dimecres, 11 d’abril del 2018

Empresas bogotanas: 20 indicadores para que midan su aporte al bien común Andres Elasmar

Empresas bogotanas: 20 indicadores para que midan su aporte al bien común

 

Bogotá es una máquina para generar empresas. Entre 10 mil y 40 mil nuevas se registraron en los primeros trimestres de los últimos dos años en la Cámara de Comercio. Sus productos y servicios compiten ahora en un mercado local de más de 700 mil (cifra a 2017).
Las filas interminables para renovar la matrícula mercantil de repente no parecen absurdas: ¡ese total es siete veces el número de compañías que existen en Medellín!
Pero la cantidad de registros cancelados también es significativa. Entre enero y septiembre del año pasado 4.534 firmas dejaron de serlo, es decir, casi el 30 por ciento de las creadas en ese mismo periodo. Nadie ha dicho que sostener un negocio sea 'papitas'.
Por esto, la Cámara ofrece a sus afiliados (más del 90 por ciento son microempresarios) un portafolio de servicios para ayudarlos a superar obstáculos. Las capacitaciones de la entidad cubren seis ejes temáticos: Financiero y financiamiento, Estrategia empresarial, Innovación, Internacionalización, Mercadeo y ventas, y Producción y calidad.
Llama la atención, sin embargo, el enfoque tradicional de estas asesorías. Con el auge global de propuestas como las "empresas B" y el clamor de la sociedad para que las organizaciones asuman su responsabilidad frente a los impactos sociales y medioambientales de sus acciones, se hace necesario otro eje donde se discutan opciones, alternativas y metodologías para que las empresas entiendan cuál es su lugar frente al "bien común". 
Ese último es el ideal de figuras legales como las "empresas B" (sociedades de beneficio e interés colectivo). Según María Emilia Correa, abogada colombiana cofundadora de Sistema B, el objetivo de esta opción para constituir un negocio es "que las empresas no solo dejen de hacer daño, sino que vayan más allá y, además de diseñar con menos recursos, se comprometan con una solución a los problemas sociales y ambientales" (ver entrevista completa).
Esta iniciativa certifica que en Colombia existen 40 firmas de ese tipo, entre ellas Crepes & Waffles, lo que demuestra el interés de pequeños empresarios y organizaciones multimillonarias por lograr un balance entre el interés privado y el colectivo.
El asunto es que un planeta con recursos limitados, desigualdad rampante y una destrucción imparable de los recursos naturales no puede darse el lujo de seguir promoviendo el crecimiento, la riqueza, y la competencia sin consecuencias, así sus generadores prometan cumplir un código ético que aboge por el bienestar de la sociedad. 
Existe entonces una alternativa que cava más profundo: La Economía del Bien Común (EBC) es una iniciativa que, con unas premisas filosóficas que parten de valores como: la empatía, la dignidad humana y el respeto al medio ambiente, busca transformar los objetivos del libre mercado y los propósitos de las empresas.
Fundada en el año 2010 por el austriaco Christian Felber, quien se para de cabeza al inicio de sus conferencias TED para llamar la atención sobre la "economía que está patas arriba" (ver video más abajo), la EBC cree en la posibilidad de un modelo económico más justo en el que las compañías poco a poco entiendan que su aporte al "bien común" es fundamental. 
La "Matriz del Bien Común" (ya en la versión 5.0) es la herramienta metodológica, con 20 indicadores en cinco áreas, que ofrece la EBC para que las organizaciones empresariales, privadas, públicas, o de carácter social, identifiquen los aspectos internos y externos con los que inciden positiva o negativamente en el "bien común" y logren, con el tiempo, un equilibrio como el ya mencionado.
 

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Esto no significa que las compañías tengan que ser iguales, o que cedan su libertad, creatividad, originalidad o capital. Tampoco que asuman una carga adicional que, en teoría, no les compete. Pero una parte de la sociedad pide a gritos una transformación.
El ideal de un sistema económico responsable, más allá del homo economicus como centro del universo, no es nuevo, lo buscan hace décadas otros movimientos y modelos como la Economía Solidaria, el "Buen Vivir", "los comunes" y "los convivialistas". Estos han logrado proyectos colectivos exitosos más allá de la propiedad privada y el mercado tradicional. 
Enfoques budistas sobre la economía, además, resaltan la naturaleza cooperativa de los seres humanos y defienden la producción de bienes y servicios cuando su objetivo es generar el bienestar personal y colectivo. La filosofía Zen, además, invita a "nunca ser disruptivos".
Sin embargo, la propuesta de Felber es una alternativa secular y pragmática para que los emprendedores y dueños de empresas tengan una opción práctica para pensar en cómo ser más igualitarios, mejorar las condiciones laborales de sus empleados, responsabilizarse de sus cadenas de distribución y promover prácticas de transparencia, sin necesidad de convertirse en templos tibetanos o en la La Congregación Mariana de Medellín (pionera en aplicar la "Matriz del Bien Común" en Colombia).  
La Economía del Bien Común en Colombia
La Congregación Mariana de Medellín fue la primera en el país en implementar la metodología de Felber. Sus directivas invitaron al austriaco el año pasado a su sede para que conociera los avances que realizan en las cinco áreas principales de su iniciativa: dignidad humana, solidaridad y justicia social, sostenibilidad económica, transparencia y codeterminación. 
Entrevisté a Javier Duque Ramírez*, director ejecutivo de la Fundación Organización VID (que es la que administra las obras de la congregación), para entender de primera mano qué tan viable es la implementación de la Matriz del Bien Común y compartir su experiencia con las empresas o personas interesadas en probar lo mismo. 
Más de 2.000 las organizaciones en todo el mundo apoyan este modelo y 400 han medido su aporte al "bien común" (ver ejemplos de reportes), incluyendo municipalidades públicas en España, instituciones educativas, universidades, bancos y pequeñas empresas europeas (ver todas). El estudio de la EBC está en auge, así como su propagación: ya cuenta con 100 capítulos de apoyo en todo el mundo.
(Para más información sobre la ECB y cómo aplicar el Balance del Bien Común, pueden entrar aquí. Asimismo, en este momento existe el propósito de crear un "campo de energía" del Bien Común en Bogotá, un grupo de personas que visibilice de qué se trata este proyecto y ayude a impulsarlo en el sector empresarial y público).
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1. ¿Qué necesidad o qué camino hace que una organización religiosa y social se interese en la propuesta novedosa de evaluar indicadores organizativos a partir de criterios del bien común, como parte además de un modelo económico alternativo?
La Congregación Mariana (VID) nació hace 80 años como una entidad privada, sin ánimo de lucro, conformada por laicos, guiados por la espiritualidad ignaciana. En estas ocho décadas ha forjado un holding empresarial con 13 obras de servicio a la comunidad en las áreas de salud, educación, familia y comunicaciones, (www.vid.org.co) que bajo la administración y dirección ejecutiva de la Fundación Organización VID, da empleo a 1.300 personas directamente y atiende a más de 600.000 personas anualmente.
Sabemos que el modelo de la Economía del Bien Común es una propuesta novedosa (...). Quisimos autoevaluarnos con sus indicadores, dándonos cuenta de que teníamos gestiones ya implantadas en nuestra empresa, que se alineaban con esta propuesta.
2. ¿Cómo fue el primer contacto de la VID con la EBC?
En el año 2012, el grupo directivo comenzó a estudiar el libro de Christian Felber, La Economía del Bien Común, ese fue el primer contacto. Encontramos que la Congregación ya venía trabajando por el bien común y coincidimos en muchas orientaciones y acciones enmarcadas en el modelo de Felber, tales como: el cuidado ambiental, la inclusión, la calidad del puesto de trabajo, la búsqueda de disminución de la brecha entre salario máximo y salario mínimo, entre otros.
3. ¿Cuál fue el proceso de socialización del modelo y del Balance del bien común al interior de la organización?
Primero se estudió en un pequeño grupo de 27 personas. Luego al hacer nuestro informe social del año 2013, dimos a conocer el tema entre los empleados, proveedores, juntas directivas y otros públicos a quienes hacemos llegar nuestro informe anual. Hicimos el ejercicio de mirar nuestra organización a la luz de los indicadores de la Matriz del bien común planteada por Felber. Identificamos las prácticas que se daban dentro de las 13 obras, la fundación y la congregación, orientadas hacia estos indicadores y allí reportamos lo que hacemos que le apunta a este modelo.
4. ¿Qué dificultades encontraron en su socialización?
La incredulidad de la viabilidad de este modelo. 
5. ¿Qué dificultades encontraron en su implementación?
Realmente no fue una implementación sino un descubrir. Este modelo nos sirvió para evidenciar que desde hace muchos años venimos trabajando por el bien común, de manera silenciosa, pero constante.
6. ¿Qué resultados positivos arrojó la medición sobre el funcionamiento que ya tenía la institución al momento de hacerla por primera vez?
Fue una experiencia muy positiva porque puso en manifiesto muchas acciones que se nos quedaban por fuera a la hora de hacer nuestros informes y que encajó perfectamente con la importancia que le damos al cuidado ambiental, a la dignidad del ser humano y la vida.
7. ¿Qué indicadores propios del balance quedaron por mejorar en la organización luego de la medición?
Esto es un proceso evolutivo en construcción y aunque hemos trabajado con esta orientación, debemos seguir tomando decisiones gerenciales que le aporten al bien común. La nuestra es una institución dinámica que ha dado respuesta a los retos de estas ocho décadas y ha sabido avanzar con prudencia hacia los nuevos paradigmas sociales. 
8. ¿Qué cambios o acciones puntuales trajo al interior de la organización la aplicación del Balance para cumplir con los indicadores? 
Se realizó la medición de la huella hídrica y de carbono a todos los empleados, retroalimentándolos sobre cómo poder generar un menor impacto al planeta con su estilo de vida. Se acordó con un proveedor de insumos del Laboratorio clínico que se nos recibiera de vuelta las neveras de icopor para no generar nuevos consumos de estas neveras. Se prohibió la compra de vasos plásticos en todas las obras.
9. ¿Cuáles son los indicadores que creen son los más difíciles y retadores de cumplir que propone el balance?
Los de la diferencia entre salario mínimo y máximo, dado que en nuestra organización hay subespecialistas médicos que por su formación y experiencia reciben salarios muy altos y eso hace difícil reducir la brecha.
10. ¿Es mejor la VID luego de aplicar el Balance?
Indiscutiblemente sí, ya que nos puso a reflexionar y a buscar innovaciones para seguir trabajando por el bien común.
11. ¿Qué consejos les dejó Christian luego de su visita para seguir aplicando el modelo y difundir sus ideas y prácticas?
Para él fue una grata sorpresa encontrar a una organización que se analizó bajo su modelo, demostrando de esta manera que sí es posible implementarlo en una organización, que es viable y de hecho es más rentable para una empresa trabajar por el bien común, que por el bien particular. Nos invitó a seguir trabajando el informe bajo la matriz 5.0 que está recién lanzada y a publicarlo cada 2 años, no cada año.
12. ¿Recomendarían a otras organizaciones el Balance del bien común? 
Sí, es un ejercicio interesante que puede generar innovaciones que se verán reflejadas en un clima laboral más positivo, en la transformación cultural hacia el consumo desmedido y en la conciencia social y ambiental de los empleados.
13. ¿Qué consejos le darían a una organización neófita para implementarlo con más facilidad?
Primero deben conocerse como institución y estar dispuestos a revisarse con sentido crítico compasivo, es decir con objetividad, pero sin culpas. La invitación es a hacer de esta experiencia un proceso constructivo,  mirando hacia adelante con el lente de qué se puede mejorar para que los beneficiodos sean más y los excluidos menos.
*Agradecimiento especial a María Paola Botero por la entrevista.
Las empresas no la tienen fácil, pero la sociedad necesita que miren más allá de producir, innovar y disruptir. Acá una propuesta práctica para lograrlo y un caso de éxito en Colombia. ¿Listos para la Economía del Bien Común?
Andrés Elasmar García
Andrés Elasmar García
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