dilluns, 30 de desembre del 2019

¿Legitimidad o greenwashing en la contribución de las empresas a los ODS?:

¿Legitimidad o greenwashing en la contribución de las empresas a los ODS?: Criterios para discernir

En un artículo anterior (De cómo los Objetivos de Desarrollo Sostenible pueden contribuir al greenwashing) comentábamos los crecientes esfuerzos y presiones para la promoción de la contribución de las empresas privadas al logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, ODS.  Destacábamos los esfuerzos para facilitar el conocimiento del potencial de contribución y para guiar su reporte como parte de su información sobre sostenibilidad. 
Estos esfuerzos y presiones están estimulando a algunas empresas a ejecutar estas contribuciones como parte de su estrategia de responsabilidad ante la sociedad, pero también está llevando a muchas a querer figurar y sacarle rédito más allá de su verdadera contribución, particularmente imputando actividades rutinarias que venían haciendo desde hace tiempo como si fueran acciones incrementales, o bien alegando contribuciones que no son significativas.  Para muchas empresas estas presiones están conduciendo al greenwashing, a figurar, exagerar y tergiversar sus contribuciones.
Basado en la discusión en aquel artículo, en este cuarto artículo sobre las contribuciones de las empresas a los ODS presentamos algunos criterios para guiar a los interesados en evaluar esas contribuciones y/o desenmascarar el lavado de cara.  Para establecer estos criterios nos debemos hacer algunas preguntas: ¿Qué quiere decir “contribuciones”?  ¿Es “contribución” cualquier cosa que se pueda relacionar con alguna de las 169 metas?  ¿Qué características deben tener esas “contribuciones”?
Postulamos cinco criterios para discernir entre la legitimidad y la probabilidad de greenwashing en las contribuciones a los ODS.  Deben ser MICIS: Materiales, Incrementales, Contextuales, Impactantes y Sostenibles.
  • ·   Materiales. Las contribuciones deben ser materiales, es decir deben significativas, no pueden ser trivialidades o nimiedades que simplemente tienen algo que ver con alguna de las 169 metas.  Y este es  un criterio relativo, lo que para una empresa puede ser inmaterial para otra puede serlo ya que dependerá de la magnitud, el impacto y el contexto. La contribución debe ser conmensurada con la capacidad de la empresa, tanto financiera como de poder de influencia en su entorno.  Todas las empresas pueden reportar una reducción en el consumo energético y así alegar contribución a la reducción de emisiones. ¿Pero cuánto es esta reducción en el contexto en que opera la empresa? ¿en función su impacto en el medio ambiente? ¿en función de su capacidad de hacerlo?


  • ·   Incrementales.  Las contribuciones deben ser en adición a lo que se venía haciendo tradicionalmente.  No se trata de imputar lo que se ha venido haciendo pero la verdadera contribución será incremental, y de ser posible creciente. No está mal alegar que desde hace 10 años que se está ayudando a la escuela primaria de la comunidad, pero no es una acción tomada explícitamente para contribuir a los ODS acordados en el 2015, aunque lo haga.  ¿Qué más puede hacer aparte de imputar actividades tradicionales?


  • ·   Contextuales. Las contribuciones deben ser relacionadas con la actividad de la empresa, con el contexto en que opera, con sus principales stakeholders, de lo contrario pude ser contribución “comprada” para mejorar imagen, para hacer greenwashing.  Las contribuciones deben demostrar como los cambios en las actividades de la empresa hacen la contribución a los ODS. Con esto no queremos decir que la filantropía pura y dura no sea legitima, pero habría que considerar si su objetivo es legítimo o es simplemente un intento de figurar, de aparecer que se hace una contribución, para poder reportar algo. Y en este caso es oportuno preguntar por el impacto y lo incremental de la acción. [i]


  • ·   Impactantes. La contribución debe tener impacto, medible o no (mientras mayor mejor, ver el criterio de materialidad), pero debe producir algún cambio que se note en el objeto de la contribución.  ¿Qué impacto tiene la donación de alimentos sobrantes en la cafetería de la empresa para reducir la pobreza?  Las contribuciones se deben diseñar y ejecutar en función del impacto que han tenido o tendrán sobre los indicadores que se están desarrollando para medir el logro de cada una de las 169 metas.  Deberían reportar el impacto sobre los indicadores en cuestión.


  • ·   Sostenibles.  Y por último la contribución debe ser sostenible en el tiempo.  No se trata de hacer una contribución ocasional, dependiendo de la situación en que se encuentra la empresa.  Tampoco puede ser oportunista, para aprovechar algún momento en el cual se necesita visibilidad o para enmascarar algún mal comportamiento. No queremos decir que deba ser constante o creciente, pero no puede ser efímera, debe ser parte de una estrategia de largo plazo, preferiblemente de la estrategia de RSE  [ii] . De contrario la sospecha de greenwashing se justifica.

Obviamente que estos criterios no son ni definitivos, ni infalibles, ni determinantes.  Pero ofrecen algunas ideas para determinar la posibilidad de que los reportes sobre las contribuciones de las empresas a los ODS sean legítimas o sean exageradas o tergiversadas. Ante la intensificación de las presiones para actuar y sobre todo para reportar, estas presiones para pueden y van a llevar a intensificar la natural tendencia hacia el greenwashing por parte de las empresas, en mayor o menor intensidad y frecuencia, más para unas empresas que para otras. 
Y sin duda que estos criterios proporcionan un marco de referencia para otorgar premios a las contribuciones de las empresas a los ODS (que no se deberían otorgar, pero la tentación es grande).  Véase como no se deben otorgar estos premios en Otra vez el Pacto Mundial (mal) otorgando premios y como si se hubieran usado estos criterios a lo mejor los premios reconocerían contribuciones legítimas.




[i] Un caso muy ilustrativo es el voluntariado corporativo donde tradicionalmente se llevan a cabo actividades valiosas, pero de poco impacto relativo al potencial de los involucrados, como plantar árboles, prestar asistencia a personas en condiciones de desventaja, apoyar a escuelas, etc.  En el artículo Voluntariado corporativo: basta de malgastar recursos, proponíamos elevar estratégicamente estas actividades a lo largo de los criterios que enunciamos arriba: mayor impacto tangible, aprovechamiento de la capacidad de la empresa y de sus empleados y directivos, alineación con sus objetivos, etc.
[ii] Comentábamos en un artículo anterior ¿Es hora de pasar de la RSE a los ODS? la superioridad de la estrategia de la RSE sobre las acciones puntuales de las contribuciones a los ODS y la importancia de que estas fueran en el contexto de la estrategia de sostenibilidad de largo para evitar algunos de los problemas mencionados y que también pueden llevar al greenwashing.





dijous, 19 de desembre del 2019

«El comercio justo es una forma sencilla de trasladar los ODS a la ciudadanía»

«El comercio justo es una forma sencilla de trasladar los ODS a la ciudadanía»

Roberto Ballester, presidente de Fairtrade Ibérica, resalta la importancia del comercio justo para crear un mundo más sostenible a nivel social y medioambiental.

Octubre es un mes especial, no solo porque las hojas de los árboles se tiñan de marrón y amarillo y se preparen para caer, sino porque es el mes elegido para sensibilizar sobre el comercio justo y la importancia de que los productos que compramos incluyan el sello que certifica que proceden de él. Hablamos con Roberto Ballester, presidente de Fairtrade Ibérica, sobre qué impacto tienen nuestras decisiones como consumidores y la forma en que el comercio justo y los Objetivos de Desarrollo Sostenible se entrelazan para conseguir que el vivamos en un mundo más justo para todos los que lo habitan.
Cada vez es más común encontrar productos con el sello fairtrade en los estantes de los distintos supermercados. ¿Qué significa?
El comercio justo es una manera de entender las relaciones entre los países y las empresas que propone una serie de criterios para que, cuando estemos comprando un producto aquí, también estemos asegurando que las condiciones en las que se ha producido, comercializado o distribuido sean justas para todas las partes, es decir, tanto para los productores como para los consumidores. Podemos entenderlo como un movimiento que intenta visibilizar que hay una manera justa, sostenible y rentable de comprar, producir y distribuir. Dentro de este tipo de comercio, Fairtrade es el sello que certifica que, efectivamente, no se trata solamente de una filosofía, sino que todo el proceso está comprobado, auditado y tiene un seguimiento para que el consumidor y la empresa distribuidora tengan la certeza de que todas estas condiciones de las que hablamos se cumplen.
¿Qué impacto tiene el sello Fairtrade en las condiciones de trabajo de los productores y trabajadores del sur global?
Hay varios elementos que están relacionados. En primer lugar, asegurar unas condiciones laborales justas y, por lo tanto, no permitir determinadas prácticas laborales que a veces ocurren en algunos países se lleven a cabo —como la mano de obra infantil—. Una segunda parte importante para el fairtrade es fomentar y ayudar a generar un desarrollo local comunitario para que sea una palanca que no solo beneficie a aquellos que trabajan bajo las condiciones de comercio justo, sino a la comunidad en su conjunto. Se consigue mejorar el desarrollo del entorno, por ejemplo, asegurando un precio mínimo, es decir, ni se compran ni se venden productos por debajo de esa cantidad. Esto fomenta que se pueda conseguir un precio que asegure que las condiciones de trabajo, económicas y sociales sean las más adecuadas. Además, damos una prima para que las organizaciones tengan más capacidad de desarrollar más infraestructura o más actividad, o incluso para que puedan desarrollar proyectos locales.
«El comercio justo ayuda a garantizar la sostenibilidad ambiental de los productos que estamos consumiendo»
A la sociedad en general, especialmente en aquellos lugares donde se compra comercio justo, ¿cómo le beneficia?
Las condiciones que plantea Fairtrade es que el comercio sea sostenible para todos, de la misma manera que no es sostenible para nadie generar un impacto ambiental elevado. Además, se intenta ayudar —en los países donde se distribuyen estos productos y donde se puedan comprar— a generar un impacto positivo desde el punto de vista de la concienciación de las personas, de entender que los productos tienen que ser elaborados en condiciones justas. También se conciencia desde un punto de vista de la sostenibilidad ambiental, otro de los elementos que Fairtrade trabaja de manera concreta y en profundidad. El comercio justo ayuda a garantizar que los productos que estamos consumiendo son respetuosos con el entorno, por lo que permite ser una palanca más para ayudar a generar un mundo y un mercado mucho más sostenible.
¿En qué medida el comercio justo puede ayudar a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible?
Estamos totalmente alineados con los ODS y trabajamos específicamente el objetivo de trabajo decente y crecimiento económico o el de producción y consumo responsable. Son nuestros pilares. La compra de productos de comercio justo es una manera sencilla de intentar trasladar los ODS –que están en el lenguaje cotidiano de las organizaciones– a la ciudadanía. Intentamos llevar este mensaje a la gente haciéndole ver que pequeños comportamientos en el consumo están ayudando a conseguirlos. Fairtrade concreta poner un producto de unas características específicas en el lineal de un gran distribuidor y, al final, también le alinea con los ODS.
¿A qué retos se enfrenta el comercio justo en España?
España está muy por debajo de la media europea en la compra de productos de este tipo. La presión de la sociedad sobre una determinada manera de comprar y consumir es más reciente en nuestro país que en el resto de Europa. Además, la distribución de productos con certificación de comercio justo también ha llegado más tarde, es decir, la gran distribución está tardando más en incluirlos. Si lo comparamos con Reino Unido o Alemania —que son los mayores ejemplos de consumidores— vemos que la presencia de productos de fairtrade en los supermercados es muy relevante, y ocurre lo mismo con la demanda de los consumidores: son conscientes de que el café, el azúcar y determinados productos no se entienden sin comercio justo. España se ha incorporado mucho más tarde a este tipo de distribución y, por eso, uno de los retos es facilitar la compra de un producto certificado al consumidor, haciéndoselo asequible en sus establecimientos habituales.
«Tenemos que romper la idea de que el comercio justo es solo para un nicho y empezar a pensar que es un elemento universal»
¿Los grandes supermercados en España están por la labor de facilitar ese acceso a productos certificados?
La gran distribución en los supermercados con presencia internacional —donde los productos de fairtrade en otros países están presentes–, como Carrefour o Lidl, entre otros, tiene tendencia a incorporarlos a sus lineales en España de manera bastante rápida. En realidad, hay una apuesta clara por referenciar determinados productos, pero España tiene una peculiaridad como país: hay una gran distribuidora que acapara el 25% de la cuota de mercado, algo que en otros lugares no sucede. El problema está en que tenemos esta empresa, Mercadona, que considera que productos certificados por un externo en materia de comercio justo no es relevante o no le atañe. Esto distorsiona un poco el mercado, porque si existieran otro tipo de empresas o Mercadona no copase una cuota de mercado tan grande, probablemente habría más productos fairtrade en España.
¿Qué falla a la hora de concienciar y sensibilizar a la sociedad española de la importancia del consumo de productos de comercio justo?
Algo común tanto a la distribución como al consumidor, aunque con características diferentes, es que se ha trabajado toda la propuesta del movimiento del comercio justo como un elemento alternativo al sistema. Cuando uno piensa y analiza sociológicamente a ambos, ¿cuántas empresas y personas quieren estar en un sistema alternativo? El porcentaje es muy bajo, por lo que acabas con una propuesta para un nicho muy pequeño. Lo que está proponiendo Fairtrade —y los ODS van en esa línea— es que el comercio justo no sea una propuesta alternativa, sino que sea una propuesta dentro del sistema para que este sea más justo y sostenible. Ahora bien, el hecho de estar dentro de él no elimina ni un ápice de ser serios, rigurosos y críticos con él en aquellas cosas que creemos deberían ser de otra manera. Tenemos que romper esa idea de que Fairtrade es solo para un nicho y empezar a pensar que es un elemento universal y que muchas personas pueden empezar a consumir este tipo de productos si se lo ponemos fácil. Y también para la distribución: si se lo ponemos fácil, probablemente habrá más supermercados dispuestos a escuchar lo que demanda la sociedad.
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https://ethic.es/2019/10/fairtrade-comercio-justo/

 

 


Jeremy Rifkin: un Green New Deal Global para salvar al mundo

Jeremy Rifkin: un Green New Deal Global para salvar al mundo

El cambio climático es el mayor desafío al que se enfrenta la humanidad. Bajo esta verdad indiscutible, el economista y sociólogo Jeremy Rifkin, célebre autor de ‘La Tercera Revolución Industrial’ (2011) y ‘El fin del trabajo’ (1995) construye un nuevo plan económico que haga saltar por los aires los pilares que construyeron la civilización de los combustibles fósiles que, por cierto, cree que colapsará allá por 2028. 

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 Jara Atienza

Elvira Megías
Jeremy Rifkin (1945, Denver, Colorado) habla sin prisa, pero sin pausa. Sus enérgicos gestos y la naturalidad con la que sostiene el micrófono le delatan: tiene mucho que decir, poco tiempo y ningún miedo a ser refutado. «Quiero que cada uno de vosotros me haga, al menos, una pregunta antes de acabar». Con esta tajante petición rompe el hielo ante el grupo de periodistas que se han reunido en la Fundación Rafael del Pino en Madrid para escuchar lo que uno de los teóricos económicos más influyentes del mundo tiene que decir.
Creador del concepto ‘Tercera Revolución Industrial’ –que alude a la transformación económica que se está produciendo por la conjunción de las tecnologías de la información y el desarrollo de las energías renovables–, Rifkin ha asesorado a grandes líderes como la canciller alemana Angela Merkel o el primer ministro chino Li Keqiang. Hace ya casi diez años que logró convencer a la Unión Europea de que la innovación definiría el transcurrir del siglo XXI y, desde entonces, ha combinado su papel de asesor político con su trabajo de investigación y divulgación de los cambios tecnológicos, sociales y financieros. Esta segunda misión es precisamente la que le ha traído a España, donde quiere compartir su último y ambicioso plan económico que, promete, salvará la vida en el planeta.
Bajo el título de El Green New Deal Global (Editorial Paidós), la nueva obra del economista se presenta como una hoja de ruta para la cada vez más urgente transición ecológica. El autor plantea un escenario relativamente optimista que contradice la visión apocalíptica de la crisis climática, pero sin obviar la realidad. «Estamos ante una emergencia global: nos encontramos en medio de la sexta extinción masiva de la vida sobre la Tierra», sentencia. Con esta demoledora afirmación, recuerda lo que el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPPC, por sus siglas en inglés) ya advirtió en 2018: que las temperaturas planetarias aumentan a ritmos descontrolados y que, si se cruza el umbral del incremento de 1,5 grados centígrados, los efectos del cambio climático serán devastadores e irreversibles. Según el organismo científico de Naciones Unidas, nos quedan 11 años para evitar que la catástrofe climática se perpetúe. Rifkin cree que «todavía estamos a tiempo» y se aferra a ese margen: no solo sostiene que seremos capaces de evitar nuestra propia extinción, sino que, además, considera que la lucha a favor de la descarbonización de las economías será una transición rentable. Y defiende, como un guiño sutil a la teoría de Darwin, que todo es cuestión de adaptarse a los fenómenos climáticos.
«Por primera vez en la historia estamos protestando por el futuro de la humanidad»
El economista tiene la esperanza puesta en esas generaciones de jóvenes que en los últimos meses han sacudido todo el globo con sus gritos de desesperación por la inacción de los Gobiernos ante la emergencia climática. A su juicio, las protestas estudiantiles recogidas bajo el nombre de Fridays For Future, son una muestra de que la sociedad es cada vez más empática. Además, cree que son un reflejo de cómo, por primera vez en la historia, los seres humanos han salido a la calle para defender el futuro de la humanidad. «Entre todas las revoluciones que ha habido a lo largo de los siglos, nunca antes habíamos protestado porque nuestra especie está en peligro», subraya. Y este no es el único síntoma de que el mundo está cambiando: el diagnóstico sobre la salud del planeta presentado en el Foro Económico Mundial de Davos y el notable apoyo político al Green New Deal estadounidense propuesto por la congresista Alexandria Ocasio-Cortez evidencian la expansión de una conciencia ecológica cada vez más exigente.
De esta manera, Rifkin esboza un futuro que necesita un cambio profundo del modelo económico. Una transformación que, además, no presenta alternativas ante lo que él define como un «inminente colapso de la civilización de los combustibles fósiles». Se refiere a un punto de inflexión que se atreve incluso a datar: «En torno a 2028 se desinflará la burbuja de los combustibles fósiles, la mayor de la historia», sentencia. El rechazo de los sectores clave hacia este modelo y su progresiva reinversión en energías más baratas y menos contaminantes sustentan esta idea.
En 2015, Citigroup, la mayor empresa de servicios financieros del mundo, predijo que el total de activos obsoletos del carbono –es decir, aquellos invertidos en combustibles fósiles y otras tecnologías derivadas– podría ascender a los 100 billones de dólares si los países firmantes del Acuerdo de París llegan a un acuerdo vinculante para limitar el calentamiento global. Lo que entonces era una intuición ahora se confirma con la caída en picado de las energías limpias que, según un estudio elaborado por el banco de inversión Lazard, han pasado a ser más baratas que las centrales de gas, carbón y los reactores nucleares. Para el analista, esto solo puede significar que avanzamos (o deberíamos hacerlo) en una única dirección: la de la Tercera Revolución Industrial de carbono cero.
inversiones sostenibles
Como ha sucedido en todas las transformaciones económicas habidas hasta el momento, para lograr que fructifique es imprescindible contar con medios de comunicación, una fuente de energía y un mecanismo de transporte. O, en palabras del experto: «¡Se necesitan infraestructuras, estúpido!». Rifkin recuerda que, en la Primera Revolución Industrial, la imprenta, el telégrafo y las redes ferroviarias nacionales convirtieron al XIX en el siglo de los Estados-nación. En el XX, la electricidad, el teléfono, la radio y la televisión se unieron con el petróleo barato, los vehículos de combustión interna y las redes de carreteras nacionales para dar paso a la Segunda Revolución Industrial, que sentó las bases de un mundo globalizado. Ahora, en la Tercera Revolución Industrial, la digitalización y el internet de las comunicaciones terminarán por unir a personas de todo el mundo que producen energías renovables y las comparten a través de una red eléctrica digital propia, con la que podrán, además, hacer funcionar sus vehículos eléctricos y autónomos. En una imagen global se dibujan infraestructuras verdes que diseñarán una civilización construida en red.
«Esto nos permitirá pasar de la globalización a la glocalización», sostiene Rifkin, que subraya que, pese a todo, no es que hayamos caído en la involución. Su planteamiento es sencillo: con unas infraestructuras más ágiles, cada comunidad será relativamente autosuficiente y podrá conectarse para compartir la energía, el comercio y la movilidad. Estos cambios encajarán en un sistema económico emergente que ha bautizado como «capitalismo distributivo o social», en el que la propiedad es sustituida por el acceso y la transacción de bienes por un flujo constante de servicios. Todo con un coste marginal que roza el cero. «Los Gobiernos centrales van a dejar de hacerlo todo por nosotros. Ahora las regiones serán fundamentales para la revolución verde», explica.
«Las regiones pasarán a ser un elemento clave para el ‘Green New Deal Global’»
El visionario no habla de distopías y está seguro de que no habrá robots ni inteligencia artificial que vaya a sustituir a los humanos. Aunque esta Tercera Revolución Industrial –horizontal, abierta y distributiva– lleva implícita una destrucción de empleo, también será una fuente de oportunidades laborales. A su juicio, para desplegar las nuevas infraestructuras se necesitarán millones de personas, porque los algoritmos, basados en datos del pasado, difícilmente podrán enfrentarse al cambio climático. Sin ir más lejos, un vistazo al sector de las energías renovables da algunas pistas sobre el futuro del empleo: a día de hoy, solo en China –donde Rifkin ha trabajado como asesor–, la industria emplea ya a 3,8 millones de personas. La pregunta es: ¿por dónde empezar?
Rifkin lanza una sugerencia a nuestro país y al resto del mundo: «Para avanzar hacia esa Tercera Revolución Industrial del Green New Deal, los Gobiernos deben ayudar a cada región a establecer bancos verdes y cooperativos que lleven a cabo proyectos de infraestructuras».
Este ambicioso plan, acogido por los entusiastas como unas instrucciones hacia la descarbonización, levanta también suspicacias entre los más escépticos. ¿Llegaremos a tiempo de transformar radicalmente el sistema social y económico? A diferencia de otros expertos, Rifkin se muestra optimista. «Tenemos los instrumentos, tenemos la tecnología y la experiencia en crear infraestructuras, tenemos viento, sol y un mercado que nos habla. Solo hace falta que millones de personas se involucren». El Green New Deal Global, lo que él llama «un audaz plan económico para salvar la vida en la Tierra», es todavía una aspiración que solo necesita que empecemos a desarrollarlo. Decía Einstein que la voluntad es una fuerza motriz más poderosa que la energía atómica, y Rifkin plantea utilizar ese poder para que el ser humano sobreviva: ¿cómo no vamos a promover el cambio cuando nos enfrentamos a nuestra propia extinción?
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https://ethic.es/2019/12/jeremy-rifkin-un-green-new-deal-global-para-salvar-al-mundo/

dimecres, 4 de desembre del 2019

UN Environment | Emissions Gap Report 2019


UN Environment | Emissions Gap Report 2019

As the world strives to cut greenhouse gas emissions and limit climate change, it is crucial to track progress towards globally agreed climate goals. For a decade, UNEP’s Emissions Gap Report has compared where greenhouse gas emissions are heading against where they need to be, and highlighted the best ways to close the gap.

  •  https://www.un.org/en/climatechange/reports.shtml 
  • https://www.unenvironment.org/resources/emissions-gap-report-2019
  • https://wedocs.unep.org/bitstream/handle/20.500.11822/30797/EGR2019.pdf?sequence=1&isAllowed=y
  • https://www.unenvironment.org/interactive/emissions-gap-report/2019/
Los países con las mayores emisiones durante el 2018 fueron China, Estados Unidos e India, respectivamente.Durante este periodo, la cantidad de emisiones de dióxido de carbono en China aumentaron un 2,2%, llegando a más de 9 mil millones de toneladas de CO2.EEUU aumentó la cantidad de emisiones en un 2,6%, con 5 mil millones de emisiones, es decir, con 17.000 toneladas de emisiones de carbono. Estados Unidos fue seguido por la India, con 2 mil 481 millones de emisiones de dióxido de carbono.

https://www.concienciaeco.com/2013/09/17/las-10-empresas-mas-contaminantes-del-mundo/?fbclid=IwAR0NrRKsVaRApA-cahv1iOQiThaU84nKZVPgC1TCpHgs5QmVqx8wCYnbIt0
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https://www.lanacion.com.ar/sociedad/el-ranking-de-las-cien-empresas-mas-contaminantes-del-mundo-nid2041389?fbclid=IwAR3wZwPut_ua5Ovx49KQS5aSSbErYx2Jtr_e_n5J5eRfA6ZpB8jHOKj6Exo
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https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-40013678
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Estudio revela que China es el país que más contamina el aire

El Informe de Perspectivas de Estadísticas de Energía Mundial, de la compañía británica BP para el 2019, señala que las principales fuentes de emisiones dañinas fueron provenientes de fuentes fósiles como el petróleo, el carbón y el gas natural. China fue el país que más contaminó el aire en el mundo con sus emisiones de estos materiales.

https://www.aa.com.tr/es/econom%C3%ADa/estudio-revela-que-china-es-el-pa%C3%ADs-que-m%C3%A1s-contamina-el-aire/1506557

https://www.levante-emv.com/ciencia-salud/3752/china-coloca-multinacionales-lista-negra-empresas-contaminantes/382941.html

- Son sólo cien las empresas que producen más del 70% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero desde 1988. Son 3/4 partes de todas las empresas.La mayoria son estatales o mixtas, con control estatregico estatal, por ser empresas estratégicas.