dijous, 3 de maig del 2018

Economia del conocimiento / Desarrollo / Soetenibilidad / SUSTAINABLE KNOWLEDGE-BASED ECONOMY

Economia del conocimiento / Desarrollo / Soetenibilidad / SUSTAINABLE KNOWLEDGE-BASED ECONOMY 

1-Economía del conocimiento para la sostenibilidad

SUSTAINABLE KNOWLEDGE-BASED ECONOMY

Pedro César Cantú-Martínez

Resumen

El presente manuscrito muestra la trascendencia que posee la economía del conocimiento para el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Se reconoce el conocimiento como un elemento necesario para la búsqueda del bienestar social del ser humano y, además, para la reducción de la pobreza y la falta de equidad social. La economía del conocimiento es el análisis del comportamiento y los hechos relacionados con la aplicación económica del saber. Esto ha llevado a la transformación de las sociedades cuando el conocimiento se convierte en aprendizaje y este se encuentra orientado a resolver los problemas sociales y ambientales.

This paper shows the importance of knowledge-based economy to achieve sustainable development objectives. Knowledge is recognized as a necessary element for the search for social welfare, the reduction of poverty and the lack of social equity. Knowledge-based economy is behavior analysis and the facts related to the economic application of knowledge. This has led to the transformation of societies when knowledge becomes learning and it is oriented to solve social and environmental problems.
Keywords: economy; knowledge; development; sustainability.
Fecha de recepción: 03-11-2016. Fechas de reenvíos: 14-11-2016, 08-11-2016, 27-03-2017, 26-04-2017. Aceptado el 08-05-2017. Publicado el 21-06-2017.


 1. Introducción

En el marco global considerado recientemente por los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) el impulsor y dispositivo para alcanzar la sostenibilidad y mejorar la calidad de vida de todas las personas lo encontramos en el conocimiento (Cantú-Martínez, 2016a). Esto es ratificado en la Agenda Nacional en Ciencia, Tecnología e Innovación en México (AA. VV., 2012, p. 2), al aseverar que se ha “reconocido repetidamente por muchos líderes políticos, sociales, académicos y empresariales en los países más desarrollados, [que] el fortalecimiento de la inversión en educación, así como en Ciencia, en Tecnología y en la Innovación (CTI) no es un lujo, sino una verdadera necesidad”. Lo anterior particularmente porque la utilización del conocimiento se instituye en una circunstancia necesaria y pertinente para el bienestar social de toda colectividad humana (Cantú-Martínez, 2012a; Cantú-Martínez y Moreno, 2012).

Sánchez y Ríos (2011, p. 44) señalan que un desarrollo sostenido que brinde a la sociedad una mejora sustancial de la calidad de vida se apuntala en la “economía del conocimiento”. En este ejemplo encontramos el caso de Corea del Sur; estos autores afirman que “las causalidades del crecimiento coreano son una fuerte apuesta e inversión en la educación y la capacitación, el impulso a la innovación científica a través de una política intensa de investigación y desarrollo”, entre otras condiciones. Finquelievich (2004) indica que:

(…) ente los elementos comunes a dichas estrategias se destaca la importancia de la investigación y desarrollo (I+D) científicos, la formación de personal altamente calificado, la creación de un medio ambiente rico en iniciativas para sostener la creación y el crecimiento de empresas intensivas en conocimiento e investigación. (p. 7)

Sin lugar a dudas, en las situaciones más exitosas prevalecen políticas de carácter integral cuyo orden es complementario en las cuales se configuran escenarios tan relevantes como la vinculación entre el sector académico y el productivo para hacer uso del mejor capital intelectual humano y del conocimiento de frontera (Cooke y Leydesdorff, 2006; Mallén, 2013).

Rosenberg (2003) menciona que desde hace tiempo nuestro mundo se encuentra en una economía del conocimiento, ya que, después de todo, las instituciones de educación superior son las principales creadoras de este en toda sociedad y además son las principales emisoras; mientras, por otra parte, son las que adicionan nuevos conocimientos a los ya antepuestos. Cómo advierte Cabrero (2014), “se crean relaciones que permiten generar y aprovechar, de manera más eficaz y eficiente, el conocimiento” (p. 36), en el cual se halla la sostenibilidad como componente clave.

En este momento, se torna pertinente y necesario entender qué es sostenibilidad en el marco del desarrollo de toda sociedad y, particularmente, en el concepto de la economía del conocimiento que tratamos. Referirse a esta noción conlleva una reflexión sobre la forma en que se ha erigido y denominado el desarrollo al que hace alusión el Informe Brundtland, denominado en algunas naciones como “desarrollo sostenible” y en otras como “desarrollo sustentable”. En este sentido, Cantú-Martínez (2014) indica que en:

(…) esta situación de orden semántico no media ninguna discrepancia de significado aparente […], ya que, de manera general, lo que se suscribe simbólicamente en estas expresiones es el precepto de largo alcance y se esboza un amplio rango de acciones sociales, que nos permitan coexistir con una vida plena” (p. 41).

Condición que trasladamos al término de sostenibilidad y sustentabilidad. En el presente manuscrito pretendemos abordar y esclarecer a qué se refiere la economía del conocimiento, explorando sus principios y fundamentos, para finalmente observar su contribución a la sostenibilidad de las sociedades.

 -¿Qué es el conocimiento?

 -Hoy en día el conocimiento ha sido un detonador del desarrollo económico que ha trascendido en una mayor competitividad, particularmente respecto a la productividad, donde esencialmente el conocimiento generado, aunado al componente tecnológico, se han constituido en los elementos claves para incrementar la productividad y dinamizar la economía (Powell y Snellman, 2004; Cabrero, 2014). De acuerdo con Barceló (2001):

El conocimiento surge a partir del Dato, como representación de un grupo de objetos y acontecimientos que se dan en el mundo real […] una vez que el dato adquiere un determinado significado […] encontramos un segundo nivel en la información. El flujo de experiencias […] e información convierten a este segundo nivel en […] conocimiento. (p. 14)

- Por lo tanto, todas las sociedades son generadoras de conocimiento, distinguiéndose cuatro tipos a considerar. Asó, Lundvall y Johnson en 1994 (citados por Barceló, 2001) diferencian entre:

·  Saber-qué: generalmente hace referencia a hechos y a proposiciones ciertas.

·  Saber-por qué: hace referencia al conjunto de estructuras explicativas de los principios y leyes de la naturaleza; es decir, al entendimiento.

·  Saber-cómo: se refiere a las capacidades y habilidades para hacer algo.

·  Saber-quién: engloba la información sobre quién sabe qué y quién sabe cómo hacer qué. Las dos primeras menciones corresponden al conocimiento explícito o codificado; y las dos restantes, al conocimiento de carácter tácito o no codificado. El primero es aquel que se adquiere mediante la utilización de bases de datos, o bien, mediante la lectura de libros, entre algunos ejemplos; mientras el segundo conocimiento está sustentado primordialmente en la experiencia y lo ostentan las personas (Barceló, 2001). De tal manera que el conocimiento es el agrupamiento de representaciones abstractas producto de la adquisición o de la experiencia alcanzada en función de la observación de la realidad. Esta información, posteriormente, la traducimos en acción para modificar o recrear la realidad (Luque, 1993; Potts, 2001; Cantú-Martínez y Waliszewski, 2012; Kanuma, Butera y Butera, 2015). Así, se transita del saber al hacer mediante el conocimiento.


- Principios de la economía del conocimiento

- La relevancia del conocimiento como un insumo único para la sociedad se ha constituido gradualmente en un tópico de sumo interés, esencialmente cuando las naciones industrializadas observaron en ello un factor determinante para el desarrollo económico, como ha sucedido “desde la segunda revolución industrial [donde] la vinculación entre el conocimiento científico y las tecnologías productivas es evidente” (Vilaseca, Torrent y Díaz, 2002, p. 5). En este sentido, la Organización para la Cooperación Económica y Desarrollo esgrimió, desde el año 1996, la conveniencia de alinear las políticas de ciencia, tecnología e industria hacia la búsqueda del máximo bienestar social y el rendimiento productivo; a esto lo denominó “economías basadas en conocimiento” (Organisation for Economic Cooperation and Development, 1996). De acuerdo con Sánchez y Ríos (2011):

Una economía del conocimiento es aquella en la que el conocimiento es un activo más importante que los bienes de capital y mano de obra, y donde la cantidad y sofisticación del conocimiento que permea en las actividades económicas y sociales, llega a niveles muy altos. (p. 46)

Esto es, además de reconocer el valor de invertir para fortalecer y acrecentar el conocimiento, también se estima como sumamente apreciable la distribución del conocimiento mediante redes sociales tanto formales como informales, para mejorar el repartimiento y ejercicio económico en la sociedad y así favorecer un bienestar social masivo (Canales y León, 2013; Guzmán, 2016), lo que conlleva a que, en el escenario de las políticas públicas, estas se centren especialmente en la actualización del capital humano y en la promoción de la obtención de mejores habilidades para aprender.

Sánchez y Ríos (2011) indican que para el Banco Mundial el conocimiento cuenta con cuatro puntales que dan soporte a la economía del conocimiento, estos son: a) educación y la capacitación de la fuerza laboral, b) adecuados servicios para la propagación y utilización de la información y el conocimiento, c) contar con sistemas de innovación en los que se plasme la vinculación entre las instituciones de educación superior y las empresas, d) un régimen institucional de estímulos financieros que permita la concesión de recursos de forma eficaz para afirmar la práctica eficiente del conocimiento. En todo lo anterior resulta notorio, como aluden Moreno, Pelayo y Vaca (2007):

(…) que conocimiento y aprendizaje deben ir unidos: el conocimiento es el recurso y el aprendizaje es la capacidad para obtenerlo, crearlo y usarlo. Ambos son inseparables. Por tanto, el aprendizaje puede entenderse como una acción que, en sentido amplio, toma el conocimiento como input y genera nuevo conocimiento. (p. 3611)

Ahora bien, de acuerdo con Cabrero (2014), consolidar estos puntales:

Brinda a los países un ambiente idóneo para que los tres actores principales interactúen dentro de una economía basada en el conocimiento: las universidades y centros de investigación –encargados de formar mano de obra calificada y crear conocimiento–; las empresas –que absorben el conocimiento y a los egresados de las universidades, a la vez que realizan innovaciones–; y el sector público o gobierno –orientado a encaminar las políticas públicas en materia de ciencia, tecnología e innovación (CTI) para facilitar la relación entre los sectores educativo y productivo, y a llenar los vacíos que impidan una interacción efectiva entre ambos–. (p. 36)

A este modelo antes citado se le denomina como la “Triple Hélice”, que es donde se inspira el proceso de innovación y que permite afianzar la capitalización del conocimiento, vinculando distintas disciplinas y conocimientos, además de fomentar substancialmente las relaciones de colaboración entre los tres actores, instituciones de educación superior, empresa y gobierno (Chang, 2010; Laydesdorff, 2010). Esto ha conllevado en gran parte a una transformación de las sociedades, concatenada hoy en día “a la revolución biotecnológica, el avance científico y la era de la información” (González, 2006, p. 11), que despunta los alcances e influencia de los sucesos tecnocientíficos en la humanidad y de las sucesión de cambios que hurgan en la cotidianidad de la vida diaria (Gentzoglanis, 2000; Cantú-Martínez, 2012b; Rodríguez-Ponce y Pedraja-Rejas, 2015). En este sentido, Canales y León (2013, p. 62) mencionan que es muy relevante apreciar “que si bien el conocimiento siempre ha estado presente en las transformaciones productivas, en la actualidad está siendo creado y transferido con mayor rapidez, en contraste con lo que ocurría en décadas pasadas”.

Lo antes mencionado se puede observar claramente en dos dimensiones del conocimiento, de acuerdo con Bernal (2008): “i) la dimensión global, que abarca el proceso de producción, transferencia y uso del conocimiento fuera de su contexto (codificado) y ii) la dimensión local, que incluye el proceso de aprendizaje y sedimentación, cuando el conocimiento se arraiga” (p. 25).


- Economía del conocimiento en la sostenibilidad

- La transformación de la realidad que se suscita en derredor nuestro, en este período de modernidad, es sumamente complicada ya que ha conllevado progreso por una parte, como también dificultades de orden social. En la actualidad, Cantú-Martínez (2012a) sostiene que:

(…) la realidad es bastante compleja, y su resultado es el reflejo en conjunto de la concatenación de la formación de recursos humanos, de la disponibilidad del saber científico y técnico, de las condiciones y aplicabilidad práctica y económica de la misma, así como de la demanda social que en materia de conocimiento tecno-científico lograra existir. (p. 30)

Esto evidencia que los problemas en las esferas económica, social y ambiental son inconvenientes primordialmente humanos, que denotan lo importante del conocimiento existente para evaluar, resolver y emplear este mediante aplicaciones concretas al servicio de la sociedad, con la finalidad de reflexionar en las estrategias generales de desarrollo económico para promover claramente los principios de la sostenibilidad (Fundación Friedrich Naumann y Fundación Este País, 2005; Cantú-Martínez, 2015a).

De acuerdo con lo antes mencionado, la economía del conocimiento se yergue como una vía para fomentar un desarrollo sostenible con un carácter continuo, como una ruta para sufragar la escasez y carencia de recursos y, con esto, cerrar las brechas existentes, favoreciendo la equidad social y eliminación de la pobreza (Chen y Dahlman, 2005). En este sentido, Holling (2000) advierte, en el marco de lo que considera un sistema de correspondencia entre la simplicidad y la complejidad, que la sostenibilidad nos conduce a la capacidad de encontrar una armonía y adaptación permanente entre las dimensiones social, económica y ambiental, mientras que el desarrollo denota el proceso de crear y mantener vigentes las oportunidades entre las dimensiones antes mencionadas. Es así que se construye el desarrollo sostenible, como la vía social para concebir, por una parte, capacidades de adaptación y, por otra, labrar oportunidades para la continuidad de la sociedad humana. Es más, esta postura requiere, conforme Torrent-Sellens (2016, p. 30):

(…) articular nuevas funciones de comportamiento y nuevas métricas de la economía. De hecho, y como ya ha sucedido en otras fases de la historia de la economía, la economía del conocimiento necesita articular un nuevo paradigma científico, que explique con más fidelidad la realidad económica.

Un esfuerzo fehaciente de lo antes señalado es la presentación de la Agenda Ciudadana en Iberoamérica Ciencia, Tecnología e Innovación, preparada por el Comité Organizador Iberoamericano Colombia-España-México, en la reunión celebrada el 6 y 7 de octubre del 2016 en Cartagena de Indias, Colombia, a la que asistieron los ministros y autoridades de Ciencia, Tecnología e Innovación. Esta agenda responde al planteamiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Organización de las Naciones Unidas (Cantú-Martínez, 2016b), y en ella se ocupa de los primeros siete temas planteados en estos: Energía; Seguridad Alimentaria; Sociedad Digital; Educación; Medio Ambiente; Cambio Climático y Sustentabilidad; y Agua y Salud. El octavo tema fue seleccionado por cada país, por ejemplo, Colombia eligió Paz, mientras que España y México, Envejecimiento (Inzunza, 2016).

El propósito es que esta agenda se constituya en un documento orientador que induzca su aplicación a reflexiones, generación de ideas, creación de patrimonio, progreso social, acopio y regeneración del conocimiento y que brinde, además, oportunidades para mejorar las condiciones de vida en toda sociedad. Según señaló José Franco, miembro de la Comisión Coordinadora en Iberoamérica durante la reunión: “en este ejercicio estamos apostándole al gran valor de nuestra región y sus culturas. A nuestro futuro, porque tenemos los recursos naturales, materiales y sobre todo el invaluable talento, creatividad y determinación de nuestra gente” (Inzunza, 2016, p. 27). De cumplirse la Agenda Ciudadana, se favorecerá en definitiva al desarrollo sostenible basado ahora en el conocimiento, desde su lanzamiento por el Informe Brundtland (Cantú-Martínez, 2008; Cantú-Martínez, 2015b).

Es importante reconocer que las economías basadas en el conocimiento, aunque contribuyen al desarrollo sostenible, requieren de grandes cantidades de recursos que deben ser empleados en la educación, investigación, innovación científica y, posteriormente, para la transferencia social y aplicación; además, es esencial contar con un marco de referencia con cierto nivel de desarrollo industrial existente. Ramos (2015) advierte lo siguiente:

No es casual que las economías más fuertes en conocimiento, como Estados Unidos, Japón, Alemania y recientemente Corea o China, sean las que tienen niveles más altos de consumo de energía y materiales, así como los sectores industriales más desarrollados. (p. 9)

 -Conclusiones

 -Desde la promulgación del Informe Brundtland en 1992, las autoridades gubernamentales de todas las naciones han comprendido que no se debe considerar únicamente las cuestiones económicas, sino también las de carácter social y ambiental para mejorar las condiciones de vida y satisfacer las demandas de orden social. En el contexto de la actualidad, los principios que rigen el concierto internacional para allegarse el desarrollo sostenible se fundan en el conocimiento. Con estos nuevos marcos referenciales de la economía del conocimiento se ha introducido este como la clave para resolver los problemas que nos aquejan, ya que es observado como insumo y como un bien de creciente cuantía y significación, al estar orientado hacia la búsqueda del respeto de los derechos humanos, la satisfacción de las necesidades sociales y la conservación del entorno.

Cabe recordar que, según se encuentra documentado, hasta hace unos años el desarrollo económico de un país estribaba en la capacidad para generar riqueza en el tiempo, que se percibía como el hecho de acumular capital y trabajo únicamente mediante el acto de incrementar la productividad. Además, de forma particular se pensaba que una nación con amplios recursos económicos y naturales poseía ventajas sobre otra con recursos escasos (Marquina y Rozga, 2015). No obstante, hoy en día estos pensamientos se han ido abandonando paulatinamente al examinarse en las distintas naciones que la ventaja reside sustancialmente en la manera eficiente de utilizar los recursos con los que se cuenta, empleando el conocimiento como la totalidad de factores que toman parte en la manufactura de otros bienes. A partir de esto, se puede hacer hincapié en que el conocimiento se traduce en labores humanas emanadas de las interacciones surgidas entre las sociedades con un carácter dinámico que crean riqueza, bienestar social y también la oportunidad acceder a la sostenibilidad que tanto se anhela.

Notas
1Doctorado en Ciencias Biológicas, Facultad de Ciencias Biológicas, Universidad Autónoma de Nuevo León, San Nicolás de los Garza, N.L., México. Correo electrónico: pedro.cantum@uanl.mx

Referencias

AA. VV. (2012). Hacia una Agenda Nacional en Ciencia, Tecnología e Innovación. México. Recuperado de www.foroconsultivo.org.mx/documentos/agenda_nal_cti_extenso_260912.pdf

Barceló, M. (2001) (Dir.) Hacia una economía del conocimiento. Madrid: ESIC-Editorial-PricewaterhouseCoopers. Recuperado de https://books.google.com.mx/books?id=jn3FdhLNuBIC&printsec=frontcover&source=gbs_ge_summary_r&cad=0#v=onepage&q&f=false

Bernal, J.L. (2008). El desempeño de la economía del conocimiento a nivel regional; un análisis empírico del caso de México. (Tesis de Maestría). Universidad Autónoma Metropolitana. Cd. de México, México. Recuperado de http://tesiuami.izt.uam.mx/uam/aspuam/test.php?asesor=JUAN%20CASTAINGTS%20TEILLERY

Cabrero, E. (2014). Ciudades del conocimiento, ciudades sustentables. Ciencia, (Octubre-Diciembre), 34-39. Recuperado de http://www.revistaciencia.amc.edu.mx/images/revista/65_4/PDF/CiudadConocimiento.pdf

Canales, R. y León, D. (2013). Redes y conocimiento: una propuesta integradora en el marco de la Economía del Conocimiento. Explanans, 2(1), 59-74. Recuperado de https://www.researchgate.net/publication/275521253_Redes_y_conocimiento_una_propuesta_integradora_en_el_marco_de_la_Economia_del_Conocimiento

Cantú-Martínez, P.C. (2008). Desarrollo Sustentable: Conceptos y Reflexiones. México: Ed. Universidad Autónoma de Nuevo León. Recuperado de https://sites.google.com/site/drpedroccantumartinez/home/libros-publicados

Cantú-Martínez, P.C. (2012a). Discurrir y apropiamiento de la ciencia por la sociedad. En Cantú Martínez, P.C. (Ed.) Sustentabilidad Científica. Introversión sobre la Ciencia, Conciencia y Racionalidad Social, 25-32. México: Clave Editorial y Universidad Autónoma de Nuevo León. Recuperado de https://sites.google.com/site/drpedroccantumartinez/home/libros-publicados

Cantú-Martínez, P.C. (2012b). Ética en la sociedad tecnocientífica. En Cantú Martínez, P.C. (Ed.) Sustentabilidad Científica. Introversión sobre la Ciencia, Conciencia y Racionalidad Social, 33-44. México: Clave Editorial y Universidad Autónoma de Nuevo León. Recuperado de https://sites.google.com/site/drpedroccantumartinez/home/libros-publicados

Cantú-Martínez, P.C. (2014). Educación ambiental y la escuela como espacio educativo para la promoción de la sustentabilidad. Revista Electrónica Educare, 18(3), 39-52. Doi: http://dx.doi.org/10.15359/ree.18-3.3

Cantú-Martínez, P.C. (2015a). Desarrollo sustentable. Antes y después de Río +20. México: Universidad Autónoma de Nuevo León – Organización Panamericana de la Salud. Recuperado de https://sites.google.com/site/drpedroccantumartinez/home/libros-publicados

Cantú-Martínez, P.C. (2015b). Ascenso del desarrollo sustentable. De Estocolmo a Río +20 Ciencia UANL, 18(75), 33-39. Recuperado de http://cienciauanl.uanl.mx/?p=4827

Cantú-Martínez, P.C. (2016a). Implicaciones de los Objetivos del Desarrollo Sustentable. Ciencia UANL, 19(80), 30-34. Recuperado de http://cienciauanl.uanl.mx/?p=5997

Cantú-Martínez, P.C. (2016b). Los nuevos desafíos del desarrollo sustentable hacia 2030. Ciencia UANL, 19(78), 27-32. Recuperado de http://eprints.uanl.mx/11001/

Cantú-Martínez, P.C. y Moreno, D. (2012). El conflicto social de la ciencia En Cantú-Martínez, P.C. (Ed.) Sustentabilidad Científica. Introversión sobre la Ciencia, Conciencia y Racionalidad Social, 53-59. México: Clave Editorial y Universidad Autónoma de Nuevo León. Recuperado de https://sites.google.com/site/drpedroccantumartinez/home/libros-publicados

Cantú-Martínez, P.C. y Waliszewski, S.M. (2012). Ser y saber tecnocientíficos. En Cantú Martínez, P.C. (Ed.) Sustentabilidad Científica. Introversión sobre la Ciencia, Conciencia y Racionalidad Social, 45-52. México: Clave Editorial y Universidad Autónoma de Nuevo León. Recuperado de https://sites.google.com/site/drpedroccantumartinez/home/libros-publicados

Chang, H.G. (2010). El modelo de la triple hélice como un medio para la vinculación entre la universidad y empresa. Revista Nacional de Administración, 1(1), 85-94. Doi: http://dx.doi.org/10.22458/rna.v1i1.286

Chen, D.H.C. y Dahlman, K.J. (2005). The Knowledge Economy, the KAM Methodology and World Bank Operations (Working Paper 35867). Recuperado de http://documents.worldbank.org/curated/en/695211468153873436/The-knowledge-economy-the-KAM-methodology-and-World-Bank-operations

Cooke, P. y Leydesdorff, L. (2006). Regional Development in the Knowledge-Based Economy: The Construction of Advantage. Journal of Technology Transfer, 31(1), 5–15. Recuperado de http://link.springer.com/article/10.1007/s10961-005-5009-3

Finquelievich, S. (2004). La sociedad civil en la economía del conocimiento: TICs y desarrollo socio-económico. Buenos Aires: Instituto de Investigaciones Gino Germani, Facultad de Ciencias Sociales-UBA. Recuperado de http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/Argentina/iigg-uba/20100719121159/dt40.pdf

Fundación Naumann y Fundación Este País (2005). México ante el reto de la economía del conocimiento. México: FNST/FES. Recuperado de http://archivo.estepais.com/inicio/historicos/174/20_suplemento_mexico%20ante%20el%20reto.pdf

Gentzoglanis, A. (2000). Innovation and Growth in the Knowledge-based Economy. Ciencia Ergo Sum, 7(3), 221-228. Recuperado de http://cienciaergosum.uaemex.mx/index.php/ergosum/article/view/3864

González, G. (2006). La Economía del Conocimiento y las relaciones de oferta y demanda laboral (Tesis de Licenciatura). Recuperado de http://tesiuami.izt.uam.mx/uam/aspuam/presentatesis.php?recno=13476&docs=UAMI13476.PDF

Guzmán, T. (2016). Proceso de diseño de un modelo de educación a distancia como estrategia de innovación educativa para la economía del conocimiento. Edutec-e Revista Electrónica de Tecnología Educativa, (55), 1-15. Doi:  http://dx.doi.org/10.21556/edutec.2016.55.729

Holling, C.S. (2000). Theories for sustainable futures. Conservation Ecology, 4(2), 7. Recuperado de http://www.consecol.org/vol4/iss2/art7/

Inzunza, A. (6 de octubre 2016). Presentan Agenda Ciudadana para Iberoamérica. Forum Noticias del Foro Consultivo, 18, 19-34. Recuperado de http://www.foroconsultivo.org.mx/FCCyT3/index.php/sala-de-prensa-virtual/boletines-de-prensa/5297-presentan-agenda-ciudadana-para-iberoamerica

Kanuma, N., Butera, V. y Butera, A. (2015). Enhancing a sustainable knowledge based economy through private sector led-development: A Case Study of Private Higher Learning Institutions in Rwanda. East African Journal of Science and Technology, 5 (1), 78-94. Recuperado de http://eajournal.unilak.ac.rw/Vol%205%20Issue%201/Paper6.pdf

Laydesdorff, L. (2010). The knowledge-based economy and the triple helix model. Annual Review of Information Science and Technology, 44, 1-54. Recuperado de https://arxiv.org/ftp/arxiv/papers/1201/1201.4553.pdf

Luque, J. (1993). El conocimiento. Sevilla: Universidad de Sevilla. Recuperado de http://personal.us.es/jluque/Libros%20y%20apuntes/1994%20Conocimiento.pdf

Mallén, C. (2013). Conocimiento para el crecimiento sustentable de México. Revista Mexicana de Ciencias Forestales, 4(15), 4-6. Recuperado de http://cienciasforestales.inifap.gob.mx/editorial/index.php/Forestales/article/view/2734/2298

Marquina, M.L. y Rozga, R.E. (2015). La economía del conocimiento: perspectivas urbano-regionales. Proyección, IX, 6-30. Recuperado de http://www.proyeccionrevista.com.ar/revistas/proyeccion-n-18/la-economia-del-conocimiento-perspectivas-urbano-regionales

Moreno, M., Pelayo, Y. y Vaca, R. (2007). La gestión interna del conocimiento en las organizaciones: un modelo de indicadores para el control de su gestión. En Ayala Calvo, J.C. (Coord.) Conocimiento, innovación y emprendedores: camino al futuro. (3610-3629). España: Universidad de la Rioja. Recuperado de https://publicaciones.unirioja.es/catalogo/online/Jornadas_Gestion_cientifica.shtml http://dialnet.unirioja.es/servlet/fichero_articulo?codigo=2234967

Organization for Economic Co-operation and Development. (1996). The knowledge based economy. París: OECD. Recuperado de https://www.oecd.org/sti/sci-tech/1913021.pdf

Potts, J. (2001). Knowledge and Markets. Journal of Evolutionary Economics, 11 (4), 413-431. Recuperado de https://link.springer.com/article/10.1007/PL00003865

Powell, W.W. y Snellman, K. (2004). The knowledge economy. Annual Review of Sociology, 30, 199–220. Recuperado de https://scholar.harvard.edu/

Ramos, J. (2015). Base material de la economía del conocimiento. América Latina en Movimiento, 507, 8-10. Recuperado de http://www.alainet.org/sites/default/files/alai507w.pdf

Rodríguez-Ponce, E. y Pedraja-Rejas, L. (2015). The role of regional universities in the Chilean decentralization process: A view from the knowledge economy. Ingeniare Revista Chilena de Ingeniería, 23 (4), 490-492. Recuperado de http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-33052015000400001&lng=en&nrm=iso&tlng=en

Rosenberg, N. (2003). Conocimiento e innovación como herramientas para alcanzar el desarrollo económico: ¿acaso las universidades deben ser instituciones económicas? En Briceño, M.A. (Comp.) Universidad, sector productivo y sustentabilidad, 83-96. Caracas. Universidad Central de Venezuela. Recuperado de https://books.google.co.cr/books?id=CnlIzDmIAQcC&printsec=frontcover&dq=isbn:9800019669&hl=es-419&sa=X&redir_esc=y#v=onepage&q&f=false

Sánchez, C. y Ríos, H. (2011). La economía del conocimiento como base del crecimiento económico en México. Enl@ce Revista Venezolana de Información, Tecnología y Conocimiento, 8 (2), 43-60. Recuperado de http://www.redalyc.org/pdf/823/82319126004.pdf

Torrent-Sellens, J. (2016). La economía del conocimiento y el conocimiento de la economía. Oikonomics Revista de Economía, Empresa y Sociedad, 5, 26-32. Recuperado de http://www.uoc.edu/portal/es/estudis_arees/economia_empresa/novetats/noticia_017.html

Vilaseca, J., Torrent, J. y Díaz, A. (2002). La economía del conocimiento: paradigma tecnológico y cambio estructural. España: UOC. Recuperado de http://www.uoc.edu/in3/dt/20007/20007.pdf
------------

2.La gestión del conocimiento en la nueva economía

Enric Serradell López-Director de programa de Ciencias Empresariales (UOC)-eserradell@uoc.edu

Ángel A. Juan Pérez-Profesor coordinado
 
El objetivo de este artículo es reflexionar sobre la importancia que tiene la gestión del conocimiento en las organizaciones actuales. En los últimos tiempos, la comunidadcientífica ha venido mostrando un creciente interés por la gestión del conocimiento, interésque ha ido parejo al estudio de temas tales como la nueva economía, la visión de lasempresas como organizaciones capaces de generar ventajas competitivas mediante elconocimiento, el capital intelectual, los activos intangibles, etc. En este sentido, en el artículo se plantea también un modelo integral de gestión del conocimiento y su relación con la nueva economía y la sociedad de la información, prestando especial atención al
papel de las universidades como centros especializados en la creación, organización ydifusión del conocimiento. Finalmente, se reivindica la necesidad de integrar la gestión delconocimiento en la política de recursos humanos de toda organización moderna –políticaque deberá estar orientada a crear y almacenar conocimiento, así como a su posteriordistribución y uso

La gestión del conocimiento en la nueva... (PDF Download Available). Available from: https://www.researchgate.net/publication/255625443_La_gestion_del_conocimiento_en_la_nueva_economia [accessed May 03 2018].


3-Introducción a las teorías modernas del crecimiento económico
Hywel G. Jones,1979

"Basta una lectura rápida de la literatura sobre el crecimiento económico real, o un somero conocimiento de la historia de las economías en crecimiento para indicarnos que nuestros modelos, al poner el acento en la acumulación de factores, han olvidado un elemento fundamental del proceso de crecimiento económico: el cambio tecnológico." , J. Hywell
 




-

4-Tecnología y economía: una aproximación a la interpretación económica del conocimiento  

 Conclusiones A lo largo del artículo hemos visto como la teoría económica conceptualiza y representa el cambio técnico en el marco de una función de producción agregada que parte de cuatro hipótesis: productos marginales positivos, productividad marginal decreciente, rendimientos constantes a escala y carácter indispensable de factores productivos para la producción. Estas hipótesis determinan una forma funcional concreta de la producción agregada por trabajador, que parte del punto cero, es creciente y cóncava.

El punto de partida del análisis de la producción con cambio técnico es la definición de tecnología y la tasa de progreso que tiene. Según la literatura económica aceptada, la definición de tecnología que entronca con la visión clásica del desarrollo tecnológico tiene unas características intrínsecas que han determinado el análisis económico del cambio técnico. Efectivamente, los economistas entendemos la tecnología como un estock de conocimiento social relativo a las técnicas de producción de las actividades económicas. A medida que la actividad económica se ha terciarizado en una primera fase, y se ha hecho más intangible en una segunda fase, la definición misma de tecnología nos ha limitado a la hora de explicar el papel que tiene con relación al crecimiento económico. La visión inicial inspirada en la de Schumpeter del empresario innovador que tiene un conocimiento sobre las técnicas de producción y sobre las características del mercado de un output ha sido superada por la incorporación progresiva al valor añadido de las actividades de distribución, de los servicios no destinados a la venta, y, en la última fase de crecimiento, se ha caracterizado por las tecnologías de la información y la comunicación, por los problemas de valoración de este estock de conocimiento, con características intangibles.

Por lo tanto, parece evidente que el análisis clásico de la función de producción no acaba de interpretar correctamente la importancia del cambio técnico sobre el crecimiento económico. La incorporación del conocimiento -entendido como el output productivo de la información- como factor productivo de importancia creciente parece un camino correcto para mejorar el análisis del cambio técnico y la repercusión que tiene sobre el crecimiento económico. Sin embargo, la incorporación del conocimiento como factor productivo se debe entroncar con las hipótesis de la función de producción, en especial cabe mencionar que el estudio de los rendimientos decrecientes se antoja como el principal elemento que se debe determinar en este contexto nuevo. Un primer punto de partida, considerando la existencia de productividad marginal decreciente de conocimiento, nos permitiría replicar el análisis de la función de producción agregada con tres inputs que satisfacen las hipótesis fundamentales, aunque queda mucho camino por recorrer en cuanto a la evidencia empírica.
http://www.uoc.edu/web/esp/art/one/0104013/one04.html

"In an economy where the only certainty is uncertainty, the one sure source of lasting competitive advantage is knowledge... Successful companies are those that consistently create new knowledge, disseminate it widely throughout the organization, and quickly embody it in new technologies and products".I. Nonaka 
-
La gestión del conocimiento en la nueva... (PDF Download Available). Available from: https://www.researchgate.net/publication/255625443_La_gestion_del_conocimiento_en_la_nueva_economia  [accessed May 03 2018].
-


"Sin duda, el cambio tecnológico es uno de los determinantes más importantes de la configuración y la evolución de la economía. El cambio tecnológico ha mejorado las condiciones de trabajo, ha permitido la reducción de las horas de trabajo, ha proporcionado un incremento de la producción de bienes nuevos y viejos, y ha aportado muchas dimensiones nuevas a nuestra manera de vivir."

The Economics of Technological Change , E. Mansfield y E. Mansfield( 1968) 
http://www.uoc.edu/web/esp/art/one/0104013/one04.html 

5-Bibliografia:

 

ABASSI, S.M.; HOLLMAN, K.W. (2000). "Turnover: The real bottom line". Public Personnel
Management. Vol. 29, núm. 3, pág. 333-342.
ARTHUR ANDERSEN. (1997). Knowledge management at Arthur Andersen (Denmark):
building assets in real time and in virtual space
BLACK, D.H., SYNAN, C.D. (1997). "The learning organisation: the sixth discipline".
Management Accounting. Vol. 75, núm. 10, pág. 70-72.
DAVENPORT, T.H.; DELONG, D.W.; BREES, M.C. (1998). "Successful knowledge
management projects". Sloan Management Review. Vol. 39, núm. 2, pág. 43-57.
DRUCKER, P. (1993). Post-capitalist society. Nueva York: Butterworth-Heinemann.
GRANT, R.M. (1991). "The resource-based theory of competitive advantage: implications
for strategy formulation". California Management Review. Vol. 33, núm. 3, pág. 114-135.
MARTENSSON, M. (2000). "A critical review of knowledge management as a management
tool". Journal of Knowledge Management. Vol. 4, núm. 3, pág. 204-216.
MCSHERRY, C. (2002). "Who owns academic work? Battling for control of intellectual
property". Library Review. Vol. 51, núm. 6, pág. 317-319.
METTAS, A.; ROCK, D. (2002). "Intellectual capital: utilizing the Web for knowledge
management and data utilization in reliability engineering". 2002 Proceedings Annual
Reliability and maintainability Symposium.
NAHAPIET, J.; GHOSHAL, S. (1998). "Social capital, intellectual capital, and the
organizational advantage". Academy of Management Review. Vol. 23, núm. 2, pág.
242-266.
NEWMAN, V. (1997). "Redefining knowledge management to deliver competitive
advantage". Journal of Knowledge Management. Vol. 1, núm. 2, pág. 123-132.
NONAKA, I. (1995): The knowledge creating company. Oxford: Oxford Press.
PIGGOT, S.E.A. (1997). "Internet commerce and knowledge management-the next
megatrends". Business Information Review. Vol. 14, núm. 4, pág. 169-172.
PORTER, M.E. (1987). Ventaja competitiva. México D.F.: Editorial Continental.
ROLDÁN, J.L. (2000). "Sistemas de información ejecutivos (EIS): Un estudio descriptivo
sobre la situación en España". La Empresa del Siglo XXI: Finanzas, Tecnologías y
Sistemas de Información. Cádiz. Vol. II, pág. 237-254.
ROWLEY, J. (2000). "Is higher education ready for knowledge management?" The
International Journal of Education Management. Vol. 14, núm. 7, pág. 325-333.
SCHOEMAKER, P.J.H. (1992). "How to link strategic vision to core competences". Sloan
Management Review.
SHARIQ, S.Z. (1997). "Knowledge management: an emerging discipline". The Journal of
Knowledge Management. Vol. 1, núm. 1, pág. 75-82.
SVEIBY, K. (1997). The new organizational wealth: managing and measuring
knowledge-based assets. Brisbane: Berrett Koehler.
VILASECA, J.; TORRENT, J. (2001, enero-febrero). "La nova economia: evolució o
revolució? La realitat econòmica de la indústria de la informació". Perspectiva Econòmica
de Catalunya.. Núm. 211, pág. 67-80. Barcelona: Cámara de Comercio, Industria y
Navegación de Barcelona.

La gestión del conocimiento en la nueva... (PDF Download Available). Available from: https://www.researchgate.net/publication/255625443_La_gestion_del_conocimiento_en_la_nueva_economia [accessed May 03 2018].

6.Enlaces relacionados:



Software para la gestión del conocimiento:
Asociación europea de gestión del conocimiento:
Excelente web con artículos y foros sobre gestión del conocimiento:
Magazín sobre gestión del conocimiento:
Centro de recursos sobre gestión del conocimiento:
Web sobre gestión del conocimiento, business intelligence y software asociado:
Recursos sobre gestión del conocimiento:
La gestión del conocimiento en la nueva... (PDF Download Available). Available from: https://www.researchgate.net/publication/255625443_La_gestion_del_conocimiento_en_la_nueva_economia [accessed May 03 2018].
---
Lecciones de desarrollo económico
https://books.google.es/books?id=Iv24eXOtNZ8C&pg=PA78&lpg=PA78&dq=Introducci%C3%B3n+a+las+teor%C3%ADas+modernas+del+crecimiento+econ%C3%B3mico+,+J.+Hywell&source=bl&ots=MAa9tmvsr4&sig=wkxJWl0XZSg7PZO1RjBCsLwyWak&hl=en&sa=X&ved=0ahUKEwix3rXhn-naAhXEpFkKHY3kAcU4ChDoAQgoMAA#v=onepage&q=Introducci%C3%B3n%20a%20las%20teor%C3%ADas%20modernas%20del%20crecimiento%20econ%C3%B3mico%20%2C%20J.%20Hywell&f=false

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada