com a principal objectiu la inserció en el mercat laboral de persones en risc d'exclusió per mitjà del treball.
El 2006, als Estats Units, un grup d'empresaris i professionals creen B lab, una organització sense ànim de lucre, amb la finalitat de desenvolupar un sistema de certificació que avaluï l'impacte de les empreses en la societat. Defineixen el concepte de B Corporation (o B Corp). Aquest concepte, però, ja no està plantejat d'acord amb la forma jurídica de l'empresa sinó del seu comportament de cara a la societat i el medi ambient.
Per la banda europea, l'any 2010, el filòleg Christian Felber publica el llibre Economia del bé comú, en el qual assenyala, tal com ja ho van fer els pioners de Rochdale a mitjan segle xix, la necessitat que l'economia posi les persones en primer terme. A partir d'aquí, proposa que les empreses i la resta d'organitzacions  elaborin un balanç del bé comú per mesurar-ne l'impacte en la societat.
Amb l'objectiu d'analitzar i comparar aquestes realitats, aquest article s'estructura en tres seccions: en la primera es conceptualitzen les formes empresarials més tradicionals que conformen la realitat de l'economia social i solidària; en la segona es descriuen i analitzen les aportacions més actuals de les B Corps i l'economia del bé comú. Finalment en el punt tres es fa una anàlisi comparativa dels diferents models i s'assenyalen les conclusions principals.

1. Les empreses tradicionals de l'economia social i solidària: cooperatives i societats laborals
Com ja s'ha assenyalat en la introducció, les empreses de l'economia social i solidària que són més nombroses i tenen una trajectòria més llarga i consolidada en el temps són les cooperatives. L'Aliança Cooperativa Internacional (ACI, 1995) defineix una cooperativa com a una associació voluntària de persones que s'uneixen per aconseguir les seves aspiracions econòmiques, socials i culturals a través d'una empresa de propietat conjunta i un govern democràtic.
La presa de decisions en les empreses cooperatives està basada en els valors d'ajuda mútua, coresponsabilitat, democràcia, igualtat, justícia i solidaritat, Valors dels quals emanen els set principis cooperatius que constitueixen la guia a través de la qual les empreses cooperatives duen els seus principis a la pràctica (ACI, 1995):
  1. Adhesió voluntària i oberta
  2. Gestió democràtica
  3. Dret dels socis a participar dels resultats generats per la cooperativa
  4. Autonomia i independència dels poders polítics
  5. Educació, formació i informació per als socis, directius, treballadors i representants
  6. Cooperació entre cooperatives
  7. Preocupació per la comunitat i implicació amb aquesta
     
Per quantificar el que suposen les empreses cooperatives en l'economia mundial, caldria assenyalar que d'acord amb dades incloses al World Co-operative monitor 2014, publicat conjuntament per l'ACI i l'Institut Europeu de Recerca en Cooperatives i Empreses Socials (EURICSE), les cooperatives facturaren arreu del món al llarg de l'any 2014, 2,2 trilions d'USD i ocupaven 250 milions de persones. La contribució de les empreses cooperatives a la generació d'ocupació és més que rellevant, tant des del punt de vista quantitatiu com qualitatiu, ja que representa el 12% de la població ocupada als països del G-20.
Tanmateix, pel que fa al nombre de socis i d'empreses cooperatives, els Estats Units són el país del món on més persones són sòcies de cooperatives: hi ha 256 milions de socis i gairebé 30.000 cooperatives. Al Quebec (Canadà) prop del 70% de la població són socis d'alguna cooperativa. A l'Àsia, els països on les cooperatives tenen més rellevància són l'Índia i el Japó. A l'Índia, 93,7 milions de persones en són sòcies, mentre que al Japó ho són 77 milions. Cal destacar que en aquest país el 91% dels agricultors són cooperativistes. A Oceania, destaca el cas de Nova Zelanda on el 3% del PIB el produeixen les cooperatives, que copen el 95% de les exportacions de productes lactis (tant frescos com elaborats). Finalment, a Europa, el país en què les cooperatives tenen més pes és Itàlia, amb 22,5 milions de socis.
Pel que fa a l'Estat espanyol, la Llei 5/2011 de 29 de març, defineix l'economia social com el conjunt d'activitats econòmiques i empresarials que en l'àmbit privat duen a terme aquelles entitats que, de conformitat amb els anomenats (per la mateixa llei) principis orientadors, persegueixen l'interès general econòmic o social o ambdós. La Llei també enumera quines són, a l'Estat espanyol, les empreses de l'economia social.
Dintre de les anomenades for profit organizations, hi trobaríem, principalment, les cooperatives i societats laborals. Però també hi serien les mutualitats, els centres especials d'ocupació i les empreses d'inserció. D'altra banda, dintre de les anomenades not for profit organizations, hi trobem les associacions, les fundacions i les confraries de pescadors.
D'acord amb les dades de la Confederación Empresarial Española de la Economía Social (CEPES), a tot l'Estat hi havia al final de 2015, 42.929 empreses de l'economia social, que van generar el 10% del PIB. D'aquestes, 20.258, el 47,19%, eren cooperatives i 10.828, societats laborals, el 25,22%. Com s'aprecia clarament en aquestes dades, entre cooperatives i societats laborals hi ha 31.086 empreses, un 74,41% (gairebé dues terceres parts) del total d'empreses de l'economia social.
Pel que fa a l'ocupació generada i d'acord amb les estadístiques del Ministeri d'Ocupació i Seguretat Social, les cooperatives donaven ocupació directa a 277.390 persones al final de 2015. Les societats laborals donaven ocupació de manera directa a 63.536 persones. S'estima que el total d'ocupació directa i indirecta generada per les empreses de l'economia social el 2015 era de 2.219.733 llocs de treball a tot l'Estat. En total, les empreses de l'economia social generaren el 2015 el 12,5% de l'ocupació de l'Estat, amb un 80% de contractació indefinida i un 47% d'ocupació de persones menors de 40 anys.
Per territoris, Catalunya és on les cooperatives són més nombroses; 4.138 de les 20.258, el 20,43%, de les cooperatives de l'Estat són catalanes. Segueix Andalusia amb 3.973, el 19,61%, i en tercer lloc el País Valencià amb 2.396, l'11,82%.
Figura 1. Nombre de cooperatives l'any 2015
Gràfic 1
Font: CEPES.

La distribució de l'ocupació directa generada per les cooperatives en els diferents territoris durant el 2015, d'acord amb les estadístiques del Ministeri d'Ocupació i Seguretat Social, situa en primer lloc el País Basc, on les cooperatives ocupen 54.337 de les 277.390 persones de tot l'Estat, el 19,58%. En segon lloc, les cooperatives andaluses ocupen 43.897 persones, el 15,82%. Seguides per les cooperatives catalanes, amb 42.232 persones ocupades, el 15,22%, i les valencianes amb 37.079, el 13,37%.
Figura 2. Ocupació en cooperatives el 2015
Gràfic 2
Font: CEPES.

L'altre tipus d'empresa de l'economia social que resulta més rellevant dintre de la nostra realitat són les societats laborals (societats anònimes laborals – SAL i societats limitades laborals – SLL). Aquestes empreses tenen els mateixos requeriments de capital social mínim que les seves quasi homònimes societats capitalistes, però es diferencien d'aquestes pel fet que al menys el 51% del capital és propietat dels socis-treballadors (encara que cap soci-treballador pot tenir més del 30% del capital social), i hi poden haver socis capitalistes, mentre que els socis-treballadors poden optar entre cotitzar en el règim general de la Seguretat Social o en el d'autònoms. Les societats laborals van tenir una certa rellevància en el món de l'empresa en les dècades dels setanta i vuitanta, ja que van permetre  que moltes societats capitalistes (principalment industrials) en crisi sobrevisquessin mitjançant la seva transformació en societats laborals. D'aquesta manera, les societats laborals i les cooperatives de treball associat han esdevingut tradicionalment els models d'empresa que han permès salvar llocs de treball en èpoques de crisi, com sigui que han estat les formes jurídiques que han facilitat l'existència de les anomenades empreses recuperades pels seus treballadors. Tot i això, cal assenyalar que les societats laborals són una forma d'empresa que fora de l'Estat espanyol no ha tingut el mateix desenvolupament. De fet, en molts països del món ni tan sols existeixen.
Figura 3. Nombre de societats laborals el 2015
Gràfic 3
Font: CEPES.

Des del punt de vista quantitatiu, al final de 2015 segons dades del Ministeri d'Ocupació i Seguretat Social hi havia a tot l'Estat 10.471 societats laborals que ocupaven 64.491 persones. Per territoris, el lloc on més societats laborals hi ha localitzades és Andalusia, amb 2.331 empreses que ocupen 12.811 persones, seguida per la Comunitat de Madrid, amb 1.154 empreses que ocupen 7.367 persones.
Figura 4. Ocupació en societats laborals el 2015
Gràfic 4
Font: CEPES.


2. La nova realitat: aportacions de les B Corp i l'economia del bé comú
Poc abans de la primera gran crisi econòmica del segle xxi, el 2006, als Estats Units un grup d'empresaris, professionals i acadèmics formen el B Lab amb la convicció que la principal finalitat de qualsevol tipus d'empresa (incloent-hi les capitalistes) no podia ser generar beneficis al preu que fora i que dintre de l'impacte que les empreses tenien en la societat i el territori calia incloure en el balanç també l'impacte social i mediambiental per tal d'avaluar correctament la sostenibilitat de les activitats empresarials. Es tracta, doncs, d'un projecte nascut i desenvolupat col·lectivament.
Per la banda europea, el 2010, amb la publicació del llibre Economia del be comú, escrit pel filòleg austríac Christian Felber, es posa en marxa també un moviment que defensa que les empreses de qualsevol tipus incorporin objectius socials i de sostenibilitat. El moviment sorgeix després de l'esclat de la crisi, amb la voluntat de donar-li resposta. En aquest cas, es tracta d'un projecte nascut en l'àmbit individual que esdevé col·lectiu, però en el qual l'impulsor exerceix un lideratge clar.
Al llarg d'aquest apartat exposarem quins són els trets més rellevants de tots dos models, comparant-los entre si, i quina aportació suposen respecte de les empreses tradicionals de l'economia social (cooperatives i societats laborals).
2.1. Les B Corporations, una força per al bé
La visió que guia la definició de B Corporation està basada en la idea que les empreses i el món dels negocis poden actuar com a força per a fer el bé en una economia globalitzada. D'aquesta manera les B Corp han de ser capaces de crear beneficis (no sols econòmics o financers) per a tots els stakeholders i no tan sols per als propietaris de l'empresa.
D'una banda, aquesta definició intenta traslladar d'alguna manera la major part dels principis i valors cooperatius a les empreses capitalistes.
D'altra banda, Freeman (2010) defineix els stakeholders com grups de persones o individus que poden afectar l'assoliment dels objectius de l'organització o veure-se'n afectats. És per això que caldria que les organitzacions els tinguessis en compte a l'hora de prendre decisions (Bryson, 2004).
Per tant, seguir aquest concepte significa ampliar els grups socials que es tenen en compte a l'hora de prendre decisions dintre d'una empresa i no limitar-se solament als grups més pròxims com poden ser els propietaris del capital i/o els treballadors. Però a diferència de les cooperatives i les societats laborals, la capacitat d'influència ja no estaria definida només per la propietat sinó també per les relacions de l'empresa amb els grups de l'entorn. Així, un grup ecologista local, per exemple, podria arribar a ser molt rellevant, encara que no formés part de la propietat de l'empresa.
Tanmateix, la definició de B Corp no va lligada a cap forma jurídica determinada; així hi ha B Corps que són cooperatives com Cabot, Coop. (Vermont, EUA) i d'altres que no ho són com Ben & Jerry's (Vermont, EUA).
D'aquesta manera, des de B Lab (una organització sense ànim de lucre) el grup promotor d'aquest moviment va impulsar un sistema complet de certificació que defineix les variables que cal tenir en compte i els instruments de mesura corresponents (indicadors) per tal d'avaluar l'impacte social i mediambiental de l'activitat empresarial. Es tracta d'un sistema que compleix tots els estàndards que requereix una auditoria; es tractaria d'una adaptació del Balanced scorecard (Kapplan & Northon, 1996), en què variables i indicadors estarien interconnectats i permetrien l'anàlisi de l'empresa com un sistema integrat. La primera empresa certificada com a B Corp va ser Balle el 8 de juny de 2007.
La certificació B Corp es va crear amb la finalitat de permetre una informació transparent als consumidors, les empreses i les administracions públiques pel que fa al comportament social i mediambiental de les empreses a les quals adquireixen productes. Així, el 23 d'abril de 2010 l'Estat de Maryland introdueix en la legislació algunes formes de tractament favorable a les empreses certificades com a B Corp perquè entén que contribueixen al bé comú de la societat.
Actualment hi ha 1.854 B Corporations arreu del món, en 150 països diferents, que operen en 130 sectors d'activitat.
En definitiva, el sistema de certificació creat per B Lab ha esdevingut una eina molt útil per tal que les empreses (amb qualsevol forma jurídica) incloguin principis i valors socials i mediambientals, la qual cosa implica incorporar, en gran mesura, els principis i valors cooperatius.
2.2. L'economia del bé comú
Per la seva banda, l'economia del bé comú també intenta que les empreses capitalistes incorporin els principis i valors de l'economia social. Com en el cas de les B Corp, també es basa en l'enfocament dels stakeholders per a dissenyar un sistema d'auditoria del bé comú. Amb aquesta auditoria es pretén avaluar el grau d'acompliment dels criteris socials. L'instrument en el qual es basa és l'anomenada matriu del bé comú, en la qual es defineixen una sèrie de variables lligades a diferents stakeholders. Aquestes variables tenen una sèrie d'indicadors associats per a mesurar-ne el grau de compliment. Actualment, la matriu del bé comú va per la cinquena versió.
La matriu del bé comú presenta els valors següents: dignitat humana, solidaritat, sostenibilitat ecològica, justícia social i participació democràtica i transparència. I els analitza tenint en compte l'impacte en els stakeholders següents: proveïdors, finançadors, empleats (incloent-hi propietaris), clients, productes, serveis, coempreses i àmbit social (regió, sobirania, generacions futures, persones i naturalesa mundial). A banda, hi ha alguns aspectes que poden penalitzar, és a dir, restar punts a la suma aconseguida anteriorment.
A diferència de la certificació de les B Corp, les variables i els indicadors no funcionen com un sistema interconnectat, sinó que hi trobem diferents seccions que van sumant puntuacions. Una altra diferència important és que mentre que l'economia del bé comú intenta abastar la certificació de territoris, municipis, administracions públiques i empreses privades (tot tipus d'organitzacions), el certificat B Corp només abasteix organitzacions del sector privat, ja que no es mesura de la mateixa manera l'impacte social del sector privat que el del sector públic.
Un altre tret diferenciador és que l'economia del bé comú és un concepte inspirat en realitats que ja existien, creat per una persona, Christian Felber, i desenvolupat posteriorment de manera col·lectiva prenent com a base el lideratge del seu creador. Tant en el cas de l'economia social i solidària com en el de B Corp es tracta de conceptes que es generen i desenvolupen de manera col·lectiva per part de la societat civil amb la voluntat de donar resposta a problemes concrets.

3. Anàlisi comparativa i conclusions
En la taula 1 es presenta un resum dels trets definitoris que caracteritzen cadascun dels tres models descrits en aquest article.
Taula 1. Resum dels tres models presentats

 Influència en decisionsForma jurídicaTipus de promotor/s
Empreses tradicionals d'economia social i solidària
Basada en la propietat
Limitada a unes formes jurídiques definides. Principalment cooperatives i societats laborals
Col·lectiu, societat civil
B Corporations
Basada en les relacions de l'empresa amb els seus stakeholders
Qualsevol forma jurídica
Col·lectiu, societat civil
Economia del bé comú
Basada en les relacions de l'empresa amb els seus stakeholders
Qualsevol forma jurídica
Christian Felber lidera aquest model i posteriorment s'hi incorporen altres persones
Font: Elaboració pròpia.

Com es pot veure clarament en la taula 1, pel que fa a la manera que té la societat d'influir en la presa de decisions de les empreses, l'enfocament tradicional de l'economia social i solidària es basa en el principi clàssic de la propietat del capital, que considera que algú pot influir en les empreses quan forma part de la propietat del capital social. L'aportació tant de les B Corp com de l'economia del bé comú modernitza aquest concepte ampliant-lo, ja que en ambdós casos es considera que es pot influir en la presa de decisions de les empreses tant si s'és propietari com si es té un alt grau d'interès i de capacitat d'influència, cosa que no necessàriament implica formar part de la propietat. Així, per exemple, uns consumidors informats i compromesos poden influir amb les seves decisions de compra en el comportament de les empreses. D'aquest primer tret, se'n deriva el segon: com que en l'economia social i solidària tradicional les persones tenen capacitat d'influència si tenen la propietat, aleshores es creen unes formes jurídiques que permeten que part de la societat civil participi en la propietat del capital social. En canvi, en els altres dos casos qualsevol forma jurídica pot esdevenir una empresa social i mediambientalment sostenible i compromesa.
Finalment, pel que fa al tipus de promotors de cadascuna de les iniciatives analitzades, només en el cas de l'economia del bé comú ens trobem amb un promotor individual que exerceix un lideratge clar en el projecte; en els altres dos casos hi ha promoció col·lectiva i lideratges compartits.
Com a principal conclusió podríem destacar que els nous models del segle xxihan contribuït a ampliar i modernitzar l'àmbit d'actuació i l'enfocament de l'economia social i solidària clàssica, si bé aquesta, en tenir un recorregut històric, està més consolidada i assentada en les societats d'arreu del món.

Bibliografia
BRYSON, J. M. (2004). «What to do when stakeholders matter: stakeholder identification and analysis techniques». Public management review. Núm. 6(1), pàg. 21-53.
FREEMAN, R. E. (2010). Strategic management: A stakeholder approach. Cambridge University Press.
JIMÉNEZ, J. C. (2005). (coord.). Un enfoque económico del Tercer Sector. Ed. Fundación ONCE.
KAPLAN, R. S; NORTON, D. P. (1996). The balanced scorecard: translating strategy into action. Harvard Business Press.
MELIÁN NAVARRO, A.; CAMPOS CLIMENT, V. (2010). «Emprendedurismo y economía social como mecanismos de inserción sociolaboral en tiempos de crisis». REVESCO. Revista de estudios cooperativos. Núm. 100, pàg. 43-67.
SANCHIS PALACIO, J. R.; CAMPOS CLIMENT, V. (2007). «La dirección estratégica en la economía social: utilización de herramientas de análisis estratégico en las cooperativas». CIRIEC-España, revista de economía pública, social y cooperativa. Núm. 59, pàg. 237-258.
SANCHIS PALACIO, J. R.; CAMPOS CLIMENT, V. (2008). «La innovación social en la empresa: el caso de las cooperativas y de las empresas de economía social en España». Economía industrial. Núm. 368, pàg. 187-196.

Webgrafia
https://www.bcorporation.net/ (Data de consulta: 26.08.2016)
http://www.cepes.es/ (Data de consulta: 31/08/2016)
http://economia-del-bien-comun.org/es (Data de consulta: 26/08/2016)
http://ica.coop/ (Data de consulta: 17/08/2016)

Sobre l'autora

diumenge, 30 d’octubre del 2016

Cinco retos para una economía ética

Cinco retos para una economía ética

Igual ya habéis tenido noticia de que hemos nombrado Doctora Honoris Causa por nuestra Facultad a Adela Cortina, por su labor en el ámbito de la ética en la economía y la empresa. En el acto de investidura, nos regaló una “Lectio magistralis” con el sugerente tema “Economía Ética para un Tiempo Nuevo”. Acababa su lección con los cinco retos que considera más relevantes en el camino que tenemos por delante para construir esa economía ética. Me parecen tan interesantes que voy a atreverme a resumirlos en estas líneas, aunque sin duda el original es mucho mejor (si te interesa, te puedo hacer llegar el texto completo, que entregamos a los que asistieron).
El primero de los retos: unir el poder de la economía a los ideales universales. Así enunciado, queda un poco genérico, y por eso lo concretó: las empresas deberían asumir un papel mucho más activo en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, y en proteger los derechos humanos, respetarlos y remediar las intervenciones injustas. No son músicas celestiales: es ponerse a ello, y muchas empresas están encontrando ya la forma de implicarse.
El segundo reto: asumir la responsabilidad social como una cuestión de prudencia y de justicia. Reducir exclusivamente el objetivo de la empresa al beneficio de los accionistas, olvidando al resto de los afectados por su actividad, ni es prudente, ni es justo. Y la experiencia demuestra que prescindir de esas dos virtudes acaba por conducir a la empresa a callejones sin salida.
El tercer reto: reducir las desigualdades y, en particular, erradicar la pobreza. Y no por lo molesto que puede ser para los bien situados convivir con los indigentes, sino porque el sistema ha demostrado que la máquina de la prosperidad siempre han sido las clases medias. Si las rentas se desvían hacia las clases más poderosas, la máquina empieza a griparse. Reducir las desigualdades, contribuye a crear las condiciones para el crecimiento y la prosperidad.
El cuarto reto: promover el pluralismo en los modelos de empresa, las nuevas economías. Están surgiendo empresas que responden a nuevas ideas: economía colaborativa, economía circular, economía solidaria… Se diluyen las fronteras entre los sectores público, privado y ONGs, ya hemos hablado de ello en Aula Magna en otras ocasiones. Dejemos que cada modelo vaya encontrando su camino, que las semillas de transformación vayan arraigando y dando fruto.
El quinto y último reto, cultivar las distintas motivaciones de la racionalidad económica. Asumimos que los mercados funcionan de manera eficiente cuando cada uno busca su propio interés, como si esa fuera la única motivación que nos mueve a los seres humanos. Pero lo cierto es que de nuevo simplificamos para perder: a las personas nos mueve también la simpatía, el compromiso…
Si has tenido la paciencia de llegar hasta aquí, quizá estés pensando: menudo sermón de la montaña. Están muy bien todas estas cosas, pero la verdad es que la realidad va por otro camino ¿o es que no has pisado nunca una empresa? Estos temas quedan muy bien en los discursos, pero en la práctica es imposible aterrizarlos sobre una cuenta de resultados…
Lo cierto es que mi vida profesional ha transcurrido siempre vinculada al sector privado. He trabajado en multinacionales, en grandes empresas, y también en PYMES. Y siempre he encontrado a personas, personas que no eran en absoluto simples, sino ricas en matices, en sueños y en esperanzas. Todas diferentes. Y esa riqueza en muchas ocasiones se pierde en las empresas, igual que se pierde en el sistema educativo. Hemos simplificado la economía a una dimensión (ganar dinero), igual que en ocasiones se ve al sistema educativo en esa misma dimensión (formar personas capaces de ganar dinero). Estoy de acuerdo que no es fácil aterrizar las propuestas de Adela Cortina, que suponen un cambio en la forma en la que vemos la economía y la empresa, y que se trata de adentrarse en un territorio inexplorado, para el que necesitamos desarrollar herramientas, aportar conocimiento (seguro que todavía no conoces los ODS, ni entiendes por qué es vital que el sector privado se implique en ellos para recuperar el crecimiento de la economía global). Pero estoy seguro que son cambios que traerán riqueza, porque las personas podremos aportar mucho más de lo que aportamos ahora, nuestras motivaciones encontrarán cauces más amplios por las que fluir. Los retos que nos muestra Adela Cortina, son los retos de este Siglo XXI: no sé a qué estás esperando para ponerte a ello.
https://euskaditm.files.wordpress.com/2016/10/aula-magna-empresa-xxi-2016-11-01-cinco-retos-para-una-economia-etica.pdf

dissabte, 1 d’octubre del 2016

De una economía “colaborativa” extractiva a la defensa del bien común

Estamos atrapados en la falaz y persistente idea de que el crecimiento y el bienestar de una sociedad humana son la misma cosa. Aunque contrariamente a este espejismo el crecimiento económico y financiero se han convertido en enemigos de la misma prosperidad de las personas y de todo el mundo viviente. Incluso muchas de las promesas de abundancia e igualdad en el mundo digital han resultado ser unas renovadas versiones de viejos modelos distópicos de extracción y dominio industrial.

Muchos de los negocios de las grandes empresas multinacionales se dedican básicamente a actividades extractivas de bienes y servicios, tanto materiales como inmateriales, convierten nuestro dinero relacionado con la economía real de intercambios en simples precios de acciones bursatiles inmateriales. De hecho, esta "minería financiera" acaba exprimiendo el mundo social y natural, bien reales y encarnados, para hinchar artificialmente la burbuja y el valor de sus acciones (a veces incluso mediante la re-compra de las acciones por la propia entidad financiera). Se generan así unas ganancias fabulosas a costa de menospreciar y depreciar tanto el valor del mundo biofísico real como el valor del trabajo humano. De hecho, hay en el mercado mundial mucho más dinero financiero especulativo en circulación que dinero anclado localmente en bienes materiales y mano de obra. Como dice Douglas Rushkoff“las grandes multinacionales son como personas muy obesas, chupan el dinero de nuestra economía y lo almacenan en la grasa del altos precios de sus acciones. Esto no es un negocio; es la extracción de valor.” La indeseable consecuencia es que se asigna un precio y un valor monetario a todo al tiempo que vacían de valor y no dan valor a nada entre nuestros bienes comunes comunitarios y globales más preciados.

Nuestro sistema monetario global está fundamentalmente basado en la desconexión con el mundo social humano y el mundo viviente cada vez más esquilmado y contaminado mediante la inflación de acciones bursátiles especulativas y de pagos de deudas a los bancos con bastante más dinero que el que se ha prestado. Dando vueltas en esta noria irracional los países y la ciudadanía se ven obligados a orientar sus economías casi totalmente hacia el crecimiento crematístico especulativo en lugar de dirigirlas hacia actividades realmente encarnadas en el mundo socioambiental que habitamos y hacia el bien común social, cultural y ambiental. Las consecuencias son devastadoras al aumentar la desigualdad social y acelerar aún más el empeoramiento del estado de los sistemas naturales necesarios para la habitabilidad humana y convivencia pacifica de nuestras sociedades.

¿Es la economía colaborativa la economía del bien común?

Algunos ejemplos globalizados de la a llamada “economía colaborativa” como puede ser las iniciativas Arnbnb (de alquileres turísticos) y Uber (de viajar en coches particulares), o de actividades similares, pueden parecernos a primera vista unas buenas innovaciones para avances positivos de cooperación y redistribución, pero no lo son tanto. En realidad se tratan de ejemplos extractivos donde unos cuantos ganan y la mayoría pierde porque multiplican el valor del dinero de forma lineal, globalizada y abierta sin retorno al tiempo que también parasitan la vitalidad de los tejidos socio-ecológicos reales comunitarios que irremediablemente nos constituyen y habitamos. A medio o largo plazo tampoco crean estructuras sociales y económicas estables. Como los sistemas vivientes, entre los que se incluyen necesariamente las sociedades humanas, para operar para su supervivencia, bienestar y florecimiento deben constituir circuitos circulares de intercambios de materiales, energía, gente, tecnología, dinero y residuos. En suma, estar enraizados localmente con objetivos del bien común comunitario. El mero hecho que un modelo de negocio o un modelo social quiere compartir recursos colectivamente no significa que que protege nuestros bienes comunes más apreciados como el agua, el aire o el suelo. Solo es posible si en nuestra escala valores se impone una jerarquía de unos indicadores del bien común social y natural por encima de los beneficios económicos y el consumo. Favorecer el uso del coche particular, aunque sea compartido o fomentar el turismo masivo, aunque sea en casas particulares, no son objetivos compatibles con la defensa de los bienes comunes, tanto a nivel social como ecológico.

El mero hecho de que un modelo de negocio o un modelo de actividad humana quiera compartir recursos con otros, colectivamente, incluso mediante fórmulas participativas y democráticas, no implica necesariamente un avance en el reconocimiento, la mejora y preservación de los bienes comunes fundamentales para la vida social y para la biodiversidad viviente en general.


La economía colaborativa que se construye con exigencias y condiciones de responsabilidad ambiental y social para el cuidado de nuestros bienes comunes más apreciados será posible en una economía de los bienes comunes si también damos un giro radical a nuestras prioridades y a nuestra escala de valores y aspiraciones. Se impone con ello unos nítidos principios socio-ambientales y una jerarquía en los indicadores del bien común, por encima de los grandes beneficios económicos y aumento del consumo material, porque la escala física de nuestra economía y nuestros estilos de vida sobreconsumidores sobrepasan peligrosamente la menguante capacidad de carga de los ecosistemas.

A otro nivel, los simulacros digitales de comunicación entre personas, como las redes sociales de Google, Facebook y Twitter, a menudo nos parecen más importantes que el mundo real pero no lo son. Aparte de fortalecer la alienación y separación de las personas con su entorno social y natural, suelen aumentar la extracción y mercantilización de datos inmateriales y de bienes materiales. Incluso, el acceso abierto y los datos abiertos pueden favorecer una mayor concentración empresarial y digital. Hoy la definición oficial de toda acción europea de la UE es mercantilizada como “Digital Single Market” (Mercado Único Digital) cuando lo que hace falta es un “Digital Single Commons” (Pro-común único digital) que favorece la decentralización, el control comunitario democrático y los fines socio-ecológicos de las redes.



Pero entonces¿como puede volverse el mundo digital al servicio de la única realidad existente, inevitablemente entretejida material y ecológicamente?¿Como podemos acelerar la necesaria salida de una economía extractiva (tanto de materiales como de dinero y de datos de la economía real local) y basada en el crecimiento infinito (un principio miope y catastrófico en un planeta cerrado, finito y escaso en materiales) para la transición hacia una economía austera físicamente pero culturalmente abundante que fomente a la vez el cuidado de las comunidades locales y los sistemas vivos?

Existe una diferencia fundamental entre hacer del mundo un lugar mejor y solo hacer un “menor daño”, en este caso aminorando ligeramente los males creados por una economía dominada por la trampa del crecimiento inacabable y cuyo resultado neto de la actividad es negativo. Se trata de un dilema que no se puede resolver como si se tratara solo de una opción lógica, teórica y abstracta, y tampoco es resoluble mediante un deber ser de principios morales generales y racionales, las salidas de este atolladero han de estar insertadas en opciones prácticas, encarnadas socialmente, física y ecológicamente. Esta habilidad práctica y sus guías de orientación han de estar incrustadas en las exigencias de una condicionalidad ecológica y social.

Ante cualquier proyecto de acción de economía colaborativa se han de poder adoptar decisiones acordes con interrogantes como estos : ¿la comunidad donde vivo será más democrática, justa y solidaria? ¿los beneficios de la iniciativa económica será repartido equitativamente entre los participantes directos y la comunidad? el suelo donde vivo ¿será más sano y rico? ¿El agua que fluye en el río cercano estará más poblada de vida y estará más limpia? ¿el aire de mi ciudad será menos nocivo, más puro y respirable? ¿ Se fomentará una cooperación Norte-Sur positiva y significativa?

DAVID  HAMMERSTEIN
http://www.davidhammerstein.com/2016/03/014148-de-una-economia-colaborativa-extractiva-a-la-defensa-del-bien-comun.html

dissabte, 17 de setembre del 2016

Convenio Marco de Colaboración entre la Asociación Andaluza para el fomento de la Economía del Bien Común y el Ayuntamiento de Sevilla

Sevilla se apunta a los principios éticos de la Economía del Bien Común

La capital hispalense se suma a un nuevo modelo económico, social y político basado en valores esenciales como la solidaridad, la dignidad humana o la justicia social
Aspira, como La Carolina (Jaén), a convertirse en Municipio del Bien Común y promover una economía al servicio de las personas frente al modelo del capitalismo imperante 

Sevilla quiere ser municipio del bien común. Para ello, su alcalde, Juan Espadas, ha suscrito este lunes un convenio marco de colaboración con la asociación andaluza que promueve la Economía del Bien Común (EBC), un sistema económico alternativo al capitalista imperante internacionalmente y que se funda en la dignidad humana, la solidaridad, la cooperación, la responsabilidad ecológica y la empatía. "Intenta cambiar la forma de hacer las cosas y establecer prioridades para el bienestar social de los ciudadanos", según ha dicho el propio alcalde.
"Es un rompecabezas en muchas facetas, un proceso de larga duración, pero un ejemplo concreto podría ser que el Ayuntamiento, en la contratación pública, diera prioridad a la empresa más ética, más social, más justa, más sustentable, y eso tendría unos efectos inmediatos en la calidad de los puestos de trabajo, un saneamiento de los ecosistemas y la economía local. Paralelamente, tendremos que parar el TTIP, que prevé prohibir la prioridad para la compra local", ha comentado al respecto Christian Felber, máximo exponente e impulsor de esta doctrina en el mundo.

Espadas, que no ha perdido ocasión para recordar las  cláusulas sociales que desde hace unos meses tiene incorporadas el Ayuntamiento de Sevilla en la contratación pública, ha comentado que su adhesión al movimiento implica "un compromiso colectivo donde hay que cumplir compromisos individuales". A este modelo ya se han 'convertido' 2.200 empresas de 45 países y, en España, 17 ciudades.
Tras La Carolina (Jaén), que hace escasamente un mes se sumó al movimiento, la capital hispalense quiere liderar el proceso en nuestro país (es, junto a Zaragoza, la ciudad más importante de las ya adheridas) desde el cual, según el alcalde, crear su propia matriz del bien común que integre todos aquellos indicadores éticos que mejoren, como fin último, la calidad de vida de los sevillanos al favorecer su implementación en las relaciones con y entre el resto de agentes socioeconómicos en el ámbito municipal a través de sus veinte puntos principales (resumidos al final de esta información).
Para Fernando Dugo, presidente de la Asociación Andaluza de Fomento de la Economía del Bien Común, el Ayuntamiento de Sevilla "es un tractor" y es importante "que asuma esa función de liderazgo" a partir de la cual "participen también instituciones, universidades, cámaras de comercio,... "Hay que mover a esos colectivos para que esto sea un trabajo real" y que el bienestar se cree "de abajo a arriba, con los ciudadanos primero, que son los que saben qué es lo que quieren". Dugo destaca en Andalucía tres Grupos de Desarrollo Rural y cuatro empresas que han inciado el proceso, resaltando Subbética Ecológica, de Cabra (Córdoba), ya con su balance de bien común.
La Economía del Bien Común propone un nuevo modelo económico, social y político basado en valores esenciales como la solidaridad, la dignidad humana, la justicia social, la sostenibilidad ecológica y la democracia. Plantea, asimismo, un cambio de paradigma desde un sistema donde el principal objetivo es el beneficio económico, alcanzado gracias a la competencia, hacia un nuevo modelo donde el objetivo es el bien común y la herramienta para lograrlo es la cooperación.
Según una encuesta de la fundación Bertelsmann, el 88 por ciento de los alemanes y el 90 por ciento de los austriacos desean un nuevo orden económico. Se trata, pues, de que los principios en los que se basa la EBC se integren en la gestión municipal y en la forma de relacionarse con las empresas. Para ello, este modelo tiene a disposición de empresas y organismos un balance del bien común, "una herramienta holística y completa para ver quién es el mejor en el sentido ético", ha apuntado Felber respecto a los impactos sociales y ecológicos positivos del balance entre los ciudadanos.

El convenio

Antes del acto de inauguración de los Cursos de Verano de la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA) en el Campus de La Cartuja de Sevilla, junto a Felber y la vicerrectora de la UNIA María Dolores Oliver, Espadas ha asegurado querer "diseñar una nueva hoja de ruta para la ciudad de Sevilla” con base a este movimiento, que apuesta también por un nuevo significado del éxito empresarial y que entiende que determinados principios éticos o valores que "deben estar por encima de otros criterios".
El objeto del convenio es el establecimiento de un marco global de colaboración entre el Ayuntamiento de Sevilla y la Asociación Andaluza para el Fomento de la Economía del Bien Común donde se explorarán las vías de colaboración público-privadas para que el Consistorio hispalense siga el protocolo para la declaración de Municipio del Bien Común, según la propuesta de la Asociación Federal Española para el Fomento de la Economía del Bien Común.

Para ello, se realizará un informe para evaluar la gestión del Ayuntamiento tanto a nivel cualitativo como cuantitativo a través de una serie de indicadores resultantes de analizar los cinco valores de la economía del bien común (dignidad humana, solidaridad, sostenibilidad ecológica, justicia social, transparencia-democracia) con respecto a las relaciones establecidas con diferentes grupos de interés de la ciudad de Sevilla.

La participación ciudadana en este proceso, la divulgación de este modelo entre los agentes económicos y sociales de la capital y la puesta en común de información y experiencias con otros municipios que lo hayan adoptado son otras de las claves recogidas en el convenio.

"Una nueva óptica"

Espadas ha asegurado que este acuerdo “es un primer paso para el avance del bienestar global al instaurar la EBC en un ámbito local, para, desde ahí, ir extendiéndose al ámbito regional y nacional, desde un marco estratégico no individual, sino colectivo; fruto de la colaboración que se generará a partir del convenio”.
El regidor sevillano ha avalado la EBC como “una alternativa para paliar el proceso de crisis, o de estafa como algunos dicen, que estamos viviendo, que da respuesta a lo que muchos hemos peleado durante años que es cambiar la concepción de la riqueza como un indicador del PIB, por la de elementos intangibles basados en criterios de desarrollo humano”.
Este nuevo modelo económico “propone una nueva óptica donde la dignidad, la democracia, la transparencia o la justicia en el mercado cobran mayor relevancia y en base a él queremos diseñar una nueva hoja de ruta para la ciudad de Sevilla”, ha declarado Espadas.
La hoja de ruta que plantea desde el consistorio se basa en tres puntos: “aprovechar el convenio con la asociación de la EBC, que a través de su delegación andaluza desarrollará colectivamente iniciativas de desarrollo social para, en un segundo paso, medir esas actuaciones de servicio público que se ha prestado para ver el progreso conseguido y derivar en un tercer último paso, basado en la difusión de los resultados obtenidos para que genere un debate público sobre la EBC y la necesidad de aplicar mecanismos alternativos para transformar la realidad”, según explicó el alcalde.
En este sentido, ha querido poner un ejemplo concreto, que ya se lleva aplicando en el consistorio hispalense, basado “en dar prioridad a la hora de conseguir un contrato público a empresas que cumplan con los principios de la EBC”. "Este convenio supone un proceso enormemente ambicioso, al cual no tenemos ningún miedo, y este acto no viene a ser una pose, sino un compromiso de entrar en un debate que pueda contar con nuestro mayor recurso, el capital humano”, declaró.
En esa línea, el concejal de Participa Sevilla en el Ayuntamiento hispalense Julián Moreno ha pedido a Espadas su apuesta expueste este lunes "se transforme en hechos y no se quede en una mera foto". A través de un comunicado, Moreno pide hechos como que el Ayuntamiento de Sevilla no firme ningún contrato ni tenga ningún tipo de relaciones con empresas contrarias a estos principios. "La apuesta por la 'revolución pendiente' de la economía circular o la firma de la declaración de la ciudad como municipio del bien común son algunos de los grandes gestos que Juan Espadas ha hecho como alcalde para mostrar su cariz más innovador y económicamente responsable, pero la realidad de su gestión está muy lejos de estos postulados", indica el edil, presente en el acto.
http://www.eldiario.es/andalucia/sevilla/Sevilla-apunta-Economia-Bien-Comun_0_558194696.html

Convenio firmado
https://docs.google.com/document/d/1JKuP--aNuLCDJM3JQm2rssoB_eKb6FTPQIW5M8T02ew/edit

Video del acto de la firma del Convenio Marco de Colaboración entre la Asociación Andaluza para el fomento de la Economía del Bien Común y el Ayuntamiento de Sevilla celebrado en el Monasterio de La Cartuja, sede de la Universidad Internacional de Andalucía.

https://www.youtube.com/watch?v=iCf9I2nJZrQ&feature=youtu.be

Entrevista
https://www.youtube.com/watch?v=IyqlEPxHKw0&feature=youtu.be