dijous, 31 de gener del 2019

La obligada transición ecológica

La obligada transición ecológica

El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático advierte: los efectos del calentamiento global ya están aquí y se manifiestan a través de condiciones meteorológicas extremas. La transición energética y el viaje hacia la descarbonización no pueden esperar.

Artículo
Esther Paniagua
Ilustraciones
Carla Lucena
23
Ene
2019
Cuando hayan desaparecido los arrecifes de coral; cuando nos hayamos quedado sin hielo en el Ártico; cuando suframos la escasez de agua y alimentos; cuando tengamos que emigrar por efectos climáticos y los desastres naturales destruyan todo a su paso; cuando perdamos cosecha tras cosecha, grano tras grano; cuando el consumo sea insostenible y la economía se haya estancado; cuando el aire sea irrespirable y la tierra inhabitable, y nuestra salud pague las consecuencias; cuando el estado del bienestar se haya arruinado. Cuando nos demos cuenta de que vamos tarde, de que esto ya está pasando.
Las señales son inequívocas, tanto como lo es el cambio climático. Una vez superado el debate (mal que le pese a Trump) sobre si existe tal cambio o no y sobre la clara influencia humana en él, nuestra obligación egoísta es poner todo lo que esté a nuestro alcance para frenarlo. Y el tiempo apremia. Ya no podemos conformarnos con contener el aumento de la temperatura media mundial hasta un máximo de 2 °C: debemos aspirar a menos de 1,5 °C. Así se podría reducir a la mitad la desertización de entre un 20 y un 50% de la superficie terrestre o evitar la práctica extinción de los arrecifes de coral, entre otras cosas. Lo dice el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) en su estudio más reciente. Uno de sus mensajes «más contundentes» es que ya estamos viviendo las consecuencias de un calentamiento global de 1 °C, «con condiciones meteorológicas más extremas y crecientes niveles del mar, por citar algunos efectos», asegura desde el IPCC Panmao Zhai.
Las cifras son demoledoras y van a peor: tras tres años de estabilidad, las emisiones de carbono aumentaron un 1,4% en 2017 y alcanzaron el máximo histórico de 32,5 gigatoneladas, según la Agencia Internacional de Energía. Ni los objetivos del Acuerdo de París sobre el cambio climático ni los datos parecen tener mucho efecto. No, al menos, el que cabría esperar ante un asunto tan urgente como importante, con impacto directo en la vida humana. ¿Por qué no avanzamos?

El engaño económico

Los palos en la rueda son múltiples y en varias esferas: económica, política y social. Nada, sin embargo, nos impide quitarlos y seguir rodando. En la pata económica, una falsa dicotomía entre crecimiento y sostenibilidad pone el freno. «Una mitigación ambiciosa es alcanzable con un coste en la reducción del crecimiento económico del 0,06%, teniendo en cuenta que el crecimiento sin actuaciones de mitigación se estima entre el 1,6 y el 3,0%», dice el quinto informe del IPCC.
En el ámbito económico, una falsa dicotomía entre crecimiento y sostenibilidad pone el freno
Pero –y el pero es importante– la reducción es un retraso, no una pérdida de crecimiento. Además, dicha estimación no tiene en cuenta los beneficios asociados a una reducción del cambio climático ni los riesgos para el crecimiento económico de no tomar medidas para mitigarlo. Los cálculos en el ámbito de la economía medioambiental son muy complejos. Tanto que les han valido este 2018 el Nobel a los estadounidenses William Nordhaus y Paul Romer por sus estudios en este campo.
A medir y cuantificar económicamente el impacto del cambio climático se dedica también la investigadora de economía medioambiental y ciencia climática en la Universidad de California en Davis (EE. UU.) Frances Moore. «No se trata únicamente de cuantificar las toneladas de CO2 emitidas a la atmósfera, sino el coste social: el aumento de la mortalidad también influye en el PIB, y los daños en los ecosistemas y la biodiversidad afectan a la agricultura y, por ende, a las transacciones comerciales», explica. «Si partimos de la base de que la temperatura tiene un efecto en la tasa de crecimiento económico, el impacto es enorme, y las evidencias apuntan a que así es», añade la científica.
En opinión de Gael Giraud, economista jefe de la Agencia Francesa de Desarrollo (AFD), «es absolutamente necesario desacoplar el crecimiento económico y el consumo de energía para que el mundo sobreviva». En su opinión, no hacerlo podría llevar a un aumento de hasta 5 °C para finales de siglo, «amenazando la vida en la Tierra». «El aumento del nivel del mar, el derretimiento de los glaciares, la erosión de los suelos, la desertificación o la no disponibilidad de agua potable son algunas consecuencias catastróficas ya visibles. Esto provocará migraciones climáticas desestabilizadoras, ya que los países más pobres son también los más vulnerables», asegura el economista e investigador.
La descarbonización debe realizarse de forma racional para que sea una fuente de riqueza y oportunidades
Al contrario que Giraud, el director del Instituto Woods para el Medio Ambiente de la Univerisidad de Stanford Chris Field no cree que disociar el crecimiento económico y el consumo de energía sea necesario. «Si producimos y consumimos energía de una manera que no dañe al planeta, la ratio puede continuar aumentando. El reto es pasar de un uso de energía que daña el planeta a un uso para sostenerlo y mejorarlo», asegura. Cree que ello requiere contabilizar como parte de la actividad económica las inversiones para proteger la naturaleza. «Que haya un mercado para esto desatará el potencial de invertir en la limpieza de aire y agua, y en la restauración de suelos y bosques», sostiene.

Carbón y basura: el reto 0,0

La descarbonización de la economía es parte de la transición necesaria, ¿cuántas veces lo hemos escuchado? La teoría la sabemos bien, pero faltan compromisos y planes reales para ello. En España, brillan por su ausencia, algo que critica el catedrático Javier García, director del Laboratorio de Nanotecnología Molecular de la Universidad de Alicante. Cree que este proceso debe realizarse de forma racional para que sea una fuente de riqueza y oportunidades, y no de inestabilidad y desempleo.
Además de voluntad política, el científico considera críticas una clara apuesta empresarial y la inversión en nuevas tecnologías que aceleren el proceso. En esto último trabaja su empresa, Rive Technology, que produce catalizadores que reducen entre un 2 y un 3% las emisiones de CO2 de las refinerías, según sus propias cifras. «Esto supone un ahorro de millones de toneladas de CO2 al año», afirma. En su laboratorio también buscan nuevas formas de producir y almacenar energía limpia, en concreto celdas solares, almacenamiento de hidrógeno y baterías de flujo.
García cree que el desarrollo de nuevas tecnologías que compitan en precio, eficiencia y sostenibilidad con las existentes «no se dará si las grandes empresas energéticas siguen sin dedicar apenas recursos para desarrollar nuevas formas de energía en comparación a los beneficios que generan». Entre ellas está Naturgy, la antigua Gas Natural. Su director de Nuevos Negocios, Joaquín Mendiluce, comenta que la compañía va a destinar 1.000 millones de euros en inversiones en energías renovables en los próximos dos años, «hacia un escenario de baja dependencia de carbono en el horizonte de 2050». También destaca su acuerdo con la naviera Baleàri para el uso de gas natural licuado (GNL), «que reduce las emisiones entre un 10 y un 20% frente al diésel».
En la esfera de la economía circular, Mendiluce asegura que están impulsando proyectos para convertir los residuos orgánicos, «cuya descomposición está generando emisiones a la atmósfera con un efecto de calentamiento global equivalente a 25 veces el de CO2», en gas renovable que se pueda utilizar para el transporte, los hogares y la industria.
Las emisiones de carbono aumentaron un 1,4% en 2017 y alcanzaron el máximo histórico de 32,5 gigatoneladas
En efecto, la basura es un problema muy serio. Según el informe What a Waste del Banco Mundial, en 2016 las ciudades del mundo generaron 2.010 millones de toneladas de residuos sólidos. Dado el rápido crecimiento de la población y la urbanización, se espera que la cifra aumente en un 70% para 2050. Eso sin tener en cuenta las cifras de la industria, muy superiores. A esto se añade la basura marítima. Solo el río Yangtsé (China) concentra 1,5 millones de toneladas de plástico, frente a las 18 toneladas del Támesis (Reino Unido), según un estudio del Centro para la Investigación Medioambiental de Leipzig (Alemania). Más de un cuarto de los 8 billones de toneladas de basura que se encuentran en el agua se concentra en diez ríos, ocho de ellos chinos.
La tecnología se ve una vez más como una aliada contra esta invasión. Las autoridades portuarias de Oslo (Noruega) tienen en marcha un plan de limpieza del mar con drones subacuáticos producidos por la startup Blueye. También ha comenzado a funcionar recientemente en San Francisco (EE. UU.) un sistema de limpieza en alta mar desarrollado por la organización sin ánimo de lucro The Ocean Cleanup. Se trata de un flotador de 600 metros de largo con una falda de 3 metros diseñada para recoger unas 50 toneladas de basura. Su plan es lanzar 60 sistemas como este en los próximos cinco años. Suena bien, pero está por ver el impacto de estas tecnologías en los ecosistemas marinos.
Más allá de los plásticos, el mar se enfrenta a un problema medioambiental mayor: la sobrepesca y los fertilizantes suman juntos un coste financiero por los daños al ecosistema marino de entre 250.000 y 800.000 millones de dólares al año, según el informe Catalysing Ocean Finance de Naciones Unidas (2012). Los plásticos, según las estimaciones más conservadores de esta organización (en el libro anual de la UNEP de 2014), cuestan 13.000 millones de dólares.

El impacto de la carne

Del mar al plato con un tema controvertido: el consumo de carne y de productos animales que, siendo claros, es insostenible e incluso insalubre. El ganado ocupa más del 70% de las tierras de uso agrícola y apenas se traduce en un 18% de la ingesta de calorías en todo el mundo, según el informe Shaping the Future of Livestock de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Además, estas no se reparten equitativamente: la mayoría se consume en países de altos ingresos y cada vez más en países de ingresos medios, donde la ingesta de alimentos de origen animal excede sus necesidades alimentarias.
La mayoría de la carne se consume en países de altos ingresos y cada vez más en países de ingresos medios
Con los datos en la mano, una transición hacia dietas que dependan menos de la carne y más de frutas y verduras podría salvar hasta ocho millones de vidas para 2050, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en dos tercios, evitar daños climáticos por un valor de 1.500 millones de dólares y ahorrar costes en atención médica, según un estudio realizado por investigadores de la Oxford Martin School (Reino Unido), publicado en 2016 por la revista científica PNAS. Con el propósito de facilitar la producción de alimentos y hacerlos más accesibles, el investigador español Eduardo Castelló creó con sus compañeros del grupo Open Agriculture en el MIT Media Lab un «ordenador personal de comida». Se trata una plataforma de tecnología de agricultura en ambiente controlado, del tamaño de una mesa y de código abierto, que utiliza sistemas robóticos para controlar el clima, la energía y el crecimiento de las plantas dentro de una cámara de cultivo especializada. «Es un Linux para la comida, un sistema para hacer el sistema de producción transparente y al alcance de todos».
En efecto, cualquiera puede descargarse las instrucciones para crear su propio ordenador de comida. «Lo que se consigue con esto es democratizar el clima y que la producción de alimentos no dependa de si estás en el Sáhara o en Finlandia. Esto no solo aumenta la cantidad de comida que se puede producir –con el con– siguiente impacto en términos de refugiados climáticos-, sino también su calidad», explica el científico.
Castelló trabaja ahora con otro grupo diferente, Human Dynamics, con el que ha creado un sistema de recogida inteligente de residuos. «Funciona como una especie de hormiguero con triciclos robóticos que se mueven por la ciudad y detectan cuándo están llenas las basuras –dotadas de sensores– o lo estarán próximamente. No hay un planificador central, como un ayuntamiento, sino que la información está descentralizada y es muy difícil de piratear», señala el investigador. Este sistema, que de momento han probado –y publicado– en un espacio controlado que simula el funcionamiento de una ciudad, se podría usar para diferentes procesos urbanos autónomos.

Ecologizar las ciudades

Las urbes son precisamente otra pieza clave en el puzle de la sostenibilidad. En un mundo globalizado donde estas cobran cada vez más importancia, su papel es decisivo y requiere de valentía y liderazgo. Las políticas y estrategias de movilidad inciden directamente en las emisiones de CO2. Según Alicia Rubio Fernández, subdirectora general de Inspección de Transporte Terrestre, «el transporte representa el 25% de los gases de efecto invernadero en España y es la principal causa de contaminación urbana». Está claro que es un problema, pero no tanto cómo atajarlo.
Las restricciones a la circulación impuestas en capitales europeas como París, Londres o Madrid son altamente polémicas. Los vehículos eléctricos no disponen aún de la infraestructura de carga necesaria para su generalización más allá del acceso a flotas de vehículos compartidos. Las carreteras siguen sin estar adaptadas a las bicicletas, y menos aún a los patinetes, que tampoco pueden hacer uso de las aceras. En trayectos interurbanos, las opciones de desplazamiento compartido se plantean como una alternativa para sacar vehículos de la circulación, aumentando la ratio de ocupación. Según un macroestudio de BlaBlaCar, los viajes en coche compartido en España en 2017 a través de su plataforma supusieron un ahorro de 70.000 toneladas de CO2.
Las carreteras no están aún adaptadas a las bicicletas ni a los patinetes
En el ámbito urbanístico se impulsan desde Europa los llamados «Distritos Inteligentes Sostenibles» (SSD, por sus siglas en inglés). Entre los seleccionados por el programa europeo para el desarrollo de distritos urbanos sostenibles «pioneros en el mundo» está el barrio La Pinada. Se trata de un ecobarrio impulsado por el emprendedor español Iker Markaide, que se empezará a construir en 2019 en Paterna, a doce kilómetros de la ciudad de Valencia.
Soluciones no faltan, pero ninguna es mágica. Al factor económico se suma la necesidad de liderazgo político. «Son necesarias acciones decididas y mucha voluntad política», señala García, que critica que los grandes acuerdos sobre cambio climático «no llevan asociada financiación que permita descubrir y desarrollar energías más sostenibles». El catedrático incide también en la importancia de tomar las acciones individuales que favorezcan el ahorro de energía y el uso de alternativas limpias, y el apoyo a programas y opciones políticas alinea- das con estos objetivos.
La transición requiere de un cambio de hábitos y de comportamiento, de pasar de la cultura del consumo masivo del usar y tirar –alentada por la obsolescencia programada– a la reutilización y reparación a la antigua usanza. «Vivimos en un mundo en el que, con frecuencia, el valor de una persona y su autoestima se miden por la cantidad que consume. Si podemos hacer una transición de este modelo a uno en el que el prestigio y la importancia de la gente se reflejen en la calidad de sus experiencias y posesiones, las huellas ambientales pueden reducirse mucho», afirma Field.
La transición requiere pasar de la cultura del usar y tirar a la reutilización y reparación
Como ejemplos de ello, el profesor de Stanford habla de dar más valor al hecho de disfrutar de una buena comida, o a ver la educación y el arte como pertenencia que enriquece la vida intelectual o cultural. «Un estilo de vida feliz y saludable no implica destruir el planeta. Necesitamos restablecer la escala de éxito y desconectarla de la cantidad de consumo. También debemos reconocer el valor de los ecosistemas saludables y estar dispuestos a contribuir a su mantenimiento», añade el científico.
El cambio precisa de incentivos. Ver que este se traduce en efectos positivos es uno de ellos. Por suerte, los hay: este mismo noviembre, la ONU revela en un informe que la capa de ozono se ha recuperado a una tasa de entre un 1 y un 3% desde el año 2000, fecha del acuerdo mundial que estableció medidas para cerrar los agujeros en esta capa que protege a la Tierra de los rayos ultravioleta. A la velocidad actual, el ozono en el hemisferio norte y en latitudes medias se podrá cerrar completamente en la década de 2030, en el hemisferio sur en la década de 2050 y en las regiones polares para 2060. Son buenas nuevas, pero solo llegarán si aceleramos la transición ecológica.
https://ethic.es/2019/01/la-obligada-transicion-ecologica/

Objetivo ODS 2: Poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible

Objetivo 2: Poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible

 

El sector alimentario y el sector agrícola ofrecen soluciones claves para el desarrollo y son vitales para la eliminación del hambre y la pobreza. Gestionadas de forma adecuada, la agricultura, la silvicultura y la acuicultura pueden suministrar comida nutritiva a todo el planeta, así como generar ingresos decentes, apoyar el desarrollo centrado en las personas del campo y proteger el medio ambiente.
Pero ahora mismo, nuestros suelos, océanos, bosques y nuestra agua potable y biodiversidad están sufriendo un rápido proceso de degradación debido a procesos de sobreexplotación.
A esto se añade el cambio climático, que repercute sobre los recursos de los que dependemos y aumenta los riesgos asociados a los desastres naturales tales como las sequías y las inundaciones. Muchas campesinas y campesinos ya no pueden ganarse la vida en las tierras que trabajan, lo que les obliga a emigrar a las ciudades en busca de oportunidades.
Necesitamos una profunda reforma del sistema agrario y alimentario mundial si queremos nutrir a los 815 millones de hambrientos que existen actualmente en el planeta y a los dos mil millones de personas adicionales que vivirán en el año 2050.
Las inversiones en agricultura son cruciales para aumentar la capacidad productiva agrícola y los sistemas de producción alimentaria sostenibles son necesarios para ayudar a mitigar las dificultades del hambre.
Hambre
    • Una de cada nueve personas en el mundo está subalimentada en la actualidad; esto es, alrededor de 815 millones de personas en el mundo.
    • En 2016, unos 155 millones de niños menores de 5 años sufrían retraso en el crecimiento (eran demasiado pequeños para su edad, como consecuencia de una malnutrición crónica). En todo el mundo, la tasa de retraso en el crecimiento se redujo del 33% en 2000 al 23% en 2016. Las tres cuartas partes de los niños con retraso en el crecimiento en ese año vivían en Asia Meridional y África Subsahariana.
    • En 2016, se estima que en todo el mundo 52 millones de niños menores de 5 años de edad padecían emaciación (un peso bajo para su estatura, por lo general como resultado de una escasez alimentaria aguda o de una enfermedad, o por ambas cosas). La tasa mundial de emaciación era del 7,7% en 2016, con la tasa más elevada (15,4%) en Asia Meridional. En el otro extremo del espectro, el sobrepeso y la obesidad afectaban a 41 millones de niños menores de 5 años en todo el mundo (6%) en 2016.
Seguridad alimentaria
  • El fin del hambre exige sistemas de producción alimentaria sostenibles y prácticas agrícolas resilientes. Un aspecto de ese esfuerzo consiste en mantener la diversidad genética de plantas y animales, que es crucial para la agricultura y la producción de alimentos. En 2016, se conservaban 4,7 millones de muestras de semillas y otros materiales genéticos vegetales para la agricultura y la alimentación en 602 bancos de genes en 82 países y 14 centros regionales e internacionales, lo que supone un aumento del 2% desde 2014.
  • Se necesitan aumentar las inversiones para mejorar la capacidad de la productividad agrícola. Sin embargo, el índice de orientación agrícola, que se define como la proporción del gasto público destinada a la agricultura dividida por la proporción del sector en el producto interno bruto (PIB), disminuyó a nivel mundial de 0,38 en 2001, a 0,24 en 2013 y a 0,21 en 2015.
  • La proporción de la ayuda por sector, asignada a la agricultura por los países miembros del Comité de Asistencia para el Desarrollo de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), disminuyó desde casi el 20% a mediados de la década de 1980 hasta el 7% a finales de la década de 1990, porcentaje que se mantuvo hasta 2015. Esa reducción refleja un desplazamiento desde la ayuda para financiar la infraestructura y la producción hacia una mayor atención a los sectores sociales.
  • En 2016, 21 países experimentaron precios internos altos o moderadamente altos, en relación con los niveles históricos, para uno o varios cereales básicos. De esos países, 13 estaban en África Subsahariana. Las causas principales de los elevados precios fueron la disminución de la producción nacional, la depreciación de la moneda y la inseguridad. El aumento localizado de los precios del combustible también impulsó al alza el precio de los alimentos.
  • Se han logrado ciertos avances en la prevención de las distorsiones de los mercados agrícolas mundiales. Los subsidios a la exportación agrícola se redujeron a escala mundial en un 94% entre 2000 y 2014. En diciembre de 2015, los miembros de la Organización Mundial del Comercio aprobaron una decisión ministerial sobre la eliminación de los subsidios a la exportación de productos agrícolas y la restricción de las medidas de exportación que tenían un efecto similar.
  • Lamentablemente, el número total de personas que sufre hambre en América Latina y el Caribe ha aumentado, revirtiendo décadas de progresos.1

1: Fuente: Panorama de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en América Latina y El Caribe de la Organización para la Alimentación y la Agriculura (FAO)

https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/hunger/ 
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https://transicionebc.blogspot.com/2018/11/los-objetivos-de-desarrollo-sostenible.html

 

dimecres, 30 de gener del 2019

Objetivo ODS 9.Industria, Innovación e nIfraestructura ODS

Desde hace tiempo se reconoce que para conseguir una economía robusta se necesitan inversiones en infraestructura (transporte, regadío, energía, tecnología de la información y las comunicaciones). Estas son fundamentales para lograr un desarrollo sostenible, empoderar a las  sociedades de numerosos países, fomentar una mayor estabilidad social y conseguir ciudades más resistentes al cambio climático.
El sector manufacturero es un impulsor importante del desarrollo económico y del empleo. En la actualidad, sin embargo, el valor agregado de la industralización per cápita es solo de 100 dólares en los países menos desarrollados en comparación con más de 4500 dólares en Europa y América del Norte. Otro factor importante a considerar es la emisión de dióxido de carbono durante los procesos de fabricación. Las emisiones han disminuido en la última década en muchos países, pero esta disminución no ha sido uniforme en todo el mundo.
El progreso tecnológico debe estar en la base de los esfuerzos para alcanzar los objetivos medioambientales, como el aumento de los recursos y la eficiencia energética. Sin tecnología e innovación, la industrialización no ocurrirá, y sin industrialización, no habrá desarrollo. Es necesario invertir más en productos de alta tecnología que dominen las producciones manufactureras para aumentar la eficiencia y mejorar los servicios celulares móviles para que las personas puedan conectadas.
  • La infraestructura básica, como las carreteras, las tecnologías de la información y la comunicación, el saneamiento, la energía eléctrica y el agua, sigue siendo escasa en muchos países en desarrollo
  • El 16% de la población mundial no tiene acceso a redes de banda ancha móvil.
  • Para muchos países africanos, sobre todo en los países con menores ingresos, las limitaciones en materia de infraestructura afectan la productividad de las empresas en alrededor del 40%.
  • La proporción mundial del valor agregado manufacturero en el PIB aumentó del 15,2% en 2005 al 16,3% en 2017, impulsado por el rápido crecimiento de las industrialización en Asia.
  • El efecto de multiplicación del trabajo de la industrialización tiene un impacto positivo en la sociedad. Cada trabajo en la industriA crea 2,2 empleos en otros sectores.
  • Las pequeñas y medianas empresas que se dedican al procesamiento industrial y la producción manufactura son las más críticas en las primeras etapas de la industrialización y, por lo general, son los mayores creadores de empleos. Constituyen más del 90% de las empresas de todo el mundo y representan entre el 50 y el 60% del empleo.
  • Los países menos adelantados tienen un inmenso potencial de industrialización en alimentos y bebidas (agroindustria) y textiles y prendas de vestir, con buenas perspectivas de generación de empleo sostenido y mayor productividad.
  • Los países de ingresos medianos pueden beneficiarse al ingresar a las industrias de metales básicos y de fabricación, que ofrecen una gama de productos que enfrentan una demanda internacional en rápido crecimiento.
  • En los países en desarrollo, apenas el 30% de la producción agrícola se somete a procesos industriales. En los países de altos ingresos, el 98% se procesa. Esto sugiere que hay grandes oportunidades para los países en desarrollo en materia de agronegocios.
https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/infrastructure/



 

«Los economistas son humanistas, necesitan muy pocas matemáticas»

«Los economistas son humanistas, necesitan muy pocas matemáticas»

El profesor e impulsor de la Economía del Bien Común, Christian Felber, aboga por cambiar los indicadores económicos tradicionales.

Fotografía
Cristina Crespo Garay
https://ethic.es/2019/01/christian-felber-economistas-humanistas/?fbclid=IwAR0VZoIx9xfXRAUq_sDXtLs3LKPyt4Vwg2PnFOylbQRxqIkP2y01aI76i_o
Defendido por unos y criticado por otros, Christian Felber (Salzburgo, 1972) es uno de los grandes impulsores de la conocida como Economía del Bien Común, que apuesta por establecer unos nuevos indicadores económicos basados en la justicia social y el medio ambiente más allá del PIB. Con él nos sentamos a hablar del papel que juegan la ética, las políticas estatales y los consumidores en una transformación social (y económica) necesaria.
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En tu libro Por un comercio mundial ético defiendes que la batalla dialéctica no se juega ni se divide entre libre mercado y proteccionismo, sino entre el comercio ético y no ético.
A pesar de que uno de los dos extremos suene muy hermoso (libre comercio) y el otro muy feo (proteccionismo), ambos son extremos igual de absurdos y opuestos. El libre comercio es el disfraz para abrirse al máximo, no importa si se respetan los derechos humanos o no, o si se intenta frenar el cambio climático o no. Mientras, el proteccionismo pide cerrarse al máximo sin importar a qué nos estamos cerrando. Ambos tienen objetivos equivocados, porque abrir el mercado no es un fin en sí mismo y cerrarlo tampoco. El grado de apertura tiene siempre como objetivo otros valores más importantes, y eso es precisamente de lo que se trata: queremos garantizar el cumplimiento de los derechos humanos, queremos frenar el cambio climático, queremos que se distribuya justamente la riqueza y ayudar a la cohesión social. En unos casos, la solución para llegar a conseguirlo es un mercado un poco más abierto y, en otras, uno un poco más cerrado.
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En el plano internacional, nos encontramos con acuerdos como el TTIP, que está en vía muerta. En un momento en el que emergen nacionalismos económicos como el de Trump, ¿qué papel han jugado y van a jugar los tratados de libre comercio?
Esos supuestos tratados de libre comercio son en realidad tratados de comercio forzado. De hecho, consideran el comercio un fin en vez de un medio, por lo que creo que la denominación correcta sería comercialismo o mercantilismo. Este tipo de acuerdos siguen denunciándose, y la Unión Europea ahora está investigando cuarenta tratados de este tipo. Proteccionismo es un término absurdo porque quiere decir que proteger es el fin, y se puede proteger la economía no por la voluntad de hacerlo, sino para conseguir otros objetivos: proteger el clima, los derechos, la democracia… No es que Trump esté enamorado del proteccionismo porque sí, sino que lo utiliza para obtener un objetivo: un balance comercial equilibrado. Si Alemania ahora introdujera medidas para proteger su mercado interior, sería una medida nacionalista, porque Alemania tiene un enorme superávit comercial y sería absurdo. En cambio, EEUU tiene un déficit enorme, y eso es siempre negativo y dañino. Es legítimo que quieran reducir el déficit porque, si no lo hacen, eso tarde o temprano lleva a la bancarrota del Estado. Los países no pueden endeudarse hasta el infinito y, si no pueden ayudarse en su propia moneda, tienen que depender de moneda extranjera, y eso lleva a que a partir de cierto punto no serán capaces de pagar su deuda al tener déficit comercial y falta de divisas. America first es solo un eslogan, Alemania first es un hecho.
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Vivimos en un mundo en el que se han roto la mayoría de fronteras económicas y financieras. ¿Es necesario avanzar hacia una «gobernanza global»?
«La libertad es una gemela inseparable de la ética. Sin la ética, la libertad se convierte en algo suicida»
Estamos tan trasnochados con la ciencia económica y su discurso ideológico que no nos damos cuenta de que estamos teniendo ya una gobernanza global. Existen decisiones políticas comunes y acuerdos de derecho internacional sobre la libre circulación de capitales y el libre comercio, pero sin correspondencia en términos de derechos humanos o clima. Esto sucede porque son reglas vinculantes y que, si se incumplieran, darían lugar a quejas en los tribunales. Es decir, tenemos una gobernanza global, pero para unos motivos equivocados: para la circulación de capitales, para la protección de la propiedad de las empresas transnacionales… Eso ya es gobernanza global, el problema es que no existe para otros fines como el clima, la cohesión social o la diversidad cultural. Esto es necesario, y precisa de una fusión de controles y supervisión de instituciones. En resumen, la gobernanza global es posible y ya existe para la conversión de medios en fines, pero no para la protección de esos fines.
Christian Felber
¿En qué consistiría esa gobernanza global?
Lo único aceptable en el derecho internacional es derecho puro, vinculante y demandable. La diferencia entre derecho internacional duro y blando no es la obligatoriedad, porque todo es obligatorio: los derechos humanos son vinculantes, pero no son demandables. Sí hay tribunales para las empresas, para proteger el libre comercio, la libre circulación de capitales o su propiedad. Es decir, tenemos gobernanza global para la existencia de un derecho económico demandable, pero para los fines equivocados. ¿Por qué no son demandables? ¿Quién puede demandar si un país no está cumpliendo con sus promesas sobre derechos humanos mientras que sí se puede poner una queja legal si un gobierno expropia una empresa? En una economía globalizada, la gobernanza global es la precondición de los mercados libres y del comercio internacional. Primero tiene que haber controles y supervisión, y después podemos permitir el comercio transfronterizo. Para eso tenemos que pedir a las empresas que presenten un balance del bien común, y solo si lo hacen, deberían tener acceso al mercado libre. Y en función de ese balance ético, pagar más o menos. Eso es una gobernanza global coherente en un sentido razonable, donde los valores que están en las constituciones de los países democráticos también están defendidos, fomentados y protegidos en el derecho internacional.
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En una de tus múltiples conferencias sobre el poder del consumidor, hacías hincapié en no centrar el discurso en el consumidor responsable, sino en ciudadanos, empresas y Gobiernos responsables. ¿Cómo impulsar a nivel individual un cambio en los patrones de consumo en un momento en que el ciudadano desconfía más que nunca en las grandes corporaciones y en los políticos?
Desconfiamos de las empresas que siempre cuentan que son buenos referentes éticos porque no se puede probar si es cierto o no. Por eso pedimos que, igual que existen normas de tráfico y para el resto de ámbitos de la vida, también exista una metodología legal para realizar el balance ético de las empresas. Es necesario que este balance incluya toda la información relevante de suministros de todos los índices importantes, no solo referidos a sostenibilidad, sino a igualdad, justicia, democracia… Y que sea revisado por un auditor del bien común, que sea transparente y accesible para los consumidores. Actualmente existe una perversión del sistema por el que las empresas menos responsables están teniendo una ventaja competitiva en el mercado por tener costes menores. Eso se tiene que corregir hasta que las empresas más sostenibles y éticas puedan ofrecer sus productos a un precio más bajo a los consumidores, en igualdad de condiciones con el resto. Solo entonces podremos hablar de un mercado social, ecológico y ético y de libertad. La libertad es una gemela inseparable de la ética. Sin la ética, la libertad se convierte en algo suicida.
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¿Cómo introducir estos nuevos postulados económicos y sociales en el currículum académico de las escuelas de negocio?
Gracias a la autorreflexión de la comunidad científica económica y al reconocimiento de que estamos en un callejón sin salida. Hace falta ser transparentes sobre los valores que se quieren fomentar y los que no. Necesitamos una reflexión teórica y metodológica, incluir enfoques como la ética, la economía del bien común y otras alternativas en la enseñanza y escuchar al resto de la sociedad, qué espera y qué demanda. La ciencia económica tiene una dinámica propia y es ejemplo de una ciencia que se está independizando de la sociedad. Se necesita una economía realista, conectada con la vida y sus valores. Olvidémonos de las matemáticas: quien quiera estudiarlas, que las estudie, pero los economistas son humanistas y necesitan muy pocas matemáticas. Si no corregimos eso, el control de la sociedad será nulo, porque esa economía tan matematizada nadie la puede entender ni corregir. Eso supone un peligro enorme.
 

 

dissabte, 26 de gener del 2019

¿Globalización 4.0 o humanización 4.0?

¿Globalización 4.0 o humanización 4.0?

Finanzas.com
¿Personas al servicio de la globalización o globalización al servicio de las personas? Frente al tradicional debate de Davos, la ciudad de Málaga se posiciona como el epicentro de una economía al servicio de las personas y del planeta.
Mientras en el Foro Económico Mundial de Davos los líderes políticos y económicos del mundo se reúnen para ver cómo seguir manteniendo el actual modelo económico, el informe global de Edelman Trust Barometer nos deja datos como que solo una de cada cinco personas confía en el actual sistema, que el 65% de la población piensa que las instituciones y empresas no están afrontando la creciente desigualdad o que el 57% de las personas empleadas del planeta piensan que la organización en la que trabajan se ve perjudicada por los vigentes tratados internacionales de comercio.
Este informe nos demuestra que existe una gran brecha entre los debates mantenidos en Davos y las preocupaciones reales de las personas. En Davos se habla de Globalización 4.0, pero ¿no deberíamos hablar de una humanización de la economía? O quizá de una Humanización 4.0 en la que, ya que hablamos de robotización, inteligencia artificial o blockchain, el propósito de la conversación girase entorno a cómo mejorar la vida de las personas.
Por suerte, en otros foros de debate, como el Foro Global NESI de Nueva Economía e Innovación Social, que celebrará su segunda edición en Málaga (24-26de abril), la conversación girará entorno a la pregunta de cómo alcanzar los desafíos globales que tenemos, como cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas en 2030, reducir la desigualdad ohacer efectivo el Acuerdo de París para frenar el cambio climático, mediante la acción local y la creación de una nueva economía al servicio de las personas y del planeta.
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Una de las temáticas centrales del Foro NESI será "El Futuro de las Finanzas". Los participantes debatirán sobre el rol del sistema financiero de cara a alcanzar los objetivos globales y sobre cómo las finanzas pueden ayudar a la transformación de otros sectores clave tales como la alimentación, la vivienda, la moda o la energía.Estos son cinco de los asuntos claves para abordar el futuro de unas finanzas más sostenibles y que pongan a las personas en el centro del modelo económico y social.
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Finanzas más resilientes
En un mundo en el que se camina hacia la desaparición del "cash", ¿qué pasaría si un día de repente no funcionara nuestras tarjetas Visa, Mastercard y American Express? ¿Cómo podríamos comprar alimentos o medicamentos? Organizaciones que participarán en NESI como FinanceWatch promueven la resiliencia financiera en base a la creación de estructuras financieras locales y descentralizadas.
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Finanzas colaborativas
 Soluciones como el crowdfunding o micromecenazgo, el matchfunding-modelo en el que una institución pública "iguala" la cantidad que una ONG o empresa recauda para su proyecto, de este modo, el dinero público sigue la voluntad de las personas- o el equityfunding-promovido en España por organizaciones como La Bolsa Social que ayudan a las empresas a ampliar su capital social a través de pequeños inversores- son herramientas innovadoras de acceso a la financiación por parte de emprendedores, ONG y empresas.
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Banca con valores
La Alianza Global de Banca con Valores, red que cuenta con54 bancos en países de los cinco continentes (en España tienen presencia con Triodos Bank y Fiare) y que promueve que la banca sea realmente banca. Es decir, que el dinero de los depositarios solo se use para prestar a familias y empresas y no sea utilizado en el "casino" de las finanzas. Se pretende seguir modelos como la conocida Ley Glass-Steagall que promovía la separación entre banca de depósito y banca de inversión hasta su derogación en 1999. Muchos economistas piensan que su derogación nos llevó a la crisis de2008.
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Inversión socialmente responsable
Cada vez más, los inversores quieren saber dónde se invierte su dinero y, además, también crece el número de inversores que solo desean invertir en proyectos con impacto positivo en lo social y medioambiental. Los fondos que no sean transparentes y aquellos que invierten en sectores con impacto negativo en lo medioambiental en el futuro dejarán de atraer inversión.
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Creación del dinero controlada
La creación de dinero por parte de la banca comercial de manera descontrolada es una de las causas de la inestabilidad del actual sistema. Cada vez que se concede un crédito o hipoteca, se crea dinero y, de este modo, el dinero existente tiene menor valor. Organizaciones como Positive Money y muchos economistas demandan un mayor control de los estados y bancos centrales sobre esta creación de dinero.
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En definitiva, poner el sistema financiero al servicio de las personas y del planeta. Sino es así, ¿para que necesitamos las finanzas? La ciudad suiza de Davos ha sido el centro mundial en el que, durante muchos años, el poder político y el poder económico se han juntado para debatir sobre como mejorar el actual modelo económico. ¿Será la ciudad de Málaga, en la que se llevará a cabo el Foro Global NESI del 24 al 26 de abril de este año, el lugar en el que encontraremos el camino hacia unas finanzas y una economía más humanas?
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El texto está escrito por Diego Isabel La Moneda, fundador y director del Foro NESI de Nueva Economía e Innovación Social

Colaboración, innovación abierta y el poder de los ecosistemas Por Ángel Luis Sucasas

Colaboración, innovación abierta y el poder de los ecosistemas

Por

“Toekomstige leiders, managers en ondernemers worden misleid. De wereld is niet meer zoals een economische opleiding hem voorstelt”

“Toekomstige leiders, managers en ondernemers worden misleid. De wereld is niet meer zoals een economische opleiding hem voorstelt”


Meer en meer mensen zoeken een andere economie. Met de Gemene-Goed-Economie introduceert Christian Felber een alternatief economisch model dat sociaal, rechtvaardig, ecologisch én democratisch is. De Oostenrijker roept ondernemers op daarin het voortouw te nemen. Al meer dan 500 grote en kleine bedrijven in 25 landen, waaronder België, hebben daar gehoor aan gegeven. Mischa Verheijden sprak met hem.
‘Vandaag staat de economie op zijn kop.’ Met die woorden opent Christian Felber zijn TEDx-talk in Wenen om vervolgens soepeltjes in een handstand te gaan staan. Op zijn rijk gevulde cv staat immers ook: moderne danser.
‘Laten we die terug met de voeten op de grond zetten,’ oppert hij ondersteboven op het podium om zich dan hardop af te vragen hoe dat dan moet. Is het zo? Of zo? Nee, zo en hij staat terug met zijn voeten op de grond.
(Copyright: www.uschioswald.at)
Dat ons huidig economische model serieus herdacht moet worden, is niet alleen zijn mening. Uit onderzoek blijkt dat meer dan 70% van de wereldbevolking zegt dat het huidige economische model geen zorg draagt voor de planeet en de samenleving als geheel.
Als het er zovelen zijn: waarom kunnen we het dan niet gewoon anders gaan doen, vraag ik Felber wanneer ik hem aan de telefoon heb. “Structuren veranderen niet vrijwillig, zoiets vraagt een inspanning”, klinkt het aan de andere kant van de lijn.
Er is veel weerstand tegen verandering. Er is ideologische weerstand. Er is de weerstand van zij die denken dat ze iets verliezen als ze veranderen. Er is altijd angst voor verandering. Veranderen is nooit vanzelfsprekend.”
“Daarom is er nog altijd weerstand van economen die nog steeds een ideologie en paradigma delen dat streeft naar eindeloze groei en mensen in competitie tegen elkaar opzet. Er zijn regeringen die geïnstrumentaliseerd worden door machtige belangengroepen en eerder bereid zijn naar hen te luisteren dan naar de meerderheid in hun land.”
“En bedrijven zijn getraind te denken dat de business van een bedrijf business is. Dat de bottom line van zakendoen winst maken is. Ze zijn veel minder of helemaal niet getraind te denken dat het doel van een bedrijf het algemeen belang dienen is.”
“Dat vraagt een compleet andere attitude, een ander wereldbeeld en ander onderwijs in business-scholen, economische faculteiten en zelfs de basisschool. Dat is nu niet het geval: toekomstige leiders, managers en ondernemers krijgen nog steeds een misleidende opleiding.”
“Het zijn enkele van de redenen waarom er geen verandering plaatsvindt, terwijl meerderheden daar wel om vragen”, aldus Felber.

Schoolboekcontroverse

Felber heeft die weerstand zelf ook aan den lijve ondervonden. In 2016 kreeg zijn model van de Gemene-Goed-Economie in Oostenrijkse handboeken economie een plaats naast de theorieën van bekende economische denkers als John Maynard Keynes, Karl Marx, Milton Friedman en Friedrich August von Hayek.
In een open brief aan de minister van onderwijs bekritiseerden meer dan honderd Oostenrijkse economen de opname van Felbers theorie in de schoolboeken. Voor hen past hij niet in dit rijtje, omdat Felber geen economische opleiding genoot en geen publicaties op zijn naam heeft staan. Zijn criticasters zien hem vooral als een politiek activist.
Als reactie op de kritiek verving het ministerie Felbers theorie door die van Amartya Sen. Christian Felber, die zelf verrast was naast grote economische denkers te mogen staan, wees erop -zoals hij later in het interview vertelt- dat Adam Smith evenmin een econoom was.

Autodidact

Hoe komt iemand zonder economische achtergrond op het idee om een alternatief economisch model te bedenken, wil ik van de Oostenrijker weten. “Ik wilde altijd universele wetenschappen studeren, maar er is geen universiteit op aarde waar je die opleiding kunt volgen. Daarom heb ik voor een autodidactische opleiding gekozen, waarbij ik allerlei kennisbronnen en wijsheid raadpleegde.”
“Aan de andere kant ben ik al meer dan twintig jaar geëngageerd bezig met de omgeving, sociale rechtvaardigheid en democratie. Het is dus een lange weg van denken over de toestand van de wereld en het ontwikkelen van oplossingen en voorstellen om die te verbeteren.”
“Bovendien voel ik een heel diepe connectie met en liefde voor deze planeet, haar schoonheid en de mensen die erop leven. Het is een heel sterke wens van mij om het leven en de planeet te beschermen en bij te dragen aan een eerlijke en zachtaardige behandeling van mensen onderling, naar andere species en de omgeving. Dat is wat mij drijft.”

Ecologische mensenrechten

In die drijfveer staat hij niet alleen. Vorige maand nog publiceerde Bloovi een interview met econome Kate Raworth die met haar donutmodel ook een alternatief voor ons huidig economisch model voorstelt.
Bij zijn presentatie tijdens het Festival van de Gelijkheid in de Triodos Bank in Gent toonde Felber onder meer een slide met daarop de donut van Kate Raworth, een visie die hem naar eigen zeggen enorm inspireerde. “Tot zover heb ik Kate een keer of vijf ontmoet”, zegt Felber. “We hebben samen zelfs een vergelijkende samenvatting van onze modellen gemaakt.”
Type caption (optional)
“Kate bouwt voort op de door het Stockholm Resilience Center vastgestelde planetaire grenzen (zie afbeelding hierboven; nvdr). Ze pakte dat plaatje en ontwikkelde het verder tot de inmiddels bekende donut. Op die donut heb ik dan een verdergaand idee ontwikkeld, dat van de ecologische mensenrechten. Een idee waartoe Kate me dus inspireerde.”

Gemene-Goed-Economie

Zo biedt Christian Felber met zijn Gemene-Goed-Economie ook een alternatief model om de economie radicaal te transformeren. Een economie die streeft naar ware winst, dat ook de titel van de Nederlandse vertaling van zijn boek is en waarin hij zijn model uit de doeken doet. ”Het is een holistisch alternatief met alternatieve ideeën voor alles: voor onderwijs en lesgeven, voor politiek, voor het runnen van een bedrijf, voor economisch denken,...”
In de kern gaat het erom dat economische activiteiten het gemene goed dienen. En als dit wordt erkend en goedgekeurd, dan wordt het bijdragen aan het gemene goed op alle niveaus van de economie gemeten, waardoor investeerders, consumenten en ondernemers hun gedrag en strategieën hierop afstemmen.”
De tweede kerngedachte is dat de economische actoren die zich meer consequent in die richting begeven daar ook voor beloond moeten worden. Dat is het tegenovergestelde van wat er vandaag gebeurt.”
“We moeten dat omkeren zodat niet langer zij die de samenleving schaden beloond worden maar wel zij die goed doen voor de samenleving, in de zin van het vervullen van fundamentele waarden die we allemaal delen.”

Fundamentele waarden

Felber rekent op bedrijven om het voortouw te nemen in het realiseren van een Gemene-Goed-Economie. Al blijkt in de praktijk dat het eerder andersom is: bedrijfsleiders deden een beroep op Felber om zijn idee voor een radicale transformatie van de economie verder uit te werken.
“Als auteur heb ik intussen vijftien boeken geschreven. In ‘50 Vorschläge für eine gerechtere Welt’ ontmasker ik de valse waarden waarop ons huidig economisch systeem is gebaseerd. Daarin stel ik onder meer dat een sociale, gezonde, ethische en menselijke economie op andere waarden is gestoeld dan de huidige economie. Waarden waar we het eigenlijk allemaal over eens zijn: menselijke waardigheid, solidariteit, rechtvaardigheid en duurzaamheid oftewel het gemene goed. En bedrijfsactiviteiten zouden zich eigenlijk consequent op deze fundamentele waarden moeten richten.”
“Van tal van ondernemers kreeg ik de reactie dat het de nagel op de kop was. Ze stelden voor dat ik mijn idee van een Gemene-Goed-Balans verder zou uitwerken. Het was hun idee dat ik ‘Ware winst. De gemene-goed-economie als wegwijzer' zou schrijven. Om dan te zien of het idee zou resoneren. Als er een positieve resonantie op zou komen, implementeren we het, zo zeiden ze: ‘we zijn immers ondernemers’. En dat is wat er gebeurde. Ondertussen zijn we in meer dan vijfentwintig landen in alle continenten actief.”

Gemene-Goed-Balans

Het concrete idee dat Christian Felber verder uitwerkt, is dat van een Gemene-Goed-Balans voor ondernemingen. Een balans die verder kijkt dan omzet en winst en laat zien hoe ecologisch, sociaal, solidair, rechtvaardig en democratisch een organisatie is.
“Het is eigenlijk een idee van Adam Smith. Hij dacht na over hoe landen welvarend worden: wat het gemene goed is van een democratische samenleving waarin de economie bijdraagt aan de verbetering van de samenleving.”
“Smith had het niet alleen over financiële en materiële welvaart. Hij had het over holistische welvaart. Hij was geen econoom, maar een moraalfilosoof. Hij droomde over de welvaart van de natie. Mijn idee is dus niet vreemd of exotisch. Het gemene goed was altijd het doel van grote economische denkers”, aldus Felber.
Mijn idee is niet vreemd of exotisch. Het gemene goed was altijd het doel van grote economische denkers
“Om als individueel bedrijf aan dat oorspronkelijke idee van Adam Smith en andere grote denkers bij te dragen, is onze methodologie om de samenleving te vragen wat volgens hen de meest relevante waarden en dus doelen zijn. In politieke theorie is het helder dat de hoogste waarden van een democratische samenleving fundamenteel zijn. In het beste geval zijn ze verankerd in de grondwet.”
“Aan de hand van onze scorecard - we noemen hem Matrix- identificeren en definiëren we de meest relevante doelen hoe een bedrijf kan bijdragen aan het gemene goed en het vervullen van de waarden in al die gebieden.”
“Dat passen we toe voor alle stakeholders van een bedrijf: voor de leveranciers, de medewerkers, klanten en de eigenaren. Of voor de samenleving als geheel, toekomstige generaties en onze dierbare planeet.”

Human development

Felber ziet zijn werk als een ‘meaningful job’. Dat staat in schril contrast tot de zogenoemde bullshit jobs -jobs die als ze zouden verdwijnen door niemand gemist worden, ook niet door zij die die jobs uitoefenen- die in 2018 veelvuldig in het nieuws waren. Volgens hem is het daarom belangrijk dat kinderen op school ook soft skills leren ontwikkelen. “Soft skills maken het mogelijk menselijke relaties te laten floreren. En dat is het belangrijkste van alles, omdat alleen dan welbevinden zich ontvouwt. Het maakt mensen gelukkig en gemotiveerd en daardoor ook productief en efficiënt.”
Ik zou het ‘human development’ noemen. En zelfs wijsheid. Wijsheid is belangrijker dan kennis. Eerst moet je wijs zijn en dan kun je wereldkennis accumuleren.”
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Hier vind je Economy for the Common Good België op Facebook. Wil je meer info over het werken met de Gemene-Goed-Balans, mail dan naar thomas.calis@ecogood.org. Elke drie maanden vindt er een bijeenkomst van de Local Chapter Ghent plaats. Op 19 februari start er ook een Local Chapter Brussels.
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https://www.bloovi.be/artikels/ondernemen/2019/econoom-christian-felber-vraagt-ceo-s-het-voortouw-te-nemen-in-radicale-transformatie-van-ons-economisch-systeem

 

divendres, 18 de gener del 2019

Evaluando los stakeholders de la Economía del Bien Común

Evaluando los stakeholders de la Economía del Bien Común
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CIRIEC-España, Revista de Economía Pública, Social
y Cooperativa, nº 94, Diciembre 2018, pp. 251-283

AlejandroMora Rodríguez
Universidad Pontificia de Comillas
Carlos LópezMonllor
Ingeniero químico
Ivan Hilliard
Universidad Europea de Madrid
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Cómo citar este artículo: MORA, A., LÓPEZ, C. & HILLIARD, I. (2018): “Evaluando los stakeholders de la Economía del Bien Común”,
CIRIEC-España, Revista de Economía Pública, Social y Cooperativa, 94, 251-283, DOI: 10.7203/CIRIEC-E.94.10458.
How to cite this article: MORA, A., LÓPEZ, C. & HILLIARD, I. (2018): “Evaluating the Economy for the Common Good stakeholders”,
CIRIEC-España, Revista de Economía Pública, Social y Cooperativa, 94, 251-283, DOI: 10.7203/CIRIEC-E.94.10458.

RESUMEN: La Economía del Bien Común (EBC) propone medir el éxito de una organización en función de cómo trata en sus relaciones a sus distintos stakeholders: proveedores, financiadores, trabajadores, clientes y entorno social. La importancia o peso relativo de cada stakeholder en la organización variará con el tiempo, dependiendo de las circunstancias y prácticas que se lleven a cabo en cada momento concreto. Este artículo presenta tres metodologías para cuantificar este peso relativo de cada stakeholder en la organización. Cada metodología se fundamenta en una magnitud, o una unidad de medida de la relación stakeholder-organización, diferente. Estas magnitudes, que son precios de mercado, horas de trabajo, y horas de trabajo ajustadas medioambientalmente, son las que definen lo que significa “aportar” en la relación establecida entre la organización y el stakeholder. Para el precio de mercado la aportación viene definida por el coste de la relación y se mide en
dinero; para las horas de trabajo la aportación es la parte de vida dedicada, aportada a la relación, y se mide en horas; las horas de trabajo ajustadas medioambientalmente ajusta las horas de trabajo mediante un corrector medioambiental. Además, en esta publicación se presenta una novedosa forma de estudiar la importancia de cada uno de los proveedores de cada uno de los eslabones de las cadenas de aprovisionamiento de la organización.
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El objetivo de este artículo es presentar tres modelos que permitan flexibilizar el peso anual que
se le otorga inicialmente a cada uno de los cinco stakeholders, entablando un diálogo con la propuesta
actual. Las tres propuestas encarnan tres formas de representar el peso de cada stakeholder, y el tipo
de relación que tiene dicha organización con cada uno de sus stakeholders2. En el caso de los proveedores se estima el peso de cada uno de los eslabones que conforman la cadena de provisión. 
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¿Cuánto ha de pesar la relación que establece la organización con cada stakeholder? Este artículo
plantea tres metodologías para la determinación del peso inicial de los distintos stakeholders.
En los tres casos se plantea una medición dinámica, que tenga como base la circunstancia de cada
organización en el momento en que se evalúe su situación, y se actualice en cada una de las revisiones de evaluación que se le practiquen.
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La primera metodología se basa en cuantificar la relación que se establece con cada stakeholder
en función de su coste, de lo que cuesta la relación en dinero, - mide lo que aporta a la relación (/le
aporta la relación a) cada stakeholder en precios de mercado3.
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Las otras dos metodologías están basadas en cuantificar la relación en función de las horas de
vida dedicadas a la relación, expresadas en horas de trabajo. El tiempo dedicado a la relación es la
magnitud -mide lo que aporta a la relación (/le aporta la relación a) cada stakeholder en horas de
vida dedicadas-, si bien la tercera metodología ajusta las horas de trabajo en función del comportamiento medioambiental de las organizaciones.
-
En los apartados 3.1, 3.2 y 3.3 se exponen las tres metodologías propuestas.
3.1. Metodología 1: La magnitud precios de mercado
3.1.2. Cálculo de la ponderación según los precios de mercado
Tras fijar el peso del stakeholder Entorno Social en un 20%, el resto del peso, el 80%, equivaldrá
al precio de mercado que suman trabajadores más proveedores más financiadores más clientes. El
peso de cada stakeholder se calcula mediante una simple regla de tres, o con la siguiente fórmula,
establecida para un stakeholder "Y"
3.1.3. Problemas del precio de mercado para medir el peso de stakeholders en la EBC según
la metodología expuesta
3.2. Metodología 2: La magnitud horas de trabajo
3.3. Metodología 3: La magnitud horas de trabajo ajustada al impacto producido
en el medioambiente
4. Comparativa de las metodologías propuestas
4.1. Metodología 1
4.2. Metodología 2
4.3. Metodología 3
sigue en pdf...

5. Conclusiones
Partiendo de la versión de la matriz 5.0 de la EBC, en este artículo se han presentado tres metodologías que exploran cómo mejorar la cuantificación del peso relativo de cada uno de los stakeholders definidos por la EBC para una organización.
Las tres metodologías utilizan diferentes magnitudes y consiguen diferentes grados de flexibilidad
para asignar el peso relativo a los distintos stakeholders: una mide la relación con los stakeholders
con precios de mercado, otra mide la relación con los stakeholders con las horas de vida aportadas,
y una tercera ajusta las horas de vida aportadas con un corrector medioambiental. Se han obtenido
fórmulas para calcular estos pesos, o definido procedimientos metodológicos para estimarlos cuando
no se dispusiese de la información necesaria, para las tres metodologías.
Las dos metodologías asociadas a las horas de vida aportadas (metodología 2 y 3) son más acordes
con la filosofía que subyace a la EBC, al incluir las horas de vida como parámetro de medida y
van más allá de la contabilidad tradicional entre organizaciones. No obstante, la aplicación de metodologías basadas en horas de vida aportadas cuenta con las siguientes limitaciones:
- Actualmente no existe una contabilidad de las horas de vida de los productos/servicios que
oferta una organización, lo que hace necesario que para su determinación haya que realizar
estimaciones.
- Con respecto al cálculo de la cadena de provisión el precio de un producto/servicio recoge en
un número todo el valor añadido, a precios de mercado, de toda la cadena. En cambio, las
horas de trabajo no, lo que añade complejidad al cálculo. Es cierto que los esfuerzos requeridos
tanto en recopilación de información como en la realización de cálculos son mayores y
que las estimaciones, necesarias en mayor o menor medida en dichas metodologías, podrían
perturbar los resultados. No obstante, se considera que, dado que en cualquier caso el primer
eslabón de la cadena de provisión quedaría correctamente determinado, el resultado siempre
sería mejor que para una matriz uniforme.
A pesar de estas limitaciones en el artículo se ha conseguido una cuantificación asequible y razonablemente rigurosa de las horas de trabajo de las cadenas de proveedores para que las organizaciones puedan realizar con facilidad ese cálculo.
Adicionalmente, la metodología 3 aporta la consideración del consumo de recursos y los impactos
medioambientales mediante un ajuste sobre las horas de trabajo. Si bien, el método propuesto
podría ser cuestionado, pues se plantea una ponderación particular de los distintos impactos/consumos con los que se cuenta con información y una relación de los mismos con las horas de trabajo también peculiar, se valora especialmente pues se suma al debate de cómo incluir el consumo de recursos y los impactos medioambientales en metodologías de evaluación económicas alternativas al precio de mercado.
La consideración de la flexibilidad del stakeholder “Entorno Social” resulta complicada debido a su
relación indirecta con la organización. El enfoque propuesto aquí ha sido adoptar un valor fijo para el
mismo (metodologías 1 y 2) o calcularlo mediante la aplicación un corrector medioambiental dentro de una horquilla definida (metodología 3). Futuras líneas de estudio deberían continuar con el estudio del stakeholder entorno social y sus relaciones con los otros cuatro stakeholders, para poder evaluarlo de un modo menos estanco al que se lleva a cabo en las metodologías propuestas.
La filosofía que subyace de estas metodologías es relevante no sólo para la economía del bien
común, sino también para aquellos cuyo objetivo es una distribución más equitativa y justa de la riqueza generada en los procesos de producción, intercambio y consumo actuales.
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Evaluating the Economy for the Common Good
stakeholders
ObjectivesThe Economy for the Common Good (ECG) proposes that the success of an organization be measured according to how it deals with its stakeholders: suppliers, financiers, workers, customers
and the social environment. It does so by assigning a numerical weight to each one. The intention is
that public administrations grant better conditions to those organizations that best behave with
society as a whole. To be able to take advantage of these conditions, an ECG organization should
produce a balance of the common good using the matrix of the common good, whose function is to
allow organizations to measure in their contribution to the well-being of society.
The objective of this article is to present three models that permits flexibility in the weight that is
initially granted to each of the five stakeholders, and therefore contribute to an ongoing conversation
within the ECG community. The models embody three ways to represent the weight of each
stakeholder, by analyzing the type of relationship that organization has with each of its stakeholders.
In the case of suppliers, the model goes a step further, by estimating the weight of each of the
stages that make up the supply chain.
Design, Methodology, Approach
In the case of each of the models, a dynamic measurement process is proposed, based on the
circumstances of each organization at the time their situation is evaluated, which can be updated in
each of the evaluation reviews that are carried out. 
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Matriz version 5.0
FUENTE: https://www.ecogood.org/en/common-good-balance-sheet/common-good-matrix/.


dijous, 17 de gener del 2019

Juan Ramón Rallo responde a las preguntas de los columnistas de economía de Nueva Revolución

Juan Ramón Rallo responde a las preguntas de los columnistas de economía de Nueva Revolución 

El economista Juan Ramón Rallo ha tenido a bien responder a algunas cuestiones de nuestros economistas de cabecera. Hemos aprovechado para hablar con él sobre la economía del bien común, sobre los costes laborales, sobre incrementos impositivos, el salario mínimo, alquileres y muchos más temas.
Han querido participar en este cuestionario especial Joan Ramón Sanchis, Jaime Nieto, Mario del Rosal, Chistian Orozco y la nueva columnista de economía, Belén Santa Cruz, que debuta con sus preguntas a Juan Ramón Rallo en Nueva Revolución.
Pasamos al cuestionario:

 Joan Ramón Sanchis. Catedrático de Organización de Empresas y Director Cátedra EBC Universitat de Valencia.
¿Que opinión le merece la sostenibilidad corporativa? y en el caso de conocer casos de empresas que están implantando el modelo de la Economía del Bien Común, ¿cómo valoraría los resultados que están obteniendo dichas empresas?
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Juan Ramón Rallo: Si definimos ‘empresa’ en un sentido amplio, una empresa sería una asociación dirigida a satisfacer el interés de los promotores. Ese interés pude ser muy diverso: desde ayudar desinteresadamente a otros (ONG) al ánimo de lucro (accionistas en una sociedad anónima). La ventaja de una economía de mercado es que canaliza el ánimo de lucro hacia la generación de valor para terceros (siempre que los derechos de propiedad estén bien definidos y sean respetados). Ahora bien, los accionistas no sólo tienen por qué buscar el ánimo de lucro: pueden tener otros objetivos complementarios. Y si es así, las empresas tendrán que promoverlos internamente. Nuevamente, la ventaja de una economía de mercado es que muy distintos modelos empresariales son posibles en función de las motivaciones y de los intereses de sus promotores. Por consiguiente, no tengo nada en contra de la sostenibilidad corporativa como legítima estrategia empresarial que, como toda, deba pasar el test del mercado: sí tendría bastante en contra de ella si tratara de imponerse a aquellas compañías cuyos accionistas no comparten semejantes objetivos o no los consideran relevantes en su planificación financiera a largo plazo.

 Jaime Nieto, Economista, Máster en Desarrollo Económico. Actualmente estancia investigadora en University of Leeds.
Casi el doble de empresarios (25%) consideran su principal problema la insuficiente demanda frente a los costes laborales (14%) (Fuente). ¿Por qué oponerse entonces a un incremento salarial como el propuesto?
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Juan Ramón Rallo: Primero, esa estadística suele malinterpretarse: si algunas empresas no crean empleo por un problema de costes laborales, habrá otras que (precisamente porque las anteriores no han creado empleo) tampoco lo crearán por falta de demanda (de entre los parados que no han accedido a un empleo por los altos costes laborales). Es el llamado efecto multiplicador que, en el fondo, no es otra cosa que una expresión de la Ley de Say (se demanda ofertando). Segundo, justo por lo anterior, aumentos salariales que no vayan acompañados de aumentos de la productividad pueden terminar destruyendo empleo tanto directamente (empleos perdidos por altos costes laborales) como indirectamente (efecto multiplicador de la destrucción de empleo). Por supuesto, no tengo nada en contra de alzas salarial sustentadas en aumento de la productividad: es lo que ha venido logrando el capitalismo desde hace dos siglos.
España tiene uno de los niveles de presión fiscal más bajos de la UE, solo por delante de algunos países de Europa del Este, Irlanda y Suiza. ¿Por qué habrían de huir las rentas altas del país por pequeños incrementos impositivos, teniendo en cuenta las grandes ventajas de permanecer en un mercado como el español y las rigideces que existen a su movilidad?
Juan Ramón Rallo: Las diferencias de presión fiscal entre España y la UE no se deben a la fiscalidad de las rentas altas, sino de las medias y bajas. Primero, los impuestos sobre el consumo son más altos en la UE. Segundo, los impuesto que recaen sobre los perceptores de transferencias estatales (pensiones, prestaciones de desempleo, ayudas a la dependencia…) también son más altos en la UE. Tercero, la distribución salarial es más alta en la UE y, por tanto, hay más “clases medias” en tipos marginales altos dentro del IRPF (para conseguir ese mismo efecto en España, dado que no pueden subirse masivamente los salarios por decreto, habría que elevar mucho los tipos marginales medios del IRPF).
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Usted dijo en 2017 que subir el salario mínimo destruiría empleo. Sin embargo el paro ha seguido cayendo tras la subida del SMI del anterior Gobierno. 
Juan Ramón Rallo: Que el paro caiga no significa que no se haya dejado de crear empleo. Sería absurdo, por ejemplo, atribuir al Plan E o al salario mínimo la destrucción de empleo de 2009. Las variables dependientes suelen estar afectadas por múltiples variables independientes (no hay monocausalidad): que el efecto marginal de una de ellas sea negativo no significa que el efecto conjunto de todas ellas en un determinado momento histórico también lo sea. Necesitamos un análisis econométrico que aísle la influencia del SMI para determinar si su contribución fue positiva o negativa.
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España es el país de con más casas vacías de la UE y al mismo tiempo el país de la OCDE en el que los alquileres se comen más proporción de la renta de las familias. ¿Ha funcionado bien el mercado en la asignación de recursos?
Juan Ramón Rallo: La mayor densidad de casas vacías no está en aquellas provincias donde más suben los alquileres. Según la última encuesta disponible (de 2011), las provincias con menor densidad de casas vacías son Madrid, Barcelona, Guipúzcoa, Vizcaya y Álava (donde más suben los alquileres); las que tienen mayor densidad de casas vacías, Ourense, Lugo y Castellón (donde menos suben los alquileres). Si tienes oferta allí donde no hay demanda, ese exceso no solventa el problema de demanda insatisfecha allí donde no hay oferta. En todo caso, habría que plantearse por qué no se colocan esas casas vacías en alquiler y hay dos grandes motivos: a) inseguridad jurídica de los propietarios; b) estado ruinoso de esas casas (ausencia de capital para reconvertirlas).

Belén Santa Cruz. Economista y Periodista.
¿Cuál es su opinión respecto al proceso de automatización y su impacto en el mercado laboral y en el bienestar de los ciudadanos? Si bien en una fase posterior de este gran proceso transformador se pueden generar más puestos de trabajo, el número de empleo destruido en la primera fase de la revolución tecnológica obligará a los estados a adoptar nuevas medidas de protección si no queremos ver manifestaciones como las de los “chalecos amarillos”- Ya están  sobre la mesa medidas como una prestación de ingresos mínimos, una renta básica universal… En ese sentido, ¿cuáles serían sus propuestas para hacer frente a este importante cambio en nuestra sociedad?
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Juan Ramón Rallo: Es verdad que las transiciones pueden ser complicadas. Ya lo fueron las transiciones del campo a la industria o de la industria a los servicios. No hay soluciones mágicas y, desde luego, frenar la transición no lo es en absoluto. Más bien, apostaría por acelerarla y por facilitar, por un lado, la adaptación de las personas a ese cambio (liberalizar la educación para que puedan acceder a educación adaptada a los nuevos tiempos) y, por otro, cubrirlas frente al riesgo de cambio (trasladar parte de su ahorro no a un sistema de pensiones ruinoso, sino a la inversión en la propiedad de las nuevas empresas nacientes).

Mario del Rosal. Profesor de crítica de la economía política en la Complutense.
Decía recientemente en un artículo en El Confidencial que “en la medida en la que el SMI se ubique por encima de la productividad marginal de un trabajador, habrá una fuerte tendencia a despedir”. ¿Me podría indicar cómo podría calcular esa productividad marginal una PYME para saber cuándo echar a un empleado? ¿Cree usted que esto preocupa más a la PYME que no tener clientes a quienes vender? En ese mismo artículo admite que no hay estudios concluyentes sobre el efecto del SMI sobre el empleo. Entonces, ¿por qué insiste en otros foros en que va a aumentar el paro y van a empeorar las condiciones de los trabajadores más precarios? ¿Por qué niega sistemáticamente que un mayor SMI podría estimular el consumo o que eso no sea importante? ¿Acaso hay pruebas empíricas de que la eliminación del SMI o su disminución sirvan para estimular el empleo? Si, según usted, no hay pruebas científicas fehacientes de sus efectos, ¿no sería igual de dogmático e ideológico (como dice usted) rechazar la subida del SMI que implantarla?
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Juan Ramón Rallo: Cada vez que una pyme contrata a una persona se plantea si esa persona le va a reportar más ingresos que aquello que le cuesta contratarla. El empresario, claro, puede equivocarse en la estimación de ingresos: si lo hace al alza, tendrá pérdidas y acabará despidiendo al trabajador; si lo hace a la baja, tendrá beneficios extraordinarios que, en mercados medianamente competitivos, se disipan vía mayor competencia (menores precios o mayor puja por los factores infrarremunerados). Este ajuste dinámico es imposible con precios mínimos. Y es verdad que, en teoría, un salario mínimo no tiene por qué destruir empleo (si estuviéramos en mercados laborales monopsónicos). Pero: a) la evidencia con respecto a España apunta mayoritariamente en la dirección de que destruye empleo; b) existen herramientas menos peligrosas para el empleo y que permiten contrarrestar los mercados monopsónicos; por ejemplo, una mayor sindicación de los trabajadores (eso sí, sin privilegios estatales a los sindicatos). Al contrario, me parece tremendamente irresponsable defender subidas del SMI en una economía que todavía arrastra una tasa de paro del 14%.
En su influyente artículo The Principles of a Social Order, publicado en 1966, Friedrich Hayek, uno de los más conspicuos representantes de la Escuela Austriaca a la que usted se adscribe, afirmaba que, aunque liberalismo y democracia son potencialmente compatibles, el primero es preferible y, en caso necesario, debe asegurarse a través de una dictadura. En coherencia con esta idea, apoyó y colaboró con el régimen de Pinochet, como revela la carta enviada a el Times de Londres en 1978, donde decía “I have not been able to find a single person even in much maligned Chile who did not agree that personal freedom was much greater under Pinochet than it had been under Allende.” O en una entrevista en el periódico chileno El Mercurio en 1981 donde afirmaba lo siguiente: “Personally, I prefer a liberal dictator to democratic government lacking in liberalism.”. ¿Está de acuerdo con esta postura teórica y esta apuesta histórica?
Juan Ramón Rallo: Liberalismo y democracia son conceptos distintos y, en ocasiones, claro que pueden resultar antagónicos. El liberalismo se refiere a cuán limitado ha de ser el poder; la democracia, a cómo debe distribuirse ese poder. En ese sentido, coincido con Hayek en que la democracia puede ser en muchísimas ocasiones antiliberal: a saber, un poder absoluto (capaz de conculcar cualquier derecho individual) pero muy distribuido entre los votantes. Una tiranía de la mayoría, vaya. En lo que no coincido es en la idea de que un poder muy concentrado vaya a ser sostenidamente limitado en el tiempo. Hay muy pocos ejemplos de que ello sea viable (quizá el Principado de Liechtenstein). Por eso, mi preferencia es una democracia liberal: es decir, un Estado ultramínimo organizado de manera democrática.
En 2011, la Comunidad de Madrid le dio el premio Julián Marías por su trayectoria como científico social menor de cuarenta años. Le doy la enhorabuena, aunque me surge una duda al respecto. Teniendo en cuenta su rechazo frontal a la intervención del Estado en las decisiones y la vida de las personas, que opina que “el Estado es un parásito” y que, por supuesto, rechaza de plano las subvenciones, ¿no le resulta contradictorio aceptar un premio como éste, otorgado por una institución pública?
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Juan Ramón Rallo: Entiendo que a uno le llame la atención pero, mínimamente analizado, creo que el razonamiento es tan malo como el que reprocha a los comunistas que usen un smartphone fabricado por empresas capitalistas y a través de la explotación laboral de los trabajadores. Podría haber una incoherencia si me comportara estratégicamente para recibir más transferencias del Estado (monetarias y en especie) que aquellos impuestos que yo regularmente he de abonar: ahí sí me convertiría en una especie de parásito neto. Pero si efectuáramos una cuenta de los impuestos pagados y de los servicios o transferencias recibidas, mi saldo sería enormemente negativo. No veo incoherente tratar de reducir un poco ese saldo negativo: lo contrario sería equiparar coherencia con maximizar el parasitismo estatal contra uno mismo.

Christian Orozco. Docente e investigador en la Universidad Central de Ecuador 
En la línea de Francis Fukuyama en su archiconocida obra El fin de la historia, ¿consideras que una sociedad cien por ciento capitalista en la que absolutamente todo se haya privatizado y se mueve con la lógica del mercado es el fin de la historia? ¿Existiría desde tu punto de vista algo más allá de una utopía ultraliberal?
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Juan Ramón Rallo: La historia no se encamina necesariamente hacia ningún lado. Sí creo que cuanto más progrese moralmente la sociedad, más avanzaremos hacia el liberalismo integral, tanto en materia social como económica: pero nada nos garantiza el progreso social continuado de las personas.

En su extensa obra, Karl Polanyi demuestra de forma prácticamente irrefutable que la formación, permanencia y estabilidad de los mercados (capitalistas) está de la mano de la formación de los Estados, los cuales garantizan e incentivan la conformación de estos. En este sentido ¿por qué el liberalismo considera que Estado y mercado son antagónicos?
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Juan Ramón Rallo: El Estado puede ser un instrumento necesario para garantizar el orden público (el rule of law). Ni siquiera esta afirmación me parece irrefutable (véase Against de Grain, de James Scott), pero tomémosla por buena. Como mucho, eso justificaría un Estado ultramínimo dedicado a garantizar el orden público y mientras ese Estado ultramínimo siga siendo tecnológicamente imprescindible para garantizarlo. Todo Estado mayor que ese, o más duradero que ese, serían radicalmente incompatibles con la libertad individual y, por tanto, contrarios al liberalismo. Si además tenemos en cuenta que los Estados tienden a desbordar en mucho ese tamaño ultramínimo, la tensión, e incluso incompatibilidad, entre Estado y mercado/sociedad civil resulta muy obvia.
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https://nuevarevolucion.es/juan-ramon-rallo-responde-a-las-preguntas-de-los-columnistas-de-economia-de-nueva-revolucion/?fbclid=IwAR1kSBJ6cp-lrwV4leVNxKOv0zWb4IcP6eVF0ILJyBNE8GV-2HUGfxgmBHY#