dilluns, 30 de desembre del 2019

¿Legitimidad o greenwashing en la contribución de las empresas a los ODS?:

¿Legitimidad o greenwashing en la contribución de las empresas a los ODS?: Criterios para discernir

En un artículo anterior (De cómo los Objetivos de Desarrollo Sostenible pueden contribuir al greenwashing) comentábamos los crecientes esfuerzos y presiones para la promoción de la contribución de las empresas privadas al logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, ODS.  Destacábamos los esfuerzos para facilitar el conocimiento del potencial de contribución y para guiar su reporte como parte de su información sobre sostenibilidad. 
Estos esfuerzos y presiones están estimulando a algunas empresas a ejecutar estas contribuciones como parte de su estrategia de responsabilidad ante la sociedad, pero también está llevando a muchas a querer figurar y sacarle rédito más allá de su verdadera contribución, particularmente imputando actividades rutinarias que venían haciendo desde hace tiempo como si fueran acciones incrementales, o bien alegando contribuciones que no son significativas.  Para muchas empresas estas presiones están conduciendo al greenwashing, a figurar, exagerar y tergiversar sus contribuciones.
Basado en la discusión en aquel artículo, en este cuarto artículo sobre las contribuciones de las empresas a los ODS presentamos algunos criterios para guiar a los interesados en evaluar esas contribuciones y/o desenmascarar el lavado de cara.  Para establecer estos criterios nos debemos hacer algunas preguntas: ¿Qué quiere decir “contribuciones”?  ¿Es “contribución” cualquier cosa que se pueda relacionar con alguna de las 169 metas?  ¿Qué características deben tener esas “contribuciones”?
Postulamos cinco criterios para discernir entre la legitimidad y la probabilidad de greenwashing en las contribuciones a los ODS.  Deben ser MICIS: Materiales, Incrementales, Contextuales, Impactantes y Sostenibles.
  • ·   Materiales. Las contribuciones deben ser materiales, es decir deben significativas, no pueden ser trivialidades o nimiedades que simplemente tienen algo que ver con alguna de las 169 metas.  Y este es  un criterio relativo, lo que para una empresa puede ser inmaterial para otra puede serlo ya que dependerá de la magnitud, el impacto y el contexto. La contribución debe ser conmensurada con la capacidad de la empresa, tanto financiera como de poder de influencia en su entorno.  Todas las empresas pueden reportar una reducción en el consumo energético y así alegar contribución a la reducción de emisiones. ¿Pero cuánto es esta reducción en el contexto en que opera la empresa? ¿en función su impacto en el medio ambiente? ¿en función de su capacidad de hacerlo?


  • ·   Incrementales.  Las contribuciones deben ser en adición a lo que se venía haciendo tradicionalmente.  No se trata de imputar lo que se ha venido haciendo pero la verdadera contribución será incremental, y de ser posible creciente. No está mal alegar que desde hace 10 años que se está ayudando a la escuela primaria de la comunidad, pero no es una acción tomada explícitamente para contribuir a los ODS acordados en el 2015, aunque lo haga.  ¿Qué más puede hacer aparte de imputar actividades tradicionales?


  • ·   Contextuales. Las contribuciones deben ser relacionadas con la actividad de la empresa, con el contexto en que opera, con sus principales stakeholders, de lo contrario pude ser contribución “comprada” para mejorar imagen, para hacer greenwashing.  Las contribuciones deben demostrar como los cambios en las actividades de la empresa hacen la contribución a los ODS. Con esto no queremos decir que la filantropía pura y dura no sea legitima, pero habría que considerar si su objetivo es legítimo o es simplemente un intento de figurar, de aparecer que se hace una contribución, para poder reportar algo. Y en este caso es oportuno preguntar por el impacto y lo incremental de la acción. [i]


  • ·   Impactantes. La contribución debe tener impacto, medible o no (mientras mayor mejor, ver el criterio de materialidad), pero debe producir algún cambio que se note en el objeto de la contribución.  ¿Qué impacto tiene la donación de alimentos sobrantes en la cafetería de la empresa para reducir la pobreza?  Las contribuciones se deben diseñar y ejecutar en función del impacto que han tenido o tendrán sobre los indicadores que se están desarrollando para medir el logro de cada una de las 169 metas.  Deberían reportar el impacto sobre los indicadores en cuestión.


  • ·   Sostenibles.  Y por último la contribución debe ser sostenible en el tiempo.  No se trata de hacer una contribución ocasional, dependiendo de la situación en que se encuentra la empresa.  Tampoco puede ser oportunista, para aprovechar algún momento en el cual se necesita visibilidad o para enmascarar algún mal comportamiento. No queremos decir que deba ser constante o creciente, pero no puede ser efímera, debe ser parte de una estrategia de largo plazo, preferiblemente de la estrategia de RSE  [ii] . De contrario la sospecha de greenwashing se justifica.

Obviamente que estos criterios no son ni definitivos, ni infalibles, ni determinantes.  Pero ofrecen algunas ideas para determinar la posibilidad de que los reportes sobre las contribuciones de las empresas a los ODS sean legítimas o sean exageradas o tergiversadas. Ante la intensificación de las presiones para actuar y sobre todo para reportar, estas presiones para pueden y van a llevar a intensificar la natural tendencia hacia el greenwashing por parte de las empresas, en mayor o menor intensidad y frecuencia, más para unas empresas que para otras. 
Y sin duda que estos criterios proporcionan un marco de referencia para otorgar premios a las contribuciones de las empresas a los ODS (que no se deberían otorgar, pero la tentación es grande).  Véase como no se deben otorgar estos premios en Otra vez el Pacto Mundial (mal) otorgando premios y como si se hubieran usado estos criterios a lo mejor los premios reconocerían contribuciones legítimas.




[i] Un caso muy ilustrativo es el voluntariado corporativo donde tradicionalmente se llevan a cabo actividades valiosas, pero de poco impacto relativo al potencial de los involucrados, como plantar árboles, prestar asistencia a personas en condiciones de desventaja, apoyar a escuelas, etc.  En el artículo Voluntariado corporativo: basta de malgastar recursos, proponíamos elevar estratégicamente estas actividades a lo largo de los criterios que enunciamos arriba: mayor impacto tangible, aprovechamiento de la capacidad de la empresa y de sus empleados y directivos, alineación con sus objetivos, etc.
[ii] Comentábamos en un artículo anterior ¿Es hora de pasar de la RSE a los ODS? la superioridad de la estrategia de la RSE sobre las acciones puntuales de las contribuciones a los ODS y la importancia de que estas fueran en el contexto de la estrategia de sostenibilidad de largo para evitar algunos de los problemas mencionados y que también pueden llevar al greenwashing.





dijous, 19 de desembre del 2019

«El comercio justo es una forma sencilla de trasladar los ODS a la ciudadanía»

«El comercio justo es una forma sencilla de trasladar los ODS a la ciudadanía»

Roberto Ballester, presidente de Fairtrade Ibérica, resalta la importancia del comercio justo para crear un mundo más sostenible a nivel social y medioambiental.

Octubre es un mes especial, no solo porque las hojas de los árboles se tiñan de marrón y amarillo y se preparen para caer, sino porque es el mes elegido para sensibilizar sobre el comercio justo y la importancia de que los productos que compramos incluyan el sello que certifica que proceden de él. Hablamos con Roberto Ballester, presidente de Fairtrade Ibérica, sobre qué impacto tienen nuestras decisiones como consumidores y la forma en que el comercio justo y los Objetivos de Desarrollo Sostenible se entrelazan para conseguir que el vivamos en un mundo más justo para todos los que lo habitan.
Cada vez es más común encontrar productos con el sello fairtrade en los estantes de los distintos supermercados. ¿Qué significa?
El comercio justo es una manera de entender las relaciones entre los países y las empresas que propone una serie de criterios para que, cuando estemos comprando un producto aquí, también estemos asegurando que las condiciones en las que se ha producido, comercializado o distribuido sean justas para todas las partes, es decir, tanto para los productores como para los consumidores. Podemos entenderlo como un movimiento que intenta visibilizar que hay una manera justa, sostenible y rentable de comprar, producir y distribuir. Dentro de este tipo de comercio, Fairtrade es el sello que certifica que, efectivamente, no se trata solamente de una filosofía, sino que todo el proceso está comprobado, auditado y tiene un seguimiento para que el consumidor y la empresa distribuidora tengan la certeza de que todas estas condiciones de las que hablamos se cumplen.
¿Qué impacto tiene el sello Fairtrade en las condiciones de trabajo de los productores y trabajadores del sur global?
Hay varios elementos que están relacionados. En primer lugar, asegurar unas condiciones laborales justas y, por lo tanto, no permitir determinadas prácticas laborales que a veces ocurren en algunos países se lleven a cabo —como la mano de obra infantil—. Una segunda parte importante para el fairtrade es fomentar y ayudar a generar un desarrollo local comunitario para que sea una palanca que no solo beneficie a aquellos que trabajan bajo las condiciones de comercio justo, sino a la comunidad en su conjunto. Se consigue mejorar el desarrollo del entorno, por ejemplo, asegurando un precio mínimo, es decir, ni se compran ni se venden productos por debajo de esa cantidad. Esto fomenta que se pueda conseguir un precio que asegure que las condiciones de trabajo, económicas y sociales sean las más adecuadas. Además, damos una prima para que las organizaciones tengan más capacidad de desarrollar más infraestructura o más actividad, o incluso para que puedan desarrollar proyectos locales.
«El comercio justo ayuda a garantizar la sostenibilidad ambiental de los productos que estamos consumiendo»
A la sociedad en general, especialmente en aquellos lugares donde se compra comercio justo, ¿cómo le beneficia?
Las condiciones que plantea Fairtrade es que el comercio sea sostenible para todos, de la misma manera que no es sostenible para nadie generar un impacto ambiental elevado. Además, se intenta ayudar —en los países donde se distribuyen estos productos y donde se puedan comprar— a generar un impacto positivo desde el punto de vista de la concienciación de las personas, de entender que los productos tienen que ser elaborados en condiciones justas. También se conciencia desde un punto de vista de la sostenibilidad ambiental, otro de los elementos que Fairtrade trabaja de manera concreta y en profundidad. El comercio justo ayuda a garantizar que los productos que estamos consumiendo son respetuosos con el entorno, por lo que permite ser una palanca más para ayudar a generar un mundo y un mercado mucho más sostenible.
¿En qué medida el comercio justo puede ayudar a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible?
Estamos totalmente alineados con los ODS y trabajamos específicamente el objetivo de trabajo decente y crecimiento económico o el de producción y consumo responsable. Son nuestros pilares. La compra de productos de comercio justo es una manera sencilla de intentar trasladar los ODS –que están en el lenguaje cotidiano de las organizaciones– a la ciudadanía. Intentamos llevar este mensaje a la gente haciéndole ver que pequeños comportamientos en el consumo están ayudando a conseguirlos. Fairtrade concreta poner un producto de unas características específicas en el lineal de un gran distribuidor y, al final, también le alinea con los ODS.
¿A qué retos se enfrenta el comercio justo en España?
España está muy por debajo de la media europea en la compra de productos de este tipo. La presión de la sociedad sobre una determinada manera de comprar y consumir es más reciente en nuestro país que en el resto de Europa. Además, la distribución de productos con certificación de comercio justo también ha llegado más tarde, es decir, la gran distribución está tardando más en incluirlos. Si lo comparamos con Reino Unido o Alemania —que son los mayores ejemplos de consumidores— vemos que la presencia de productos de fairtrade en los supermercados es muy relevante, y ocurre lo mismo con la demanda de los consumidores: son conscientes de que el café, el azúcar y determinados productos no se entienden sin comercio justo. España se ha incorporado mucho más tarde a este tipo de distribución y, por eso, uno de los retos es facilitar la compra de un producto certificado al consumidor, haciéndoselo asequible en sus establecimientos habituales.
«Tenemos que romper la idea de que el comercio justo es solo para un nicho y empezar a pensar que es un elemento universal»
¿Los grandes supermercados en España están por la labor de facilitar ese acceso a productos certificados?
La gran distribución en los supermercados con presencia internacional —donde los productos de fairtrade en otros países están presentes–, como Carrefour o Lidl, entre otros, tiene tendencia a incorporarlos a sus lineales en España de manera bastante rápida. En realidad, hay una apuesta clara por referenciar determinados productos, pero España tiene una peculiaridad como país: hay una gran distribuidora que acapara el 25% de la cuota de mercado, algo que en otros lugares no sucede. El problema está en que tenemos esta empresa, Mercadona, que considera que productos certificados por un externo en materia de comercio justo no es relevante o no le atañe. Esto distorsiona un poco el mercado, porque si existieran otro tipo de empresas o Mercadona no copase una cuota de mercado tan grande, probablemente habría más productos fairtrade en España.
¿Qué falla a la hora de concienciar y sensibilizar a la sociedad española de la importancia del consumo de productos de comercio justo?
Algo común tanto a la distribución como al consumidor, aunque con características diferentes, es que se ha trabajado toda la propuesta del movimiento del comercio justo como un elemento alternativo al sistema. Cuando uno piensa y analiza sociológicamente a ambos, ¿cuántas empresas y personas quieren estar en un sistema alternativo? El porcentaje es muy bajo, por lo que acabas con una propuesta para un nicho muy pequeño. Lo que está proponiendo Fairtrade —y los ODS van en esa línea— es que el comercio justo no sea una propuesta alternativa, sino que sea una propuesta dentro del sistema para que este sea más justo y sostenible. Ahora bien, el hecho de estar dentro de él no elimina ni un ápice de ser serios, rigurosos y críticos con él en aquellas cosas que creemos deberían ser de otra manera. Tenemos que romper esa idea de que Fairtrade es solo para un nicho y empezar a pensar que es un elemento universal y que muchas personas pueden empezar a consumir este tipo de productos si se lo ponemos fácil. Y también para la distribución: si se lo ponemos fácil, probablemente habrá más supermercados dispuestos a escuchar lo que demanda la sociedad.
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https://ethic.es/2019/10/fairtrade-comercio-justo/

 

 


Jeremy Rifkin: un Green New Deal Global para salvar al mundo

Jeremy Rifkin: un Green New Deal Global para salvar al mundo

El cambio climático es el mayor desafío al que se enfrenta la humanidad. Bajo esta verdad indiscutible, el economista y sociólogo Jeremy Rifkin, célebre autor de ‘La Tercera Revolución Industrial’ (2011) y ‘El fin del trabajo’ (1995) construye un nuevo plan económico que haga saltar por los aires los pilares que construyeron la civilización de los combustibles fósiles que, por cierto, cree que colapsará allá por 2028. 

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 Jara Atienza

Elvira Megías
Jeremy Rifkin (1945, Denver, Colorado) habla sin prisa, pero sin pausa. Sus enérgicos gestos y la naturalidad con la que sostiene el micrófono le delatan: tiene mucho que decir, poco tiempo y ningún miedo a ser refutado. «Quiero que cada uno de vosotros me haga, al menos, una pregunta antes de acabar». Con esta tajante petición rompe el hielo ante el grupo de periodistas que se han reunido en la Fundación Rafael del Pino en Madrid para escuchar lo que uno de los teóricos económicos más influyentes del mundo tiene que decir.
Creador del concepto ‘Tercera Revolución Industrial’ –que alude a la transformación económica que se está produciendo por la conjunción de las tecnologías de la información y el desarrollo de las energías renovables–, Rifkin ha asesorado a grandes líderes como la canciller alemana Angela Merkel o el primer ministro chino Li Keqiang. Hace ya casi diez años que logró convencer a la Unión Europea de que la innovación definiría el transcurrir del siglo XXI y, desde entonces, ha combinado su papel de asesor político con su trabajo de investigación y divulgación de los cambios tecnológicos, sociales y financieros. Esta segunda misión es precisamente la que le ha traído a España, donde quiere compartir su último y ambicioso plan económico que, promete, salvará la vida en el planeta.
Bajo el título de El Green New Deal Global (Editorial Paidós), la nueva obra del economista se presenta como una hoja de ruta para la cada vez más urgente transición ecológica. El autor plantea un escenario relativamente optimista que contradice la visión apocalíptica de la crisis climática, pero sin obviar la realidad. «Estamos ante una emergencia global: nos encontramos en medio de la sexta extinción masiva de la vida sobre la Tierra», sentencia. Con esta demoledora afirmación, recuerda lo que el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPPC, por sus siglas en inglés) ya advirtió en 2018: que las temperaturas planetarias aumentan a ritmos descontrolados y que, si se cruza el umbral del incremento de 1,5 grados centígrados, los efectos del cambio climático serán devastadores e irreversibles. Según el organismo científico de Naciones Unidas, nos quedan 11 años para evitar que la catástrofe climática se perpetúe. Rifkin cree que «todavía estamos a tiempo» y se aferra a ese margen: no solo sostiene que seremos capaces de evitar nuestra propia extinción, sino que, además, considera que la lucha a favor de la descarbonización de las economías será una transición rentable. Y defiende, como un guiño sutil a la teoría de Darwin, que todo es cuestión de adaptarse a los fenómenos climáticos.
«Por primera vez en la historia estamos protestando por el futuro de la humanidad»
El economista tiene la esperanza puesta en esas generaciones de jóvenes que en los últimos meses han sacudido todo el globo con sus gritos de desesperación por la inacción de los Gobiernos ante la emergencia climática. A su juicio, las protestas estudiantiles recogidas bajo el nombre de Fridays For Future, son una muestra de que la sociedad es cada vez más empática. Además, cree que son un reflejo de cómo, por primera vez en la historia, los seres humanos han salido a la calle para defender el futuro de la humanidad. «Entre todas las revoluciones que ha habido a lo largo de los siglos, nunca antes habíamos protestado porque nuestra especie está en peligro», subraya. Y este no es el único síntoma de que el mundo está cambiando: el diagnóstico sobre la salud del planeta presentado en el Foro Económico Mundial de Davos y el notable apoyo político al Green New Deal estadounidense propuesto por la congresista Alexandria Ocasio-Cortez evidencian la expansión de una conciencia ecológica cada vez más exigente.
De esta manera, Rifkin esboza un futuro que necesita un cambio profundo del modelo económico. Una transformación que, además, no presenta alternativas ante lo que él define como un «inminente colapso de la civilización de los combustibles fósiles». Se refiere a un punto de inflexión que se atreve incluso a datar: «En torno a 2028 se desinflará la burbuja de los combustibles fósiles, la mayor de la historia», sentencia. El rechazo de los sectores clave hacia este modelo y su progresiva reinversión en energías más baratas y menos contaminantes sustentan esta idea.
En 2015, Citigroup, la mayor empresa de servicios financieros del mundo, predijo que el total de activos obsoletos del carbono –es decir, aquellos invertidos en combustibles fósiles y otras tecnologías derivadas– podría ascender a los 100 billones de dólares si los países firmantes del Acuerdo de París llegan a un acuerdo vinculante para limitar el calentamiento global. Lo que entonces era una intuición ahora se confirma con la caída en picado de las energías limpias que, según un estudio elaborado por el banco de inversión Lazard, han pasado a ser más baratas que las centrales de gas, carbón y los reactores nucleares. Para el analista, esto solo puede significar que avanzamos (o deberíamos hacerlo) en una única dirección: la de la Tercera Revolución Industrial de carbono cero.
inversiones sostenibles
Como ha sucedido en todas las transformaciones económicas habidas hasta el momento, para lograr que fructifique es imprescindible contar con medios de comunicación, una fuente de energía y un mecanismo de transporte. O, en palabras del experto: «¡Se necesitan infraestructuras, estúpido!». Rifkin recuerda que, en la Primera Revolución Industrial, la imprenta, el telégrafo y las redes ferroviarias nacionales convirtieron al XIX en el siglo de los Estados-nación. En el XX, la electricidad, el teléfono, la radio y la televisión se unieron con el petróleo barato, los vehículos de combustión interna y las redes de carreteras nacionales para dar paso a la Segunda Revolución Industrial, que sentó las bases de un mundo globalizado. Ahora, en la Tercera Revolución Industrial, la digitalización y el internet de las comunicaciones terminarán por unir a personas de todo el mundo que producen energías renovables y las comparten a través de una red eléctrica digital propia, con la que podrán, además, hacer funcionar sus vehículos eléctricos y autónomos. En una imagen global se dibujan infraestructuras verdes que diseñarán una civilización construida en red.
«Esto nos permitirá pasar de la globalización a la glocalización», sostiene Rifkin, que subraya que, pese a todo, no es que hayamos caído en la involución. Su planteamiento es sencillo: con unas infraestructuras más ágiles, cada comunidad será relativamente autosuficiente y podrá conectarse para compartir la energía, el comercio y la movilidad. Estos cambios encajarán en un sistema económico emergente que ha bautizado como «capitalismo distributivo o social», en el que la propiedad es sustituida por el acceso y la transacción de bienes por un flujo constante de servicios. Todo con un coste marginal que roza el cero. «Los Gobiernos centrales van a dejar de hacerlo todo por nosotros. Ahora las regiones serán fundamentales para la revolución verde», explica.
«Las regiones pasarán a ser un elemento clave para el ‘Green New Deal Global’»
El visionario no habla de distopías y está seguro de que no habrá robots ni inteligencia artificial que vaya a sustituir a los humanos. Aunque esta Tercera Revolución Industrial –horizontal, abierta y distributiva– lleva implícita una destrucción de empleo, también será una fuente de oportunidades laborales. A su juicio, para desplegar las nuevas infraestructuras se necesitarán millones de personas, porque los algoritmos, basados en datos del pasado, difícilmente podrán enfrentarse al cambio climático. Sin ir más lejos, un vistazo al sector de las energías renovables da algunas pistas sobre el futuro del empleo: a día de hoy, solo en China –donde Rifkin ha trabajado como asesor–, la industria emplea ya a 3,8 millones de personas. La pregunta es: ¿por dónde empezar?
Rifkin lanza una sugerencia a nuestro país y al resto del mundo: «Para avanzar hacia esa Tercera Revolución Industrial del Green New Deal, los Gobiernos deben ayudar a cada región a establecer bancos verdes y cooperativos que lleven a cabo proyectos de infraestructuras».
Este ambicioso plan, acogido por los entusiastas como unas instrucciones hacia la descarbonización, levanta también suspicacias entre los más escépticos. ¿Llegaremos a tiempo de transformar radicalmente el sistema social y económico? A diferencia de otros expertos, Rifkin se muestra optimista. «Tenemos los instrumentos, tenemos la tecnología y la experiencia en crear infraestructuras, tenemos viento, sol y un mercado que nos habla. Solo hace falta que millones de personas se involucren». El Green New Deal Global, lo que él llama «un audaz plan económico para salvar la vida en la Tierra», es todavía una aspiración que solo necesita que empecemos a desarrollarlo. Decía Einstein que la voluntad es una fuerza motriz más poderosa que la energía atómica, y Rifkin plantea utilizar ese poder para que el ser humano sobreviva: ¿cómo no vamos a promover el cambio cuando nos enfrentamos a nuestra propia extinción?
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https://ethic.es/2019/12/jeremy-rifkin-un-green-new-deal-global-para-salvar-al-mundo/

dimecres, 4 de desembre del 2019

UN Environment | Emissions Gap Report 2019


UN Environment | Emissions Gap Report 2019

As the world strives to cut greenhouse gas emissions and limit climate change, it is crucial to track progress towards globally agreed climate goals. For a decade, UNEP’s Emissions Gap Report has compared where greenhouse gas emissions are heading against where they need to be, and highlighted the best ways to close the gap.

  •  https://www.un.org/en/climatechange/reports.shtml 
  • https://www.unenvironment.org/resources/emissions-gap-report-2019
  • https://wedocs.unep.org/bitstream/handle/20.500.11822/30797/EGR2019.pdf?sequence=1&isAllowed=y
  • https://www.unenvironment.org/interactive/emissions-gap-report/2019/
Los países con las mayores emisiones durante el 2018 fueron China, Estados Unidos e India, respectivamente.Durante este periodo, la cantidad de emisiones de dióxido de carbono en China aumentaron un 2,2%, llegando a más de 9 mil millones de toneladas de CO2.EEUU aumentó la cantidad de emisiones en un 2,6%, con 5 mil millones de emisiones, es decir, con 17.000 toneladas de emisiones de carbono. Estados Unidos fue seguido por la India, con 2 mil 481 millones de emisiones de dióxido de carbono.

https://www.concienciaeco.com/2013/09/17/las-10-empresas-mas-contaminantes-del-mundo/?fbclid=IwAR0NrRKsVaRApA-cahv1iOQiThaU84nKZVPgC1TCpHgs5QmVqx8wCYnbIt0
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https://www.lanacion.com.ar/sociedad/el-ranking-de-las-cien-empresas-mas-contaminantes-del-mundo-nid2041389?fbclid=IwAR3wZwPut_ua5Ovx49KQS5aSSbErYx2Jtr_e_n5J5eRfA6ZpB8jHOKj6Exo
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https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-40013678
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Estudio revela que China es el país que más contamina el aire

El Informe de Perspectivas de Estadísticas de Energía Mundial, de la compañía británica BP para el 2019, señala que las principales fuentes de emisiones dañinas fueron provenientes de fuentes fósiles como el petróleo, el carbón y el gas natural. China fue el país que más contaminó el aire en el mundo con sus emisiones de estos materiales.

https://www.aa.com.tr/es/econom%C3%ADa/estudio-revela-que-china-es-el-pa%C3%ADs-que-m%C3%A1s-contamina-el-aire/1506557

https://www.levante-emv.com/ciencia-salud/3752/china-coloca-multinacionales-lista-negra-empresas-contaminantes/382941.html

- Son sólo cien las empresas que producen más del 70% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero desde 1988. Son 3/4 partes de todas las empresas.La mayoria son estatales o mixtas, con control estatregico estatal, por ser empresas estratégicas.


dijous, 28 de novembre del 2019

Plantar más de 500.000 millones de árboles: nuevo reto científico contra la crisis climática

Plantar más de 500.000 millones de árboles: nuevo reto científico contra la crisis climática

Un estudio publicado en ‘Science’ indica que existe espacio suficiente para incrementar un 25% la superficie forestal y, así, reducir un 25% los gases de efecto invernadero en la atmósfera




Plantar más de 500.000 millones de árboles: nuevo reto  científico contra la crisis climática
La madera de árboles como la secuoya gigante conocida como General Sherman (centro) retiene carbono y contribuye a reducir la acumulación de gases de efecto invernadero en la atmósfera (zodebala / Getty)
La forma más eficaz, rápida y barata de hacer frente a la crisis climática podría ser plantar árboles. Eso sí, muchos árboles.
De momento, para reducir en aproximadamente un 25% la cantidad global de gases de efecto invernadero (causantes del cambio climático) presentes en la atmósfera sería necesario aumentar la superficie forestal también en un 25% (respecto a la cifra actual), incluyendo en estos terrenos como mínimo 500.000 millones de árboles de nueva plantación.
Estos son los cálculos que se exponen en un estudio publicado esta semana en la revista Science por un equipo liderado por investigadores del Instituto de Biología Integrativa del Instituto Federal Suizo de Tecnología de Zurich (ETH-Zurich).
La propuesta es ambiciosa pero posible, y además podría ser la más “barata” si se compara con otras propuestas para reducir a gran escala la presencia de gases de efecto invernadero en la atmósfera. En casos como este las cifras son tan altas que inducen a engaño. Para tener una referencia se debe recordar que en todo el planeta viven en la actualidad unos tres billones de árboles, según los cálculos de diversos estudios anteriores.
El equipo que encabeza Jean-Francoise Bastin destaca en el resumen del artículo de esta semana en Science que lo más importante de su propuesta es que la reforestación o restauración de superficies forestales a escala global ayudaría a la captura de gases de efecto invernadero y la mitigación del cambio climático.
Los mapas y modelos generados por este equipo formado por expertos de Suiza, Italia y Francia indican que existe superficie suficiente para incrementar la masa forestal en un 25% sin que ello represente perjuicios irreversibles para la producción agrícola o los ecosistemas naturales.
Los investigadores utilizaron Google Earth para ver en qué áreas podrían plantarse más árboles, al tiempo que se mantiene el espacio para las personas (agricultura y zonas urbanizadas) y los ecosistemas naturales. Jean-Francois Bastin, explica que han calculado que hay espacio para cuando menos un billón de árboles más, pero podrían ser 1,5 billones.



El nuevo estudio indica que también se deben tener en cuenta los árboles en zonas urbanas o periurbanas
El nuevo estudio indica que también se deben tener en cuenta los árboles en zonas urbanas o periurbanas (Ana Jiménez)
En el resumen de su estudio, los autores se limitan a proponer un incremento del 25% la superficie forestal, una acción que podría tener como resultado la captura de 200 gigatoneladas adicionales de carbono -que quedaría retenido en la madera y por tanto dejaría de estar en la atmósfera en forma de dióxido de carbono. La propuesta que ahora se presenta es, “por mucho, por miles de veces más, la solución más barata al cambio climático” y la más efectiva, dijo Thomas Crowther, coautor del estudio y ecólogo especializado en el cambio climático en el ETH Zurich, en declaraciones recogidas por AFP.
La propuesta de plantación masiva de árboles, sin embargo, no sustituye el hecho de que es necesario dejar de quemar petróleo, carbón y gas, las causas principales del calentamiento global, destaca el profesor Crowther. “Nada de esto funciona sin recortes en las emisiones”, recuerda el experto.



Plantación popular de árboles en el Parque de la Serralada de Marina, en Tiana
Plantación popular de árboles en el Parque de la Serralada de Marina, en Tiana (Diputació de Barcelona)
Tampoco parece realista pensar que repentinamente todo el mundo empezarán a plantar árboles frenéticamente, aunque de forma local ya se están poniendo en práctica experiencias de este tipo, reconoce zado, señaló Crowther.“Ciertamente es un desafío monumental, que es exactamente la magnitud del problema del cambio climático”, afirmó.
El biólogo conservacionista de la George Mason University (Estados Unidos) Thomas Lovejoy, conocedor del estudio pero no relacionado directamente con su redacción considera que la nueva propuesta es “una buena noticia” porque plantar árboles también ayudaría a detener la pérdida de biodiversidad.
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Artículo científico de referencia:
The global tree restoration potential Jean-Francois Bastin et al. Science 05 Jul 2019: Vol. 365, Issue 6448, pp. 76-79 DOI: 10.1126/science.aax0848
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Plantar más de 500.000 millones de árboles: nuevo reto científico contra la crisis climática

Un estudio publicado en ‘Science’ indica que existe espacio suficiente para incrementar un 25% la superficie forestal y, así, reducir un 25% los gases de efecto invernadero en la atmósfera



The global tree restoration potential Jean-Francois Bastin et al. Science 05 Jul 2019: Vol. 365, Issue 6448, pp. 76-79 ..DOI: 10.1126/science.aax0848 https://science.sciencemag.org/content/365/6448/76

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https://youtu.be/tUdI4Sc8Jks
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The global tree restoration potential Jean-Francois Bastin et al. Science 05 Jul 2019: Vol. 365, Issue 6448, pp. 76-79 DOI: 10.1126/science.aax0848
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The global tree restoration potential

See all authors and affiliations
Science  05 Jul 2019:
Vol. 365, Issue 6448, pp. 76-79
DOI: 10.1126/science.aax0848
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The potential for global forest cover

The restoration of forested land at a global scale could help capture atmospheric carbon and mitigate climate change. Bastin et al. used direct measurements of forest cover to generate a model of forest restoration potential across the globe (see the Perspective by Chazdon and Brancalion). Their spatially explicit maps show how much additional tree cover could exist outside of existing forests and agricultural and urban land. Ecosystems could support an additional 0.9 billion hectares of continuous forest. This would represent a greater than 25% increase in forested area, including more than 200 gigatonnes of additional carbon at maturity.Such a change has the potential to store an equivalent of 25% of the current atmospheric carbon pool.
Science, this issue p. 76; see also p. 24

Abstract

The restoration of trees remains among the most effective strategies for climate change mitigation. We mapped the global potential tree coverage to show that 4.4 billion hectares of canopy cover could exist under the current climate. Excluding existing trees and agricultural and urban areas, we found that there is room for an extra 0.9 billion hectares of canopy cover, which could store 205 gigatonnes of carbon in areas that would naturally support woodlands and forests. This highlights global tree restoration as one of the most effective carbon drawdown solutions to date. However, climate change will alter this potential tree coverage. We estimate that if we cannot deviate from the current trajectory, the global potential canopy cover may shrink by ~223 million hectares by 2050, with the vast majority of losses occurring in the tropics. Our results highlight the opportunity of climate change mitigation through global tree restoration but also the urgent need for action.

dissabte, 23 de novembre del 2019

¿Qué se necesita para que las empresas mejoren nuestras vidas? David Korten

¿Qué se necesita para que las empresas mejoren nuestras vidas? David Korten

¿Qué se necesita para que las empresas mejoren nuestras vidas? David Korten
No hace mucho, la humanidad estaba fragmentada en sociedades aisladas organizadas en torno a diversas culturas e instituciones humanas muy variadas. Algunos satisfacían las necesidades de todos de acuerdo a una relación equilibrada con la naturaleza. Otros crearon divisiones crueles entre gobernantes brutales y masas esclavizadas. Las diferencias a lo largo de este espectro demuestran que somos una especie que alberga muchas posibilidades.
En las últimas décadas, la revolución en el transporte aéreo y las tecnologías de la comunicación ha hecho de los seres humanos una especie altamente interconectada e interdependiente, con un conocimiento significativo del alcance y las consecuencias de nuestras opciones culturales e institucionales.
Estos avances nos posicionan como una especie global que crea unida, por elección colectiva consciente: un mundo de paz, recursos compartidos, belleza, seguridad material y abundancia espiritual para todos.
Sin embargo hemos elegido un camino diferente. La fragmentación cultural e institucional de la humanidad ha dado paso a una sociedad global interconectada, hemos abrazado el dinero como si fuera nuestro valor común definitorio, la competencia por el poder y los recursos como nuestro modo dominante de relacionarnos, y las empresas transnacionales con fines de lucro con fines privados.
Este conjunto de opciones pone a la humanidad en un camino hacia el colapso ambiental y social, la posible autoexistencia y la posible destrucción de la capacidad de la Tierra para sustentar la vida.
Un mundo de posibilidades trágicamente incorrectas. Cinco tendencias globales dominantes que nos ponen en camino de convertirnos en la primera especie en la Tierra en elegir conscientemente su propia extinción.
1. Tecnologías destructivas de la vida. Nuestra energía nuclear, carbono, genética, modificación, y las tecnologías de inteligencia artificial nos dan la capacidad de destruir la capacidad de la Tierra para sustentar la vida. Seguimos aumentando los números e impactos potenciales de esas tecnologías sin tener en cuenta las consecuencias.
2. Desigualdad extrema. Toleramos una creciente brecha de riqueza que reduce cada vez más personas a vidas de desesperación mientras unos pocos se dedican al consumo despilfarrador  más allá de cualquier necesidad. Oxfam estima que la riqueza financiera de seis personas ricas supera a la mitad más pobre de la humanidad.
3. Consumo más allá de que la Tierra pueda sostener. La Global Footprint Network calcula que consumimos a una velocidad de 1,7 veces la capacidad de regeneración de la Tierra. Sin embargo, nuestra prioridad económica sigue siendo acelerar el crecimiento añadido, sin preocuparse por quién se beneficia.
4. Influencia corporativa en el gobierno y la política pública. Facilitamos el creciente poder económico y político de las empresas transnacionales que maximizan los beneficios. Corporaciones dedicadas al propósito privado de hacer crecer los activos financieros de los propietarios y gerentes más ricos del mundo.
5. Pérdida de la legitimidad institucional. Experimentamos el auge de la política demagógica que sigue cuando las instituciones pierden legitimidad por falta de capacidad para atender las necesidades esenciales de la sociedad.
Estas tendencias son consecuencias predecibles de las elecciones institucionales basadas en una meta-narrativa muy defectuosa que ignora nuestra naturaleza esencial como seres vivos, tergiversa las fuentes de nuestro bienestar y felicidad, y niega las posibilidades superiores de nuestra naturaleza humana.
Tenemos el derecho y los medios para hacer diferentes elecciones. Sin embargo, para hacerlo, debemos ser claros sobre qué tipo de sociedad buscamos y sobre los cambios culturales e institucionales que esto requiere.

Definiendo nuestro sueño compartido

A medida que nos comprometemos a discutir posibles cambios de transformación en el futuro, es útil definir lo que estamos tratando de lograr. Los latinoamericanos hablan de vivir bien (buen vivir), un compromiso ahora consagrado en las constituciones de Ecuador y Bolivia.
Los africanos hablan de ubuntu (humanidad), que a menudo se traduce como “yo soy porque somos”. El partido gobernante de China ha incorporado a su constitución un compromiso con la civilización ecológica y ha declarado que “la naturaleza debe ser respetada, adaptada y protegida … ”.
En su presentación del 18 de octubre de 2017 en el 19º Congreso Nacional del partido, el presidente de China, Xi Jinping, ratificó este compromiso y observó que: “El hombre y la naturaleza forman una comunidad de vida; Nosotros, como seres humanos, debemos respetar la naturaleza, seguir sus caminos y protegerla. Solo observando las leyes de la naturaleza puede la humanidad evitar errores costosos en su explotación. Cualquier daño que infligimos a la naturaleza eventualmente volverá a atormentarnos. “Esta es una realidad que tenemos que enfrentar”.
China enfrenta enormes obstáculos para cumplir esta visión. Pero el hecho de que sus líderes hayan presentado el desafío tan claramente es una fuente de esperanza para la humanidad.
En 2015, el Parlamento de las Religiones del Mundo emitió una Declaración sobre el Cambio Climático que hablaba de una civilización ecológica en estas palabras finales:
“El futuro que abrazemos será una nueva civilización ecológica y un mundo de paz, justicia y sostenibilidad, con el florecimiento de la diversidad de vida. Construiremos este futuro como una familia humana dentro de la Gran Tierra comunidad.”
La civilización ecológica parece ser un nombre apropiado para un futuro que cumple el sueño negado de la humanidad. Ecológico es ampliamente inclusivo de todos los seres vivos. Se enfoca en la capacidad de los organismos vivos para auto-organizarse en relaciones diversas, interconectadas e intrínsecamente simbióticas para crear las condiciones esenciales de la vida. La civilización evoca la profundidad de la transformación cultural e institucional necesaria para crear un futuro humano que sea verdaderamente civil.

La servidumbre hacia los fines no son los nuestros

El sistema institucional que pone en peligro el futuro de la humanidad está guiado y legitimado por una metanarrativa elitista, en este caso una ideología política, conocida como neoliberalismo. Esa ideología ignora nuestra naturaleza como seres vivos, nuestra necesidad de amor y significado, y el papel necesario del gobierno en la protección del interés público y en la garantía de los servicios esenciales.
La retorcida lógica y los valores del neoliberalismo se queman en nuestra conciencia a través de memes cuidadosamente elegidos y repetidos constantemente: “crecimiento económico”, “mercado libre”, “libre comercio”, “corporaciones multinacionales” y “gobierno limitado”. Cada una es una frase clave. que prioriza los intereses financieros privados sobre los intereses de la comunidad pública.
El “crecimiento económico” prioriza las transacciones de mercado que aumentan el PIB sobre el autocuidado y las donaciones que no lo hacen. “El mercado libre” significa libertad para que las corporaciones hagan lo que maximice las ganancias, sin reglas públicas ni supervisión. “Comercio libre” significa acceso corporativo sin restricciones a la mano de obra y los recursos más baratos del mundo para maximizar las ganancias vendiendo en los mercados más ricos. Las “corporaciones multinacionales” (en contraste con las “corporaciones transnacionales”) sugieren que las corporaciones que hacen negocios en varias naciones están arraigadas en cada una para ocultar la realidad de que no tienen ninguna lealtad a los intereses de ninguna nación y sus pueblos.
“Gobierno limitado” se traduce en bajos impuestos y dependencia de los servicios privatizados disponibles solo de las corporaciones que maximizan las ganancias para aquellos que pueden pagar lo que estas corporaciones optan por cobrar. Las escuelas de negocios han adoptado una extensión especializada de la narrativa neoliberal llamada Teoría de la empresa. Esta teoría se presenta como una explicación objetiva y sin valores de cómo las grandes corporaciones toman decisiones, no cómo deberían tomarlas.
Sin embargo, abarca el supuesto neoliberal de que la única responsabilidad de una empresa es maximizar los rendimientos financieros para los accionistas. Luego explora cómo se pueden estructurar los incentivos de gestión para garantizar que las ganancias se maximicen de hecho y los rendimientos se canalicen a los propietarios en lugar de a los administradores.
La teoría no hace referencia a los intereses de los trabajadores, las comunidades, las naciones o la naturaleza. Sin embargo, es aceptado por la mayoría de los maestros de administración de empresas como el establecimiento de un estándar por el cual las corporaciones deben tomar decisiones. Como entidad legal, una empresa transnacional es la creación del gobierno que emite su carta constitutiva. Por un precedente legal de larga data, este estatuto facilita la concentración de riqueza y proteger a los propietarios de la responsabilidad por los daños causados. Si una corporación sacrifica ganancias por un bien social más grande, la ley facilita la acción de los financieros privados para comprarlos y eliminar esta “expropiación” del derecho de los accionistas.
La corporación de propósito privado es una institución inherentemente ilegítima. Cuanto más transnacional sea su alcance y mayor sea su libertad de responsabilidad por sus daños a los demás, menos legítimo se volverá.
La Teoría de la Firma puede cumplir una función de importancia crítica al prestar atención al hecho de quienes toman las decisiones en las instituciones más poderosas de la sociedad no aceptan ninguna responsabilidad por el bienestar de sus trabajadores, sus clientes, los intereses nacionales de ningún país o la naturaleza. La teoría enmarcada de esta manera, revela la necesidad de una acción correctiva inmediata y decisiva.
Los educadores de negocios interesados en mejorar vidas necesitan educar a una audiencia mucho más amplia que el aula convencional sobre la amenaza existencial que la corporación de propósito privado representa para la sociedad.
También se requerirá su experiencia para elaborar memes metanarrativos y de apoyo que enmarcan la naturaleza y el propósito de las instituciones legalmente obligatorias de una civilización ecológica y una teoría que enmarca la mejor forma en que están estructuradas y se las arregla para cumplir ese propósito. Podríamos llamar a tal teoría la teoría de la comunidad.

Una narrativa para la Tierra 

Para encontrar nuestro camino hacia el sueño compartido de la humanidad, debemos comenzar no con lo que debe hacer la empresa, ni siquiera con la sociedad, sino con cómo se organiza la vida.
La comunidad científica está descubriendo que los organismos vivos complejos existen solo en comunidades multiespecíficas que se autoorganizan para crear y mantener las condiciones esenciales para su existencia. En lugar de organizarse como jerarquías controladas centralmente, se organizan como holónicas autoorganizadas, todos interdependientes que trabajan juntos como partes para crear y mantener un total aún mayor.
Estos procesos sirven como el marco fundamental para la nueva meta-narrativa de los sistemas vivos. Nuestros propios cuerpos proporcionan un ejemplo familiar de cómo los organismos vivos se organizan como comunidades vivientes de organismos interdependientes.
Cada cuerpo humano es una comunidad selectiva de decenas de trillones de células vivas que se adaptan y toman en forma individual y que crean y mantienen los órganos esenciales del cuerpo y las colonias de microbios beneficiosos.
Juntas, estas partes interdependientes gestionan un intercambio constante de energía, nutrientes, agua e información para crear y mantener el cuerpo que sirve como el crisol de nuestra conciencia y el instrumento de nuestra agencia.
La complejidad de los procesos involucrados desafía la comprensión humana actual. Nos falta incluso el lenguaje para describirlos adecuadamente. Sin embargo, todos los procesos se desarrollan con tan poco esfuerzo de nuestra parte que los damos por sentado y no sentimos la necesidad de atenderlos.
Living Earth es en sí mismo un complejo de comunidades ecológicas interconectadas en su totalidad. Cada una está compuesta por innumerables especies que participan en el intercambio continuo de energía, nutrientes, agua e información para regenerar suelos, acuíferos, arroyos y ríos, secuestrar el exceso de carbonos, toxinas y otros desechos, capturar energía solar, purificar el aire y estabilizar clima y temperaturas en medio de temperaturas externas en constante cambio y suministros disponibles de agua, nutrientes y energía.
Estos procesos autoorganizados controlan simultáneamente las poblaciones de especies individuales para mantener la diversidad multiespecífica esencial para la salud general del ecosistema.
Así como cada célula del cuerpo es parte de un todo más grande e interdependiente llamado “yo”, nosotros los humanos somos parte de un todo más grande e interdependiente llamado Tierra.
Sin embargo, los humanos hemos llegado a relacionarnos con la Tierra más como parásitos que como miembros contribuyentes e interdependientes de la comunidad de la que dependemos. Hemos abrazado a la corporación de propósito privado como un instrumento institucional favorecido de nuestro parasitismo.
Las instituciones humanas son creaciones humanas. Las instituciones legítimas son responsables ante las comunidades que las crean para mejorar las vidas de quienes dependen de ellas.

Instituciones para servir los fines que buscamos

Los humanos no viven solo por las narraciones. Creamos instituciones que alinean nuestro comportamiento colectivo con nuestras narrativas. La contemplación del diseño de las instituciones formales de una civilización ecológica comienza con la articulación de los resultados que buscamos.
En el nivel más fundamental, buscamos una sociedad global que satisfaga las necesidades materiales esenciales de todas las personas al mismo tiempo que restaura y mejora la salud y la productividad de los sistemas naturales de la Tierra. El cumplimiento de este objetivo requerirá que las instituciones, incluidas las instituciones de negocios y economía, apoyen los resultados de cuatro sistemas.
1. Armonía en la Tierra: el imperativo de equilibrar la carga ambiental total de la humanidad con la capacidad de los sistemas generativos de la Tierra. Se requiere una acción inmediata para eliminar el consumo no esencial, incluidos los preparativos y las consecuencias destructivas de la guerra. Se requiere una acción a más largo plazo para crear estructuras institucionales y físicas que hagan que lo correcto sea fácil y agradable, por ejemplo, diseñar entornos urbanos para hacer que los elementos esenciales de la vida diaria sean fácilmente accesibles en transporte público, andar en bicicleta o caminar en vecindarios seguros y agradables.
2. Distribución equitativa: el imperativo de lograr una distribución justa y equitativa de la riqueza y el poder. Se requiere una acción inmediata para detener la mayor concentración de la riqueza mientras se avanza en su redistribución a largo plazo, restaurar los bienes comunes y conectar los derechos de propiedad con sus responsabilidades correspondientes.
3. Tecnología al servicio de la vida: el imperativo de tomar decisiones tecnológicas que fortalezcan en lugar de perjudicar la capacidad regenerativa de la vida. Se requiere una acción inmediata para eliminar el uso de tecnologías dañinas. Se necesita una acción a más largo plazo para desarrollar aún más las tecnologías que sirven la vida.
4. Responsabilidad democrática: el imperativo de asegurar que todo el poder institucional sea responsable ante las comunidades vivas de las personas y la naturaleza al servicio del bienestar del conjunto. Se requiere una acción inmediata para bloquear una mayor concentración del poder corporativo, al mismo tiempo que se toman medidas a más largo plazo para asegurar la responsabilidad de los gobiernos ante la gente, romper las concentraciones existentes del poder corporativo y establecer reglas que aseguren la responsabilidad corporativa ante las comunidades en las que lo hacen negocio.
El diseño y la gestión de las instituciones de apoyo de la civilización ecológica se basan adecuadamente en nuestro conocimiento en rápida expansión de la organización de sistemas naturales saludables. Esto nos llama a la transición de instituciones jerárquicas que facilitan la explotación de las personas y la Tierra a instituciones holónicas que facilitan la autoorganización para el bienestar de todos.

Hacia una teoría de la comunidad

La Teoría de la Comunidad abarca la vida como su valor definitorio y la mejora de la vida como su propósito definitorio. Dos grupos de principios pueden guiar el diseño y la gestión institucional: principios éticos y principios estructurales. Los principios éticos de las instituciones de una civilización ecológica están bien enmarcados en un documento internacional conocido como la Carta de la Tierra.
El proceso de redacción de la Carta de la Tierra comenzó en 1987 con el llamado de la Comisión Brundtland a una “nueva carta” para establecer “nuevas normas” para guiar la transición hacia un futuro humano sostenible. En 1996, Maurice Strong, quien se desempeñó como secretario general de la Cumbre de la Tierra de las Naciones Unidas de 1992 celebrada en Río de Janeiro, y Mikhail Gorbachev, ex presidente de la Unión Soviética, creó la Comisión de la Carta de la Tierra, que coprotagonizó con otros tres líderes de Asia, África y América del Sur.
Por invitación de ellos, el teólogo, filósofo y filántropo Steven Rockefeller dirigió un comité de redacción internacional que realizó una larga encuesta de los principios relevantes del derecho internacional y durante más de tres años participó en consultas mundiales con miles de personas de diversas razas, culturas, tradiciones religiosas e  inclinaciones políticas.
El resultado fue la Carta de la Tierra, emitida el 29 de junio de 2000 en el Palacio de la haya. Es una declaración breve e inspiradora de fundamentos universales y principios éticos compartidos.
La Carta hace un llamado a la humanidad para que respete el valor inherente de todos los miembros de la comunidad de vida de la Tierra, cuide de esa comunidad en toda su diversidad e interdependencia, y reconozca la dignidad individual y colectiva inherente de todas las personas.
Nos recuerda que la libertad, el conocimiento y el poder conllevan su correspondiente responsabilidad individual y colectiva de cuidar el bien común.
Para cumplir con esa responsabilidad, la Carta afirma que debemos asegurar la generosidad y la belleza de la Tierra, al mismo tiempo que creamos sociedades democráticas que sean justas, participativas, sostenibles y pacíficas, celebren la diversidad y permitan que todas las personas logren una responsabilidad segura, significativa y ecológicamente responsable para los medios de vida de ahora y para todas las generaciones venideras.
En cuanto a los principios de la estructura institucional, la Carta exige el fortalecimiento de “instituciones democráticas en todos los niveles” para garantizar la transparencia, la rendición de cuentas y la participación en la gobernanza. También es explícita en su llamado a “Requerir que las corporaciones multinacionales y las organizaciones financieras internacionales actúen de manera transparente en el bien público y las responsabilicen por las consecuencias de sus acciones”. Estos principios necesitan más detalles.
Con este fin, ofrezco las siguientes sugerencias para aplicar a todas las instituciones formalmente sancionadas por ley:
1. El propósito definitorio de todas las instituciones legalmente sancionadas es servir a la vida. Debido a que la vida es su propósito, su desempeño se evalúa apropiadamente contra las métricas de la función de vida saludable. El dinero y los negocios son medios, no fines.
Las principales unidades de organización son las comunidades vivas del lugar. Todas las instituciones legalmente formalizadas, incluidas las instituciones comerciales y bancarias, están debidamente fundamentadas, dedicadas a servir y son responsables ante las comunidades en las que funcionan.
3. La estructura del sistema es holónica, no jerárquica. El sistema está compuesto por comunidades anidadas en las que las estructuras organizativas de nivel superior son compatibles y, en última instancia, son responsables de las comunidades autónomas y autoorganizadas del lugar que mantienen mercados locales basados ​​en normas poblados por empresas de propiedad local y sus responsables.
4. Los flujos de recursos son circulares, no lineales. Los sistemas humanos se alinean con los sistemas regenerativos de reciclaje natural de la Tierra y facilitan la curación y la mejora de estos últimos en beneficio de todos.
5. El trabajo y el capital están unidos y equitativamente compartidos. La propiedad de los trabajadores y la comunidad elimina la separación del trabajo de la propiedad. Las recompensas financieras y espirituales son compartidas entre aquellos que contribuyen. Se elimina la propiedad en ausencia. La especulación y la manipulación financiera están prohibidas.
La transición exitosa a una civilización ecológica requerirá que aprendamos a encontrar nuestras necesidades como organismos inteligentes y conscientes de sí mismos en asociación simbiótica con el resto de la comunidad de vida de la Tierra.
Los principios de diseño institucional anteriores proporcionan un marco inicial para abordar los desafíos institucionales actuales. Si la humanidad decide hacer de la mejora de la vida un propósito definitorio de nuestras instituciones, la elaboración, el perfeccionamiento y la aplicación de los principios de una teoría de la comunidad pueden ocupar a los académicos de la organización y la gestión de las generaciones futuras.
Muchos de estos académicos se han preocupado por tiempo de facilitar la autoorganización dentro de grupos relativamente pequeños, una pieza fundamental de aprendizaje para organizar como holones en lugar de jerarquías.
Ahora debemos aprender a hacer esto en una macro, en última instancia, a escala global. Puede ser útil tener en cuenta que los organismos no humanos administran estos procesos sin un equivalente evidente de contables (dinero), estructuras de autoridad (gobiernos y corporaciones) o reglas formales (leyes y contratos legales).
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Es poco probable que la humanidad abandone el uso de estas instituciones. Sin embargo, es probable que necesiten un rediseño dramático para satisfacer las necesidades de una civilización ecológica para la cual la vida es el valor definitorio y el dinero es simplemente una herramienta útil.
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David korten
Autor estadounidense, ex profesor de Harvard Business School, activista político y fundador de Yes! Magazine
Fuente original: davidkorten.org