dissabte, 27 de juliol del 2019

Complejidad y evolución de los sistemas económicos . Yezid Soler B


Complejidad y evolución de los sistemas económicos



“¡Oh Dioses! Obrad también así vosotros. Que el hombre que despreciando vuestras leyes en el seno de la superflua abundancia, ahíto de alimentos y riquezas, no quiere atender al desgraciado porque jamás ha conocido la necesidad, sufra incesantemente el peso de vuestro poderío. Así, en breve, una justa distribución repararía la desigualdad y cada hombre tendría lo necesario”
(Shakespeare W. (1606). El Rey Lear: 120)

Clasificación JEL: A12 Relation of Economics to Other Disciplines. B1     History of Economic Thought through 1925. B4         Economic Methodology. B5   Current Heterodox Approaches. E1General Aggregative Models.  H1            Structure and Scope of Government. J1         Demographic. Economics. K1            Basic Areas of Law.    N01 Development of the Discipline: Historiographical. O1Economic Development.  P. Economic Systems
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Temas

1.0  Sistemas y teoría de sistemas
2.0  Definición de sistemas complejos
3.0  Sistema económico mercantilista
4.0  Sistema económico fisiocrático
5.0  Sistema económico clásico
5.1  Smith, sistema de producción
5.2  Ricardo, sistema de distribución
5.3  Marx, sistema de acumulación
6.0  El sistema económico neoclásico
6.1  Menger, satisfacción de necesidades
6.2  Jevons, sistema de placer y dolor
6.3  Walras, sistema mecánico
7.0 Resumen

Presentación

El objetivo de este documento es el de presentar una descripción y análisis, desde la perspectiva gnoselógica, de los principales sistemas económicos del siglo XVIII y XIX.

En este ensayo se aborda el concepto de «sistema», en la era antigua y la era moderna,  en especial, con el marco teórico de  Bertalanffy y Morin.  Se presenta la evolución de los diversos paradigmas en torno a la forma como se analizan los sistemas económicos, sus elementos, las articulaciones, las simbiosis, los procesos de equilibrio, desequilibrio, creación y disolución.  Con este marco teórico se exponen y analizan las principales características e interacciones de cuatro categorías de sistemas económicos, a saber el mercantilista, el fisiocrático,  el sistema clásico y el sistema neoclásico. Se observa que al interior de las ciencias económicas, no existe híper-simplificación, sino que al abordar la complejidad de lo real, se evidencia cooperación y competencia entre diversos paradigmas económicos a lo largo de la historia del siglo XV al siglo XX, que dan cuenta de diversas visiones del mismo mundo cambiante.

1.0 Sistemas y teoría de sistemas 

El concepto de «sistema»  se usa desde de épocas muy antiguas.  Según el diccionario de la Real Academia Española  (RAE) el término «sistema» proviene del latín “systēma”, que a su vez deviene del griego “σύστημα” que significa “reunión de cosas en forma organizada”.  Para iniciar este ensayo se considera la segunda acepción de la RAE así: “Conjunto de cosas que relacionadas entre sí ordenadamente contribuyen a determinado objeto”.

El matemático y filósofo alemán Leibniz (1666) definió el sistema como “totalidad de elementos”. Para Condillac (1754) el sistema es “lo que permite al espíritu humano entender la secuencia de los fenómenos".  Con respecto a la historia de la teoría de sistemas, Bertalanffy (1976) escribió lo siguiente:

“Como pasa con toda nueva idea, en la ciencia o donde sea, el concepto de sistemas tiene una larga historia. Si bien el término «sistema» como tal no mereció hincapié, la historia del concepto incluye muchos nombres ilustres. Como «filosofía natural» podemos remontarlo a Leibniz; a Nicolás de Cusa con su coincidencia de los opuestos; a la medicina mística de Paracelso; a la visión de la historia, de Vico e Ibn-Kaldun, como sucesión de entidades o «Sistemas» culturales; a la dialéctica de Marx y Hegel –por mencionar unos cuantos nombres de una rica panoplia de pensadores. El conocedor literario podrá recordar De ludo globi (1463; cf. Bertalanffy, 1928b) de Nicolás de Cusa, y el Glasperlenspiel de Hermann Hesse: ambos ven el andar del mundo reflejado en un mundo abstracto... Kohler (1927) planteó el postulado de una teoría de sistemas encaminada a elaborar las propiedades más generales de los sistemas inorgánicos. La obra clásica de Lotka (1925) fue la que más cerca llegó al objetivo y le debemos formulaciones fundamentales" (1976: 9-10)

El concepto de sistemas adquirió un estatus en la ciencia con la «Teoría General de Sistemas» de Bertalanffy (1976, que surgió de la confluencia de varios avances científicos, en particular la cibernética, la teoría de la información, la teoría de juegos, la teoría de la decisión, la topología y el análisis factorial, que dieron origen al nuevo paradigma: “La Teoría General de los Sistemas (TGS) en el sentido más estricto (G.S.T. en inglés), que procura derivar, partiendo de una definición general de «sistema» como complejo de componentes interactuantes, conceptos característicos· de totalidades organizadas, tales como interacción, suma, mecanización, centralización, competencia, finalidad, etc., y aplicarlos entonces a fenómenos concretos” (1976: 94) [1]

La TGS surgió como un paradigma alternativo y complementario, que trata de establecer un sistema de leyes explicativo y predictivo en las ciencias biológicas y sociales.  Lo anterior debido a problemas fundamentales que la ciencia clásica descuidó en los campos biológico y social. Aunque la TGS surgió desde la biología no pretende subordinar las demás ciencias, sino superar las barreras entre las ciencias mismas, mediante construcciones teóricas interdisciplinarias que superen los compartimentos existentes entre las ciencias, para generar nuevos modelos conceptuales.   

Al respecto, Bertalanffy aborda tres temas principales no separables pero distinguibles.  El primero, la ciencia de los sistemas, la exploración y explicación científica de los sistemas en varias ciencias, el segundo la tecnología de los sistemas que comprenden el hardware, el software y la automatización auto regulada, el tercero la filosofía de los sistemas, la reorientación del pensamiento y la visión del mundo con la emergencia del nuevo paradigma de la teoría de sistemas. (Ibíd.: xiv) 

Con esta teoría, el autor genera un proceso disruptivo al impulsar una concepción orgánica frente a la tendencia mecanicista imperante.  Debe anotarse que transcurridos tres quinquenios del siglo XXI, aún no se dimensiona los aportes que Bertalanffy y otros autores organicistas han realizado a la ciencia, la tecnología y el desarrollo.  Aún hay amplios sectores de la comunidad científica que se resisten a abandonar los antiguos paradigmas, lo que les impide o dificulta visualizar nuevas formas de futuros.  

Las funciones principales de la teoría de Bertalanffy son: “1) investigar el isomorfismo de conceptos, leyes y modelos en varios campos, y fomentar provechosas transferencias de un campo a otro; 2) estimular el desarrollo de modelos teóricos adecuados en los campos que carecen de ellos; 3) minimizar la repetición de esfuerzo teórico en diferentes campos; 4) promover la unidad de la ciencia mejorando la comunicación entre especialistas” (Ibíd.: 14)

Se plantea de esta forma, una nueva dimensión del pensamiento, al complementar el razonamiento inductivo (de lo particular a lo general), y el razonamiento deductivo (de lo general a lo particular), con un razonamiento analógico (de lo particular a lo particular) y un razonamiento transductivo (de lo general a lo general). Esta última forma de raciocinio se aplica entre los sistemas de las ciencias para encontrar estructuras similares o isomorfismos generales, excluidos antes por la ciencia mecanicista fragmentadora.

Adicionalmente, la comprensión de los sistemas posibilita entrar y comparar universos del conocimiento más amplios que los que permiten la franja media en la cual se mueven y operan los seres humanos. “Las formas populares de la intuición y las categorías, tales como espacio, tiempo, materia y causalidad, funcionan harto bien en el mundo de las «dimensiones medianas» al cual está biológicamente adaptado el animal humano. Aquí la mecánica newtoniana y la física clásica, basadas en estas categorías visualizables, son perfectamente satisfactorias. Se vienen abajo, en cambio, al entrar en universos a los que el organismo humano no está adaptado. Tal es el caso, por un lado, en las dimensiones atómicas; por el otro, en las cósmicas (Ibíd.: 254)

Así, la teoría de sistemas, permite comparar y analizar el microcosmos, el meso cosmos y el macrocosmos, con modelos, principios y leyes que se aplican a sistemas generalizados, independientemente de su particular género, elementos y fuerzas participantes en diferentes campos.

2.0 Definición de sistemas complejos

Edgar Morin, recapitula la definición sobre sistema de varios autores: En Leibniz (1666) es “un conjunto de partes”, en Maturana (1972) es “todo conjunto de componentes definible”, en Ackoff (1960) “es la unidad resultante de las partes en mutua interacción”, en Rapoport (1969) “es un todo que funciona como todo en virtud de los elementos que lo constituyen”  (1991, p 124).  Morin se identifica con Bertalanffy al concebir un archipiélago de sistemas en un océano del desorden, estableciendo  el carácter poli sistémico del mundo.  Sin embargo sugiere reflexionar sobre el concepto de sistema en los siguientes términos: “Sobre la marcha, hemos dado una definición al vuelo de sistema: una interrelación de elementos que constituyen una entidad o unidad global. Tal definición comporta dos caracteres principales, el primero es la interrelación de elementos, el segundo es la unidad global… El sistema es una totalidad organizada, hecha de elementos solidarios que no pueden ser definidos más que los unos con relación a los otros en función de su lugar en esta totalidad” (Ibíd.: 123). 

Morin diferencia el concepto de sistema, del concepto de organización planteando que esta última es “la disposición de relaciones entre componentes o individuos que produce una unidad compleja o sistema, dotado de cualidades desconocidas en el nivel de los componentes o individuos” Y retoma a Atlan (1974) quien sostiene que “La organización es un complejo de variedad y orden repetitivo, puede ser incluso ser considerada como un compromiso, o una conjugación, entre el máximo de variedad y el máximo de redundancia” (Ibíd.: 126, 128). 

La organización transforma, produce, reúne, mantiene un sistema, y diferentes formas de organización son posibles en un mismo sistema. De otra parte, “El sistema es, pues, concebido aquí como el concepto complejo de base que concierne a la organización… el sistema es el concepto complejo de base, porque no es reductible a unidades elementales, conceptos simples, leyes generales. El sistema es la unidad de complejidad.  Es el concepto de base, porque puede desarrollarse en sistemas de sistemas de sistemas, donde aparecen las máquinas naturales y los seres vivos… vamos a utilizar universalmente nuestra concepción del sistema, no como palabra maestra de la totalidad, sino en la raíz de la complejidad” (Ibíd.: 177).

En la teoría de la complejidad sobre los sistemas hay tres conceptos unidos pero diferenciados: “Aunque inseparables, estos tres términos son relativamente distinguibles, La idea de interrelación remite a los tipos y formas de unión entre los elementos o individuos, entre estos elementos/individuos y el Todo.  La idea de sistema remite a la unidad compleja del todo interrelacionado, a sus caracteres y propiedades fenoménicas.  La idea de organización remite a la disposición de las partes dentro, en y por un Todo” (Ibíd.: 127). Por Ej. En los isómeros, los mismos elementos están dispuestos de forma diferente. Hay una variedad de átomos  con tres tipos de partículas. Diversidad de las especies depende de variaciones de cuatro elementos del código ADN.  En economía, el sistema capitalista presenta diversas formas de organización: Intervencionista, librecambista, mixta, etc.

Figura 1
Fuente: Morin, 1992: 126

El pensamiento Morinista presenta tres características del proceso de organización: la auto-organización, la eco-organización y la re-organización. La Auto-Organización es la capacidad recursiva de un sistema a continuar en el tiempo, produciendo sus propios principios de estructuración y funcionamiento. La Eco-Organización, en cambio, plantea la dependencia de un sistema  para alimentarse y regenerarse de los insumos de su entorno. Y la Re-Organización, es el proceso de regeneración a partir del cual el sistema logra mantenerse en el tiempo modificándose. (Morin, 2001: 35-58, 137-163) [2]

Gordon Childe (1996) presenta una interacción de los diversos procesos de organización de los sistemas económicos en las llanuras de aluvión y los terrenos de las riveras del oriente medio, hacia el año 3000 a. c., en los siguientes términos:

“La necesidad de realizar grandes obras públicas para drenar y regar la tierra y. proteger los poblados, hizo que la organización social tendiera a consolidarse y el sistema económico a centralizarse. Al mismo tiempo, los habitantes de Egipto, Sumer y la cuenca del Indo, se vieron obligados a organizar algún sistema regular de comercio o de trueque, para asegurarse el abastecimiento de materias primas esenciales. La fertilidad de las tierras dio a sus habitantes los medios de satisfacer su necesidad de importaciones. Pero, tuvieron que sacrificar su autosuficiencia económica y crear una estructura económica completamente nueva. El excedente de productos domésticos no sólo debió ser suficiente para intercambiarlo por materiales exóticos; también debió servir para sostener un cuerpo de comerciantes y de trabajadores de los transportes, encargados de obtenerlos, y un cuerpo de artesanos especializados para trabajar las preciosas importaciones con mejor provecho. Pronto se hicieron necesarios los soldados para  proteger por la fuerza los convoyes y la retaguardia de los comerciantes, los escribas para llevar registro de las transacciones cada vez más numerosas y complicadas y los funcionarios del Estado para conciliar los intereses en conflicto”  (1996: 174-175).

En la teoría de sistemas, el todo no es solo la suma de las partes.   La molécula no es solo la suma de los átomos. El órgano no es solo la suma de las células.  El cuerpo no es solo la suma de órganos. El todo sicológico no es la suma de sensaciones elementales.  Por el contrario, El todo es algo más que la suma de las partes:

“Es necesario estudiar no sólo partes y procesos aislados, sino también resolver los problemas decisivos hallados en la organización y el orden que los unifican, resultantes de la interacción dinámica de partes y que hacen el diferente el comportamiento de éstas cuando se estudian aisladas o dentro del todo… En las ciencias sociales el concepto de sociedad como suma de individuos a modo de átomos sociales -el modelo del hombre económico-fue sustituido por la inclinación a considerar la sociedad; la economía, la nación, cómo un todo superordinado a sus partes. Esto trae consigo los grandes problemas de la economía planeada o la deificación de la nación y el Estado, pero también refleja nuevos modos de pensar.” (Bertalanffy, 1976: 31)

Para Morin (1992), el todo es más que la suma de las partes y la descripción de un sistema es cualitativa y compleja, el sistema toma forma a medida que sus elementos se transforman.  El sistema constituye una realidad topológica, estructural y cualitativamente distinta en el espacio y el tiempo, cuyo principio sistémico clave es la unión entre formación y transformación.  La idea de emergencia es inseparable de la morfogénesis sistémica, es decir la creación de una nueva forma que constituye un todo.   Todo lo que forma se transforma. (1992:139).  



Figura 2



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(Morin, 1992: 138)

Y también el todo es menos que la suma de las partes.  Esto debido a constreñimientos en la producción de posibilidades.  Hay sistemas que no pueden adoptar sus componentes todos los estados posibles. Y también a que toda organización comporta grados de subordinación diversos a nivel de los constituyentes. Se inhiben sus cualidades o propiedades. Por ejemplo,  en las sociedades se  imponen coerciones y represiones en todas las actividades, sexuales, intelectuales, lo cual puede generar condiciones de subdesarrollo. (Ibíd.: 135).

Así los sistemas no solo se diferencian por los constituyentes o su clase de organización, sino también por el tipo de producción de emergencias y constreñimientos. Los sistemas tienen ganancias por emergencias, y pérdidas por constreñimientos. Continuamente los sistemas se enriquecen y/o se empobrecen.

El pensamiento Morinista instituyó varias tipologías y articulación entre sistemas:

“Han sido establecidas distinciones que permiten categorizar los sistemas:
-          Sistema, para todo sistema que manifiesta autonomía y emergencia con relación a lo que le es exterior;
-          Subsistema, para todo sistema que manifiesta subordinación con respecto a un sistema en el cual está integrado como parte;
-          Supra sistema, para todo sistema que controla otros sistemas, pero sin integrarlos en él;
-          Ecosistema, para el conjunto sistémico cuyas interrelaciones e interacciones constituyen el entorno del sistema que está englobado en él;
-          Metasistema, para el sistema resultante de las interrelaciones mutuamente transformadas y englobantes de dos sistemas independientes” (1992: 166)

Para François (1985: 39; 2004:589) los sistemas presentan diversas formas de interacción en su desarrollo en el tiempo:

“Se podría decir que la evolución de un sistema físico real consiste en cinco etapas, cada una de las cuales responde a una cierta ley de formación:
• Autogénesis (nacimiento): aparición de un nuevo sistema a partir de la asociación de elementos inicialmente independientes entre sí.
• Morfogénesis (crecimiento): desarrollo del sistema por diferenciación interna y/o absorción y asimilación de elementos externos.
• Morfostasis (maduración): estabilización estructural del sistema, con fluctuaciones dentro de ciertos límites.
• Esclerosis (decaimiento): progresiva reducción de la capacidad de fluctuación y regulación del sistema.
• Disolución (muerte): pérdida terminal de coherencia e identidad y dispersión de los elementos constitutivos” (Citado por Moriello: 2)

En el caso de los sistemas económicos, la autogénesis se presenta con la articulación de diversos elementos que no presentan formas puras y se van formando lentamente en el tiempo. La morfogénesis se da con avances y retrocesos, de acuerdo a diversas fuerzas internas y externas de diverso tipo. La morfostasis, está sujeta a las fluctuaciones de los ciclos económicos, caracterizados por fases de auge, bonanza, recesión y crisis.  La esclerosis se presenta con la acumulación de crisis de diversas clases, económica, política, social y ambiental.  Y la disolución no se da instantáneamente, como la de un organismo vivo, sino gradualmente fusionándose algunos elementos antiguos con el nuevo sistema.

Figura 3
Fuente: Moriello, 2005: 3
Con base en los elementos del marco teórico expuesto, a continuación se presenta la estructura y dinámica de cuatro categorías de sistemas económicos.

3.0  Sistema económico mercantilista

El sistema económico mercantilista surgió en un escenario caracterizado por la acentuación del enfriamiento de Europa, conocido como la «pequeña edad del hielo» entre los años 1550 y1720.  (National, 2009). Este cambio climático devastó las cosechas de alimentos, empeoró la nutrición de la población, incrementó el hambre, las epidemias, los disturbios sociales, la migración de la población y consecuentemente las guerras por los territorios. [3]

Aunque el término «sistema» se conoce en occidente desde la cultura griega, una primera labor arqueológica en la búsqueda del concepto denominado «sistema» en  economía, señala la existencia de  un conjunto de teorías y prácticas diversas en Europa del siglo XVI al siglo XVIII, que fueron denominadas por el filósofo y economista clásico Adam Smith (1776) «sistemas de economía política». 

Este conjunto de experiencias y teorías fueron analizados por Smith con la designación de «sistema mercantilista» en los siguientes términos: “Se establecieron dos principios, que la riqueza consistía en oro y plata, y que esos metales podrían ser llevados a un país que no tenía minas por la balanza comercial, mediante la exportación a un valor mayor de lo que se importaba. Necesariamente se convirtió en gran objeto de la economía política disminuir lo más posible la importación de productos extranjeros para el consumo doméstico, y aumentar lo máximo posible la exportación de los productos de la industria nacional.” (1776: 242)  El sistema mercantilista buscaba tener un saldo a favor de la nación  representado en el oro y la plata. [4]

En este sistema económico, el comercio exterior operaba como un juego de suma cero, siguiendo el postulado escolástico según el cual «no hay nada que alguien gane que otro no pierda».  “Los mercantilistas consideraron que, en lo que a tráfico se refiere, las pérdidas sufridas por un país implicaban ganancias para otro; es decir, una nación solamente podía incrementar su comercio a expensas de otra”  (Huberman, 1995: 157)

La política que de aquí emergió, consistió en la reducción de las importaciones de mercancías extranjeras y el aumento de las exportaciones para enriquecer un país. Y las herramientas para el efecto consistieron en imponer aranceles en la entrada de mercancías extranjeras  que el país podía producir  y restricciones sobre la importación de productos que fueran perjudiciales a la balanza del comercio. De otro lado, las exportaciones  se favorecieron descontando impuestos, asignando subsidios, firmando tratados ventajosos de comercio o  conquistando colonias en otros continentes.  La rebaja de impuestos se aplicaba si las manufacturas de un país se hallaban gravadas con algún impuesto y  también cuando las materias primas extranjeras, sujetas a algún impuesto, se introducían en el país para volver a salir por la exportación. Se concedieron subsidios para fomentar las fábricas o  industrias favorecidas por la  protección.  Con estos medios principales el sistema mercantil en la práctica aumentó en un país el oro y la plata, haciendo inclinar a su favor la balanza del comercio exterior.

El factor clave del sistema mercantilista fue la intervención del Estado en la economía, que en medio de las guerras y conflictos,[5] se consumó mediante la re-organización y articulación de las regiones y ciudades,  la regulación de la moneda, el control de los recursos naturales, la protección de la producción nacional de la competencia extranjera, los subsidios a las empresas privadas y la creación de monopolios privilegiados. Se impulsaron manufacturas Reales que fabricaban productos estratégicos como las armas  o bienes de lujo  como los gobelinos, tapices, lienzos, cristales, porcelanas. Para impulsar la industria nacional, “a los artesanos de otros países se les atrajo con tentadores privilegios tales como exención de impuestos, vivienda gratuita, la garantía de un monopolio por determinado tiempo para la elaboración de su producto y préstamos de capital para la inversión en equipos… No solamente se hicieron concesiones de monopolios a los inventores e innovadores, sino que, en algunos países se llegó a instituir premios como carnada para quienes desearan aplicar su ingenio al desafío de fomentar la industria nacional por medio de la invención de métodos nuevos y mejores” (Huberman, Ibíd.: 148,150).  Mediante esta reorganización, el sistema emergente obtuvo ganancias logrando que el todo fuera superior a la suma de las partes. 

El sistema mercantilista presentó varias formas de organización: En España, el «bullionismo»  procuró únicamente la acumulación de metales preciosos; en Francia el mercantilismo «Colbertista» impulsó la industrialización interna y la tecnificación de la educación; y en Gran Bretaña el mercantilismo propagó el comercio exterior prohibiendo la exportación de materias primas, estimulando la industrialización y la búsqueda de nuevos territorios en ultramar. 

De esta manera, varias regiones de Europa, por isomorfismo, fortalecieron la producción,  unificaron los mercados internos, y consolidaron por primera vez los  Estados-nación a partir de los tratados de paz de Westfalia en 1648. Así mismo, en su interior, grupos de empresarios conformaron compañías [6] que  impulsaron el mercantilismo, identificando sus intereses con los de la nación, obteniendo privilegios particulares con la creación de monopolios y la concesión de patentes para conquistar territorios y apoderarse de las materias primas agrícolas y mineras en todo el planeta.  Esta política significó la eco-organización de estos sistemas que entraron en competencia por la consecución de alimentos e insumos en la ocupación de colonias en otros continentes.  Las ganancias extraordinarias obtenidas en esta expansión provocaron la emergencia de nuevas formas de supra-sistemas con la transformación en sistemas imperiales. Con estas nuevas formas de organización también emergieron nuevos conflictos, piratería y guerras comerciales, directas o encubiertas, por la repartición de las riquezas, ya no al interior de los países sino de diversas regiones del planeta.

Por contrapartida, el sistema mercantilista provocó grandes pérdidas por restricciones en otros sistemas económicos del mundo.  Según Galeano (1971), “la economía colonial, más abastecedora que consumidora, se estructuró en función de las necesidades del mercado europeo y a su servicio.  El valor de las exportaciones latinoamericanas de metales preciosos fue durante prolongados periodos del siglo XVI cuatro veces mayor que el valor de las importaciones, compuestas sobre todo por esclavos, sal, vino, aceite, armas, paños y artículos de lujo.  Los recursos fluían para que los acumularan las naciones europeas emergentes” (1971: 44)

Considerado como una totalidad, el sistema mercantilista generó ganancias por emergencias en Europa y pérdidas por constreñimientos en los países colonizados. Estos detrimentos se dieron en el medio ambiente, en vidas humanas y cantidades enormes de materias primas que fueron trasladadas de los sistemas económicos periféricos hacia los sistemas mercantiles centrales. “A medida que se extendía la economía monetaria, el intercambio desigual iba abarcando cada vez más capas sociales y más regiones del planeta.  Ernest Mandel ha sumado el valor del oro y la plata arrancados de América hasta 1660, el botín extraído en Indonesia por la Compañía de Indias Orientales desde 1650 hasta 1780, las ganancias del capital francés en la trata de esclavos durante el siglo XVIII, las entradas obtenidas por el trabajo esclavo en las Antillas Británicas y el saqueo inglés en la India durante medio siglo: El resultado supera el valor de todo el capital invertido en todas las industrias Europeas hacia 1880” (Ibíd.: 42)

Con el paso del tiempo, los sistemas mercantilistas presentaron diversas formas de evolución, de acuerdo a la correlación de fuerzas internas y externas: La organización económica española se fue deteriorando, con la compra de mercancías externas a cambio del oro, en tanto que la organización productiva de los sistemas mercantilistas en Francia y sobre todo en Inglaterra se expandió, hasta la crisis general de 1715.

4.0  Sistema económico fisiocrático

En el escenario del máximo enfriamiento durante la pequeña edad del hielo, en Europa las dificultades para la obtención de alimentos y materias primas por las malas cosechas generaron una nueva conceptualización: El segundo sistema de economía política analizado por Adam Smith, fue el «sistema agrícola» conocido como fisiocracia (De “physis” naturaleza y “kratos” gobierno).  El principio básico de esta forma de organización es considerar que la riqueza de una nación proviene de la agricultura:

“La tierra es la fuente o materia de donde se extrae la riqueza, y el trabajo del hombre es la forma de producirla. En sí misma, la riqueza no es otra cosa que los alimentos, las comodidades y las cosas superfluas que hacen agradables la vida.  La tierra produce hierbas, raíces, granos, lino, algodón, cáñamo, arbustos y maderas variadas especies, con frutos, cortezas y hojas de diversas clases, como las de las moreras, con las cuales se crían los gusanos de seda; también ofrece minas y minerales. El trabajo del hombre da a todo ello forma de riqueza. Los ríos y los mares nos procuran peces que sirven de alimento al hombre, y otras muchas cosas para su satisfacción y regalo. Pero estos mares y ríos pertenecen a las tierras adyacentes, o son comunes a todos, y el trabajo del hombre obtiene de ellos el pescado y otras ventajas” (Cantillón, 1730: 1)

Así, para los fisiócratas, la riqueza no proviene del comercio internacional, ni de la industria, como lo postulaban los mercantilistas, a quienes cuestionaron por la imposición de monopolios y privilegios y por las prácticas de malos manejos y la corrupción. [7] Las diferentes guerras en Europa y conquistas de nuevos territorios exigieron la imposición de cargas altas de impuestos a la sociedad para financiarlas, lo cual benefició principalmente a los grupos particulares que se hicieron al control de las compañías o de las principales instancias del Estado.   Con los diferentes cambios políticos ascendieron al poder nuevos sectores y en particular en Francia emerge el paradigma fisiocrático.

El principal exponente de este sistema agrícola fue el médico y economista François Quesnay (1758), que en el  “tableu economique”, presentó el proceso económico de una nación caracterizada por la existencia de tres clases sociales: la clase productiva que genera la riqueza agrícola de un país, la clase terrateniente o dueños de la tierra   y la clase estéril conformada por las personas ocupadas en trabajos diferentes a la agricultura (comerciantes, artesanos, industriales).

Las interrelaciones de este proceso son las siguientes: La clase productiva entrega un anticipo anual a los titulares de la tierra. La clase productiva vende su producción de alimentos a los propietarios de la tierra y la materia prima a la clase estéril. Los terratenientes realizan compras a la clase productiva y a la clase estéril.   A su vez la clase productiva compra bienes a la clase estéril. De este modo los ingresos que recibe la clase productiva por ventas, los emplea para reponer el anticipo, pagar la renta a los terratenientes y efectuar las compras a la clase estéril. (1776: s. p).

A continuación se presenta el sistema de flujos económicos entre las clases sociales:
Figura 4

A mediados del siglo XVIII, en el periodo de la ilustración en Francia, se promovió la agronomía, la agricultura y la libre exportación de materias primas del campo. En este último aspecto, el lema principal de la fisiocracia, popularizado por Vincent de Gournay, fue «laissez faire, laissez passer» (dejar hacer, dejar pasar). En la política fiscal aplicaron reformas para la reducción del gasto y la disminución de los impuestos.

5.0  Sistemas económicos clásicos

A continuación, con fundamento en el pensamiento complejo, se presentan varias formas de sistemas económicos clásicos que surgieron en el siglo XIX, dentro de los cuales los más significativos fueron el expuesto por Adam, Smith, David Ricardo, los analizados por Carlos Marx y por Carl Menger, William Jevons y Leon Walras.

5.1 Adam Smith, un sistema para producir riqueza

Adam Smith expuso un sistema de economía clásica, diferente a sus predecesores,  que se fundamentó en el principio, planteado inicialmente por Petty (1690), el cual sostiene que el trabajo es el factor creador de la riqueza de una nación.  A partir de la especialización de tareas, en particular en la industria, hay una reorganización de donde emerge un nuevo proceso de división del trabajo que reduce los costos, incrementa la productividad y aumenta ingreso general en un sistema económico. “Con la gran multiplicación de las producciones de todas las diferentes ramas, como consecuencia de la división del trabajo, en una sociedad bien gobernada, la opulencia universal se extiende a los rangos más bajos de la población. Cada trabajador tiene una gran cantidad de su propio trabajo para disponer más allá de lo que él mismo tiene y… se difunde a través de todos los diferentes rangos de la sociedad.” (1776: 11)

En la medida en que en el sistema económico se genera un valor agregado,  en el que todo es más que la suma de las partes, se produce un intercambio del ingreso entre las diversas clases sociales: Los trabajadores reciben salarios, los propietarios del stock de capital las ganancias y los dueños de la tierra recogen la renta.     Desde esta perspectiva, el proceso de creación y acumulación de riqueza debe estar libre de todo obstáculo y Smith consideró la “libre competencia” como el medio más idóneo para el funcionamiento del sistema económico, en el cual las contradicciones emergentes por las leyes del mercado serían autoajustadas por "la mano invisible" del sistema, de manera que el límite solo sea el tamaño del mercado.  (Ibid.:246)

Todo aumento de la complejidad se traduce en un incremento de variedad al interior de un sistema: El autor, además de presentar la articulación de los  precios, producción y distribución, moneda y banca, finanzas públicas, comercio internacional, y crecimiento económico, también despliega una concepción de meta-sistemas al articular el sistema económico con otros temas tales como la historia de las naciones, la demografía, la política educativa, las ciencias militares, la agricultura, y los asuntos coloniales.  Desde esta perspectiva integral Smith observa con claridad que el todo afecta las partes y cada una de  las partes afecta el todo:

“¿La mejora en las circunstancias de las personas de rangos inferiores debe ser considerada como una ventaja o como un inconveniente para la sociedad? La respuesta parece ser a primera vista perfectamente clara. Los sirvientes, obreros y trabajadores de diferentes tipos, constituyen la mayor parte de la gran sociedad política.  Lo que mejora las circunstancias de la mayor parte, nunca puede ser considerado como una inconveniencia para el conjunto. Ninguna sociedad puede ser floreciente y feliz, si la mayor parte de sus miembros son pobres y miserables” (1776: 51)

El surgimiento y mantenimiento del sistema económico clásico comportó un antagonismo sistémico, con la emergencia de fuerzas de repulsión y de atracción.  De una parte expulsión de pequeños propietarios del campo hacia las ciudades, lo cuales perdieron la tierra y sus medios de trabajo y sustento diario.  Y de otra, fuerzas de atracción en las ciudades representadas por las industrias nacientes que contrataban la mano de obra que llegaba del campo y  no tenían más que su trabajo para cambiarlo por un salario. Así, este sistema, al igual todo sistema presenta una cara diurna emergida, que es asociativa, organizacional, funcional, de división del trabajo, acumulación, empleo, mercado, ingresos    y una cara de sombra, inmersa, que es el negativo de aquella, la expulsión de población del campo, el despojo de sus tierras y sus pertenencias y el desplazamiento a la ciudades en condiciones alta pobreza y vulnerabilidad.

Otro elemento de reorganización que presenta Smith en el sistema económico clásico es el incremento de la entropía representada en la emergencia de una estructura comercial monopólica:

“La industria de Gran Bretaña, en lugar de haberse acomodado a un gran número de pequeños mercados,  se ha adecuado  principalmente a un gran mercado. Su comercio, en lugar de circular en un gran número de pequeños canales, se ha realizado principalmente por un gran canal.  Pero de esta manera, todo el sistema de la industria y el comercio se ha hecho menos seguro, todo el estado de su cuerpo político menos saludables de lo que debería haber sido. En su estado actual, Gran Bretaña  se asemeja a uno de esos organismos perjudiciales en el que algunas de las partes vitales crecen exageradamente, y a la postre provocan  muchas enfermedades dañinas y trastornos peligrosos en aquellos partes que están mejor proporcionadas” (1776: 331)

En este tema, hay una coincidencia entre Smith y Bertalanffy (1976) quien postula lo siguiente: “La importante ley del oligopolio afirma que, si hay organizaciones en competencia, la inestabilidad de sus relaciones, y con ello el peligro de fricción y conflictos, aumenta al disminuir el número de dichas organizaciones. Mientras sean relativamente pequeñas y numerosas, salen adelante en una especie de coexistencia, pero si quedan unas cuantas, o un par, como pasa con los colosales bloques políticos de hoy, los conflictos se hacen devastadores hasta el punto de la mutua destrucción” (1976: 48)

En los temas relacionados con las políticas públicas y la economía, Smith a diferencia del paradigma mercantilista, es partidario de un sistema con una mayor competencia y libertad entre las empresas, con baja intervención del soberano en representación del Estado:   

“De acuerdo con el sistema de libertad natural, el soberano sólo tiene tres deberes que atender; tres funciones de gran importancia, en efecto, pero claros y comprensibles para un entendimiento común: en primer lugar, el deber de proteger a la sociedad frente a la violencia y la invasión de otras sociedades independientes; en segundo lugar, el deber de proteger, en lo que posible, cada miembro de la sociedad de la injusticia o la opresión de todos los demás miembros de la misma, o la obligación de establecer una administración adecuada de la justicia; y, en tercer lugar, el deber de erigir y mantener ciertas obras públicas y ciertas instituciones públicas, que nunca puede ser del interés de cualquier persona, o un pequeño número de individuos, aunque con frecuencia si pueden retribuir mucho a toda la sociedad” (Op. cit: 379)

El sistema económico clásico planteado por Smith, representa un sistema con una reducida intervención del Estado y múltiples formas de organización y libre circulación de materiales y energía entre las mismas.  De igual forma, abierto al medio internacional, con bajas restricciones a las entradas y salidas, para atenuar los estancamientos y estimular la riqueza de las naciones. 

5.2 Ricardo,  sistema de distribución

En el sistema económico clásico se interrelaciona la población, la tierra y el capital a partir  del valor trabajo. En este escenario, David Ricardo se identifica con el principio según el cual el valor de las mercancías está determinado por la cantidad de tiempo de trabajo empleadas en su producción.  Basado en Adam Smith, se expresa en los siguientes términos: " todo lo que realmente vale para el hombre que quiere adquirir algo, es el trabajo y los problemas de conseguirlo… el Trabajo es el primer precio original, del precio de compra que se paga por todas las cosas… El valor de una mercancía, o la cantidad de cualquier otro producto para el que se va a intercambiar, depende de la cantidad relativa de trabajo que es necesario para su producción” (Ricardo, 1817: 11-13)

Así, con la inyección de la energía del trabajo en el sistema económico, se  agrega valor y se logra que el todo sea superior a la suma de las partes. A partir de este principio, en el sistema se realiza la distribución del excedente en tres clases sociales: salarios para los trabajadores, ganancias para los dueños de capital y rentas para los dueños de la tierra.

El monto del salario natural está determinado por el costo de la canasta de productos necesarios para la manutención del hogar del trabajador.   Si ocurre una reducción de los salarios disminuye la población, pero si hay una tendencia ascendente de los salarios aumenta la población y se amplía la frontera de nuevas tierras para la manutención de la población adicional.   Con base en lo anterior, Ricardo postula una  política de reducción de subsidios a los pobres: “Es una verdad que no admite duda, de que la comodidad y el bienestar de los pobres no se pueden asegurar de forma permanente sino hay algún esfuerzo por parte del legislador, para regular el aumento de su número, y para hacer menos frecuente entre ellas el matrimonio precoz o imprudente. El  sistema de leyes de pobres ha obrado directamente contrario a esto. Esto ha hecho superflua la moderación, y han invitado a la imprudencia” (Ibíd, 1817:107)

En cuanto a las utilidades de los dueños del capital, estas son el resultado que queda del ingreso después de pagar el monto de los salarios y el costo de las materias primas, los cuales pueden variar por diversas circunstancias naturales.  

Por su parte los terratenientes que arriendan la tierra, reciben como remuneración  la renta por el uso los poderes originales e indestructibles del suelo.   Esta renta varía de acuerdo a la fertilidad del suelo: Cuando hay abundancia de tierras no se paga renta por el uso del suelo, pero en la medida en que escasea el suelo fértil, se pasa a cultivar tierras de segunda calidad y  se paga una renta por el uso de las tierras más fértiles.  De otra parte, en dos terrenos de similar fertilidad, al agregar más capital y trabajo en el primero se generan rendimientos decrecientes por unidad de superficie, con lo cual el segundo terrero obtiene una renta adicional. (Ibíd.: 67,70) Ricardo concluye que:

“en todos los países, y todos ocasiones, las ganancias dependen de la cantidad de trabajo requerida para proporcionar lo necesario para los trabajadores, en esa tierra o con ese capital, que los rendimientos sin pago de alquiler. Los efectos de la acumulación a continuación serán diferentes en diferentes países, y dependerán principalmente de la fertilidad de la tierra. Sin embargo en un país donde la tierra es de mala calidad, y donde está prohibida la importación de alimentos, las acumulaciones moderadas de la capital contarán con la presencia de grandes reducciones en la tasa de ganancia, y un rápido aumento de la renta; y por el contrario un país pequeño pero fértil, sobre todo si se permite libremente la importación de alimentos, puede acumular una gran reserva de capital sin gran disminución en la tasa de beneficios, o cualquier gran aumento de la renta de la tierra” (Ibíd.: 127)

En el intercambio internacional sin barreras, la interrelación de sistemas económicos, en la división internacional del trabajo de los países, genera ventajas comparativas en cada una de las naciones:

“Bajo un sistema de comercio perfectamente libre, cada país dedica naturalmente su capital y mano de obra para aquellos empleos que sean más beneficiosas para cada uno. Esta búsqueda de la ventaja individual está conectada admirablemente con el bien universal de la totalidad. Al estimular la industria, al premiar el ingenio, y mediante el uso más eficazmente de los  poderes otorgados por la naturaleza, se distribuye el trabajo más eficaz y más económico: mientras que, por el aumento de la masa general de producciones, se difunde el beneficio general y une por uno común lazo de interés y las relaciones sexuales, la sociedad universal de las naciones en todo el mundo civilizado. Este es el principio que determina que el vino se hace en Francia y Portugal, que el maíz se cultive en América y Polonia, y que la maquinaria y otras mercancías se fabriquen en Inglaterra”. (Ibíd: 134)

En la conexión del todo y las partes Ricardo, considera que cada país se debe especializar en la fracción de la producción en la que produce con ventajas, para que así se beneficien todos los países en su conjunto.  No está de acuerdo con el sistema proteccionista mercantilista y promueve una política económica de libre comercio entre las naciones, para evitar constreñimientos en los sistemas económicos.  En condiciones de monopolio el precio de los productos no se regula por el valor de producción del trabajo:

“El precio de monopolio de un período puede ser mucho más bajo o más alto que el precio de monopolio de otro, porque la demanda entre los compradores depende de sus riquezas, y sus gustos y caprichos. Esos vinos peculiares, que son producidos en cantidades muy limitadas, y las obras de arte, que por su excelencia o rareza, han adquirido un valor imaginario, serán canjeadas por una cantidad muy diferente del producto del trabajo ordinario, según que la sociedad sea rica o pobre, ya que posee una abundancia o escasez de tales productos, o pueden estar en un estado rudimentario o pulido. Por tanto, el valor de cambio de una mercancía que está a un precio de monopolio, no se regula por el costo de producción. (Ibíd: 250)

Y en otro aparte agrega: “El monopolio del comercio de la colonia,  al igual que todos otras medidas y trabas del sistema mercantil, deprime la industria de todos los demás países, pero sobre todo la de las colonias, sin que, aumenten en lo más mínimo,  por el contrario la  disminuyen, a favor del país que las establece” (Ibíd.: 338)

Según Ricardo un tratado de comercio exterior puede generar restricciones entre sistemas, así: “La desventaja del tratado para el país importador sería la siguiente: sería obligarlo a comprar un producto, de Inglaterra, por ejemplo, al precio natural de ese producto en Inglaterra, cuando el importador quizá podría haber comprado al precio natural mucho más bajo de algún otro país.  Se ocasiona así una distribución desventajosa de capital en general, que recae principalmente en el país obligado por el tratado a comprar en el mercado menos productivo” (Ibíd.; 342)

Ricardo tampoco está de acuerdo con la política metalista de atesorar oro, imponiendo barreras que son eludidas por el contrabando: “Este aumento de la cantidad de esos metales, sin embargo, no tiene, al parecer, efecto en el aumento que producto anual; ni ha mejorado las manufacturas y la agricultura del país, ni reparado las circunstancias de sus habitantes. España y Portugal, los países que poseen las minas, son, después de Polonia, tal vez, los dos países más pobres rudimentos en Europa…Aunque el sistema feudal ha sido abolido en España y Portugal, no ha sido sucedido por una mucho mejor”. (Ibíd.: 378)

A partir del  proteccionismo mercantilista de 1550 a1750 las principales naciones de Europa adquirieron un gran poderío en su agricultura, la industria y  el comercio exterior. Una vez consolidados los estados nación con ventajas competitivas absolutas, se promovió una política diferente de libre comercio.  Ricardo expone la nueva situación con las siguientes palabras: 

Los efectos perjudiciales del sistema mercantil han sido totalmente expuesto por el Dr. Smith; todo el fin de que el sistema era aumentar el precio de los productos en el mercado interno, mediante la prohibición de la competencia extranjera; pero este sistema fue más perjudicial para las clases agrícolas que para cualquier otra parte de la comunidad. Al forzar el capital en los canales en los que no fluiría de otro modo, se disminuyó la cantidad total de las mercancías producidas. El precio, aunque permanentemente más alto, no fue sostenido por la escasez, sino por la dificultad de su producción; y, por lo tanto, aunque los vendedores de estos productos, los vendían a un precio mayor, no los vendieron, después de que se empleó la cantidad necesaria del capital en la producción de ellos, con un beneficio mayor” (Ibíd: 316)

Es el caso del sistema económico Español que entró en una fase de esclerosis y luego disolución del imperio al fundamentarse en el acuñamiento de oro y plata, descuidando otros subsistemas productivos.

5.3 Marx, sistema económico de acumulación

Carlos Marx (1859) analizó el sistema clásico capitalista y también los sistemas económicos precedentes, con base en el método del materialismo histórico, fundamentado en la dialéctica y la determinación de leyes históricas, mediante el razonamiento deductivo.  Al respecto Morin (1999) afirma que “La idea nuclear, común a Heráclito, Hegel, Marx es que el antagonismo agazapado u obrando en el corazón de lo Uno, juega un papel no solamente destructor, sino constructor.  La constructividad de la negatividad” (P 174) 

Esta concepción de contrarios, como el Ying y el Yang del Taoísmo Chino, contenidos el uno en el otro, se presenta al interior del sistema económico analizado por este autor, mediante la conjunción de los subsistemas que lo componen: La propiedad, la producción, el consumo y la distribución. Todas las sociedades de la historia contienen estos elementos, que se articulan entre sí, pero que también cambian, dependiendo de múltiples trayectorias de los sistemas económicos.     

La interacción entre el consumo y la producción, la presenta el autor en los siguientes términos: 

“El consumo es de manera directa también producción, del mismo modo que en la naturaleza, el consumo de elementos y sustancias químicas es la producción de la planta. Es evidente que en la alimentación, por ejemplo, que es una forma particular de consumo, el hombre produce su propio cuerpo. Pero esto se aplica igualmente a cualquier otro género de consumo que, de una u otra manera, contribuye en algún aspecto a la producción del hombre.  Así pues, la producción es directamente consumo, el consumo es directamente producción. Tanto la una como el otro es directamente su propio contrario” (Marx, 1859: 142)

El consumo tiene un doble carácter, subjetivo y objetivo: Subjetivo, por cuanto que el trabajador gasta sus fuerzas vitales en la producción, y objetivo porque  “la producción es consumo de los medios de producción y (materias primas) que se emplean, se desgastan y se disuelven en parte (como, por ejemplo, en la combustión), volviendo a convertirse en elementos básicos. El acto de producción es también, por tanto, en todos sus aspectos, un acto de consumo” (Ibíd)

El consumo produce la producción cuando deviene en producto real, por ejemplo cuando se habita una casa o se lleva un vestido.  Y el consumo, al desgastar,  crea la necesidad de una nueva producción.  La producción proporciona al consumo su materia, dado que un consumo sin objeto no es consumo.  La producción también le da al consumo un aspecto determinado y proporciona además una necesidad al material. Toda producción crea un público apto para su consumo:

“La producción produce el consumo 1) proporcionándole el material, 2) determinando el modo de consumo y 3) haciendo nacer en el consumidor la necesidad de productos presentados al principio por ella como objetos. Produce por tanto el objeto del consumo, el modo de consumo y el instinto de consumo. Análogamente, el consumo engendra la aptitud del consumidor, inculcándole una necesidad orientada a un fin concreto. Por consiguiente, la identidad del consumo y la producción aparece bajo un triple aspecto” (Ibíd: 144)

Con respecto a la relación del todo y las partes, el autor estudió el método de sus predecesores que va de lo particular a lo general y se inclinó más por un método deductivo para efectuar un análisis de lo general a lo particular.

“Los economistas del siglo XVII, empiezan siempre por un todo vivo, por la población, la nación, el Estado, varios Estados, etc., pero acaban siempre por destacar mediante el análisis algunas relaciones generales abstractas determinantes, tales como la división del trabajo, el dinero, el valor, etc. Tan pronto como estos factores sueltos fueron más o menos fijados y abstraídos, aparecieron sistemas económicos que de las nociones más simples -trabajo, división del trabajo, necesidad, valor de cambio, etc.- ascendieron al Estado, a los cambios entre naciones y al mercado mundial. Este último método es evidentemente el método científico correcto. Lo concreto es concreto por ser la síntesis de muchas definiciones, o sea, la unidad de aspectos múltiples. Aparece por tanto en el pensamiento como proceso de síntesis, como resultado y no punto de partida, aunque es el verdadero punto de partida y también, por consiguiente, el punto de partida de la contemplación y representación” (1859: 150)

A partir de este marco, analiza, al igual que varios historiadores, las formas más generales de los sistemas económicos e instituye que las formas de Estado obedecen a las condiciones materiales de la economía política.

Bertalanffy confirma que el análisis de sistemas es precedido por una corriente de pensadores que plantean una visión diferente de la historia tradicional: “Contrariamente a esta opinión (de historia ideográfica), que es la ortodoxia entre los historiadores, han aparecido herejes que sostienen lo contrario y de uno u otro modo han tratado de construir una historia teórica con leyes aplicables al proceso histórico. Esta corriente arranca del filósofo italiano Vico a principios del siglo (VIII y continúa en los sistemas filosóficos e investigaciones de Hegel, Marx, Spcngler, Toynbee, Sorokin, Kroeber y otros. Hay diferencias considerables y manifiestas entre estos sistemas, pero todos concuerdan en que el proceso histórico no es completamente accidental sino que sigue regularidades o leyes que pueden ser determinadas” (1986: 208)

Respecto al método, en la Contribución a la Crítica de la Economía Política  escribió en 1859: “Mi investigación me llevó a la conclusión de que, tanto las relaciones jurídicas como las formas de Estado no pueden comprenderse por sí mismas ni por la llamada evolución general del espíritu humano, sino que, por el contrario, radican en las condiciones materiales de vida cuyo conjunto resume Hegel siguiendo el precedente de los ingleses y franceses del siglo XVIII, bajo el nombre de “sociedad civil”, y que la anatomía de la sociedad civil hay que buscarla en la economía política” (1989: 7 )

Rolando García (2006), considera que el autor, al tratar las diversas interrelaciones de la totalidad, intuye la estratificación y la evolución de los sistemas de manera no lineal:

“Marx, en la economía política (la evolución de los modos de producción) y Piaget, en psicología (las "etapas" en el desarrollo psicogenético de los conceptos empleados por el niño y el adolescente), descubrieron la evolución discontinua y no-lineal de los respectivos sistemas que estudiaron mucho antes de las actuales teorías que se originaron hace cincuenta años”. De igual forma, García considera que “El principio de estratificación y la no-linealidad de los procesos evolutivos tienen antecedentes históricos (aunque sin esos nombres y sin esa sistematización) en-disciplinas tan diversas como la Biología; la Economía Política de Marx, la Teoría Psicoanalítica de Freud y la Epistemología Genética de Piaget” (2006: 75, 146)

Desde esta perspectiva del materialismo histórico, el autor en el ensayo sobre “Formaciones económicas precapitalistas” (1857) analizó cuatro sistemas económicos de manera holística y compleja.

En primer lugar hace alusión al sistema económico nómada caracterizado, por una condición de movilidad de la población en la búsqueda de alimentos mediante la recolección, la caza o el pastoreo.  No existe propiedad privada del suelo sino apropiación por el uso en los clanes recolectores,  cazadores y de pastores. La tierra no les pertenece, sino que ellos pertenecen a la tierra. La apropiación se hace colectivamente en una región destinada a estas labores con el propósito de satisfacer un consumo tribal, con presencia de pocos excedentes económicos.

“En tribus pastoras nómades —y todos los pueblos pastores son originariamente nómades— la tierra, al igual que las otras condiciones naturales, aparece con un carácter ilimitado elemental, p. ej. En las estepas y altiplanicies asiáticas. Se la utiliza para pastaje, etc., es consumida por los rebaños, que a su vez son base de la existencia de los pueblos pastores. Se comportan con la tierra como con su propiedad, aun cuando nunca fijan esa propiedad.  Lo mismo en la tierra de caza de las tribus indias salvajes de América: la tribu considera a cierta región como su zona de caza y reafirma esto por la violencia frente a otras tribus o trata de expulsar a otras tribus de la región que ella misma reclama. En las tribus pastoras nómades, la comunidad está de hecho siempre reunida, como grupo en movimiento, caravana, horda, y las formas de súper y subordinación se desarrollan a partir de las condiciones de este modo de vida” (1971: 88)

En estos sistemas económicos primitivos las comunidades dependen básicamente de las condiciones socio ambientales, siendo altamente eco-sistémicos, en su relación con la naturaleza y el cosmos: “La historia nos enseña, que la propiedad común (v. gr., entre los indios, los eslavos, los antiguos celtas, etc.) es la forma primigenia, forma que en el marco de la propiedad comunal desempeña aún durante mucho tiempo un papel importante” (Op. cit, 1859: 140). Son  unidades económicas elementales que en el marco de la propiedad colectiva producen en varias ramas de actividad.   Y también se articulan con otros sistemas sociales, lingüísticos, de conocimiento, siendo el pensamiento salvaje totalizador.  

Según Claude Lévi-Strauss (1962),  el pensamiento primitivo utiliza las mismas reglas estructurantes que el más moderno de los pensamientos científicos. Ya sea en el totemismo que descansa sobre una homología entre series paralelas (de las especies naturales y de los grupos sociales) o en los «mitemas» que son elementos significativos de miles de mitos por medio de todo tipo de oposiciones.  Estas sociedades se van adaptando al medio cambiante mediante el bricolaje que articula buen número de tareas diversificadas, sin subordinar ninguna de ellas:

“Lo propio del pensamiento salvaje es ser intemporal; quiere captar el mundo, a la vez, como totalidad sincrónica y diacrónica, y el conocimiento que toma se parece al que ofrecen, de una habitación, espejos fijados a muros opuesto y que se reflejan el uno al otro (así como los objetos colocados en el espacio que los separa, pero sin ser rigurosamente paralelos.  Una multitud de imágenes se forman inmediatamente, ninguna de las cuales es exactamente igual a la otra; y ninguna de las cuales, por consiguiente aporta, nos aporta más que un conocimiento parcial de la decoración y el mobiliario, pero cuyo conjunto se caracteriza por propiedades invariables que expresan una verdad" (p 381)[8]

En las estructuras comunitarias, el sistema económico se encuentra atado a relaciones que se fundamentan  en el parentesco mediante sistemas de organización de las familias, muy técnico y complejo, que se relacionan con los mitos, tabús, la naturaleza y el cosmos. En la película “el abrazo de la serpiente” el chamán Karamakate lo expresa en diversas frases, una de las cuales es la siguiente: “La selva es frágil, y si se le ataca, ella se venga. Nos deja marchar, si la respetamos. No hay que comer carne ni pescado, hasta que llueva de nuevo. Y pedir permiso a los dueños de los animales. No podemos cortar ningún árbol de raíz. Si encuentras una mujer, no tengas relaciones sexuales hasta que cambie la luna. ...No puede prohibirles aprender. El conocimiento es de todos. Pero no entiende, porque es blanco” (2016: s. p.)

Del interior del sistema comunitario, emergieron los sistemas económicos precolombino y asiático, mediante un proceso de auto-organización, en donde la condición fundamental de existencia, al igual que el anterior, es la pertenencia a la comunidad, y la propiedad del suelo es de toda la entidad comunitaria. La lengua es un producto de la entidad comunitaria y ella misma es la existencia de esa comunidad hablante.  La colectividad cultiva el suelo para su subsistencia pero también produce un plusvalor ocasional que se entrega en forma de  tributos a la autoridad suprema.  El consumo de productos es diferenciado de acuerdo a la posición en la estructura jerárquica y se presenta un intercambio de excedentes con otras comunidades.

“El plus producto —que además se ve determinado legalmente como consecuencia de la apropiación efectiva a través del trabajo— pertenece entonces de por sí a esta unidad suprema.  Por lo tanto, en medio del despotismo oriental y de la carencia de propiedad que parece existir jurídicamente en él, existe de hecho, como fundamento, esta propiedad comunitaria o tribal, producto sobre todo de una combinación de manufactura y agricultura dentro de la pequeña comunidad, que de ese modo se vuelve enteramente self-sustaining (autosuficiente) y contiene en sí misma todas las condiciones de la reproducción y de la plus producción… Aquí se da la transición a la prestación personal, etc., o, por el otro lado, la unidad puede extenderse hasta incluir también el carácter colectivo del trabajo mismo, lo cual puede constituir un sistema formalizado como en México, en especial en Perú, entre los antiguos celtas, algunas tribus de la India” (Op. cit, 1971.: p 70)

En este sistema, los productores directos están vinculados a la tierra, que proporciona los medios de trabajo y también los medios de sustento, lo cual es posible por ser miembros de la comunidad que entrega el excedente a la jerarquía política, militar y religiosa.  Las condiciones naturales de la producción son dobles: La existencia como miembro de una entidad comunitaria, que proviene de la organización tribal modificada y el comportamiento con el suelo como con algo que es suyo por intermedio de la entidad comunitaria.  Se reparten los frutos, pero el suelo mismo y su labranza permanecen en común.  (Ibíd.: 89)

Simultáneamente surgieron otros sistemas económicos artesanales encargados de la tejeduría, alfarería, la cestería,  la joyería, accesorios personales, caracterizados por la posesión de los instrumentos de trabajo, con autoconsumo y posibilidades de intercambio.  Adicionalmente, en la medida que se originaron excedentes, emergió una élite religiosa, militar, científica, cultural, artística que regía los mecanismos de estos sistemas asiáticos y precolombinos.

En medio de los conflictos y guerras entre pueblos, emerge en Europa el sistema económico griego y el romano, donde la ciudad se constituye en el centro de todo, la propiedad de la tierra es parcialmente pública (ager publicus), y el sistema se reorganiza dando origen a la propiedad privada: “Como resultado de la concentración en la ciudad, la comunidad como tal posee una existencia económica; la mera existencia de la ciudad como tal es diferente de la mera pluralidad de casas independientes. En este caso, el todo no consiste en sus partes. Es una especie de organismo autónomo” (Ibíd.: 77)

“La naturaleza de la entidad comunitaria se basa aquí en el hecho de que sus miembros son agricultores de parcelas, propietarios de la tierra que trabajan, y, en igual medida, la autonomía de éstos resulta de su relación recíproca en tanto miembros de la comunidad, de la salvaguardia del ager publicus para las necesidades colectivas y para la gloria colectiva…La propiedad del propio trabajo es mediada a través de la propiedad de la condición del trabajo —de la parcela de tierra, a su vez garantizada a través de la existencia de la comunidad, y ésta a su vez a través del plus trabajo bajo la forma de servicio guerrero, etc., de los miembros de la comunidad” (Ibíd.: 72, 74)

Este sistema surge de la descomposición de los sistemas primitivos y comunitarios y presenta algunos de sus elementos, combinados con nuevos procesos: “La segunda forma —que, como la primera, ha dado lugar a modificaciones esenciales, históricamente.—, producto de una vida histórica más dinámica, de los avatares y de las modificaciones de las tribus originarias, tiene también como primer supuesto la entidad comunitaria, pero no como en el primer caso en cuanto sustancia, de la cual los individuos son meros accidentes o con respecto a la cual sólo constituyen componentes naturales; tampoco supone la tierra como base, sino la ciudad como sede ya desarrollada de los campesinos (propietarios de la tierra). La tierra de cultivo aparece como territorio de la ciudad, no ya la aldea como mero accesorio de la tierra”. (Ibíd.: 71)

En este sistema se presenta un proceso de morfogénesis en el que la condición fundamental de la propiedad basada en la tribu y ser miembro de ella, hace a una tribu extranjera sometida, sin propiedad y la reduce a una condición inorgánica de  la reproducción.  En cambio con la  entidad comunitaria se comporta como con una condición propia. “Por ello, esclavitud y servidumbre son tan sólo desarrollos posteriores de la propiedad basada en la organización tribal. Modifican necesariamente todas las formas de ésta” (Ibíd.: 90)

En la edad media, otro sistema emergente, el germánico, mantiene la condición fundamental de existencia de la comunidad poseedora del suelo, anteriormente considerada como ager públicus. Los productores directos, son los siervos que se apropian individualmente del suelo y son articulados a los dueños individuales de la tierra mediante la entregan del excedente en forma de renta en productos o servicios: 

“Una [tercera] forma de la propiedad de las condiciones naturales de su trabajo por parte de los individuos que trabajan, es la germánica. En este caso no ocurre como en la forma específicamente oriental, en la que el miembro de la comunidad es como tal copropietario de la propiedad colectiva (donde la propiedad sólo existe como propiedad de la tierra, el miembro individual como tal es sólo poseedor de una parte específica, hereditaria o no, pues a ninguno le pertenece de por sí una fracción de propiedad, sino como miembro inmediato de la comunidad, en cuanto está en unidad directa con ella y no en cuanto se diferencia de ella. En consecuencia, este individuo es sólo poseedor. Sólo existe propiedad colectiva y únicamente posesión privada” (Ibíd.: 74)

En este sistema feudal, las familias de siervos se establecen en bosques, separados por grandes distancias, a diferencia del anterior sistema uni-céntrico (Roma), emerge un sistema poli-céntrico, con las familias como unidades autónomas. La comunidad solamente existe,  en cada reunión de sus miembros, que van perdiendo gradualmente su unidad  primitiva de la ascendencia, la lengua y la historia comunes. “En consecuencia, la comunidad aparece como una reunión, no como una unión, como acuerdo entre sujetos autónomos que son los propietarios de la tierra, no como unidad” (Ibíd.: 78)

Este sistema económico feudal se articula a otros sistemas, en particular el artesanal que a finales de la edad media ya tenía estructuras tradicionales de organización en varias áreas.   Los instrumentos de trabajo, las materias primas y los medios de sustento son propiedad de los trabajadores en estas formas de producción ubicadas en pequeñas aldeas y, de igual forma, existe una jerarquización de aprendices, oficiales y maestros con normas de asociación.  

En resumen,  en todas estas formas en las que la propiedad de la tierra y la agricultura constituyen la base del sistema económico,  el objetivo económico principal es la producción de valores de uso y la reproducción del individuo en aquellas relaciones determinadas con su comunidad. Hay apropiación de la condición natural  de la tierra como instrumento originario de trabajo y a la vez como laboratorio y como fuente de materias primas, pero a la vez tiene en la propiedad de la tierra un modo objetivo de existencia. La producción de excedente o riqueza no aparece como objetivo fundamental.

Cuadro sinóptico 1 
Sistemas
Nomadismo
Asiático - Precolombino
Griego-Romano
Germánico
Condición
Pastoril-recolectora
Miembro de comunidad
La ciudad centro y todo
Comunidad poseedora
Propiedad del suelo
Apropiación por uso 88
Entidad comunitaria
Ager publicus y privada
Propiedad individual
Relación social
Clanes
Tributario
Esclavitud
Servidumbre
Productor
Recolector pastor
Comunidad
Esclavos
Siervos
Producción
Apropiación colectiva
Mantenimiento individual
Pública y privada
En el ager publicus
Acumulación
Ocasional
Plusvalor ocasional
Plus trabajo militar
Propietario estatal
Distribución
En el distrito de  recolección, caza
Reproducción
Entre miembros del Estado
Apropiaciones individuales del suelo
Consumo
Colectividad tribal
Diferenciado
Entre linajes
Entre asociación de familias
Intercambio
Limitado
Semi-ampliado
Ampliado
Limitado
Fuente: Diseño con base en: (1857: 79, 83, 92, 94, 96, 108)

En estos dos últimos sistemas, el productor es propietario directo sólo de los medios de subsistencia.  El suelo, los instrumento y el trabajo mismo ya no son algo propio, se diluye la relación entre el trabajador y las condiciones de producción, lo cual se constituye en” la fórmula de la esclavitud y servidumbre”  (Ibíd.: 99)

La esclerosis de los sistemas comunitarios, con la génesis de los sistemas esclavista griego y feudal germánico, se presentó con una metamorfosis del auto consumo de los productores, hacia la producción para otros, representado en pagos con productos o servicios “Un examen más detallado mostrará que en todos estos procesos de disolución se diluyen las relaciones de producción en que predomina el valor de uso, la producción para el uso inmediato; el valor de cambio y la producción del mismo tiene como presupuesto el predominio por parte de la otra forma: por consiguiente, en todas estas relaciones predominan las contribuciones en especie y los servicios en especie, sobre los pagos en dinero y las prestaciones en dinero”  (Ibíd.: 103)

Sistema económico capitalista

En el paradigma del materialismo histórico (1857) la génesis del sistema capitalista emerge en el marco de un proceso de evolución histórica en el cual la mayoría de la población es separada de la tierra: “Aquello que nos ocupa aquí en primer lugar: el comportamiento del trabajo con el capital, o con las condiciones objetivas del trabajo [presentes] como capital, presupone un proceso histórico, que disuelve las diversas formas en las cuales el trabajo es propietario o el propietario trabaja.  Así, ante todo: 1) disolución del comportamiento para con la tierra —suelo— como con una condición natural de la producción, con la cual el trabajador se comporta como con su propia existencia inorgánica, como con el laboratorium de sus fuerzas y el dominio de su voluntad” (1971: 95)

Mientras en los otros sistemas el trabajador (esclavo, siervo, campesino) se mantiene unido a las condiciones de supervivencia, en el sistema capitalista emergente se opera una reestructuración sistémica en la cual se separa al productor no solo de la tierra, sino también de las materias primas, de los instrumentos de trabajo y  de los medios de sustento:

“El mismo proceso que ha separado a una multitud de individuos de sus relaciones preexistentes afirmativas —d'une maniere ou d'une autre— con las condiciones objetivas del trabajo, proceso que ha negado estas relaciones y de ese modo ha transformado a estos individuos en trabajadores libres; este mismo proceso ha liberado a estas condiciones objetivas del trabajo —suelo, material en bruto, medios de subsistencia, instrumento de trabajo, dinero o todo esto en conjunto— de su ligazón vigente hasta entonces con los individuos ahora separados de ellas” (Ibíd.: 103)

En el origen del sistema capitalista operaron simultáneamente varios factores: La acumulación originaria, la desposesión de la población rural, la legislación contra los expropiados, el enriquecimiento del arrendatario capitalista, la revolución agrícola, y el ascenso del capitalista industrial.

En el secreto de la acumulación originaria, el autor (1867) plantea  un proceso dialéctico en el cual aparecen dos nuevos elementos como son el trabajo y el capital, separados y unidos mediante una relación salarial:

“El dinero y la mercancía no son capital desde un primer momento, como tampoco lo son los medios de producción y de subsistencia. Requieren ser transformados en capital. Pero esta transformación misma sólo se puede operar bajo determinadas circunstancias coincidentes: es necesario que se enfrenten y entren en contacto dos clases muy diferentes de poseedores de mercancías, a un lado los propietarios de dinerode medios de producción y de subsistencia, a quienes les toca valorizar, mediante la adquisición de fuerza de trabajo ajena, la suma de valor de la que se han apropiado; al otro lado, trabajadores libres, vendedores de la fuerza de trabajo propia y por tanto vendedores de trabajo” (1975: 893)

Los trabajadores son libres en un doble sentido, no están incluidos en los medios de producción como los esclavos en el sistema esclavista, y no están atados a la tierra como los siervos en el sistema feudal. Y tampoco les pertenecen los medios de producción, tierra, animales, instrumentos.  Así, son libres de vender su trabajo por un salario. 

A esta situación se llega con la expropiación de la población, especialmente en el último tercio de siglo XV y primeros decenios del siglo XVI por acción del poder real y de los terratenientes en Inglaterra: “Una masa de proletarios libres como el aire fue arrojada al mercado de trabajo por la disolución de las mesnadas  feudales … el gran señor feudal, tenazmente opuesto a la realeza y al parlamento, creó un proletariado muchísimo mayor al expulsar violentamente a los campesinos de la tierra, sobre la que tenían los mismos títulos jurídicos feudales que él mismo, y al usurparles las tierras comunales” (Ibid.:898)

Este proceso operó en interacción con otros sistemas, el jurídico y el político, que catalizaron las acciones.  “En una ley de Enrique VIII,  se dice allí, entre otras cosas, que "muchas fincas arrendadas y grandes rebaños de ganado, especialmente de ovejas, se concentran en pocas manos, con lo cual han aumentado considerablemente las rentas de la tierra y disminuido mucho los cultivos, se han arrasado iglesias y casas y cantidades asombrosas de hombres han quedado incapacitados de ganarse el sustento para sí y sus familias" (Ibid,:900)

De igual forma, esta clase minoritaria emergente se articuló con los sistemas militares y religiosos existentes desde el imperio Romano y, donde no fue posible estableció, alianzas con otros sistemas religiosos emergentes.   En el caso de Francia, el escritor Henri Beyle,  conocido por su seudónimo Stendhal, en su  novela Rojo y negro (1830), presenta la siguiente descripción:

“La cuarta verdad que me atrevo a proponer como evidente, es ésta. Sin el concurso del clero, es imposible formar en Francia un partido armado. «Lo anuncio sin rodeos y con claridad, porque voy a demostrarlo en el acto, señores. Es preciso concederlo todo al clero, señores, porque entregado a su misión noche y día, y guiado por hombres de capacidad excepcional, que viven fuera del alcance de los huracanes y a trescientas leguas de vuestras fronteras...» -¡Roma!- exclamó el dueño de la casa. -¡Sí, señor; Roma- repuso el cardenal, que cardenal era el orador-. ¡Roma! No serán las cuchufletas, más o menos ingeniosas, que estuvieron en boga cuando usted era joven, las que me impidan decir muy alto hoy, en 1830, que el clero, guiado por Roma, es el único que habla al corazón del pueblo. Cincuenta mil sacerdotes repiten todos los días las palabras que sus jefes les indican, y el pueblo, que es el que da los soldados, hará más caso de la voz de sus pastores que de las alocuciones de los insignificantes gusanos del mundo” (1830.: 573)

En Inglaterra, antiguos reyes (Jacobo I, Carlos I) trataron de evitar el proceso de despojo mediante leyes de protección, pero la clase emergente accedió gradualmente al poder político y provocó una disolución del sistema feudal:

“El proceso de expropiación violenta de las masas populares recibió un nuevo y terrible impulso en el siglo XVI con la Reforma y, a continuación, con la expoliación colosal de los bienes eclesiásticos. En la época de la Reforma, la Iglesia Católica era propietaria feudal de gran parte del suelo inglés. La supresión de los monasterios, etc., arrojó a sus moradores al proletariado. Los propios bienes eclesiásticos fueron objeto, en gran parte, de donaciones a los rapaces favoritos del rey, o vendidos por un precio irrisorio a arrendatarios y residentes urbanos especuladores que expulsaron en masa a los antiguos campesinos tributarios hereditarios, fusionando los predios de estos últimos” (Ibíd: 902) 

De esta forma las fuerzas expulsoras arrojaron los pequeños propietarios de tierras y en 1750 prácticamente habían desaparecido los campesinos, en tanto que a finales del siglo XVIII ya se habían extinguido las propiedades comunales. Esto ocurrió tanto en Inglaterra como en toda Europa, de forma legal e ilegal:

“Bajo la restauración de los Estuardos, los terratenientes ejecutaron de manera legal una usurpación que en el continente, por doquier, se practicó también sin formalidades legales. Abolieron el régimen feudal de tenencia de la tierra, es decir, la liberaron de las servidumbres que la gravaban, "indemnizaron" al estado mediante impuestos sobre el campesinado y las demás masas populares, reivindicaron la propiedad moderna sobre fincas de las que sólo poseían títulos feudales y, finalmente, impusieron esas leyes de asentamiento (laws of settlement)…La "Glorious Revolution" (Revolución Gloriosa) llevó al poder, con Guillermo III de Orange,  a los fabricantes de plusvalor poseedores de tierras y capitales. Éstos inauguraron la nueva era perpetrando en escala colosal el robo de tierras fiscales, practicado hasta entonces sólo de manera modesta. Esos predios fueron donados, vendidos a precios irrisorios o incluso anexados por usurpación directa a fincas privadas” (Ibíd.: 905)

La literatura de la época presenta variados testimonios de la violencia del proceso de separación de los productores de sus tierras y también de los nuevos dueños entre sí.  Stendhal (1830), en su obra cumbre describe, con significativo detalle, a los despojadores convertidos en honorables señores sin sentimientos:

“A trueque de obtenerlo, los Araceli de nuestros días ahorcarían con la mayor tranquilidad del mundo a una ciudad entera.
 -¿Lo ha obtenido a ese precio?- preguntó con ansiedad Julián.
- No ha sido preciso tanto- contestó con frialdad Altamira-; pero tal vez hizo arrojar al río a veinte o treinta propietarios ricos de su país, que pasaban por liberales.
-¡Qué monstruo!- repitió Julián.  En el siglo XIX no hay ya pasiones verdaderas, pasiones dignas de este nombre: ahí tiene usted el secreto del hastío que en Francia reina como señor único. Se cometen las crueldades más espantosas sin ser cruel. -¡Peor que peor!- observó Julián-. Cuando se cometen crímenes, deben cometerse por lo menos con placer. Es el único atractivo que veo en el crimen, lo único que puede atenuar su fealdad, ya que justificarlo es, a mí entender, imposible.
 -Tiene usted razón- asintió Altamira-. Hoy se obra sin placer, y no se guarda memoria de nada, ni siquiera de los crímenes. Me sería fácil designar diez de las personas que llenan estos salones que podrían ser condenados como asesinos. Lo han olvidado ellos mismos, y tampoco lo recuerda el mundo. Se conmueven muchos, llegan hasta a verter lágrimas, si un perro suyo se rompe una pata” (1830: 438)

Un tercer elemento que consolidó el capitalismo fue la intervención de los señores de la clase emergente en el Estado con la legislación sobre salarios, asociación y la mendicidad.  Con la expropiación de muchos productores de sus tierras, se constituyó una masa flotante de mendigos y vagabundos, sobre los cuales recayeron normas que revivieron el sistema esclavista de la antigüedad. Se indujo la separación de los antiguos dueños o los productores directos de sus medios de producción y una vez libres se expidieron normas para articular la fuerza laboral a los nuevos capitales: “La expoliación de los bienes eclesiásticos, la enajenación fraudulenta de las tierras fiscales, el robo de la propiedad comunal, la transformación usurpatoria, practicada con el terrorismo más despiadado, de la propiedad feudal y de los clanes en propiedad privada moderna, fueron otros  tantos métodos idílicos de la acumulación originaria. Esos métodos conquistaron el campo para la agricultura capitalista, incorporaron el suelo al capital y crearon para la industria urbana la necesaria oferta de un proletariado enteramente libre” (Ibíd: 918)

En Inglaterra, Enrique VIII, Eduardo VI, Isabel I, Jacobo I expidieron normas que condenaban a los vagabundos a ser sometidos mediante latigazos y tormentos a la esclavitud en galeras, sin pago, y con una ración escaza de alimentos y bebidas: “De ahí que a fines del siglo XV y durante todo el siglo XVI proliferara en toda Europa Occidental una legislación sanguinaria contra la vagancia. A los padres de la actual clase obrera se los castigó, en un principio, por su transformación forzada en vagabundos e indigentes. La legislación los trataba como a delincuentes "voluntarios": suponía que de la buena voluntad de ellos dependía el que continuaran trabajando bajo las viejas condiciones, ya inexistentes” (Ibíd.: 918)

Adicionalmente se expidieron leyes que prolongaron la jornada de trabajo,  regularon los salarios hacia abajo y prohibieron las asociaciones o coaliciones de los trabajadores, para garantizar el proceso de acumulación de los nuevos capitales. 

Por ejemplo: “El decreto del 14 de junio de 1791, declaró todas las coaliciones obreras como "atentatorias contra la libertad y contra la Declaración de los Derechos del Hombre", punibles con una multa de 500 libras y privación de la ciudadanía activa por el término de un año (…)  Las crueles leyes anticoalicionistas fueron derogadas en 1825, ante la amenazadora actitud del proletariado. Sólo a regañadientes las abrogó el parlamento, el mismo parlamento que durante siglos, con la desvergüenza más cínica, había funcionado como coalición permanente de los capitalistas contra los obreros” (Ibíd.: 927—929)

Los nuevos capitalistas emergieron del anterior sistema de arrendamiento de tierras, favorecidos, de una parte por el aumento continuo de los precios de todos los productos agrícolas y, de otra parte, por los contratos de arriendo a largo plazo (hasta cien años) con los terratenientes cuyos cánones se desvalorizaron por la inflación:De esta suerte, el arrendatario se  enriquecía, al propio tiempo, a costa de sus asalariados y de su terrateniente. Nada tiene de extraño, pues, que Inglaterra poseyera, a fines del siglo XVI, una clase de "arrendatarios capitalistas" considerablemente ricos, si se tienen en cuenta las condiciones imperantes en la época”  (Ibíd.: 931)

Desde el siglo XVIII hasta mediados del siglo XIX, se presentó una revolución técnica, con un incremento de la productividad agrícola, mediante sistemas de rotación de cultivos, la selección de semillas,  incorporación de máquinas sembradoras, nuevas formas de drenaje, la mejora en la selección ganadera, acompañados con la sobre explotación de los esclavos, que aumentaron el rendimiento y la producción total: “Pese al menor número de sus cultivadores, el suelo rendía el mismo producto que siempre, o más, porque la revolución en las relaciones de propiedad de la tierra iba acompañada de métodos de cultivo perfeccionados, una mayor cooperación, la concentración de los medios de producción, etcétera, y porque no sólo se obligó a trabajar con mayor intensidad a los asalariados rurales, sino que además el campo de producción en el que éstos trabajaban para sí mismos se contrajo cada vez más” (Ibíd.: 933). En este sistema económico, con el valor agregado por la revolución agrícola, el todo fue superior a la suma de las partes.  

En el nuevo sistema emergió un nuevo elemento que se constituyó en la columna vertebral del mismo, el capitalista industrial proveniente de la metamorfosis de una parte de los arrendatarios agrícolas y de otra parte de los artesanos y comerciantes que lograron acumular dinero favorecidos por políticas mercantilistas.  El sistema de pequeña producción artesanal que coexistió con el sistema esclavista y el sistema feudal, comenzó a desintegrarse por efecto de las nuevas fuerzas, liberando más mano de obra disponible para la gran industria. 

“El sistema proteccionista era un medio artificial de fabricar fabricantes, de expropiar trabajadores independientes, de capitalizar los medios de producción y de subsistencia nacionales, de abreviar por la violencia la transición entre el modo de producción antiguo y el moderno. Los estados europeos se disputaron con furor la patente de este invento, y una vez que hubieron entrado al servicio de los fabricantes de plusvalor, no sólo esquilmaron al propio pueblo indirectamente con los aranceles protectores, directamente con primas a la exportación, etcétera para alcanzar ese objetivo, sino que en los países contiguos dependientes extirparon por la violencia toda industria” (Ibíd.: 947)

En el ámbito mundial, los procesos de acumulación de esta nueva clase emergente en los sistemas capitalistas centrales, fueron acompañados por la transferencia de grandes flujos de materia y energía, representados en materias primas y trabajo humano, provenientes de los sistemas económicos periféricos de América Latina, África y Asia, mediante la subordinación y el “bulling” de una élite sobre grandes masas de población:

“El descubrimiento de las comarcas auríferas y argentíferas en América, el exterminio, esclavización y soterramiento en las minas de la población aborigen, la conquista y saqueo de las Indias Orientales, la transformación de África en un coto reservado para la caza comercial de pieles-negras, caracterizan los albores de la era de producción capitalista. Estos procesos idílicos constituyen factores fundamentales de la acumulación originaria. Pisándoles los talones, hace su aparición la guerra comercial entre las naciones europeas, con la redondez de la tierra como escenario.  Los diversos factores de la acumulación originaria se distribuyen ahora, en una secuencia más o menos cronológica, principalmente entre España, Portugal, Holanda, Francia e Inglaterra. En Inglaterra, a fines del siglo XVII, se combinan sistemáticamente en el sistema colonial, en el de la deuda pública, en el moderno sistema impositivo y el sistema proteccionista. Los tesoros expoliados fuera de Europa directamente por el saqueo, por la esclavización y las matanzas con rapiñas, refluían a la metrópoli y se transformaban allí en capital” (Ibíd.: P 940,943).   

Se aplicó a escala planetaria el sistema de esclavitud que revivieron en Europa y, en el marco de este proceso histórico, salieron del ámbito de los anteriores sistemas, las tierras, los instrumentos de producción, las materias primas, los medios alimentarios, y la misma fuerza de trabajo, que en conjunto se convirtieron en mercancías, libres de comprar y vender por dinero.

Y mediante esta metamorfosis, surge una nueva configuración: el mercado interno capitalista: Los valores de uso se convirtieron en valores de cambio y todo fue susceptible de ser cambiado por dinero.  Así el dinero, se convirtió no solamente es un medio de intercambio, sino también en un medio de pago, de acumulación y de centralización de riqueza. 

Según el autor (1867) en este sistema, el proceso de producción genera bienes y al mismo tiempo genera capital. El capital variable lo constituyen los salarios para pagar a los trabajadores y el capital constante las materias primas y la maquinaria. Una parte de la jornada laboral, el asalariado trabaja para reproducir el valor de su fuerza de trabajo, y en la otra parte produce un valor adicional o plusvalía, que es la base de la ganancia capitalista.  (1981: T.1, Cap. 5)

La  plusvalía absoluta, aumenta con la extensión de más horas en la jornada laboral o con la reducción del salario; o disminuye por efecto contrario.  Y la plusvalía relativa, se incrementa introduciendo medios de producción más eficientes o aumentando la intensidad y velocidad del trabajo, lo cual disminuye el tiempo necesario para producir las mercancías. O, a la inversa, la plusvalía relativa disminuye con la obsolescencia de los equipos de producción o la desorganización de los procesos de trabajo. Así se presentan ganancias por emergencias o pérdidas por constreñimientos. (Ibíd, Cap. 8, 10)

El valor agregado en la producción se convierte en ganancia, de la cual una parte es   consumida por el capitalista y otra parte es reinvertida en medios de producción, con lo cual se genera un proceso de acumulación del capital.  La plusvalía generada en el sistema se reparte entre el capital industrial, el capital bancario, el capital comercial y la renta del suelo.

En la evolución del sistema, los trabajadores pueden reducir la jornada de trabajo o aumentar los salarios, con lo cual disminuye la plusvalía, pero no pueden impedir la innovación mediante la entrada de maquinaria más eficiente.  De esta forma se presenta lo que el autor denomina la «ley general de la acumulación capitalista» con la cual a medida que aumenta la acumulación de capital se incrementa el número de trabajadores sobrantes para el sistema, o desempleados, que denomina «ejército industrial de reserva». [9]

El capital se traslada desde los sectores de menores tasas de plusvalía hacia los sectores con posibilidades de mayor plusvalía, y en el ámbito internacional, el capital se traslada hacia los países donde obtenga una mayor tasa de ganancia.  En la medida en que aumenta la mecanización de los procesos de producción, aumenta el desempleo, cae la demanda, aumenta el inventario de mercancías no vendidas, se reducen las ganancias, se paralizan las inversiones y se genera una crisis en el sistema económico, con la desvalorización del capital y las quiebras. Una vez caen los precios se reducen los inventarios, se reaniman las compras y se inicia una nueva fase de los ciclos económicos. (Ibíd. Cap. 12, 13).  Así, de acuerdo a esta dinámica, los sistemas regularmente se enriquecen y se empobrecen.

Con la caída de la tasa de ganancia, en medio de la  competencia, las empresas con mayor  acumulación de capital, sobreviven y absorben a las más pequeñas, emergiendo así una morfogénesis sistémica mediante un proceso de centralización y monopolización del capital. En el caso hipotético de continuar una mecanización y automatización hasta llegar al máximo, en donde no se requieran trabajadores, estos quedarían cesantes, no tendrían salarios, no habría compradores y el sistema se paralizaría. 


6.0   El sistema económico neoclásico

Los principales exponentes del sistema económico neoclásico fueron el inglés William S. Jevons, el austriaco Carl Menger y el francés Leon Walras.

El sistema económico neoclásico se fundamenta en el principio subjetivo del valor. Cuando la necesidad de un bien es mayor a la cantidad existente de dicho bien, los hombres se esfuerzan por satisfacer sus necesidades con una actividad económica que genera valor.

6.1 Menger, satisfacción de necesidades

Según Menger (1871) “valor es la significación que unos concretos bienes o cantidades parciales de bienes adquieren para nosotros, cuando somos conscientes de que dependemos de ellos para la satisfacción de nuestras necesidades. Por tanto, aquel fenómeno vital que llamamos valor de los bienes brota de la misma fuente que el carácter económico de estos últimos, es decir, de la antes descrita relación entre necesidad y masa de bienes disponible” (1997: Cap. 3)

Así, el valor existe en el ámbito de la conciencia de los agentes económicos, con un juicio que se hacen sobre la significación de los bienes para la conservación de la vida y el bienestar.  El valor no es algo inherente a los bienes, no es una cualidad intrínseca de los mismos.  En la medida en que los individuos consumen un bien, disminuye la satisfacción y por tanto su necesidad hasta alcanza un grado de plenitud.

La significación que los bienes tienen para las personas, es una significación metafórica, cuya magnitud depende del grado que tiene para la conservación de la vida y el bienestar.   La magnitud de valor que se traslada a los bienes, depende de la magnitud que los mismos tienen para satisfacer las necesidades.  Así “El valor de un bien concreto o de una determinada cantidad parcial de la masa total de bienes de que dispone un sujeto económico es igual a la significación que para el mencionado sujeto tiene la satisfacción de las necesidades menos importantes que puede alcanzarse con aquella cantidad parcial y todavía no está asegurada por la cantidad total... Así pues, el valor es de naturaleza subjetiva, no sólo cuanto a su esencia, sino también cuanto a su medida” (Ibíd) 
  
El valor que para cada uno de los individuos económicos concretos tienen los bienes es, como ya hemos dicho varias veces, la base principal de la formación del precio. Los bienes, como un bosque o el aire, que no interesan para satisfacer necesidades, no tienen valor, se consideran libres y no entran en el sistema de bienes económicos.   De igual forma, la riqueza es: “La totalidad de aquellos bienes de que dispone un sujeto económico, cuya cantidad es menor que la necesidad de los mismos. Por consiguiente, en una sociedad en la que pudiera disponerse de todo tipo de bienes en cantidades siempre superiores a su necesidad no habría ni bienes económicos ni “riqueza”.  (Ibíd: Cap.2)

Así, el máximo bienestar de toda una sociedad se alcanzaría cuando las cantidades de bienes disponibles de esta sociedad fueran tan grandes que nadie necesitara poseer riquezas.

6.2 Jevons, sistema de placer y dolor

En la época en que escribió William Stanley Jevons, el Reino Unido consolidó la revolución industrial de bienes de producción (siderúrgica, ferrocarriles) y de bienes de consumo, el sector financiero y comercial.  Según Jevons (1871) “La ciencia de la economía política descansa sobre unos pocos conceptos de carácter aparentemente sencillo. Utilidad riqueza, valor, mercancía, trabajo, capital, son elementos de la materia, y cualquiera que posea una comprensión cabal de su naturaleza debe tener o ser capaz de adquirir con prontitud un conocimiento de la ciencia en su integridad” (1998: 67).

El sistema de este autor se fundamenta en los principios del dolor y el placer de Bentham:  “La teoría que sigue está basada enteramente en un cálculo del placer y el dolor; y el objeto de Economía es maximizar la felicidad mediante la compra de placer, por así decirlo, con el menor coste del dolor” (Ibíd.: 85).  De esta forma la moral utilitaria conduce a la felicidad de la humanidad.   Con base en este principio,  el valor depende enteramente de la utilidad, en contraposición al sistema en el que el trabajo es la causa del valor. 

Adicionalmente, como en la economía se manejan cantidades, Jevons considera que su teoría de la economía, es puramente de carácter matemático,  y dado que las cantidades  presentan variaciones pequeñas continuamente, aplica la rama de las matemáticas del cálculo de derivadas. De esta forma “La teoría consiste en la aplicación del cálculo diferencial a los conceptos conocidos de la riqueza, la utilidad, el valor, la demanda, la oferta, el capital, los intereses, la mano de obra, y todos los demás conceptos cuantitativos que pertenecen a las operaciones diarias de la industria.”(Ibid.:68)

Así, en este sistema la oferta de trabajo está en función de  la utilidad marginal. El trabajo consiste en cualquier esfuerzo de la mente y el cuerpo experimentado para la obtención de un bien futuro.  De igual forma, comprar, vender, producir o consumir, generarán utilidad (placer o felicidad) gradualmente a medida que las personas realicen transacciones, que inciden en los precios del mercado.

Jevons (1865) desarrolló otra línea de pensamiento diferente a la anterior basada en un sistema cerrado.  Al estudiar la relación del sistema económico con el entorno ambiental encontró que  uno de los elementos claves para el funcionamiento del sistema es la energía del carbón, al que considera por encima de las demás mercancías, por ser el factor clave en toda la economía.  Debido a la alta tasa de consumo visualizó hacia el futuro la posibilidad del agotamiento de la oferta de las minas y los límites para detener el progreso: “Una granja, por más que sea explotada, bajo un cultivo adecuado seguirá dando siempre un cultivo constante. Pero en una mina no hay reproducción, y el producto una vez llevado al máximo pronto comienza a faltar y se hunde hacia cero. Mientras nuestra riqueza y el progreso dependan del carbón, no sólo tendremos que detenernos, sino que tenemos que iniciar” (1865: 179)

Y visualizó la diferencia entre los recursos no renovables y renovables dentro del sistema.
Debido a este proceso entrópico, el autor consideró la posibilidad de utilizar fuentes de energía alternativas, como el viento, las fuerzas de marea, la biomasa, la energía geotérmica y la energía solar,

En el tema social, planteó la necesidad de pensar en la ética y las futuras generaciones para una sociedad más justa: “No debemos pensar en interferir el libre uso de la riqueza material que la Providencia ha puesto a nuestra disposición, sino que nuestras funciones consisten en la aplicación seria y racional de la misma. De un lado, si caemos en un mayor lujo,  ostentación y corrupción, seremos culpados. De otra, parte, podemos aumentar el gasto en mejorar la condición social y moral de las personas, y en la reducción de las cargas de las generaciones futuras. Incluso, si nuestros sucesores van a estar en una condición menos felices que nosotros mismos, van a continuar culpándonos” (Ibíd.: 25).

6.3 Walras, sistema mecánico

En la segunda mitad del siglo XIX, los colonizadores franceses ocuparon varias regiones de África,  el Oriente Medio y el sudeste de Asia.  En ese periodo, Walras, a partir de la distinción entre la ciencia, el arte y la moral, visualizó un sistema económico con énfasis en la riqueza social, la propiedad y la economía social.   Con instrumentación matemática, presenta el intercambio de mercancías, los elementos y mecanismos de la producción, el capital y los ingresos, la circulación del dinero, el crédito, las tarifas de los monopolios,  los impuestos y las consecuencias del progreso económico.      

Este autor definió el concepto de riqueza como “el conjunto de cosas materiales e inmateriales que son a la vez útiles y escasas y que son valorables e intercambiables” (Walras, 1926:21) Con estas categorías y el método Galileano dual de mecánica pura y aplicada, este autor construyó la base de lo que denominó la economía política pura, con la teoría del valor de cambio de la riqueza. Este núcleo, determina a su vez, un segundo grupo de elementos, que denomina economía aplicada a la producción de la riqueza y a un tercer grupo, que define como la economía social, que se ocupa de la distribución de la riqueza. (Ibid, Sección IV y V).  La base de la teoría estaría exenta de valores morales, mientras la producción sería guiada por el interés de las personas y la distribución por la justicia.

Walras en el libro de “Elementos de economía política pura” afirmó: “Es bien cierto que la economía política es como la astronomía y como la mecánica, una ciencia a la vez experimental y racional. Y no se me podrá reprochar de haber tardado demasiado en adoptar el segundo carácter a partir del primero. La astronomía de Kepler y la mecánica de Galileo tardaron entre cien y ciento cincuenta años en devenir la astronomía de Newton y Laplace y la mecánica de d’Alembery y de Lagrange. Mientras que ha pasado menos de un siglo entre la aparición de la obra de A. Smith y las tentativas de Cournot, de Gossen, de Jevons y la mía”  (Ibíd.: xx)

El sistema económico neoclásico de Walras se cimenta en los principios de libre competencia entre muchas empresas, perfecta libertad de entrada y salida de las mismas, movilidad de los factores de producción y flexibilidad en la fijación de los precios.  Este sistema se caracteriza por la presencia de dos mercados, uno de productos y otro de servicios productivo. Las empresas venden productos, en tanto que los factores de trabajo, y tierra, venden sus servicios productivos, a cambio de los cuales compran productos.

El sistema es cerrado frente a las transacciones con el extranjero y las operaciones del Estado.  Las cantidades demandadas  de un producto dependen del precio variable de este producto y también de los precios de todos los otros bienes y de los servicios productivos. A su vez, los precios de los servicios productivos inciden en los ingresos de los consumidores y, por ello, en la demanda de productos realizada por dichos consumidores. De otra parte, los precios de los otros productos - sustitutivos y complementarios- influyen sobre la demanda de un producto determinado.

En el sistema Walrasiano de economía progresiva, la renta neta de los bienes de capital y sus precios quedarán determinados cuando el ahorro se iguale al valor de los nuevos bienes de capital producidos. La ley de Walras establece que en estas condiciones, el sistema llega al equilibrio general, en el que la suma de la demanda (o demanda agregada) (D) iguala, a la suma de la oferta (S), tomando en consideración los precios (p). Un sistema de economía perfectamente competitiva tiende a aproximarse, mediante aproximaciones sucesivas (tatonnements) a condiciones de equilibrio.

Para Walras existe una relación fundamental entre la riqueza y la tierra. Para que esta sea productiva no debe tener las limitaciones de la propiedad.  Al respecto escribe: “Yo sé bien que, en el estado en que se encuentra la tierra produciría más, si la propiedad no estuviera garantizada y asegurada para ciertas personas; pero la inviolabilidad de la propiedad de la tierra es solamente un remedio moral aplicado a un inconveniente anterior y superior, la incomodidad que resulta de  la limitación de la tierra. Si la tierra cultivable fuera ilimitada, o si la fuerza vegetativa del propio suelo no tuviera límites, la riqueza se multiplicará fácilmente, sin el concurso de la propiedad. Asumiendo que la producción de la tierra es tan abundante como el aire que respiramos o la luz del sol, creo que bien podríamos prescindir de los propietarios.”(1831:55)

En este tema Walras siguió a Mill, Gossen, Henry George y los Fabianos, que propusieron la nacionalización de la tierra por medio de la compra de ésta por parte del Estado a los propietarios privados.   El beneficio que esto trae es, que a medida que la sociedad progresa la tierra se valoriza y le proporcionan al Estado unos ingresos mayores que el monto invertido como pago por indemnización a sus anteriores propietarios. Así, la renuncia  del Estado a la tributación predial, se compensa por los ingresos recibidos de la renta de la tierra nacionalizada. (Ibid).

El sistema económico de Walras es más completo que el de Jevons y Menger, dado que establece  equilibrios generales de todos los mercados, en el marco de una economía competitiva con libre afluencia de compradores y vendedores.  Debe anotarse que los seguidores de Walras se han centrado en el tema del equilibrio de este sistema cerrado, y  dejaron en un segundo plano el asunto de la liberación de la tierra y también otros temas de interés social como es el de las formas de trabajo cooperativo.

Los principios de racionalidad, libre información, movilidad de los factores y racionalidad del sistema neoclásico han sido cuestionados por diversos autores heterodoxos y varios premios Nobel de economía.

Desde la perspectiva de la teoría general de sistemas, no debe considerarse cerrado el sistema económico, ya que al igual que la mayoría  son abiertos y  esta no es la excepción, por sus vínculos con el ambiente que lo rodea y del cual se nutre para su propio desarrollo. El pensamiento complejo también coincide en esta apreciación:

La realidad está, de allí en más, tanto en el vínculo como en la distinción entre el sistema abierto y su ambiente. Ese vínculo es absolutamente crucial desde el punto de vista epistemológico, metodológico, teórico, empírico. Lógicamente, el sistema no puede ser comprendido más que incluyendo en sí al ambiente, que le es a la vez íntimo y extraño y es parte de sí mismo siendo, al mismo tiempo, exterior… La enfermedad de la teoría está en el doctrinarismo y en el dogmatismo, que cierran a la teoría sobre sí misma y la petrifican. La patología de la razón es la racionalización, que encierra a lo real en un sistema de ideas coherente, pero parcial y unilateral, y que no sabe que una parte de lo real es irracionalizable, ni que la racionalidad tiene por misión dialogar con lo irracionalizable (Morin, Introducción: 34, 45)

7.0  Resumen

En este ensayo se abordó la categoría del «sistema económico» desde varias perspectivas.  En primer lugar se presentó el concepto de «sistema», desde una perspectiva histórica para llegar en el siglo XX a la definición de Bertalanffy y de Morin.   También se analizó la “Teoría General de sistemas” que plantea un conjunto de leyes explicativas y predictivas en las ciencias biológicas y sociales, abordando la ciencia, la tecnología y la filosofía de los sistemas.

Desde la perspectiva del pensamiento complejo se expusieron las interacciones y las interrelaciones de las organizaciones y los sistemas,  de acuerdo a tres características de los procesos: la auto-organización, la eco-organizacón y la reorganización.  Complementariamente se analizaron las emergencias, constreñimientos y virtualidades que hacen que los sistemas sean algo más que la suma de las partes, y también algo menos que la suma de las partes. Al igual que se exploraron diversas tipologías y formas de articulación entre los sistemas.

Con base en los anteriores fundamentos se pasó a describir y analizar varios sistemas económicos.  En primer lugar el sistema económico mercantilista que se caracterizó por una reorganización de los reinos en la Europa post renacimiento, con políticas intervencionistas que buscaron fomentar una balanza comercial externa favorable mediante la promoción de las exportaciones y restricciones a las importaciones.  El sistema se auto regeneró mediante estímulos a la innovación en la artesanía y la industria que expandieron la producción y venta hacia otros países.  Los privilegios se extendieron a la creación de monopolios y empresas de ultramar, que salieron a la búsqueda de materias primas baratas en otras regiones del planeta, dando lugar a la emergencia de supra sistemas y conflictos y guerras internacionales entre los mismos por la conquista de territorios.

Un segundo sistema económico analizado es el fisiocrático, que en el esquema de la tabla económica caracteriza tres clases sociales: los terratenientes, la clase agrícola productiva y la clase industrial y comercial estéril.  La riqueza se origina en la agricultura, se promueve la exportación de materias primas y la consigna de política económica es el libre intercambio internacional. 
 
En el tercer sistema de economía clásica, el origen de la riqueza se da a partir del trabajo, el cual incrementa la productividad a medida que aumenta la multiplicación de las producciones en todas las ramas, expandiendo la división técnica y social del trabajo.  Los excedentes producidos se reparten entre los salarios para los trabajadores, ganancias para los dueños del capital y la renta para los dueños de la tierra.   Smith presenta las interacciones de los  precios, la producción, la distribución, la moneda la banca, las finanzas públicas, el comercio internacional y el crecimiento económico, al interior del sistema, y también despliega una concepción de meta-sistemas al articular el sistema económico con la filosofía, la historia de las naciones, la demografía, la política educativa.

En política económica es partidario de una reducida intervención del Estado y la libre competencia entre empresas para garantizar un buen funcionamiento del sistema, evitando la formación de monopolios y una deficiente distribución de los ingresos, para que exista una proporcionalidad en todo el sistema económico, que posibilite la riqueza de las naciones

La categoría de sistemas económicos de la teoría neoclásica  se fundamenta en el valor de la relación entre necesidades y cantidad de bienes disponibles, la teoría hedonista del dolor y el placer y la consideración de la riqueza como el conjunto de cosas útiles, escasas e intercambiables.  A partir de esta base, el sistema económico contempla la existencia de múltiples compradores y vendedores, la, racionalidad de los agentes, la información perfecta y la libre movilidad de los factores.  Con estas funcionalidades  el sistema de producción y distribución opera a partir del libre cruce de la oferta y la demanda de bienes y servicios del capital, el trabajo y la tierra, nivelando los precios hasta alanzar las situaciones de equilibrio sucesivo.

La teoría económica neoclásica forma parte del paradigma capitalista en el siglo XX, y  ha resistido múltiples críticas internas y externas.  Sin embargo en el siglo XXI, ante la persistencia de problemas económicos a escala mundial, ha sido duramente cuestionada por varios premios Nobel y están surgiendo nuevas formas de concebir los sistemas económicos con visiones alternativas.

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[1]  En términos matemáticos el sistema es definido como un complejo de elementos interactuantes. Interacción significa que elementos, p, están en relaciones, R, de suerte que el comportamiento de un elemento p en R es diferente de su comportamiento en otra relación R'. Si los comportamientos en R y R' no difieren, no hay interacción, y los elementos se comportan independientemente con respecto a las relaciones R y R'.(Ibíd.: 56)
[2]  El concepto de auto-organización fue desarrollado por John von Neumann, Heinz von Foerster, Henry Atlan, e Ilya Prigogine.
[3] En esta época paradójicamente gobernó  el Rey Sol»  Luis XIV de Francia, desde 1643 hasta 1715.
[4] Entre los autores mercantilistas, se destacan:  Martín de Azpilicueta (1492-1586), Tomás de Mercado (1525-1575), Jean Bodin (1530–1596), Antoine de Montchrétien (1576–1621),  William Petty (1623–1687),  Jean-Baptiste Colbert (1619-1683).
[5] Guerra de los ochenta años (1568-1648), guerra de los Treinta Años (1618-1648), guerra de Sucesión Española (1700-1715), guerra de Sucesión Polaca (1733-1738); guerra de Sucesión Austriaca (1740-1748).
[6] Compañía Británicas de las Indias Orientales,  Compañía de la Bahía de Hudson, Compañía la francesa de las Indias Orientales, Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales, Compañía Sueca de las Indias Orientales y también compañías de las indias occidentales.
[7]  Los principales exponentes de los fisiócratas son François Quesnay, Anne Robert Jacques Turgot y Pierre Samuel du Pont de Nemours en Francia.
[8]  "De tal modo, el espíritu va de la diversidad empírica a la simplicidad conceptual y luego de la simplicidad conceptual a la síntesis significante...El conjunto constituye, pues, una suerte de aparato conceptual, que filtra la unidad a través de la multiplicidad, la multiplicidad a través de la unidad, la diversidad a través de la identidad y la identidad a través de la diversidad.  Dotado de una extensión ilimitada en su nivel mediano, se contrae (o se expande) en pura comprensión en sus dos cumbres, pero en formas simétricas e inversas la una con la otra, sin sufrir torsión” (Ibíd.: 193, 222)
[9] Es lo que en la segunda década del siglo XXI se ha dado en llamar la generación “NI NI”.  Ni trabajan, Ni estudian:
En el proceso de transición intelectual, enfatiza la necesidad de superar la victimización de las ideas foráneas y de superar el pensamiento simplificador para dar paso al pensamiento complejo.
Atendiendo este llamado, me permito aportar tres elementos para la reflexión y la acción, relacionados con los saberes de la educación, para sembrar hoy las semillas del futuro.
Se requiere analizar y decodificar tres falacias que nos han inculcado a través de diversos medios y durante muchos años. Las falacias de composición, que se presentan a continuación, consisten en inferir que algo es verdadero acerca de un todo, solo porque es verdadero acerca de una o varias de sus partes.

La primera falacia consiste en afirmar que solo existe un paradigma económico, el cual es la única verdad valida.  En este caso se hace referencia al paradigma neoclásico neoliberal.  La indagación de la historia económica permite constatar que Aristóteles hizo una distinción fundamental entre la economía que se ocupa del bien común, en contraposición a la crematística que se ocupa de los intereses particulares. (Ver: http://evolucionsistemaeconomico.blogspot.com/)

A partir del renacimiento en Europa emergen diversos paradigmas con diversos grados de verdad: En la economía clásica, Smith, Ricardo y Marx asignaron un papel clave al trabajo en la creación de valor.  En la economía fisiocrática,  Quesnay destaca el papel de la tierra y la naturaleza en el aporte de riqueza y valor.  La teoría de Keynes determina un papel trascendental del Estado en la economía.  La teoría de Georgescu demuestra los efectos de la ley de la entropía y la necesidad de impulsar el desarrollo económico con recursos renovables. El paradigma institucionalista (Veblen) propone la comprensión de la sociedad a partir de sus instituciones formales e informales. El paradigma estructuralista de la CEPAL, enfatiza las relaciones sociales y el papel del estado en el desarrollo económico. La economía verde promueve un uso adecuado de los recursos naturales. La economía azul propone un uso adecuado de los recursos de los mares y océanos. Y también emerge la economía compleja que propone:
La aproximación filosófica y científica, que insiste en afrontar con la mayor valencia posible una visión no reduccionista y no simplificante, explícita y consciente, en la que se acepta que vivimos en un mundo pleno de variables e interrelaciones, que nuestra, visión no es nada diferente a una percepción subjetiva y que lo que llamamos causa es siempre el efecto de algo más, que a su vez está interrelacionado con otras variables. (Carrizosa, Recuperado de https://www.unida.org.ar/Virtuales/MBC/MI/CIV/visioncompleja.pdf)

La segunda falacia de composición, que ha hecho carrera, afirma que del conjunto de los grandes actores sociales, solo las empresas aportan valor a la economía. Se desconoce que también se produce valor económico en las universidades  en el Estado y en la sociedad civil.  Millones de amas de casa producen diariamente valor en los hogares. Ese valor se evidencia cuando las actividades caseras de limpieza, alimentación y otras, son asumidas por las empresas registradas formalmente. De manera que la productividad y la innovación no es exclusiva de un solo actor, sino que es un conjunto complejo de capacidades de la sociedad.

La tercera falacia de composición sostiene que solo el sistema económico capitalista produce valor y genera empleo.  Por el contrario, el mundo es más variado y estamos en presencia de otros sistemas como el de la economía campesina, el sector informal, las artesanías, el cooperativismo, las mipymes, las economías indígenas, que tienen otras lógicas diferentes a la del lucro individual, aportan a la creación de valor y, además a la preservación de las riquezas ambientales.    Desde los territorios, las múltiples simbiosis de estos sistemas económicos invisibilizados pueden demostrar que también aportan a la creación de valor y a la generación de empleo en las regiones, en algunos casos más que las megas compañías extractivistas.
Los tres paradigmas descritos no tendrían mayor trascendencia, si solo se limitaran a la esfera académica. Pero en la práctica se observa una gran influencia de los mismos en el imaginario colectivo, en las políticas públicas y en la toma de decisiones, con relación a inversiones y acciones macroeconómicas, que inciden en millones de personas.  De ahí la importancia de evidenciar las falacias y las limitaciones del pensamiento simplificador de la economía neoclásica neoliberal, y abordar los análisis y acciones ambientales para sembrar futuros desde la perspectiva de la economía compleja.
Por. Yezid Soler B.
Miembro de la Red Iberoamericana de Prospectiva RIBER, adscrita a Millennium Project.

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